Titulo: En busca de una nueva vida.

Resumen: Hinata descubrirá que muchas veces las fantasías de la niñez, son solo eso, y que en ocasiones hay que buscar nuevos anhelos, que nos lleven a conocer nuestro verdadero destino...

Declaimer: Bueno pues esto seguramente es mas que obvio, pero aun así lo escribiré (n.nU), Naruto y todos sus personajes pertenecen a su respectivo creador, osease Masashi Kishimoto, mía solo es la trama de esta historia y nada mas.

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Capitulo 1

Tenía la vista perdida en el espacio infinito de la nada, sin mirar algo en particular desde hacia media hora aproximadamente, su mente era un total caos, no le quedaba duda, debía hacer cuanto antes algo productivo con su vida, no podía seguir así, mostrándole una feliz sonrisa al mundo, cuando por dentro se sentía completamente miserable.

Si lo pensaba bien, era una hipócrita, y no solo por el hecho de fingir siempre frente a todas las personas con quienes convivía a diario, sino consigo misma, por no armarse de valor y enfrentar sus miedos, sumida continuamente en la depresión y sientiedose reprimida, por no ser capaz de exteriorizar su real forma de pensar y sentir ante los demás.

Realmente nadie la conocía, si en verdad lo hiciesen, se darían cuenta de cuan difícil era para ella esa carga que durante años llevaba sobre sus hombros, sabrían cuanto le lastimaba amar y no ser correspondida por ese alguien a quien había observado tras las sombras desde su infancia, sin que este se diera por enterado de su existencia.

También sabrían que ella no deseaba hacerse cargo de la responsabilidad que conllevaba el ser la heredera de uno de los clanes mas poderosos de su aldea, y mas aun, sabría que en el interior ella solo deseaba ser libre, abrir las alas de su alma para poder volar libremente, alejándose del tormento que le causaba su debilidad tanto física como temperamental, pensando a cada momento en la fortaleza que tenia que desarrollar, solo para ganarse el respeto de su padre.

Si…, definitivamente nadie conocía a la verdadera Hinata, ni siquiera sus compañeros de equipo, con los que ya había compartido un sin fin de experiencias en los últimos cuatro años.

El reflexionar todo aquello le llevo a dejar escapar por enésima vez un suspiro, pero ahora nada de eso importaba, así que decidió dejar de lado sus pensamientos, pues era uno de esos pocos minutos del día en los que podía relajarse y ser ella misma, viendo desde su lugar el tranquilo paisaje que le brindaba aquel atardecer, que bañaba con sus calidos rayos rojizos los enormes rostros esculpidos directamente sobre la piedra, las cuales pertenecían a los últimos cinco hokages de Konoha.

Sonrió por un instante, al sentir como la tranquila brisa de la tarde jugaba traviesamente con sus largos cabellos de color negro, haciéndolos danzar al ritmo del viento que recorría con su soplo fresco su tersa piel blanca.

Desde hacia un mes que era voluntaria en el hospital de su aldea, al parecer, ese era el único lugar donde podía sentirse realmente útil, y es que se sentía satisfecha de ayudar a los demás sin esperar ninguna clase de recompensa a cambio.

Aunque si bien no le había sido nada fácil lograr convencer a su padre de que la dejara hacerlo, pues según él, descuidaría sus obligaciones. Realmente no supo cómo, pero al final increíblemente término convenciéndolo, ahora dedicaba cinco horas de la semana a esa actividad, que junto con los entrenamientos eran un pequeño respiro para ella.

- Después de todo, no todo esta tan mal… – una imperceptible sonrisa sincera se formo en sus labios rosados al decir aquello, mientras veía aparecer la primera estrella de ese día en el manto celeste, antes de que el sol se pusiera por completo tras las montañas.

Era tiempo de regresar; su ánimo decayó hasta el piso entonces, pues su pequeño momento de calma se esfumaba, para traerla de nueva cuenta a la realidad.

Con bastante pesadez se alejo del barandal que resguardaba la azotea del hospital, conduciendo sus pasos hasta las escaleras que llevaban a los pisos inferiores, descendió con suma lentitud, fijando sus ojos, de un ligero tono lavanda, en el piso, por una extraña razón se sentía mas desanimada que de costumbre.

Estaba por tomar las escaleras que llevaban al primer piso cuando algo en el corredor llamo su atención, al parecer había un gran revuelo en el pasillo de urgencias, tal vez fue el querer ayudar o únicamente su curiosidad lo que le llevo a acercarse para ver mejor lo que ocurría, mas pronto esa curiosidad se torno en ansiedad, al ver ahí a cierta joven de cortos cabellos rosados, esta se veía bastante desesperada mientras la puerta de una de las habitaciones se cerraba, quedándose afuera, al lado de su sensei, quien también se veía bastante preocupado, aun a pesar de la mascara que le cubría la mitad del rostro...

