EN LA CUEVA DE LA SERPIENTE

Sus pasos resonaban como un leve murmullo en medio de los pasillos de las mazmorras. A pesar de querer avanzar, continuaba inmóvil sin poder dejar de preguntarse "¿Por qué hago esto?"

Eran momentos como aquel en que una luz de realismo y objetividad hacía que la idea de encontrarse con Draco Malfoy en la sala común de Slytherin para algo que no era ni remotamente cerca a las peleas típicas entre los dos le llenaba la cabeza de voces que le gritaban "¡Esto es absurdo, una estupidez! ¡Regresa a donde perteneces!" Todo era tan absurdo que no podía decir lo sucedido las últimas semanas en voz alta sin sentirse como un completo idiota, a pesar de esto ahí estaba, de pie frente a la cueva de las serpientes. Su fiel capa de invisibilidad lo cubría por completo y en su mano temblorosa llevaba el Mapa Merodeador que en aquellos momentos miraba con mucha expectación… lo que lo tenía sin aliento era una pequeña mancha negra y el nombre que le acompañaba: "Draco Malfoy" el cual se ubicaba en ese momento justo frente a su propio nombre. Con un nudo en la garganta levantó la mirada al escuchar pasos. Cuando vio al rubio, toda duda se difuminó.

-¿Potter?- susurró el rubio sintiéndose un tanto estúpido hablándole a la nada, un segundo después sintió un leve toque en su hombro que lo hizo sobresaltarse. Recuperando rápidamente la compostura asintió un poco y entró de nuevo a la sala común dejando suficientemente espacio para dejar que el otro entrara junto a él.

Una vez adentro, Harry se quedó inmóvil en medio de la sala común. El lugar lucía igual que la única vez que había estado ahí hace tantos años. No había nadie en aparte de los dos, pero aún así no se quitó la capa. Los nervios ahora no lo hacían dudar de por qué estaba ahí, pero un nuevo murmullo en su cabeza le mareaba al saber lo que estaba a punto de suceder ¿Habría vuelta atrás una vez que se deshiciera de la capa y entrara en la habitación en la que el rubio acababa de caminar? No, ya no había vuelta atrás.

La habitación no era más grande a las que había en la sala de Gryffindor, pero aun así, todo a su alrededor le demostraba que ya no estaba en el refugio de los leones. El clima era muy frío para su gusto, y la luz parecía no ser un elemento muy valorado entre los Slytherin, ya que apenas podía vislumbrar los detalles de las paredes; ni siquiera le era posible observar a sus anchas los cobertores de las camas.

-¿Piensas quedarte con la capa todo el tiempo? -la voz un tanto temblorosa de Malfoy lo sacó de sus pensamientos. -No hay nadie aquí o en el resto de la sala común, todos están cenando. Además he bloqueado la puerta con un hechizo por si alguien viene sin que lo escuchemos. Lo digo porque no creo que les agrade verte aquí, Potter

Harry no dijo nada, el comentario de Malfoy "por si alguien viene sin que le escuchemos" lo había petrificado momentáneamente, pero aun así se quitó la capa sin mirar al rubio que ahora parecía estar más nervioso. Se quedaron en silencio por lo que parecieron horas. Creyéndose estúpido y más expuesto de lo normal, Harry comenzó a doblar la capa mientras observaba todo a su alrededor. Draco se sentó en la orilla de su cama sin atreverse a soltar la primera palabra.

-Hace mucho frío aquí. -Comentó Harry sin saber de qué más decir. "Oh, perfecto. Estas hablando del clima"

-Bueno, son las mazmorras, aquí no llega la luz del sol ¿Qué esperabas, Potter? -respondió Draco en un tono molesto por efecto de los nervios. Pero al ver el rostro de contrariedad de Potter se sintió un poco culpable -Umh… ¿en tu habitación hace mucho calor? -preguntó suavizando su voz.

-Sí, algo. Nuestra sala común está en una de las torres del castillo, es muy cálida, pero no me molesta. ¡Oh!, ¿qué es eso? -Harry se dirigió a la cama de Malfoy al ver un destello plateado encerrado en lo que parecía una bola de cristal. -¡Wow! ¡Tienes una snitch de plata!

