Fantasía y poesía
Disclaimer:
Los personajes son solamente creación de Stephanie Meyer, la historia es producto de mi imaginación y mi fanatismo a Twilight.
El contenido es para mayores de 18 años, o sino cada quien lee bajo su responsabilidad. – Por eso es mejor avisar.-
Este es mi segundo fic, estoy un poco desocupada en vacaciones y volví a FF a leer y por supuesto a escribir, hace mucho no lo hacía ya que no me queda mucho tiempo cuando estoy estudiando.
Espero que les guste y también sus reviews con cualquier tipo de comentario.
→ TaTi ^^
Prefacio
No podía creerlo, había pasado mucho tiempo desde la última vez que vi sus ojos carmesí y escuché su voz que me producía cosquilleos en la piel.
Pero como siempre me han dicho, todo en la vida pasa por algo y si lo tenía de nuevo frente a frente no era tal vez una casualidad; así que me dediqué a seguir mi vida y si algo tenía que pasar era el destino quien tenía que decidir, no yo.
Capitulo 1: memorias
2007
Era una noche lluviosa y fría, noche donde uno quisiera quedarse en casa viendo tal vez una peli o tomando algo caliente. Pero mamá y su apoyo a la iglesia que frecuentaba no me dejaron. Compró mi boleta y la de mi mejor amiga para que no me sintiese sola, pues la idea de ir con mis padres a una fiesta no era muy agradable.
Alice estuvo puntual en mi casa y juntas nos dirigimos al salón donde era la grandiosa fiesta. Entramos y al vernos aburridas y sin alguien que se dignara a ofrecernos algo, decidí llamar a Mike. Mike y sus evasivas… la verdad no tengo dinero, tengo pereza, no creo que pueda salir.
El era el que perdía, yo solo estaba dispuesta a divertirme esa noche de "hallowen".
El lugar estaba oscuro y luces de todos los colores se reflejaban en nuestra ropa y en los disfraces de la gente que nos rodeaba…
Un sacerdote que parecía un vampiro, un vecino que simulaba ser el chavo del ocho y una niña que creía ser un árbol, el ingenio de la gente era notorio a comparación de nosotras que no llevábamos disfraz.
A media noche un chico miraba mucho a mi amiga, tenía aproximadamente 20 años de edad, pelo más largo de lo común y un aspecto descomplicado.
A simple vista se sabía que los dos no querían dejar de bailar, no paraban de hablar con las miradas y compaginaban muy bien, tanto o más que con... ¡Bueno! El caso es que se veían muy bien.
Yo también bailaba como loca, no tanto como Alice que siempre había sido más decidida y extrovertida que yo pero hacía el mejor de los intentos por no caer en brazos de mis parejas y moverme bien con cualquier tipo de música.
Pero con lo que yo no contaba era con aquel muchacho supremamente alto, de ojos color miel, cabello perfectamente ondulado y de un negro brillante y una piel blanca hermosa. Desde el día en que lo vi por primera vez, desde lejos, sentí un tipo de fuerza magnética que me llevaba solo a él y a su mirada un tanto picara y un tanto tierna que lograba dejarme sin aliento.
Bailamos en repetidas ocasiones y cuando no era así yo me dedicaba a mirarlo un poco coqueta mientras hacía pequeños rizos con mi pelo.
- ¡uff! ojalá esta noche nunca terminara. Me dijo mientras bailábamos suavemente al oído, mientras los dos cantábamos una canción que para mí es inolvidable.
- Yo pienso totalmente lo mismo, créeme. Contesté al mismo tiempo que tenía mis brazos envueltos en su cuello, como si me fuera a caer de un árbol.
Pero las horas no fueron eternas y suficientes para seguir admirando sus ojos y a partir de ese día el tiempo corrió más rápido. En el colegio no lograba concentrarme ni prestar atención, estaba anonadada en mis pensamientos que no hacían más que recordar esa noche.
De repente un día en clase de tecnología, revise mi facebook. Tenía una solicitud y era el… Edward Anthony Cullen Masen. Quedé boquiabierta y lo acepté, una simple red social me ayudó a reencontrarlo.
- Pensé que nunca te volvería a ver niña linda. No sé que me hiciste ese día, pero me dejaste loco, muy loco.
- Yo tampoco, pero me encontraste. Le dije llena de emoción al ver que era cierto que había aparecido. Digité rápidamente en el computador donde se suponía estaba haciendo un trabajo, pero la sonrisa evidente había hecho que me olvidara por completo de este y centrara sus pensamientos en él.
