La Lujuria era un ser muy escurridizo al que le gustaba jugar con los humanos. "Les agitas un poco el borde negro de su aura y se vuelven salvajes" decía siempre la Lujuria, pero los magos eran diferentes. Agitar ese borde negro en los humanos era similar a encender un fósforo en una noche oscura, era sólo un pequeño empujón para lo que ellos ya querían hacer, sin embargo, si agitabas ese borde negro en magos, lo que obtenías era toda una fogata capaz de iluminar hasta el lugar más oscuro.

Lujuria se paseaba despreocupada por los pasillos del castillo Hogwarts sin ser percibida por ningún mago. Llevaba su vestido rojo ceñido en la cintura que usaba cada vez que salía de caza, terminando en una falda que le llegaba poco más arriba de la rodilla y que se agitaba al caminar.

Esta vez, se había asegurado de que Avaricia se llevara a ese molesto profesor de pociones muy lejos, así que ahora tenía la oficina y ese hermoso escritorio para ella sola y la pareja que escogiera.- Pero a quién escoger es el problema- pensó en voz alta.

-Es una estúpida-

Lujuria escuchó una voz ahogada por el enojo a su espalda, acompañada de una alta energía proveniente de su aura. Siguió la fuente de tan seductora sensación, una chica de pelo castaño todo enmarañado y que cargaba libros del tamaño de las manzanas que se comía Gula. Enormes. Quien fuera el causante de tantas emociones en ella, merecía la pena ser conocido.

En el camino, la chica se encontró con dos chicos con sentimientos apetitosos de los que Lujuria se encargaría en otro momento, pues esta vez ya había decidido que su pareja para jugar serían esa chica y la razón de su enojo.

La chica se perdió entre los estantes de la gran biblioteca que para Lujuria, era más bien un lugar lleno de esquinas oscuras que podían ser usadas para sus propósitos. Pero propósitos que tendría después, pues primero debía concentrarse en encontrar a la pareja de la chica y estaba perdiendo el enfoque. - Concéntrate en encontrar a la chica, Lujuria- se reprendió de forma estricta.

-Pero Pansy me va a oír- Hermione, como dedujo Lujuria que se llamaba la chica de pelo castaño cuando se encontró con sus amigos, volvía a hacerse escuchar en el radar de Lujuria mientras peleaba contra alguien imaginario.- Si piensa que le haré el trabajo sin que ella mueva un sólo dedo se equivoca de principio a fin, estúpida Slytherin-

-Pero que traviesa eres Hermione, me agradas- sonrió Lujuria mientras acariciaba el pelo de la chica sin que ella se percatara de nada.- Así que es mujer la persona que te tiene tan alterada.- Lujuria llevó sus dos manos hasta el aura de Hermione y se acercó hasta casi tocarla, pero no lo hizo- ve a buscar a Pansy- susurró mientras paseaba sus manos por la extensión del aura.

-Tengo que encontrarla- dijo Hermione de forma automática levantándose y dejando olvidado por completo sus libros en la mesita junto a uno de los estantes centrales de la biblioteca.

Lujuria dejó que Hermione se adelantara mientras ella caminaba de forma pausada disfrutando del sol que se filtraba por entre los ventanales del pasillo. Cómo amaba la primavera, aunque fuera cliché la relación de la primavera con el amor. Pero para Lujuria la primavera era la excusa perfecta para salir a cazar, ya que la mayoría de los humanos rogaba por sexo tuviera o no relación con el amor.

Los gritos provenientes desde el final del pasillo llamaron la atención de Lujuria y con una sonrisa se acercó a la pareja. Hermione y la chica Pansy. Ambas rojas por el odio y ese sentimiento extraño que sólo Lujuria era capaz de percibir, la lujuria.

Lujuria se acercó al oído de Hermione y susurró, rozando ligeramente el aura de ella- llévate a Pansy a la oficina del profesor de Pociones y cuando llegues, bloquea la puerta-

Hermione, como si fuera una marioneta, inmediatamente tomó el brazo de Pansy y la llevó arrastrando hacia las escaleras que daban a las mazmorras. Suerte para ellas que ese día la mayoría de los alumnos había salido a Hogsmeade.

