Lluvias de Amor en Verano

Había sido una dura despedida, ella llorando por que él permaneciese a su lado, pidiéndole que no se alejase de ella y confesándole su amor por él, sin embargo él solamente se puso tras ella y le susurró un casi inaudible gracias Sakura. Cuando ella despertó él ya se había marchado, se había alejado de ella. Su corazón era bañado con las gotas de lluvia de sus ojos inundando otro precioso día de verano.

Por más que se lo había pedido él se había alejado de ella, ella no pudo retenerle y le pidió a Naruto que lo trajese de vuelta, que solo él podía hacer que regresara. Sus ojos enrojecidos de llorar, sus ojos aún llorosos trataban de impedir el paso a las nuevas lágrimas que trataban de brotar. Ella estaba realmente enamorada de ese peliazul de carácter obstinado. Deseaba verle de nuevo, de estar a su lado aunque la tratase fríamente, deseaba estar con él.

Desde que se despidieron aquella tarde, tras ver esa sonrisa tan sincera y difícil de encontrar no podía dejar de verle en las nubes, no podía evitar pensar en esa manipuladora del viento cada vez que este chocaba contra sus mejillas en una suave brisa. Igual que sus ataques, de suaves movimientos y devastadores efectos. La delicadeza más pura escondida en el más duro hielo. Desde que se vieron se encontraba perdido en ese par de esmeraldas le observaban de manera diferente que a los demás.

Desde su despedida ella empezó a practicar la costumbre de ese niño llorón, pero en el desierto el pasatiempo se convirtió en observar las estrellas de las frías noches mientras la fría brisa jugaba con sus cabellos sueltos y su ropaje de seda. En esos momentos su mente viajaba a un tejado en un lugar cálido, refugiada del calor del sol por un pequeño toldo mientras su mirada se perdía en las nubes y sus formas mientras sentía la presencia de su niño llorón junto a ella disfrutando de un cielo azul con escasas nubes.