Antes que nada Saint seiya, con todos sus personajes no me pertenecen solo lo hago por diversión y con el fin de hacer volar la imaginación de nosotros los fans, este le pertenece a Masumi Kurumada y esta historia es solo por diversión.

Esta historia viene siendo una prospectiva paralela a otras dos historias mías (Una infancia dorada y Las personas cambian) aunque claramente se pueden leer aparte de ellas, pues si bien las otras dos estuvieron centradas en los 12 caballeros dorados, esta únicamente es sobre Kanon. Sin más espero que la disfruten y comenten.

Un anuncio más les invito a leer mis otras dos historias: Redención y Nacido de la oscuridad.

Capitulo 1. La ascensión al poder.

El sol golpeaba con fuerza el duro suelo sobre el cual estaba, azotándolo sin piedad y evaporando cualquier molécula de agua del ambiente, a pesar de eso corría una fresca brisa que ondeaba su cabello azul que a penas y le tocaba los hombros, sus ojos verdes analizaban los agiles movimientos de su gemelo que esquivaba los puños de Aioros. Kanon permaneció en silencio afilando su mirada para poder imaginar cómo sería si él fuera el que estuviera enfrentando al aprendiz de Sagitario, pensando en que técnicas utilizaría, como detendría los puños del castaño y cuál sería la ofensiva para derrotarle, pero claramente solo podía imaginarlo, pues él era el segundo, era el hermano que jamás podría portar géminis, era la sombra del aprendiz de caballero dorado de géminis y a sus propias palabras era nadie, que podía llegar a serlo todo.

Alzo sus ojos esmeraldas justo cuando la mano de Saga golpeo con fuerza el estomago de Aioros que cayó al suelo boqueando por la falta de aire y presionándose con fuerza, intentando aliviar su dolor, Saga se agacho rápidamente a su lado y le puso una mano en el hombro, mientras se disculpaba apenado por su propia acción.

-Esta vez se te ha ido la mano, hermano. –Admitió brinco de la piedra donde estaba sentado y acercándose a ambos chicos. - ¿Estás bien Aioros?

-No ha pasado nada. – Tosió el castaño intentando tomar todo el aire que podía, mientras Saga le miraba con el ceño fruncido.

-Aioros de verdad lo siento mucho. – Saga intercalo su mirada entre su gemelo y Aioros, en uno hallaba consuelo y el otro solo hacía que se arrepintiera.

-No te preocupes eso solo nos indica que te estás volviendo más fuerte. – Sonrió el castaño incorporándose con dificultad ante la mirada angustiada de Saga que distaba un poco de la indiferencia de los ojos de Kanon.

Para aquel entonces los gemelos, Aioros y el pequeño Aioria eran los únicos aprendices a santo dorado que se encontraban en el santuario y a penas contaban con cerca de 9 años, así que disfrutaban de los privilegios de ser los únicos tres niños en las doce casas, claramente excluyendo a Kanon que era considerado como el segundo en tal vez obtener a géminis en dado caso de que Saga no lo lograra, lo cual era imposible, ya que Saga a pesar de su corta edad no se limitaba a demostrar su gran potencial.

Siendo de la forma en que se había estipulado siempre el único en recibir entrenamiento era Saga pues era el primer candidato a la armadura de géminis, por haber nacido primero, aquello no le molestaba en lo absoluto o al menos eso fue al principio. Siempre estuvo dispuesto a ayudar a su gemelo cuando necesitaba repasar alguna que otra técnica o maniobra, además le veía el lado positivo a ello, siempre que Saga entrenaba con el no solo disfrutaba del tiempo con su gemelo si no que aprendía algunas técnicas de los caballeros de géminis.

-Oye Kanon. – Le llamo tranquilamente Saga metiéndose un trozo de carne a la boca. - ¿No quieres ir a Cabo Sunion mañana?

-¿A qué? – Miro a Saga sobre el vaso de jugo que se estaba tomando y le vio sonreír.

-Supuse que podíamos pasar un tiempo juntos, desde que el entrenamiento se ha vuelto más pesado, casi no te veo. –

-Bien, sabes que me castigarían si pusiera un pie en donde tú entrenas, eso está prohibido para mí, Saga sabes que soy el segundo. – Aquella fue una súper mentira por parte de Kanon y la cual Saga conocía, ambos sabían que Kanon vislumbraba desde lo lejos los entrenamientos.