-Suéltame estúpida Gryffindor, sangre suc...- gritaba Pansy desde el pasillo, frente a la oficina de Snape.

Lujuria tocó la parte negra del aura de Hermione, provocando que ésta atacara inmediatamente los labios de la Slytherin. Hermione se asombró de si misma, una cosa era tener sueños extraños con Pansy, pero otra cosa muy diferente era hacer todos esos sueños realidad. Sin embargo, no podía detener su cuerpo, éste parecía tener mente propia, como si su sensatez se hubiera tomado vacaciones y su lado salvaje estuviera a cargo.

Hermione se separó de Pansy. Ambas se miraban frías de la impresión y Lujuria no era de los seres que dejaban espacios incómodos, por lo que agitó ahora con más fuerza el borde negro del aura de Hermione provocando que ésta se volviera tan salvaje como Gula con hambre.

Hermione llevó a Pansy hasta la oficina de Snape, como bien le había dicho Lujuria, y bloqueó la puerta con magia. -Por Merlín, dime qué te esta pasando Granger- le gritaba Pansy aún aturdida por el beso, mientras observaba a Hermione bloquear la puerta.

-Puedes gritar, pero nadie te va a oír Pansy- sonrió Hermione con una fuerza interna que no conseguía decifrar de dónde venía, pero que le agradaba.

Pansy, aunque le desagradaba la idea de decirlo en voz alta, le estaba agradando de sobremanera esta nueva actitud de Hermione. Se parecía más a esa Hermione con la que había tenido esos sueños tan extraños.

Hermione se acercó a Pansy y la presionó, sin llegar a tocarla, obligándola a sentarse en el escritorio de Snape. Pero luego se detuvo, su mente volvió por un segundo y se dió cuenta de lo que estaba haciendo y se asustó. Iba a alejarse y salir del lugar pero Lujuria la atajó. Se acercó por la espalda, le tomó la cintura y la devolvió hasta donde estaba Pansy aún sentada en el escritorio. Con su mano izquierda, Lujuria tomó la mano izquierda de Hermione y la llevó hasta la pierna descubierta de Pansy, la acariciaron juntas hasta que Hermione fue capaz de volver a hacerlo sola, olvidándose del miedo anterior. Lujuria se fue a sentar en una silla frente al escritorio donde estaban ambas chicas. Se cruzó de piernas y se subió un poco la falda. Ya estaba en posición para disfrutar.

La mano de Hermione se deslizó suavemente hacia el muslo de Pansy y levantó la vista hasta los ojos de la Slytherin que la observaban atentos. Pansy respiraba agitada, toda esa escena la tenía fuera de sí y no conseguía hilar más de dos pensamientos coherentes dentro de su cabeza. Los ojos de Hermione la tenían retenida como si con ellos se sintiera obligada a permanecer ahí, sentada, con la mano de esa Gryffindor intrusa sobre su pierna.

Hermione se mordió los labios, tentada como estaba le era casi imposible mantener su cuerpo quieto y terminó por tomar a Pansy del pelo y acercarla con fiereza hacia sus labios. La besó hasta que sintió la boca entumecida, hasta que sus pulmones le imploraron por aire y luego la alejó con la misma fiereza inicial. Retándola con la mirada, obligándola a obedecer.

Pansy, abrumada como estaba y sin poder sostenerle por más tiempo la mirada a esa renovada Hermione, la empujó y se bajó de ese escritorio infernal alejándose de esos ojos penetrantes.

Lujuria estaba intrigada, era la primera vez que dos personas se resistían tanto a sus juegos pero le agradaba la idea de algo nuevo, de este nuevo sentimiento que despertaban estas chicas dentro de su magia, así que se decidió por dejarlas solas, ella ya había dado el toque inicial, ahora debían ser ellas las que terminaran con el baile.