Desde ese día una esperanza renació, quería volver a estar con él y lo pensaba muy seguido.
Después de eso parecía que la vida amorosa tanto de mi amiga con Jasper y la mía con Edward eran perfectas, las dos estábamos felices. Tanto que hacíamos siempre planes para salir los cuatro: fiestas, picnics en parques, helados, todo era genial a pesar de que mi Edward vivía un poco lejos y tenía varias ocupaciones.
La confianza entre los dos crecía, Edward me contaba en largas horas sobre su vida, sobre quién era y qué hacía. Una persona con los pies puestos sobre la tierra, de un carácter fuerte, que no se deja abrir los ojos de nadie y muy liberal, hace lo que quiere con ciertos límites que el mismo y su ambiente colocan. En repetidas ocasiones visité el lugar donde vivía, la gente me miraba con cierto desdén, claro sabía que yo era la 'mujer' de él. Uno de los más importantes expendedores de droga en la ciudad, además de ello mataba y pertenecía a una importante pandilla la cual yo conocí meses después. Conmigo parecían ser amables pero la verdad no eran de confiar.
Del único que pude hacerme amiga fue de un tal Aro, uno de los jefes más importantes al que Edward le tenía demasiado respeto y cariño.
No podía creer que en tan solo uno meses me hubiese enamorado así del él, era algo muy extraño que nunca me había pasado con mis ex novios. Por el contrario, las cosas con ellos no pasaban de jueguitos y cariñitos; cuando terminábamos, no le daba mayor importancia.
Yo definitivamente estaba inmersa en mi mundo, un lugar mágico lleno de amor e ilusiones que se construían pero a la vez se deshacían cuando miraba la realidad.
Mi niño, como solía llamarlo me enseñó muchas cosas sobre lo que era la calle, sobre su gente, había salido de la bola de cristal donde hasta hace algún tiempo estaba viviendo. Lo peor de todo fue que hasta aprendí de drogas con él, las probé con la única excusa de que con él estaría segura y nada iba a sucederme.
Sus padres ya me conocían un poco y pensaban que era una niñita caprichosa y antipática, así como lo era mi mamá. La única que me quería era la pequeña Esme, su hermana, de once años. Siempre me decía que ninguna novia de Edward le había caído tan bien como yo y me hacía cartas con dibujos hermosos.
Nosotros decidimos probar suerte con mis padres que no tenían la más remota idea de nuestra relación.
Mis padres, Tanya y yo estábamos terminando de cenar cuando de pronto tocaron el timbre. Mi hermana y yo sabíamos que era el.
Me dirigí hacía la puerta y le di un enorme beso y un abrazo a mi novio, quien venía con unos girasoles espectaculares y una especie de torta para mi mamá.
- Buenas tardes Señor y señora Swan, mucho gusto me llamó Edward Cullen. Le entregó el ponqué a mi mamá mientras que ella llamaba a Leah, la señora que nos ayudaba en la casa y le grito… Tal vez esto le guste a Martín, que era nuestro perro.
El quería ofrecerles la mano y el único que respondió fue mi papá, en cambio mi mamá, lo observo de abajo arriba y le dijo secamente: igual.
- Les quería presentar a Edward por por… Estaba muy nerviosa de la reacción que tomarían, ya que era mi primera relación seria y por lo tanto el primer chico que llevaba a casa.
- Porque soy su novio y nos amamos. Acabó de hablar Eddy antes que de mí saliera palabra alguna.
- ¿Novio? que novios ni que nada. Dijo papá.
Ambos nos miraban impresionados pues Edward no era una persona "de confiar" para ellos, ya habían oído mucho de sus andanzas y no lo querían, nunca lo quisieron.
- Mire Eduardo, Ernesto o como se llame… Mi hija es una de esas niñas decentes, de las que quedan pocas en esta ciudad, es de su casa y de buena familia.
Así que le aviso de una vez por todas que si tiene intenciones de arrebatarle dinero o hacerle algo malo, no repararé en matarlo con mis propias manos, entonces es mejor que se aleje de nuestra hija. Le gritó papá furibundo.
- ¡ NOOO! Nosotros ya llevamos cinco meses y todo ha sido espectacular, el no es lo que parece y yo lo amo. Dije con los ojos llenos de lágrimas y abrazándolo fuertemente. ¡No le harás nada!
Ese día fue horrible, mis papás me prohibieron seguir con él y si lo hacía supuestamente me mandarían a terminar la secundaria en Suecia donde vivía la abuela Sue. Pero no le hice nada de caso a nadie, era mi primer amor y no oía nada ni a nadie.
