'.'.'.' Lo Ultimo Que Me Gustaría Ser '.'.'.'
Holaa! Este es el primer capitulo de mi primer fic, espero que les guste...
Diálogos: - -
Pensamientos: ~ ~
POV: Negrita
Disclaimer: The Prince Of Tennis no me pertenece...
'.'.'.' Capítulo 1: Lágrimas… '.'.'.'
- No tengas miedo a llorar delante de la gente, que se den cuenta que eres diferente… -
Al mirarme en el espejo podía ver en lo que me había convertido. Era decepcionante. Aquellas trenzas caían sobre mis hombros y me sobrepasaban la cintura. Mi timidez, mi miedo, esa no era yo. ¿Qué me había ocurrido?
En mí no había respuesta a esa pregunta. Me tomé la cabeza entre las manos y poco a poco fui quedando de rodillas frente al espejo. Mi rostro estaba empapado en lágrimas, mis ojos ardían de tanto llorar, ni siquiera yo misma podía verme así, sabía que me veía patética. Levanté mi vista hacia el espejo y el enojo pudo conmigo. Con la ira corriendo por mi sangre golpeé el vidrio, aunque solo logré astillarlo un poco. Mis nudillos sangraban pero eso no importaba, me levanté del suelo y me dirigí al guardarropa. Tomé prenda por prenda y las arrojé una a una al suelo. Nada de eso servía. Volví al suelo y rasgué casi toda la ropa, como si eso me hiciera sentir mejor.
Ryoma se había ido, después de lo que había pasado, luego de esa tarde mágica.
¿Cuándo me había convertido en ese patético ser? En aquel tren, ese día había arruinado mi vida… Aún recordaba las risas, los juegos, la felicidad de la vida. Al subir a ese vagón todo se acabó para siempre y ya no había retorno de la oscuridad en la que me había sumergido. Él ya no estaba. Me besó, juró eterno amor, tomó mi corazón y se lo llevó con él a Estados Unidos…
Pasos firmes. Miradas de asombro. Murmullos. Todo aquello junto en el corredor de Seigaku. La fila de casilleros repleta de adolescentes con miradas extrañas. Todos dirigidos a ella. ¿Quién era la misteriosa chica que lucía ese atuendo? ¿Dónde estaba su uniforme color verde? ¿Cuándo había ingresado al colegio? Esas eran algunas de las preguntas que resonaban a lo largo del pasillo.
Botas grises no muy altas, pero tampoco tan bajas, piernas que lucían estilizadas hasta llegar a la falda unos dedos más arriba de lo que acostumbraba usar, una bonita falda negra, simple. Una camisa blanca de mangas cortas y una corbata algo desarreglada también color gris. En su muñeca izquierda una cinta negra atada con un nudo doble, clara señal de luto. Su cabellera de un tono rojizo llegaba aproximadamente a la cintura, solamente que las ridículas trenzas habían desaparecido. Su hermosa tez blanca, labios rosados y ojos rojos como la sangre misma, todo eso enmarcaba el rostro ideal. La combinación justa entre ferocidad y ternura.
La peli rojiza frenó en el casillero correspondiente. Allí la esperaba su amiga desconcertada, sin palabras, y eso, en Tomoka era bastante raro.
- ¿Sakuno? ¿Eres tú?- Tomoka tartamudeaba un poco.
- ¿Qué quieres?- Sakuno simplemente abrió el casillero, buscando algunos cuadernos que tenía guardados.
- ¿Qué…?- Tomoka tomó la muñeca de Sakuno.- ¿Qué es esta cinta? ¿Acaso murió alguien?
Bruscamente haló su muñeca para soltarse de Tomoka y cerró el casillero con fuerza. La miró directamente a los ojos y sin titubear dijo…
- Sí… Sakuno Ryuzaki murió…
- ¿Co- Cómo dices? ¡¿Qué demonios te pasa Sakuno!?
Todos estaban mirándolas, eso sería un buen rumor luego… Sakuno seguía inmutable ante las miradas y los alaridos que Tomoka daba.
- ¿Qué es lo que quieres Tomoka?- Pronunció con una mueca de cansancio.
- Quiero… ¡Quiero que me devuelvas a mi amiga…! Quiero a la verdadera Sakuno…
- Lo que quieres es alguien que te siga a todas partes sin cuestionar nada, eso es lo que quieres, pero ya no… ¿Acaso no te das cuenta que nadie quiere acercarse a ti? ¿No te das cuenta que NO eres el centro de atención? Ya dejemos de fingir…
Sakuno caminó unos cuantos pasos dejando detrás de ella una montaña de sentimientos confusos. Las lágrimas descendían por las mejillas de Tomoka. ¿En serio todos pensaban lo mismo de ella? Esa pregunta resonaba en su cabeza. Ya sin fuerzas se sentó en el suelo y cubrió su cara.
- Sakuno…
- Ya basta Tomoka.
La campana había tocado y de a poco el salón de clases comenzaba a llenarse. Ella aún seguía en su mundo, viendo por la ventana el patio totalmente desierto. La brisa lo recorría y, aunque nadie podía disfrutarla, creaba un espléndido paisaje al elevar las flores que yacían en el suelo. Sakuno suspiraba al ver el espectáculo por la ventana. Deseaba estar allí, pero en lugar de eso, se hallaba en la aburrida clase de inglés.