-Detente ahí- la voz de Hermione sonaba aterradoramente segura para Pansy. La Gryffindor caminó hasta alcanzar a la Slytherin, y acercándose por la espalda preguntó al oído- ¿Dónde crees que vas?-

Pansy sintió una corriente fría bajar por su espalda. Sentir la voz de Hermione la paralizó por completo, odiaba a la tonta sabelotodo que no paraba de responder preguntas en clases, pero esta Hermione era diferente, segura de sí misma y capaz de derretirla con la mirada. Como le gustaba esta nueva Hermione, esta tonta sabelotodo sexy.- Me voy- fue todo lo que su cerebro consiguió pensar como respuesta.

-Hoy mando yo- sonrió Hermione aunque Pansy fuera incapaz de verla- si te digo que te quedes, te quedas, si te digo que cierres los ojos lo harás y si te digo que te devuelvas a ese escritorio, te devolverás y te comportarás como una niña buena- Hermione pasó sus manos bajo los brazos de Pansy y comenzó a desabotonar la blusa. La Slytherin cerró los ojos al sentir el roce de las manos de Hermione en sus senos, mala idea no usar sujetador ese día. Hermione abrió por completo la blusa blanca de la chica y desde la misma espalda desató el nudo de la corbata que aún llevaba la Slytherin, pero sin sacarla.

Luego llevó sus manos hasta los senos de la chica, eran del tamaño justo para sus manos. Suaves y redondos. Los masajeó con delicadeza, tocándolos desde abajo hacia arriba mientras que con su boca besaba ligeramente el cuello de Pansy, la cual se dejaba tocar con descaro.

Hermione detuvo toda caricia y se alejó unos pasos de la chica.- Sácate la ropa interior que traes y súbete un poco la falda- Pansy, derrotada y sedienta de más caricias, hizo lo que Hermione le ordenó. Se sacó la ropa de encaje que traía y la pateó a un lado y suspirando se subió un poco la falda, al punto de que se le podía ver el nacimiento de los muslos.- Siéntate en el escritorio- volvió a hablar Hermione.

Mientras Pansy volvía hasta el escritorio, la Gryffindor se sacó la corbata. Sin despegar la mirada de la de Pansy se acercó a ella y le ordenó- sácame la blusa y tírala al piso. La Slytherin tragó saliva, se mordió el labio y uno a uno fue abriendo los botones de la blusa, para finalmente dejarla tirada a un lado del escritorio. Hermione volvió a besar de forma desenfrenada a Pansy, ambas chicas se erizaron al sentir el cuerpo de la otra, la piel de la otra, y el deseo que antes sentían se intensificó.

La Gryffindor fue la primera en desprenderse de ese beso hambriento y llevó una de sus manos hasta la pierna de la Slytherin, subiéndola hasta casi rozar el sexo de la chica pero devolviéndola para descontento de ella. Las piernas de Pansy caían libres del escritorio, pero estaban abiertas para darle a Hermione el espacio suficiente para jugar con ella.

La Gryffindor pasó su mano por la espalda de la chica sujetándola, mientras su boca se comía lentamente los senos libres de ella. Su lengua certera hacía gemir de placer a la Slytherin, que se olvidaba de que estaba siendo excitada por su peor enemiga. Con brusquedad Hermione la subió un poco más en el escritorio dejando espacio suficiente para ella misma ser capaz de subir en él. Pansy abrió sus piernas por completo, casi rogando de foma silenciosa que Hermione hiciera lo que quisiera con ella y la otra chica no se hizo de rogar por mucho tiempo. Aún con sus labios en los senos de la chica, se subió al escritorio apoyándose primero en una de sus piernas y luego subiendo la otra, llevó una de sus manos hasta el sexo de Pansy y la penetró provocando que ésta se arqueara por lo inesperado y excitante de la acción. Hermione movió sus dedos hasta dar con ese punto que causaba que Pansy gritara de placer.

La Slytherin perdió el conteo del tiempo mientras sentía las caricias que la lengua y los dedos de Hermione le estaba proporcionando. Su pecho subía y bajaba con rapidez, su cuerpo se despedazaba cada vez que Hermione daba con ese delicioso punto en su interior. Entre ese remolino de sensaciones, Pansy tomó a Hermione y entre mordidas la besó como nunca había besado a nadie, con esa hambre que sólo la excitación que estaba sintiendo provocaba. La Gryffindor se dejó hacer entre esos labios de seda rojos. Luego, separándose con una sonrisa seductora, tomó la mano derecha de Pansy y la llevó hasta dentro de su ropa interior, hasta su propio sexo.- Excítame- le ordenó a la Slytherin que la miraba con un brillo oscuro en los ojos.

