Al fondo de la sala, en los últimos asientos, había una pareja besuqueándose como si los demás no existiéramos. Estaba harta de este tipo de escenas cada vez que el profesor ponía una película. No creía que era la única a la que molestaban hasta el día en que me quejé; nadie me apoyó y al final corearon "deja de ser tan amargada", pero yo me preguntaba si tratar de que los demás respetaran el espacio público era ser amargada. Para colmo de ese día, Sasuke llegaba a mitad de la película para interrumpirnos. A veces pensaba que lo hacía apropósito, que solo quería llamar la atención… pero vaya a saber cuáles eran realmente los pensamientos de ese sujeto. Nadie en el salón los sabía, a excepción de Naruto pues él era el único con el que intercambiaba palabras. Al parecer, los demás no existíamos para su majestad. Enhorabuena. Mi vida había transcurrido bien mientras ignoraba lo suficiente a todos.
Al finalizar la película, el profesor dirigió un foro contestando preguntas que los estudiantes hacían. A decir verdad, el filme había sido un poco subido de tono. En realidad todas las películas que Kakashi ponía eran de ese estilo. No quería pensar en eso pero realmente comenzaba a creer que eran esas películas las causantes de que mis compañeros se comportaran como animales calenturientos. Alcé mi mano. En el rostro del profesor percibí un rastro de molestia. Bueno, él no era el primero al que mi opinión le desagradaba. Me concedió la palabra:
—Profesor —comencé a decir una vez me había puesto en pie—, mi duda va más allá de lo que vimos hoy. Quiero saber por qué tenemos que ver este tipo de cosas en cada clase. No todos queremos ver esto y, además, los que quieren ver pornografía pueden hacerlo en la comodidad de su casa —escuché murmullos y risitas.
Kakashi parecía cansado. Quizá no era yo la única que le había hecho esa pregunta.
—¿Los demás qué creen? ¿Por qué piensan que les hago ver este tipo de cosas? Que, por cierto, Sakura, no son pornografía. Esto se llama erotismo. Y no, no es lo mismo.
Tomé asiento. Los murmullos desaparecieron de a poco. El profesor esperaba una respuesta. Habló Naruto:
—Pues porque usted también es un calenturiento, ¿no?
Todos rieron. Kakashi se rascó la cabeza.
—¿Eso es todo lo que pueden hacer, muchachos? —parecía desilusionado. Creo que en el fondo esperaba mucho más de nosotros. Las respuestas que otros compañeros le dieron estuvieron peor que la de Naruto. Algunos dijeron "Porque así dice el silabus" o "Porque debemos aprender esto para nuestra vida personal". Cuando parecía que todo estaba a punto de perderse, una luz brilló a mis espaldas.
—Porque como estudiantes universitarios de arte debemos aprender a tener la mente abierta y a apreciar la belleza de estas escenas que no son solo sexo —. Todos escuchamos atentamente cada una de las palabras de Sasuke. Su voz era gruesa y profunda. Hablaba lento, como acariciando cada significado comprimido en una palabra.
La mirada de Kakashi brilló. Aplaudió mientras sonreía.
—¿Ven? Si aún tienen prejuicios respecto a estos temas, realmente no sé qué hacen aquí. Y se los digo de buena manera.
Yo, que me había ruborizado un poco al escuchar el comentario de Sasuke, me sentí ofendida. Que estudiara arte no quería decir que mi manera de pensar debía ser amoldada al estereotipo que se tenía de los artistas. Al hacer eso estaríamos cayendo en lo mismo que el resto. Levanté mi mano para explicar mi inconformidad pero esta vez el profesor pasó de mí. A manera de huelga permanecí con la mano arriba hasta que se me entumió el brazo. Escuché risitas detrás. Me volteé sin dudarlo. Sasuke me observaba casi sin pestañear; su mirada afilada y oscura. Todo él tenía un aire tenebroso o de misterio, no podía definirlo bien. No paró de reír aun cuando lo enfrenté.
—¿Algún problema? —dije, tratando de controlar mi cólera.
Él sonreía de lado.
—No, a menos que quieras, niña.
