Por el resto de sus vidas.
FMA no es mío.
Winry se concentró un momento en tratar que su respiración se normalizara. Avergonzada ella tomó las sábana que estaban arremolinadas para cubrir su desnudez. Se sentía… rara. Sí, era difícil de explicar. Ella se hundió en la cama, agotada, y tocó su pecho, justo donde su corazón latía desbocado.
Edward, a su lado, no estaba en mejores condiciones.
El joven trato de arreglar su cabello enredado y estaba agitado. Con los ojos cerrados, el rubio cubrió sus ojos con su antebrazo. Winry no sabía qué decir. No sabía qué hacer. Se sentó.
¿Debería levantarse y vestirse?
Entonces Edward abrió el brazo, dejándolo sobre las almohadas, y la miró. Ella estaba sentada en la cama, cubriendo pudorosamente sus pechos pero dejando a la vista su delicada espalda. Él sonrió y le indicó que volviera a acostarse. Winry accedió, con las mejillas arreboladas.
Ella se acomodó contra el pecho de Edward, pasando un brazo sobre su pecho y jugando con un mechón del cabello masculino. Era curioso, pero se sentían en paz. Como si en ese momento no importara nada más que ellos dos, juntos. La joven recibió con gusto las caricias de él, quien le acomodaba el cabello y hacia diminutos círculos en su espalda baja.
— ¿Te lastime mucho? — Preguntó, apenado, mientras le besaba la frente.
Winry inconscientemente apretó las piernas friccionándolas una contra la otra. Sí, le había dolido bastante, pero eso poco importaba entonces.
—Es normal, Ed, no te mortifiques — Se burló ella, para restarle importancia — No mucho, solo un poco.
Aunque ella sabía que estaba mintiendo, al menos al final, eso lo dejó un poco más tranquilo. Winry acomodó la sabana mejor, cubriendo sus senos. Edward se rió un poco y la besó.
— ¿Para qué te cubres? Ya te he visto desnuda.
Ella se sonrojó y lo golpeo suavemente en el hombro, solo para manifestar su queja, sin ánimos de causarle daño.
—No puedo acostumbrarme aún, cállate, Ed.
Y así había sido la primera vez que hicieron el amor, no fue espontaneo, en lo absoluto. Ella le había dicho, una tarde mientras ambos preparaban la cena y aprovechando que estaban solos, una simple frase; "Ed, yo… uh, quiero hacerlo contigo.". Entonces ambos se habían ruborizado y él contesto, sin saber que otra cosa decir "Yo también…".
Entonces, como no se animaban a intentarlo estando Pinako, Ed había decidió ir a Central y Winry anunció que iba a acompañarlo. Pinako no creía las excusas, pero fingió tragárselo.
Entonces fueron al hotel donde solían instalarse y aunque pidieron cuartos separados, porque estaban seguro que los visitarían, ambos durmieron juntos. El tema de "la protección" le había dado a Winry años de bromas personales. En especial porque Edward había pasado una enorme vergüenza al comprarlos.
Luego lo hicieron, inexpertos, sin saber realmente que hacer y avergonzados de su propia desnudez. Pero más tarde paso, y la pasión puedo más que la vergüenza.
Y allí estaban, riéndose, abrazados y sudorosos. Winry pensó, entonces, que no podría acostarse con otro hombre, no, no podría. Porque dudaba mucho obtener eso que tenía con Ed, esa comodidad, cariño y amor. Ella lo quería para sí, el resto de sus vidas.
Entonces Edward comenzó a besarle el cuello y ella suspiró.
El resto de sus vidas, aparentemente, muy sexualmente activas.