Lo único que hice fue entregarme por completo a esa relación, pasaba días enteros con él y hasta una vez me escapé una semana con la excusa de un viaje del colegio. Pero en realidad nos fuimos a las afueras de la ciudad a pasarla de maravilla.
En realidad fueron los dos años más lindos que he pasado con alguien, jamás me había sentido tan bien. Yo juraba que el era el amor de mi vida, el padre de mis hijos.
Sin embargo, un día antes de cumplir dos años, un día como cualquier otro…, un día donde me decía miles de palabras cariñosas… amor, te quiero. Tú sabes que eres la niña de mis ojos…. Todo se derrumbó…
Desde hace tiempo el frecuentaba a una tal Aleeah en su pandilla, una niña que a penas vi, me hice la pregunta que todas las mujeres nos hacemos cuando nos cambian por otra: ¿Qué tiene ella que no tenga yo? Pero no mentía ella era un año mayor que yo, gorda y de ojos saltones. Además no era una ´niña de su casa' como hablaban en mi familia.
Por eso me dio bastante duro darme cuenta de una realidad que no había querido ver, mi príncipe azul se había llevado todos los colores que tenía el arco iris que yo ciegamente armaba.
Las preguntas que rondaban por mi cabeza eran bastantes y abrumadoras, ¿por qué el primer amor fue así? ¿Por qué la persona por la cual quería darlo todo le pagó de esa manera?, no me sentía para nada bien y muchas cosas cambiaron. Me sentía muy sola y aburrida, sin el nada era igual. Estaba impresionada por la forma en que alguien puede mentir, ofrecer el cielo y la tierra al mismo tiempo para al final salir con un chorro de babas, acabar con una ilusión que era verdadera, con un amor que yo creía real.
Era mejor que esa noche, tan efímera, tan inolvidable nunca se hubiera terminado… ¡nunca!
A partir de ese día no volví a hablar con él, excepto las noches en que bebía demasiado con mis amigos y lloraba mucho recordándolo. En esos momentos solo se me ocurría tomar el celular y marcar su número, escuchar su voz se convertía en un alivio para mí…
Julio de 2010
No quise colocarle día a esta carta, porque cada día se agota el tiempo para estar contigo así sea de la forma incorrecta, es decir, a medias.
Es mejor sentir que cada segundo, minuto, cada hora, cada mes y cada año es eterno y que los números no existen cuando el amor está presente.
¿Sabes? Es ilógico pensar que puedo estar contigo, aunque es lo que más quisiera en estos momentos no es posible. Solo tengo la satisfacción de que te tuve por algunos meses, de que te brinde muchas cosas que una niña tiene guardadas para su "príncipe azul"… Creo que estoy muy cursi, pero no me importa, tal vez las cartas son el único medio que tengo para desahogarme ahora.
Mil gracias por todo aquello que me diste y no me arrepiento de perdonar los errores que cometiste ni de volver a verte a escondidas; pues si es la posibilidad que tengo no la desaprovecharé y la verdad me duele no seguir con esto Edward, con esto tan bonito que estoy sintiendo.
Te deseo lo mejor en tu vida, que todos los grandes sueños que tienes en mente se puedan cumplir en su totalidad y que esos pequeños problemas se solucionen.
Tal vez algún día te vea por ahí, con alguien más y con unos pequeños niños, si estás feliz créeme que no me dolerá eso es lo que siempre le pido a Dios.
Nunca olvidaré nada, ni un solo segundo entre tú y yo.
Tú amiga, amante, confidente, novia, quien te escuchará siempre….
Bella
Una lágrima muy grande rodó por mi mejilla izquierda mientras doblé aquel pedazo de papel que empezaba a tomar un tono amarillo y a verse muy arrugado.
Una mano me tocó el hombro, sacándome de la hiperventilación que estaba sufriendo en ese preciso momento.
- ¿Qué haces mi vida? Estás pálida. ¿Qué es eso? Me dijo Jacob mientras tomaba mi cara entre sus manos grandes y protectoras.
- No te asustes Jake, solo estaba mirando una vieja carta, la última que me dio Alice antes de que peleáramos.
- No vale la pena que te coloques así, mi primita sabía que tú eres una gran amiga y no lo supo valorar, eso ya es problema de ella.
- Si, tienes razón creo que me olvidaré de eso…
- Okey. Te esperaré en la habitación iré a tomar un baño.
Jacob me dio un beso en la frente y se fue, mientras que yo quedaba como siempre inundada de pensamientos, recuerdos y sueños un poco frustrados.