Quizás fue por la parsimonia con que hablaba o por el momento o incluso por su comentario anterior que sentí una tenue insinuación implicada en su tono. Imaginaba que esa sensación la tenían todas las que hablaban con él o que realmente era él quien se insinuaba a todas. Regresé la mirada al frente. Kakashi ahora hablaba con un tipo de cabello rojizo. Su nombre era Sasori o algo así, no recuerdo bien.
—Lo que has dicho es muy importante. Lo que realmente trata de hacer la película es reivindicar el rol femenino durante el acto sexual. ¿Se dan cuenta? En la sociedad ha crecido el rol protagónico de la mujer; ahora puede hacer cuanto le venga en gana y ser quien quiera. Pero si es que todavía existe un aspecto en el que no ha sido liberada por completo, ese es en la intimidad. Aún se exige su sumisión. Claro que hay mujeres que rompen con ese patrón, pero lo que trato de decir es que es una… ¿norma? Que se trata de generalizar en ellas. En los hombres, en cambio, se pide lo contrario: ser el activo, que lleve las riendas.
Los murmullos crecieron en el lugar y no faltaron los comentarios sexuales y las bromas.
—A veces nos gusta que sean ellas quienes tomen el control—La voz de Sasuke se alzó, poderosa, entre las demás.
—Ajá —afirmó Kakashi—. Exactamente lo que quiere decirnos la película es: "los roles de género son una construcción social. No tienes que ser sumisa por ser mujer o activo porque eres hombre". Para terminar los invito a investigar acerca del Marqués de Sade, pues la siguiente película que veremos es una adaptación de uno de sus libros; también quiero que escriban un informe acerca del deseo y traten de responder esta pregunta: ¿El deseo es propio de cada uno? Bien, hasta mañana, chicas y chicos.
Tomé mis cosas para dirigirme a la salida y en mi camino se interpuso Sasuke. Esta vez supe que lo había hecho a propósito. Me detuve a esperar que dejara espacio para pasar pero, para sorpresa mía, se quedó frente a mí sin moverse. La sala se vaciaba poco a poco. Decidí empujarlo hasta ubicarme adelante y salir. Escuché un gruñido a mi espalda. Automaticamente sentí un nudo en el estómago.
Salí lo más rápido que pude y me encaminé a la biblioteca. Ojeé algunos libros y estuve reflexionando acerca de la pregunta que Kakashi nos había dejado. Ni siquiera tenía idea de qué era realmente el deseo. Y con eso no quise decir que me creía una inocente virgen que no conoce los placeres del cuerpo. No; ni lo uno ni lo otro. Pero, a decir verdad, había algo que siempre me frenaba cuando intentaba desatar mis propensiones, mis… ¿deseos?
—Miedo— escuché una voz conocida. Me volteé. Sasuke estaba sentado sobre una mesa con un libro en la mano. Leía.
—Miedo a qué —lo interrogué algo molesta. Sentía como si la privacidad de mis reflexiones hubiese sido profanada. Aunque estaba segura de que solo había soltado esa palabra al azar, después de todo él no podía saber lo que estaba pensando.
—Al que dirán —sonrió con malicia. Tragué saliva. Quizá yo misma sabía que estaba en lo cierto. ¿Realmente tenía miedo al qué dirán? —¿Ves? —interrumpió otra vez mi introspección.
—No… —intenté negarlo pero, aunque lo dije en voz alta, era una forma de converserme a mí misma de ello.
Sasuke sonrió, dejó el libro sobre la mesa y avanzó hasta mí. Retrocedí algunos pasos hasta que uno de los libreros me lo impidió.
—Tienes miedo… —colocó sus manos en mi cintura y me acercó a él — Estás temblando, niña —lo dijo más lento que de costumbre. Sentí que la respiración podía faltarme en cualquier instante. Se acercó tanto a mi rostro que su aliento se confundía con el mío; y cuando hablaba ya no sabía si escuchaba mi voz o la de él.
—¿Qué pretendes? — exterioricé la pregunta que me carcomía el cerebro. Él negó con la cabeza y se acercó más. Pensé que me besaría por lo que cerré los ojos. Mi sorpresa fue grande cuando de improviso me soltó y se alejó soltando una sonora carcajada.
—Eres tan ilusa, niña. No creas que me interesas.
Y se fue. Quedé estupefacta, plantada en el mismo lugar en el que él me había dejado.