Draco no contestó, se había quedado helado cuando Harry, sin querer,"Maldito Gryffindor distraído", había apoyado la mano sobre su pierna una fracción de segundo antes de arrodillarse en el suelo y tomar la bola con la snitch de plata. El moreno, que ni se había percatado en dónde había posado su mano segundos antes, se levantó observando con fascinación el objeto.

-Vaya, sí es de plata. -Fue lo único que pudo decir al mirar con detenimiento la pequeña snitch plateada atrapada dentro de una bola efectivamente era de cristal -¡Debió costar una fortuna!

-Sí, supongo. -Harry no pudo evitar notar el brusco cambio de ánimo en el rubio. Lo miró confundido pero el otro simplemente miraba sus uñas con demasiado interés. Cuando Draco se dio cuenta de que su humor no había pasado desapercibido para el otro, dijo en un tono más firme -Fue un regalo de mi madre… me lo dio cuando entré en el equipo de Slytherin en segundo año. Siempre se sintió orgullosa de que fuera buscador.

Harry no dijo nada, sabía que el otro prefería que no comentara nada. Sólo en momentos como en ese su cerebro lograba conectarse un poco con su sentido común y sabía callarse la boca antes de decir algo estúpido o hiriente, bueno, casi siempre lograba callarse. Colocó la snitch en la mesita que estaba junto a la cama del rubio. La atmósfera en la habitación había cambiado.

"Merlin, ¿qué estamos haciendo?" la pregunta atravesó la mente de los dos.

La tensión era cada vez mayor, los dos estaban muy incómodos pero ninguno quería que ese momento terminara. Harry había vuelto a tomar la snitch para tener algo que hacer con las manos y Draco sólo miraba el destello de la bola de la cristal. Hasta en momentos tan aburridos como esos, Potter era diferente a los demás.

-¿Qué les dijiste a tus amigos para poder escapar de la cena? -preguntó el rubio sin poder soportar la creciente tensión entre los dos. "¿Pero por qué hablo de sus amigotes? Ahora comenzará a parlotear sobre la comadreja y el libro andante"

-Le dije a Hermione que no me sentía bien y que daría una vuelta antes de ir a dormir. No pareció creerme, pero dudo que sospeche dónde estoy. Ron sólo asintió y se fue campante a cenar, ¿tú qué le dijiste a tus amigos?

-Nada. Simplemente me quedé aquí y cuando preguntaron si no bajaría los ignoré -comentó Malfoy con su típica superioridad e indiferencia, era una de las pocas cosas que a Harry le costaba tolerar del rubio, aunque en ese momento no le desagradó que se hubiera comportado así con Zabini y Parkinson -Sí que te ha gustado la snith, ¿verdad?

Harry seguía con la esfera en su mano, ya no la contemplaba pero jugueteaba con ella sin darse cuenta.

-Sí, es fascinante. -Dudó un segundo y, armándose de valor, se acercó a Draco quien se tensó pero no se movió. Harry se sentó junto a Draco. Ninguno habló. Aunque no se rozaban debido a la distancia entre los dos, podían sentir el calor que sus cuerpos emitían.

Draco miraba a Harry de reojo, quien había comenzado a jugar de nuevo con la esfera, lo pensó un poco y le rompió el silencio.

-Quédatela.

-¿Qué cosa?

-La snitch. Puedes quedártela si quieres

Harry lo miró cómo si Draco le acabara de decir que estaba enamorado de Hermione, no, peor aún, ¡de Ron!

-¿Qué sucede? -Draco se sintió incómodo por la mirada de espasmo que Harry le había lanzado -¿Por qué me miras así, Potter?

-Es que, no me puedes regalar tu snitch.

-Claro que puedo. Tú lo has dicho, es mía, eso significa que puedo hacer con ella lo que quiera. Además nunca dije que te la regalaba, dije que te la quedaras. Yo no regalo nada, no sin saber que obtendré algo a cambio.