-No eres el segundo. – Saga dejo caer su tenedor con molestia en la mesa y arrugo el ceño enfurecido. – Eres mi hermano gemelo Kanon, dañare a cualquiera que te llame así.

-No ocupo que me defiendas. – Vio como Saga le sonrió ante su comentario. – ¿No me crees?

-No. – Saga alzo sus hombros y lo menciono retadoramente, mientras se levantaba y se dirigía a la habitación que ambos compartían. – Nunca podrás vencerme.

-¡Saga! – Corrió tras él, alertándolo para que se pusiera en guardia, vio la sonrisa triunfal de su gemelo al ver que su provocación había funcionado, sin embargo no pudo detenerlo y los dos rodaron por el suelo. Se jalonearon compartiendo sus risas que inundaban el templo de géminis, mientras rodaban intentando derribar al otro, hasta que Kanon pudo sostener a Saga bajo el sin permitir que se levantara, noto que su gemelo arrugo el entrecejo sin ocultarle su frustración y le tumbo a su lado.

-Ya basta. – Saga se incorporo haciéndolo a un lado.

-¿Qué paso Saga? – Le llamo al verlo que se alejaba de él en silencio.

-No quiero que me malinterpretes Kanon, pero se supone que debería ser yo más fuerte. – Escucho atento las frías palabras de su hermano que le miro sobre el hombro.

-Lo eres, simplemente utilice una estrategia para derribarte. – Confeso tranquilamente, se llevo ambos brazos hacia su cabeza, entrelazando sus dedos. – Tú me superas en fuerza física, pero no en ingenio.

-Kanon ¿Sabes que anhelo que géminis sea mía verdad? – Saga se giro sobre sus pasos hasta él y se dejo caer a su lado. – Desde que llegamos aquí es lo que más deseo. ¿Tú quisieras tenerla también?

-"Claro que sí" – Pensó para sí mismo, pero se reprendió duramente por tan solo pensarlo, conocía a Saga el siempre anhelaría el ser el caballero de géminis y si el respondía afirmativamente Saga haría lo posible por que ambos pudieran luchar por obtenerla en igualdad de condiciones, algo que estaba severamente prohibido. – Claro que no. – Respondió al fin con indiferencia. – Por que limitarme con tan poco.

-Kanon ¿Lo que dices es la verdad? – Sabia que Saga lo dudaba y claro que debía dudarlo era una mentira de su parte, siempre desde que habían llegado al santuario, él quería haber sido considerado tan siquiera aspirante a un caballero aun cuando este no fuera géminis, pero su destino ya estaba atado y el debía permanecer en la oscuridad de la sombra de Saga.

-Es la verdad. – Respondió, sintió como los brazos de Saga le rodearon en un fraternal abrazo.

-Kanon te juro que cuando sea santo dorado, hare lo imposible por ti, hare que dejes de vivir de esa discriminante forma, podrás aspirar al puesto que quieras hermano, tu nombre será conocido aún más que él mío te lo prometo.

Y a pesar de la convicción en su voz esa fue la primera promesa que su hermano rompió…

El tiempo transcurrió tranquilamente por meses, Saga y Aioros se empeñaban en sus duros entrenamientos, mientras él tenía que pasar algún tiempo con el patriarca Shion, ya que le habían descubierto observando los entrenamientos de su gemelo, después de que se cayera de un barranco y se quebrara el brazo izquierdo.

-Patriarca. – Su voz pareció resonar en todas las paredes del recinto patriarcal, Shion alzo los ojos del pergamino que estaba leyendo dirigiendo su mirada violácea hacia él. -¿Puedo hacerle una pregunta?

-Dime Kanon. – Shion deposito el papel sobre el escritorio descubriendo que esa pregunta le tomaría un buen rato explicarla, por algún motivo las preguntas del segundo geminiano siempre estaban cargadas de un razonamiento impresionable que superaba la inocencia de Aioros y la tranquilidad de Saga.

-Me permite expresarme con libertad patriarca. – Kanon clavo sus ojos verdes oscuros en el papel amarillo que Shion había dejado hacia unos segundos en el escritorio.

-Adelante. – Le autorizo, recargándose en el respaldo de la amplia silla de madera.