Lujuria observaba el encuentro extasiada, jamás, en toda su existencia había presenciado tal acto. Perdida como estaba entre las miradas, los movimientos y los sentimientos desgarradores de ambas chicas, llevó su propia mano hasta su sexo y comenzó a darse placer. Saboreaba la imagen y sonreía enloquecida ante el acto de esas chicas y su propia mano llevándola a la locura.

Pansy obedeció y penetró inmediatamente a Hermione, cuya cabeza cayó en el estómago de Pansy al sentir los movimientos certeros de ésta. La mano libre de Pansy degustó los senos de Hermione, suaves y ligeramente grandes. Exquisitos. Pero sin conformarse lo suficiente, también se dedicó a acariciar la pierna y el trasero de Hermione, para finalmente terminar entre el pelo de Hermione obligándola a besarla, a fundirse una vez más en su boca.

Los movimientos de sus manos en el interior de la otra provocaban espasmos de placer y suspiros, además de sonrisas seductoras y unas cuantas mordidas ligeras en los senos, los cuales se erizaban ante el roce entre ellos por el vaivén de sus cuerpos.

Hermione sacó de forma brusca la mano de Pansy de sí misma y su propia mano del interior de Pansy. Con la rodilla apoyada directamente en el sexo de la Slytherin la empujó otro poco sobre el escritorio de Snape, causando que Pansy soltara un gemido ahogado, Hermione arrancó a tirones la blusa que aún traía puesta la chica.- Deja que tus brazos caigan libres- le dijo en un susurro seductor en el oído a la Slytherin. Dicho esto, Hermione arremetió con más fiereza aún sobre los senos libres de Pansy, mientras sus manos arañaban con suavidad el abdomen de la chica y su rodilla, aún apoyada en el sexo de la Slytherin, se movía y presionaba a la ya excitada chica.

Lujuria, con la mirada borrosa de tanto placer, se levantó y caminó lentamente hasta donde estaban las chicas. Sujetó los brazos de Pansy sobre su cabeza para que sus senos se juntaran suavemente y Hermione pudiera besarlos a la vez, luego los dejó libres para irse hasta la espalda de Hermione recorriéndola con un solo dedo hasta llegar a su sexo, causando que Hermione aumentara sus caricias en Pansy la cual se tiraba el pelo para no tocar a Hermione.

Hermione se separó de Pansy y la observó durante unos segundos interminables, se lamió los labios, se los mordió y finalmente sonrió ante la idea que había tenido.- Excítame- dijo como había dicho antes, pero cuando Pansy iba a bajar la mano, Hermione movió la cabeza negativamente y fue ella la que se acercó hasta llegar a la cara de Pansy.- Usa tu lengua- apoyó su trasero en el pecho de Pansy y desde la altura en la que se encontraba observó los ojos negros de la Slytherin. Pansy usó su lengua con maestría, mientras sus manos acariciaban el trasero expuesto de Hermione que se movía y gemía gracias a lo caliente de la boca de la chica bajo ella.

Lujuria tomó la mano de Hermione y la condujo hasta el sexo de Pansy, cuyas piernas flectadas se abrieron un poco más y, levantándo su cadera para que los dedos de Hermione llegaran más adentro, tomó con fuerza la cadera de la Gryffindor presionando con más intensidad su lengua en el sexo de la chica. Lujuria volvió a sentarse en la silla frente al escritorio, pero esta vez levantó completamente su falda permitiendo que su sexo tocara el cuero frío del asiento, provocando que dejara escapar un largo gemido mezcla del frío que se colaba por su sexo y la imagen sensual que le estaban relagando esas Hermione y Pansy. Grabaría esos nombres en su cabeza para futuros encuentros.