Al no ver por ningún lado a su compañero de equipo fue que comenzó a inquietarse de veras, y en ese instante la suposición más lógica vino a su mente, pues seguramente algo malo le había ocurrido a él, una enorme angustia le oprimió el pecho, obligándola a apresurar sus pasos para llegar hasta donde aquella chica se encontraba.

- Sa… Sakura-san… - llamo temerosa a la joven que se encontraba de espaldas a ella - ¿q-que ocurre? – le cuestionó sin mas.

A penas la de cabellos rosados se giro para verla, no se contuvo y se arrojo inesperadamente sobre ella para abrazarle, dejándola bastante desconcertada, no solo por eso, sino también al ver las lagrimas que salían descontroladamente de los ojos verdes de la chica.

- H-Hinata… – murmuro ahogadamente, abrazando mas fuerte a la joven de largos cabellos negro azulados, aunque aturdida, correspondió el abrazo, escuchando en su oído derecho los fuertes sollozos de la otra joven, quien estaba notoriamente desconsolada – N-Naruto… – trato de articular sin éxito, pues sus constantes sollozos no la dejaban articular con claridad palabra alguna.

Hinata sintió como el dolor se agudizaba aun mas en su pecho, estrujándole el corazón. Pronto, un sinnúmero de negativos pensamientos asaltaron a su cabeza, por lo que intento averiguar nuevamente lo que había sucedido.

- Por favor Sakura-san ¿que fue lo que ocurrió? – estaba tan desesperada por saber lo sucedido, que sin darse cuenta dejo su tartamudismo de lado.

- Él y Sasuke-kun… – la de rosados cabellos se aparto un poco, tratando de aclarar su voz – los dos están muy malheridos… – intentó darle lógica a sus palabras, pues sabía que solo estaba confundiendo mas a la otra chica, pero no podía, aun le costaba creer lo que había pasado – Tsunade-sama dijo que tal vez no sobrevivirían… – terminó de decir entrecortadamente, antes de estallar nuevamente en lamentos.

Al escuchar lo ultimo sintió como si cayese en un profundo y oscuro abismo, no, eso no podía ser, él no podía morir, era increíble como su mundo interior podía derrumbarse en un instante, "Tsunade-sama dijo que tal vez no sobrevivirían…", esas palabras habían hecho mas daño en ella, que cualquier devastadora técnica que hubiesen utilizado contra ella en una batalla.

Sus rodillas flaquearon y muy pronto ya no pudieron sostenerla mas, todas sus fuerzas le habían abandonado, lo que irremediablemente hizo que se desplomase en una de las sillas que se encontraban en la sala de espera, se había quedado tan absorta en si misma, que no supo en que momento una solitaria lagrima cruzo por su mejilla, ni tampoco supo cuando Sakura se había acercado a ella para abrazarle nuevamente, quizás, tratando de darle apoyo, o quizás, tratando de buscarlo para si misma.

Tardo unos cuantos minutos en reaccionar y salir del tremendo estado de shock en el que se encontraba, al comprender la magnitud de lo que estaba ocurriendo, fue solo entonces que las lágrimas ya no pudieron ser contenidas en el interior de sus ojos cristalizados, siendo liberadas para correr descontroladamente por sus mejillas, lo que le obligo a llevar amabas manos al rostro por la frustración.

Durante un buen rato las dos permanecieron así, abrazadas, dándose apoyo moral una a la otra, siendo observadas en completo silencio por el jounin que se encontraba de pie, a unos cuantos pasos de ellas, al parecer se encontraba también a la expectativa de saber que ocurriría con los que alguna vez fueran sus alumnos.

- S-Sakura-san, p-pero… pero no entiendo… – intento decir la del clan Hyûga en un hilito de voz, volviendo sus cristalizados ojos lavanda hasta parar de frente con los esmeralda de la de cabellos rosados – ¿c-como fue que paso…?.

- N-no lo se… – aclaro un poco su garganta, conteniendo sus lágrimas, para tratar de tranquilizarse – todo fue tan confuso – trato de explicar – hace cuatro días Tsunade-sama nos envió a una misión de reconocimiento a la frontera, todo parecía normal, pero anoche mientras dormíamos, Naruto se fue sin avisarnos, ni Kakashi sensei ni yo nos dimos cuenta de que había desaparecido hasta que amaneció, tardamos un par de horas en encontrarlo y cuando lo hicimos él y Sasuke-kun estaban inconcientes, tendidos en el medio de un claro, debido a la gravedad de sus heridas yo no pude hacer gran cosa por ellos, así que decidimos traerlos cuanto antes para acá…

- Y-ya veo… – bajo con infinita tristeza la vista hasta sus manos, que se encontraban fuertemente empuñadas contra su regazo.