-¿Por qué el signo de géminis se representa por dos gemelos y tan solo hay una armadura? – Kanon se levanto de su silla y se acerco lentamente hacia la ventana, puso su brazo sobre esta y recargo su rostro sobre ella, sus orbes esmeraldas se clavaron en el tercer templo. Por su parte Shion enmudeció al escuchar la pregunta mientras veía al pequeño peli azul mover una de sus piernas, pero cuando le vio volver su rostro hacia él supo que era tiempo de contestarle.

-Todas las casas del zodiaco están basadas en las constelaciones del cielo. – Repuso con tranquilidad, haciéndole una seña a Kanon para que se acercase. – La constelación de géminis representa a dos gemelos con dos de sus estrellas, Cástor y Pólux, ellos eran hijos del dios Zeus y la mortal Leda y como sus padres uno de ellos era mortal y el otro un dios, por lo que ellos al igual vigilaban un templo y solían alternarse para cuidarlo en ocasiones Cástor y en otras más Pólux, hasta que un día Cástor fue asesinado al ser mortal y por ello Pólux pidió a su padre que le permitiese intercambiar el lugar con su hermano otorgándole también la divinidad y asi en ocasiones Pólux estaba en el Hades sustituyendo a Cástor y en otras más en el Olimpo, pero cuando estaban ahí solo había que intercambiarse un ropaje sagrado para cambiar de puesto.– Finalizo Shion acariciando suavemente la cabellera de Kanon.

-Entonces Saga es como Pólux. – Repuso tranquilamente Kanon, pero Shion arrugo el entrecejo al pensar que el joven tal vez lo había malinterpretado.

-Saga no es inmortal Kanon, esa es solo una historia… -

-Eso yo lo sé patriarca a lo que me refiero es que Saga haría cualquier cosa por mí. – Refuto tranquilamente dejándose caer en la antigua silla donde hacia unos segundos estaba sentado. – El después de todo es el elegido para ese puesto patriarca y yo no puedo hacer nada.

-Lamentablemente así es pequeño. – Admitió Shion sintiendo un enorme pesar al ver el rostro melancólico de Kanon.

-Entonces ¿Por qué me trajeron al santuario, si nunca haría nada? -

-"Que buena pregunta" – Pensó el patriarca, resoplando tranquilamente, se acerco hasta donde Kanon se encontraba y se agacho a su lado tomándolo suavemente por el hombro. – Te voy a confesar algo Kanon y espero que jamás lo olvides, yo conocí a los antiguos gemelos de géminis que lucharon en la guerra santa pasada, Aspros era el caballero regente y es el puesto que ocupara Saga en un futuro y Deuteros era…

-Como yo… - Susurro Kanon.

-Así es, Kanon. – Shion se incorporo un poco, al sentir un mareo. – Y puedo asegurarte que Deuteros le salvo la vida a Aspros más de una vez, así como Cástor enfrento las consecuencias de sus acciones y las de su hermano, Kanon algún día Saga va a necesitar de ti y debes de estar ahí para apoyarlo ¿Entiendes?

-Lo comprendo patriarca. – Justo en ese momento dos fuertes golpecitos resonaron en la puerta atrayendo la atención de ambos.

-Adelante. – La perilla giro rápidamente y la puerta se abrió dejando ver a Saga y Aioros que sonrientes venían a por Kanon para podérselo llevar de ahí.

-¡Vámonos! – Repuso Aioros, haciéndole señas a Kanon que brinco con una sonrisa de la silla, ocultando la triste faceta que tenia hacia unos segundos.

-¡Aioros! – El castaño se removió entre su cama y entreabrió sus ojos para contemplar a uno de los gemelos frente a él, volvió a cerrarlos al sentir como la luz lastimaba sus ojos.

-Saga, ahora no aún tengo sueño. – Menciono acurrucándose aún más en la cama de sagitario.

-No soy Saga. – Dijo molesto Kanon arrancándole las sabanas de un tirón, justo en ese momento unas manos se enredaron alrededor de sus talones con todas las negras intenciones de arrancarlo de la cama a jalones.

-¡Saga no! – Grito tomándose de la cabecera con fuerza, luchando por quedarse aún en su cama, pero en ese momento las manos de Kanon se unieron a las de su gemelo. -¡Kanon tu también!

Y sin más la fuerza de los dos gemelos le supero, por lo que en unos segundos se vio en pleno suelo, mientras podía observar los pies de ambos gemelos que compartían algunas risas entre sí, se levanto algo molesto, acomodándose su ropa y les miro enojado.