Por un segundo, desvió su mirada al interior de la sala. El color verde agua de los uniformes femeninos y el negro traje de los varones pintaba un cuadro monótono del que Sakuno estaba cansada, del que quería escapar. Lo único que no podía evitar mirar era aquel pupitre vacío en el centro de la sala. En la esquina estaba Tomoka con los ojos irritados y por primera vez sin decir ni una palabra.
- Ryuzaki, al frente.- Se escuchó la voz del profesor.- Complete las siguientes frases.
Sakuno ni siquiera dirigió la mirada hacia él, solo siguió mirando por la ventana.
- Señorita Ryuzaki, acaso…
- Sí lo escuché.- Lo interrumpió y destinó su mirada a él.
- ¿Entonces qué es lo que está esperando?
- Que llame a otra persona.
Desinteresada volvió a dirigir la mirada al patio. Nadie quería perderse de vista aquella representación de rebeldía por parte de Sakuno.
- Esa no es forma de dirigirse a un adulto, ahora, si no es mucha molestia, por favor retírese de la clase.
- De acuerdo.- Sakuno tomó sus cosas y se levantó del pupitre.- Por cierto… Your class is very, very borred.
Tap, tap, tap. Los pasos se oían golpear el suelo, firmes, seguros. Ella sola, caminando por el corredor vacío. Sin que nadie la viera se acercó a las escaleras y tomó valor para subir. A medida que ascendía escalón a escalón sentía el fresco del aire colarse en sus pulmones.
El pecho se me había congelado, sentía a mi corazón comprimirse. Paso a paso fui viendo aquella azotea y los recuerdos saturaban mi mente. Imágenes y más imágenes aparecían fugaces, y el viento me golpeaba, no ayudaba demasiado, solo quería dejarme volar. Dejé mis cosas contra la pared, la mochila y las raquetas. Mire a mi alrededor, nunca me había acercado a la orilla de la azotea, nunca me fue necesario. Pero ahora, en ese instante necesitaba ver lo pequeña que era a comparación del paisaje que tenía debajo de mis pies. Aquello era inmenso y yo… Yo solo era una pequeña hormiga que caminaba al borde de la cornisa, decidiendo si hacerlo o no. ¿Qué podía perder? Absolutamente nada. Volteé mi rumbo hacia las raquetas de tenis y tomé una, también una pelotita. POC - POC - POC. La pelota iba y venía de mi raqueta a la pared, aunque en ningún momento golpeaba en el mismo lugar.
- Abre más las piernas…- Cerré fuerte los ojos, todavía podía oír su voz.
~ Basta… ~
- Flexiona las rodillas…- Respiré hondo, ya desaparecería.
~ No eres real Ryoma… ~
- Sabes que sí lo soy Ryuzaki…
- ¡Basta!- Las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos como manantial.- Por favor basta Ryoma… Sal de mi cabeza… Déjame tranquila.
Era consciente de que solo era mi imaginación, pero parecía tan real. Podía verlo frente a mí, con su mirada fría, remarcando mis defectos y mi cabeza gritaba que era una ilusión, pero no quería hacerle caso, quería que fuese tan real como lo parecia.
El primer semestre transcurrió igual y Sakuno no mostraba cambios. Sus aires de rebeldía habían llegado a las nubes y su nombre era conocido en cada rincón de Seigaku.
El segundo semestre estaba a punto de comenzar y, como era habitual, las inscripciones para ingresar a Seigaku ya estaban disponibles, eso transformaba al lugar en un manicomio. Sakuno tenía suerte de estar en segundo año, así no tendría que preocuparse por compañeros nuevos.
Esa mañana Sakuno caminaba entre la multitud. Seigaku era el caos total si se sumaban las inscripciones de los diferentes clubs de deportes y clubs de artes, sin contar a los postulantes para centros de delegados, juntas de padres y de directivos. Así era cada nuevo semestre. Al mismo tiempo que revisaba su celular esquivaba a las personas que cruzaba.
Junta a las 3:00
- ¿A las tres?- Miró su reloj y suspiró.- Faltan diez minutos.
Comenzó a apurar su marcha por el patio del colegio cuando sin querer tropezó con alguien. Sus cosas cayeron al suelo y en instantes se inclinó a recogerlas.
- Lo lamento.
El joven de tez clara hizo el ademán de ayudarla pero esta mostró una actitud muy arrogante.
- Podrías haberte fijado por donde ibas…
- Perdón… ¿Te ayudo?
- Puedo sola.
Se levantó y al verlo a la cara empalideció. Sus piernas comenzaron a perder firmeza y su mente perdía su seguridad. Sin notarlo las mejillas se le enrojecieron levemente.
~ Ryoma… ~
Que dicen? Malo, bueno, regular? Cualquier comentario es valido... Si me pueden ayudar a mejorar en mi manera de escribir solo diganlo... Gracias por leer espero que les haya gustado. Publicare el siguiente capitulo el proximo viernes o sabado...
