Disclaimer. Elementos y personajes de propiedad exclusiva de J K Rowling.



Distancia adecuada



Cada vez que George Weasley, al abrazar su cuerpo desnudo y sudoroso, perdía su rostro en el cuello color chocolate de Angelina Johnson, se libraba una batalla en su interior, como si los meses hubiesen pasado en vano y el espectro de secretos reservados bajo las sábanas luchara por revelarse.

Y es que George sabía perfectamente que este acuerdo mutuo de silencio y susurros a media luz cuando el reloj rozaba casi las diez, implicaba la inexistencia de almuerzos compartidos y presentaciones formales y muestras de afecto públicas. Porque era un acuerdo mutuo el que se reunieran sólo bajo las sombras, sin intimidades compartidas, sin palabras significativas que no vienen al caso, manteniendo permanentemente una distancia adecuada.

Sin embargo, cada vez que ella muerde su labio inferior y le corta la respiración y le indica el camino bajo su falda y entreabre sus labios y reprime ciertos sonidos bestiales, algo le recuerda a George que aquel secreto que guardan quizás oculta muchas otras cosas que ninguno de los dos están, todavía, preparados para admitir.

Porque la primera vez que George Weasley fue consciente de que Angelina Johnson era incapaz de gritar su nombre, entre mordisqueos y gemidos, fue también la primera vez que logró reducirlo a necesidad y culpas y remordimientos y piernas enredadas hasta las tres de la madrugada.

Hasta las tres de la madrugada cuando es él mismo quien abandona aquella habitación, tan abrupta y estridentemente como llegó a la vida de Angelina.


Notas de la autora. Me vuelve loca la idea de George y Angelina unidos por la necesidad de calmar el dolor y esa lucha infinita de mantener todo en secreto, como si hubiese un tercer alguien entre ambos. Escuchaba 'la distancia adecuada' de C. Rosenvinge, y juro que todo calzó.

Gracias por leer.