Hermione se movía hacia adelante y atrás sobre la boca de la Slytherin, en busca de más placer mientras Pansy a su vez, alzaba con descaro sus caderas para que Hermione llegara más y más adentro. Hermione llegó al clímax justo ahí, en la boca de la chica y detuvo los movimientos de su mano impidiendo que Pansy acabara. Frustrada como estaba miró suplicante a Hermione, la cual sonrió y se bajó del escritorio.

Pansy estaba sobre el escritorio, con los brazos sobre su cabeza y las piernas, antes flectadas, ahora completamente abiertas a cada lado del escritorio. Su rostro denotaba vacío.

Hermione la miró con deseo, así de indefensa se veía aún más apetecible. Sonrió con malicia y caminó hasta el borde del escritorio. Tomó las piernas de Pansy antes de que ésta pudiera darse cuenta de algo las acercó con brusquedad hasta el borde donde estaba ella. Pansy se asustó pero los músculos de su entrepierna se contrajeron ante la espera de algo.

-Pídemelo y lo haré- dijo Hermione con una mirada sombría.

Pansy la observó con detenimiento, se sentó en ese infernal escritorio y la besó aprisionandole la lengua entre la suya- Por favor- pidió.

Hermione la apoyó nuevamente sobre el escritorio, le quitó la falda que aún llevaba y le flectó las piernas. El sexo de Pansy estaba completamente abierto a la espera de sus juegos. Hermione llevó uno de sus dedos hasta el clítoris de Pansy masajeándolo con suavidad y provocando suspiros en la chica, luego lo dejó para dedicarse a delinear el sexo de Pansy con su lengua y finalmente penetrarla con ella. La subía y la bajaba, la hundía hasta lo que más podía y luego volvía a sacarla. Jugó de esta forma hasta que Pansy olvidó que eran enemigas, de que la persona que la estaba llevando al paraíso y de vuelta era nada más y nada menos que Hermione Granger, la sabelotodo que tenía una lengua de los mil demonios pero que sabía usar como los dioses. Y con este pensamiento en la cabeza y todo lo demás un poco borroso, Pansy alcanzó el clímax.

Lujuria las observó vestirse en silencio, incapaces de mirarse siquiera una vez y si llegaban a cruzar miradas, cambiaban de dirección inmediatamente avergonzadas de lo que habían hecho. Lujuria sonreía, cómo podían ser tan cínicos estos seres si acababan de pasar tan buenos momentos, ella jamás entendería por qué se complicaban tanto. El sexo era sexo y si terminaba en algo más, bueno para eso habría más tiempo.

Hermione llegó primero a la puerta y, olvidando que estaba con seguro, la intentó abrir. Primero se asustó y luego se rió por lo tonta que había sido. Para este tiempo Pansy ya había alcanzado igualmente la puerta y estaba a la espera de que Hermione hiciera algo para abrirla.

Pansy aún estaba abrumada por todo lo que habían hecho antes y aún más perturbada estaba por lo que ella misma había sentido. Era el mejor sexo que había tenido en su vida y esta nueva Hermione que acababa de conocer le gustaba más que la anterior que había vislumbrado entre las estanterías de la biblioteca. ¿La dejaría ir así tan fácil? "¿Qué es lo que te pasa Pansy Parkinson? ¿Desde cuándo tan tímida? ¿Desde cuándo tan insegura?" Se recriminaba mentalmente ante su propio silencio y la imposibilidad que sentía de mover con propiedad su cuerpo. Ésta no era ella y jamás lo sería, al menos no mientras Hermione no estuviera al mando. Olvidándose de su miedo y dejando atrás todas las ideas preconcebidas que tenía de la Gryffindor frente a ella, la obligó a darse la vuelta y enfrentarla. La presionó contra la pared junto a la puerta y la besó con desenfreno- Ésta no fue la última vez- dijo cuando se separó un poco de la chica.

-Éste fue sólo el comienzo- la retó Hermione para luego separarse completamente y, después de abrir la puerta, alejarse con rapidez del lugar.

Pansy sonrió con lujuria y salió por el pasillo contrario para volver a su sala común.

Lujuria se rió, definitivamente esa no sería la última vez.