Su sangre.
Disclaimer: Los personajes no son míos.
Scorpius lo miraba con esos grandes ojos grises que había heredado de él. Levantó su pequeña mano, intentando agarrar la suya.
El padre de Draco nunca lo había tomado en brazos, que él supiera. Nunca había tomado su mano, ni siquiera para ayudarlo a empezar a caminar.
Miró la pequeña mano que aún seguía firme en su dirección. Scorpius estaba sonriendo, de pie.
Su padre nunca lo había consolado, ni cuando se había roto el tobillo al montar en su primera escoba. Nunca lo había visto preocupado por él, sólo reñirle cuando hacía algo mal.
Scorpius se había caído de la cuna hace unos cuantos días, queriendo agarrar un peluche que se le había caído. Draco y Astoria no se despegaron de él las siguientes nueve noches. Luego dejaron un elfo a su cuidado.
Su padre nunca le había dado incentivo alguno para las cosas que él quería hacer, sólo para las cosas que debía hacer.
Draco estaba ahora arrodillado frente a su hijo, quien estaba por primera vez erguido sobre sus dos pequeñas piernas. Sonrió al ver como intentaba dar un paso, con su brazo aún levantado.
El padre de Draco lo había llevado ante Voldemort, con temor en la mirada y la fría mano temblando. Luego de la marca, su padre no pudo volver a verlo a los ojos.
Scorpius empezó a dar pequeños y torpes pasos. Se estaba acercando a él, casi a trompicones.
Lucius Malfoy y Narcisa Malfoy ahora están muertos, murieron luego de estar seguros que su hijo viviría bien, que seguía vivo y en dos pies. Se despidieron, Lucius con un perdón en la mirada, su madre con lágrimas en los ojos.
Draco tomó la pequeña mano de su hijo, luego lo levantó y lo miró. Scorpius aún sonreía de oreja a oreja, parecía orgulloso de haber hecho eso sólo. Miró a Astoria sonreír con los ojos brillantes.
No dejaría que su hijo sufriera, no le ocultaría su cariño.
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N/A: He arreglado algunos desperfectos, disculpen las molestias. no me dejaba arreglarlos antes.