Ahora Draco acababa de confesarle que amaba a Neville. O al menos eso pareció que había dicho por la expresión que Harry puso, pero un segundo después, el moreno recordó que era Draco Malfoy, el prototipo de todo un buen Slytherin. El moreno sonrió un poco sin dejar de sentirse sorprendido ante la actitud del otro.

-Ya entendí, piensas venderme tu snitch. Muy inteligente de tu parte, pero no gracias. Creo que lo mejor es que la conserves.

-No te estoy vendiendo nada, Potter. -Ahora era Draco el que se sorprendía, aunque no tanto, ante la actitud del Gryffindor -Digamos que es un trueque. Yo te doy mis snitch a cambio de… de algo del mismo valor que quieras darme.

-P-pero… esta snitch te la dio tu madre, eso lo hace invaluable. No podría aceptar que me dieras algo que te regalo tu madre…

-Potter, eres un sentimentalista, ¿lo sabes?. Mi madre me dio cientos de cosas, todo lo que tengo me lo ha dado ella... y mi padre. –Draco sabía que Harry tenía razón, esa snitch significaba mucho para él, pero al ver al moreno tan ¿conectado? ¿interesado? Con la snitch había tenido la necesidad de dársela, había querido demostrarle de alguna manera lo que sentía. "¿Y qué sientes, Malfoy?" una voz muy curiosa preguntó en su cabeza. No supo la respuesta. -Además no es la única snitch que tengo, aunque está en total desuso por lo que es perfecta… acéptala, Potter, lo digo en serio.

Harry lo miró un momento, después a la snitch. La verdad era que no quería el objeto. Sí, era fascinante, pero jamás se había sentido tan interesado por lo que el hecho de no tenerla no le afectaba en lo absoluto. Un destello en los ojos de Malfoy le hizo ver que el rubio mentía. Sí le importaba mucho la snitch, pero entonces, ¿por qué esa terquedad de querer dársela? No supo qué contestar. Algo en su interior le decía que si la aceptaba estaría formalizando algo entre los dos. Tragó en seco con mucho nerviosismo.

Ya llevaban mucho tiempo ahí, en cualquier momento los Slytherin comenzarían a llegar y él tendría que marcharse antes de que lo descubrieran, además no quería levantar la preocupación de Hermione.

-Gr-gracias. -Terminó diciendo sin siquiera pensarlo. Al haber aceptado la snitch, sentía que había aceptado algo más y la mirada alegre y de timidez que le dio Malfoy confirmó no sólo que había aceptado el objeto. -Umm… no traigo algo que pueda darte del mismo valor. -Luego observó la capa de invisibilidad, realmente no quería regalarla, pero considerando lo que Draco acababa de darle, era lo mínimo que podía hacer.

-No quiero tu capa, Potter, no te preocupes -comentó Draco adivinando los pensamientos de Harry. -Además no te estoy cobrando ahorita, cuando sepas qué darme me lo dices.

Harry sonrió un poco. Sostuvieron la mirada lo más que pudieron y Draco alargó su mano para tomar la de Harry, el otro alcanzó a resistir el impulso de quitarse, los nervios le mataban, pero no movió la mano. Al primer roce sintió una ola de electricidad recorrer todo su cuerpo, siguió sin reaccionar. "Muévete, haz algo. Merlin, ¡haz algo!" se decía Harry a sí mismo. Draco acariciaba con mucha suavidad el torso de su mano y él simplemente lo miraba, pero a Draco no parecía molestarle la falta de reacción, de hecho, no sabría qué hacer si Harry hacía algún movimiento.

Llevaban toda la semana provocándose, creando y alimentando las ganas del contacto físico y ahora que por fin estaban solos, muriendo de nervios y de dudas… no hacían nada.

-Soy un tonto para estas cosas y no sé, no estoy. Bueno, no sé qué hacer. -"Genial, Harry" pensó al sentir que Malfoy retiraba la mano. Cuando había sentido su roce no sabía qué pensar, pero al instante que el rubio retiró su mano, su pecho se comprimió de dolor y coraje consigo mismo.

-Eres muy elocuente, Potter -se burló Malfoy más nervioso que nunca. Había retirado la mano porque al momento de rozar la del otro su cuerpo había estallado por las sensaciones y sentimientos que era capaz de controlar, pero ahora que Harry lo miraba con esos malditos ojos verdes quería sentir más, quería besarlo.

