Bueno, aquí les traigo otra de mis historias.
Nuestra Boda
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Ella le había prometido a Rosalya ser su dama de honor cuando se casará, y ahora lo cumplía al estar a su lado -dentro de una iglesia abandonada, en medio de la noche, con poca iluminación-, acompañadas de otras personas.
-Puedes besar a la novia - sentenció Alexy -fingiendo ser un padre- a Leight, aún que la verdad de que no era una boda real, la novia no quiso esperar cuando recibió el anillo de compromiso. Todos al ver a la feliz pareja sellar "su amor eterno" con un beso. -Y la noche sigue joven, Quién quiere otra ceremonia? - preguntó él peli-azul -al parecer le gustó casar a la gente- haciendo que las chicas gritarán de emoción a excepción de Sucrette que no sentía lo mismo.
-Yo la quiero - entre los presentes Lysandro habló.
-Bien, y ¿Quién será la afortunada? - le interrogó Alexy -O acaso deseas que tú servidor sea la pareja - fingiendo sorpresa en conjunto a una sonrisa encantadora, provocando el sonrojo y desangre a las amantes del yaoi -como la lindas lectoras-.
-Sucrette - dijo ignorando las palabras del gemelo y acercándose a la chica que se hallaba un poco tímida. -¿Aceptarás? - la miró mientras le extendía una de sus manos como buen caballero que él era.
-C-claro -aceptó pensando que sólo sería una actuación.
-Okey, iniciemos de nuevo - él supuesto padre miró la biblia para comenzar otra boda ficticia. Luego de hablará lo que Dios encomendaba, llegaron los votos de amor, a lo cual Lysandro estaba preparado.
-No importa el tiempo ni el mundo cuando estas conmigo, yo estaré a tú lado en alma y en presencia de nuestro creador y amigos te entregó mi corazón y cuerpo por la eternidad - quitó la flor que traía en su traje, la beso y se la entregó -simbolizando su corazón- a una chica ruborizada por completo, que la tomó nerviosa a causa de la apasionada confesión.
-Ahora puedes besar a la novia - decretó Alexy al ver a su amiga demasiado quieta -Tal vez un beso la despierte - le susurró a Lysandro queriendo ayudar a Sucrette -que estaba como estatua-.
Él albino la agarró de la cintura para después inclinarla y besarla a su manera -elegante, suave y seductora con toque de salvaje-, abriéndose paso con la lengua saboreando el interior hasta quedarse sin aliento pero logrando despertarla. -Tranquila, prometo hacerte feliz -le susurró en el oído de forma sería ante la ceremonia y provocando que Sucrette se desmayará con esa repentina verdad.
Espero que les haya gustado.
Y si dejan algún comentario o crítica se los agradecería mucho, por que me anima a seguir escribiendo.
