Comparación


FMA no es mío.


Para Miss Pringles, como regalo de cumpleaños adelantado, ya que sé que durante la semana estaré de exámenes y no me verán por acá ni soñando.

¡Gracias señorita papas fritas por tus historias! Un beso enorme, y feliz cumpleaños número desconocido.


Winry miró a Rose, la forma en que su voz se suavizaba cuando hablaba de Ed. Los músculos de su espalda se aflojaban, relajados, y una tenue sonrisa melancólica invadía su rostro agraciado. Winry no podía fingir que no se daba cuenta. Rose se mordía los labios, apenas, cuando le relataba cada palabra que Ed le había dicho, y lo hacía como si éstas hubieran marcado su piel.

La mujer murmuraba, sonriendo, como la había sorprendido el voraz apetito del mayor de los Elric, y le enumeró aquellas comidas que él había probado de sus manos.

Winry quiso, sin saber realmente por qué, decirle en tono acido que ella sabía todo lo que le gustaba o no a Ed, y que él había comido muchísimas más cosas por sus manos que por las de ella. Pero no lo hizo, sería estúpido haberlo hecho.

Por otro lado, Rose parecía más mansa, más feliz y un poco más triste, dulce y cálida cuando hablaba de él.

Winry se preguntó, una y otra vez, si ella se vería igual cuando pensaba en él, cuando lo recordaba, y cuando una a una memorizaba las frases que él le decía.

Después de todo, Rose estaba, quizá, la mitad de enamorada que ella estaba de él.