Dos fuertes toques en la puerta los hizo sobresaltarse y sentir que sufrían un infarto por el susto. Habían estado tan absortos en ¿rozar sus manos? que no habían notado los ruidos de personas queriendo abrir la puerta de la habitación. No supo si sentirse aliviado o molesto ante la interrupción, pero al momento que vio a Potter levantarse del susto y comenzar a desdoblar su capa se sintió furioso con quien seguía tocando la puerta. No quería que Potter se fuera, no importaba si lo único que harían sería tomarse de las manos, no importaba si no decían nada, no quería que se fuera.

-¿Estas ahí, Draco? ¡Abre!- la voz de Goyle le hizo reaccionar. Se levantó y se acercó a la puerta reforzando el hechizo para que no la abriera el estúpido de su amigo.

-¡Piérdete Goyle! Me duele la cabeza, ¡déjenme solo! -Gritó enfadado y sin esperar respuesta silenció la habitación con un potente hechizo. Tenía que hacer algo, Potter no podía irse así… no tan pronto. Se giró y no supo qué pensar al no ver a nadie, pero recordó la capa. Siguió buscando "Imbécil, quítate la capa" pensó para sus adentros. Como si el otro escuchara sus pensamientos, Harry se quitó la capa. Seguía junto a la cama, su rostro mostraba nerviosismo y decepción.

-¿Silenciaste la habitación? -preguntó Harry acercándose a la puerta y colocando su oído en ella -Diablos, no escuché cuando llegaron… ¿y ahora cómo saldré de aquí?

Draco no dijo nada, un nudo en su garganta lo había enmudecido. Potter se quería largar como si nada, así de fácil, como si no quisiera estar más con él. ¡Perfecto! pues que se fuera.

Harry buscó su mirada y notó el semblante molesto de Draco, pero lo atribuyó a la interrupción por parte de Goyle.

-Malfoy, ¿cómo saldré de aquí?

-¡Oh no lo sé, Potter! ¿No estabas lleno de sorpresas y trucos? -su dolor disfrazado en rabia iba en aumento, por suerte la habitación estaba hechizada porque gritó sin pensárselo dos veces -¡PUES SORPRÉNDEME POTTER!

Harry se quedó petrificado "¿Y a este qué le pasa ahora?" Merlin, a veces no entendía a Malfoy y cada vez le costaba más seguir sus cambios tan bruscos de humor. No supo qué decir y ni siquiera se molestó en hacerlo, simplemente se quedó ahí, congelado junto a la puerta. Malfoy se acostó en su cama mirando el techo evitando a toda costa que un hechizo se le escapara en dirección al imbécil de Potter.

O una de dos, o también se enojaba y se largaba como pudiera y que Malfoy lo buscara cuando hubiera reparado su cerebro, o se quedaba ahí a averiguar qué le había molestado al rubio. Ninguna de las dos opciones le gustó así que, siguiendo su instinto Gryffindor, se acercó al rubio que ni se había percatado de sus movimientos y se sentó junto a él y antes de que el otro pudiera reaccionar le tomó una mano y la apretó cariñosamente mirando hacia la puerta sin decir nada.

Draco estuvo seguro de sentir el momento en que su corazón había dejado de latir. Potter se había sentado junto a él, ¡totalmente pegado! Además lo había tomado de la mano y ahora estaba tranquilo mirando la puerta. Draco se sintió estúpido, le había gritado y había pensado que Potter quería irse para alejarse de él. Había interpretado las cosas sin siquiera detenerse a pensar que Potter era la persona más Gryffindor sobre el planeta y habían llegado puros Slytherin que no dudarían ni un segundo en atacarlo al verlo ahí. Gracias a Merlin, Potter no se había molestado, sino que seguía con él. Tragó en seco y se sentó sin soltar a Harry de la mano, recargándose en el respaldo de la cama.