Los minutos transcurrieron lentamente, minutos que al acumularse se fueron haciendo horas en las que no tenían ninguna noticia del estado de ambos jóvenes, fue después de casi tres horas de espera que las puertas de la sala de urgencias se abrieron, para dejar ver la figura de la hokage, quien no tenia un semblante muy alentador.

- Hokage-sama ¿cómo están? – se apresuro a decir Sakura, que en solo fracción de segundo había quedado frente a la mujer de rubios cabellos.

- Hice todo lo que pude… – le respondió mientras dejaba escapar un suspiro desesperanzado – ahora todo depende de su fortaleza física…

- ¿Entonces ellos…? – murmuro expectante la de cabellos rosados, con nuevas lagrimas amenazando con salir de sus ojos.

- La verdad es que no hay muchas esperanzas, todavía creo que fue un milagro el que aun se encuentren con vida… – le dijo directamente, pensando que lo mejor era que se fuese preparando mentalmente para lo peor.

- T-Tsunade-sama… – en ese instante se escucho la tímida voz de la joven de negros cabellos, llamando la atención inmediata de la Hokage, y de los demás presentes.

- ¿Si? – se giro un poco para verla, pues era hasta ahora que se daba cuenta de su presencia en el lugar.

- Y-yo… yo me preguntaba… – su voz se escuchó hasta cierto punto quebrada – ¿s-si esta noche podría permanecer al lado de Naruto-kun…? – le miro con algunas lagrimas en sus ojos.

- Bueno pues… – por un instante no supo que decir.

- Por favor… – suplico ella, logrando estremecer el corazón de la hokage al ver la tristeza que sus ojos denotaban.

- Esta bien…. – termino accediendo, después de todo ya no había nada que ella pudiese hacer.

- M-muchas gracias – sonrió levemente aliviada.

- Como no sabemos exactamente que fue lo que ocurrió, los hemos puesto en habitaciones separadas… - le explico con tono cansado, mientras se cruzaba de brazos – Naruto se encuentra en la habitación ciento uno del tercer piso…

- G-gracias… con su permiso – hizo una leve reverencia antes de despedirse y sin esperar mas, la joven se dirigió a las escaleras para llegar al lugar señalado por la hokage, sin tener otra cosa en mente que Naruto.

Al llegar abrió con sigilo la puerta e igualmente la cerro al entrar en la habitación, al fondo se encontraba recostado en una cama el chico de rubio cabellos, quien se encontraba completamente vendado, a penas si sobresalían sus ojos y boca de aquel vendaje.

- Naruto-kun… - murmuro débilmente al llegar al lado del chico, quien yacía inconsciente sobre aquella cama, cubierto a penas por una sabana blanca.

Tratando de hacer el menor ruido posible, acerco una silla, en la que tomo asiento solo segundos después.

- Por favor Naruto-kun, tienes que recuperarte… – murmuró a penas audiblemente, acariciando con delicadeza los cabellos rubios del joven, tomando asimismo con bastante ternura la mano del chico que sobresalía de su costado.

Le observo pasivamente durante un buen rato, y es que a pesar de sus esfuerzos por detenerlas, las lágrimas no cedían, produciéndole una tibia sensación al resbalar una tras otra por el contorno de sus mejillas.

Toda la noche velo incansablemente por él, sin dejarse vencer por el sueño y el cansancio, que luego de llorar por tanto tiempo se hacia mas presente que nunca en ella.

Durante ese tiempo no paró de hacer plegarias mudas para que el chico despertase, rogando con todo su corazón volver a ver de nuevo esos hermosos ojos azules, que siempre parecían estar tan llenos de vida, esos ojos que le infundían tanta alegría a su ser cada vez que se posaban sobre ella, esos de los que se había enamorado y que ahora mas que nunca deseaba se abriesen, para así confesarle de una buena vez por todas sus verdaderos sentimientos al chico, y es que ahora que estaba a punto de perderlo para siempre, era que entendía el gran error que había cometido al haber callado por tanto tiempo...

Continuara…

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Bien, pues este es mi primer fic de Naruto (n.n), lo idee en una noche de insomnio, (una de esas en las que uno no tiene otra cosa que hacer mas que idear puras tonterías (XD), por lo que lo hice en uno de mis ratos libres, así quizás no este muy bien escrito por las prisas (n.nU), pero ojala y le den una opurtinidad, así que si a alguien le gusto, pues nos leemos en una próxima actualización…