-¿Ahora qué quieren? Odio cuando se ponen de acuerdo. – Se sentó de nuevo en su cama y miro como la sonrisa de ambos gemelos se amplió más.

-Hasta que Aioria no tenga la edad de ayudarte, tendrás que soportarnos a ambos. – Menciono Saga tranquilamente, pasando un brazo por encima de los hombros de su hermano, que dejo libre una risita llena de maldad.

-Es una estupidez que crean que ocupo de Aioria. – Refuto tallándose los ojos y dejando escapar un bostezo lleno de indignación.

-¿Qué esperas? ¿Quieres que te cambiemos o qué? – Le apresuro Kanon empujándolo de la cama, hasta la pequeña repisa donde guardaba sus ropas y donde Saga ya les mantenía entre sus brazos.

-Pero ¿A dónde vamos? – Menciono mientras era empujado por el gemelo menor hasta el closet.

-A Cabo Sunion. – Repuso Kanon detrás de él.

-¿A qué? – Se puso su camisa frente a sus compañeros.

-Kanon ha escuchado algo por demás interesante. – Saga compartió una pequeña risa con su gemelo.

-¿Y qué es? – El joven aprendiz a sagitario observo como ambos gemelos negaron con complicidad y le sonrieron. – Oh déjenme a adivinar, Kanon no has escuchado que debes respetar el sueño de otros. – Repuso sacándole la lengua.

-Si lo he escuchado, pero eso aplica solo para la gente normal. - Contesto haciéndole el mismo gesto. – Y Cupido no cuenta como gente normal.

-Bueno ¿Y qué es? – Aioros le mostro con todas las intenciones la cara de fastidio a sus amigos. –Repetidos. –Mascullo entre dientes.

-Hasta que estemos allá… - Inicio Saga.

-Te lo diremos es un secreto… - Finalizo Kanon.

-De verdad que les odio cuando se ponen de acuerdo. – Aioros se calzo los zapatos y se apresuro a acompañar a los gemelos hasta la entrada del templo de sagitario.

-Nos envidias Cupidito. – Menciono burlón Kanon, mientras iniciaba su descenso. El silencio reino por unos cuantos segundos hasta que las replicas de Aioros comenzaron argumentando que se encontraba cansado por los entrenamientos pues faltaba poco para que el aprendiz a Sagitario proclamase la armadura del noveno templo como suya.

-Vamos Aioros te quejas demasiado. – Le animo Saga. – Lo que Kanon averiguo te interesara.

-Me lo pueden decir de una vez. – Se quejo frotándose los ojos. – Además no he visto a Aioria por su culpa.

-También es de la conveniencia de a Aioria, pero aún tu hermano menor es muy pequeño para interesarle. – Repuso Kanon con un mohín divertido. –A él solo le interesa zurrarse en el pañal.

-Cállate. – Gruño Aioros, pero sonrió para sus adentros.

Los tres escuchaban el suave balanceo de las olas al tocar la playa y como estas se rompían por la fuerza que la luna ejercía sobre ellas, cuando solo les faltaba doblar unas cuantas piedras para llegar a Cabo Sunion, Saga detuvo a Aioros por el pecho y le indico con su dedo índice que guardaba silencio, mientras Kanon les guiaba por otro lado, hacia un puño de rocas en las alturas donde podrían observar la playa, el gemelo menor se agazapo con cautela mientras alzaba su cuello para visualizar a la gente sobre la playa, que bajaba de unas cuantas embarcaciones, les hizo una seña a Aioros y Saga para que se acercaran, lo cual estos hicieron.

-¿Qué ocurre? ¿Por qué nos escondemos? – Susurro Aioros alzando su cabeza sobre las piedras, pero su voz se corto cuando vio a pie de playa como algunos soldados del santuario le indicaban a varios niños el bajar de sus respectivas embarcaciones. –Ellos son…

-Si, Aioros. – Le corto rápidamente Saga, mirando felinamente hacia la playa. – Ellos son aprendices.

-No solo eso, ellos son aprendices a caballeros dorados. – Completo Kanon, observando detenidamente a esos niños, que eran más afortunados que él, ellos tenían la oportunidad de intentarlo, él ni siquiera podía aspirar a ello.

Continuara…

Espero que les haya gustado y me dejen un lindo comentario, opinión o sugerencia.

Atte: ddmanzanita.