Harry no lo miraba, su mente y ojos seguían en la puerta. De un momento a otro tendría que irse. Los amigos de Malfoy no soportarían mucho tiempo que el rubio hubiera bloqueado la entrada la habitación. Exhaló fuertemente al sentir el apretón de Malfoy. Sabía que estaba arrepentido pero no necesitaba sus disculpas, empezaba a entender un poco (o más bien a ignorar) el continuo cambio de humor del otro.

-No puedo creer que no sepan quitar un simple hechizo para cerrar puertas -dijo el moreno en tono causal, haciéndole entender que no quería sus disculpas o hablar del tema.

Draco sonrió para sus adentros, se sintió sumamente aliviado y recobrando un poco su temple le dijo:

-Sí saben quitarlo, pero jamás se atreverían a contradecirme, por lo menos Crabbe y Goyle no. Seguramente Blaise sigue cenando, porque él ni se inmutaría ante mis amenazas- Draco se tensó un poco al pensar en eso. Blaise regresaría en cualquier momento y seguro los dos de afuera le dirían que tenía cerrada la habitación y la abriría sin tocar; ahora estaba arrepentido de haber silenciado el lugar, pero no quería, no podía soltar a Potter ni siquiera para ir a quitar el hechizo silenciador.

Harry pensó lo mismo que Draco y se tensó, aflojó el agarre de manos y se dispuso a levantarse pero algo en su interior lo hizo voltear al rubio que estaba muy absorto en su análisis de la situación con la puerta, y antes de que reaccionara se acercó a su rostro y le dio un pequeño beso en los labios, un beso seco, sin más contacto que el choque suave de dos labios, pero lo suficientemente firme como para que los dos se sonrojaran como si hubieran hecho algo más profundo.

Definitivamente su corazón había pasado a mejor vida, pensó Draco cuando Potter lo besó. No había sido un beso digno de colocarse siquiera entre la categoría de besos, pero viniendo de Potter se había sentido como si le hubieran encendido todos los sentidos de su cuerpo.

Harry no se alejó de su rostro aunque sus labios ahora estaban a centímetros de los del otro, abrió los ojos y se encontró con unos ojos grises que destellaban, brillaban y le hipnotizaba; sintió cómo el rubio le soltaba de la mano y lo tomaba por la nuca, su otra mano era colocada suavemente en su cabello. Draco lo acercó hacia sí dejándole tiempo para arrepentirse, pero no sucedió.

Con timidez, sus labios se encontraron en una unión temblorosa, un beso torpe y cálido.

Draco fue profundizando un poco más el contacto entre los labios, su mente ya no trabajaba, ahora era sólo las sensaciones y sentimientos lo que tenía en su interior. No podía sentir otra cosa que no fuera el sabor y la textura de los labios de Potter, el calor de su cuerpo que le traspasaba la piel, lo sedoso del cabello entre sus dedos, el sabor de su esencia marcándolo para siempre.

Harry no podía acariciarlo, seguían sentados en la cama, pero su posición era la menos favorable ya que estaba al borde de del colchón y tenía que apoyarse con ambas manos para no caer hacia atrás, aun así, lo único que podía sentir era una lengua abriéndose paso en su boca. El beso era cada vez más y más profundo, pero sin llegar a la pasión, aun no estaban listos para eso, solo se besaban, se conocían, se saboreaban y se deleitaban con el aliento del otro. Poco a poco la intensidad del beso fue disminuyendo conforme la realidad de las cosas les alcanzaba con un leve dejo de decepción por no poder seguir así. Cuando sus labios se separaron por completo, con un último beso por parte de Draco, se miraron con complicidad y euforia ahogada.

-Acabas de pagarme la snitch, Harry -el moreno sonrió ante las palabras de Malfoy -No eres tan tonto en estas cosas.

Se levantaron de la cama sin poder evitar sonreír y fijar sus ojos directamente a los labios del otro, aun con la sensación del beso presente en ellos. Harry se puso la capa una vez que Draco se colocó junto a la puerta y levantó los dos hechizos. El rubio bajó a la sala común sin mirar a nadie en especial, una vez afuera de la entrada de la sala común, sintió un leve apretón en sus manos y pudo escuchar con claridad los pasos de Potter retirándose.