El no era un mal chico, no del todo. Llevábamos viviendo año y medio juntos y al parecer todo marchaba normal…
Mmm normal a pesar del desorden del apartamento donde vivíamos, de los gastos que nos dejaba el mantenimiento de este, de la carrera que el estaba cursando, de que mis padres no estaban de acuerdo y menos los de él….
¡En fin! Pensar en eso me generaba mucha jaqueca, era mejor intentar seguir con esa relación tan extraña.
Sin embargo, cuando a mí se me metía algo en mente era muy difícil de sacarlo, me causaba un poco de gracia y un tanto de melancolía el recordar como empezó todo con Jake.
Es imposible olvidar el día en que decidí irme a vivir con él por la fuerte pelea que tuve con mis padres después de que supieran que había perdido la virginidad y no precisamente con el hombre que ellos desearían, claro que para ningún papá es fácil aceptarlo y menos con ese… Como solía llamarlo mi papá.
Flash back
- ¡No más papi! Igual algún día tenía que pasar. No podía quedarme toda la vida como una monja ¿no crees?
- No entiendo como pudiste decepcionarnos así después de toda la confianza que te teníamos.
- Ahh claro entonces querías que te dijera… "hoy es el día"
Mi papá, el que nunca me había puesto un dedo encima porque su inmensa nobleza no lo dejaba, me abofeteó delante de mi hermana que no hacía otra cosa que defenderme.
Sin palabra alguna empaqué maletas y llamé a Jake llorando.
- Jaaa keee Le nombré en tono nervioso. ¿Puedo pasar? Creo que aceptaré tu propuesta.
- ¡Oh bella! Claro estaré acá todo el día, te espero.
A las dos horas, después de despedirme de mi hermana que era la única que sabría donde iba a estar y con pequeños sollozos por parte de ambas, tomé un taxi camino al bulevar central, donde el chico de 21 años vivía en un apartamento con una alcoba, con pocos muebles. Algo común en los universitarios promedio.
- Gracias por recibirme, tú eres uno de los pocos que me apoya en estos momentos. Le dije mientras lo abrazaba y las lágrimas caían mojando su chaqueta.
- No digas sandeces tu sabes que cuentas conmigo amor. Ahora podemos tener una vida tranquila sin importar lo que diga tu familia o la mía.
A partir de ese día empezamos a convivir, a contarnos cada una de las anécdotas que le pasaban a él, en la universidad, y a mí, en el trabajo. Todo era increíble y aunque recibíamos pocas visitas no nos aburríamos. La pasábamos bien ya que éramos tanto amigos como amantes, no digo que novios porque la verdad yo no estaba segura de mis sentimientos hacia Jake, pensándolo bien, nunca lo he estado.
Unos meses después, recibí una visita inesperada mientras redactaba un articulo "debilidades juveniles" para el periódico en el que llevaba año y medio trabajando. Mis padres junto con mi hermana me rogaban que volviera a casa, que los problemas acabaran y que pensara las cosas. De la manera más civilizada les hablé y les dije que ya era una mujer, que no era el bebé que ellos pensaban. Finalmente llegamos a un supuesto acuerdo, sin embargo, hoy en día siguen reprochándome el vivir con un hombre dos años menor que yo, que no me puede ofrecer nada material y que no tiene nada organizado en la vida.
Ellos como siempre pensaban en mi bienestar, no tanto afectivo sino económico y social pues la reputación que mi familia tenía en la ciudad era demasiado alta. El que dirán para ellos era una de sus preocupaciones.
Fin del flash back
Estaba prácticamente dormida cuando sentí sus labios a mi lado, se metió debajo de las cobijas y empezó a acariciarme el cuello y a bajar suavemente los dedos por mi espalda.
- mm Jake esta noche no, estoy muy cansada.
- Pero si ya llevamos tres semanas sin nada de nada bebé. Dale y veras que conmigo te relajas. Me decía con voz dulce mientras tocaba mis pechos por debajo del pijama de tiras que tenía puesta ese día.
- ¡Cielo hoy no! Mañana tienes que ir a estudiar y pasado mañana hay cierre.
El no me oía y en un movimiento poco sutil me dio la vuelta, de tal forma que quedó encima de mío. Besándome el cuello empezaba a quitar poco a poco la ropa, viendo que ya estaba en esas condiciones y sintiendo la erección que su cuerpo caliente empezaba a sentir accedí a su necesidad.
- Si ves? No era tan difícil, ya verás te voy a demostrar que siempre has sido y serás mi gran amor…
Yo también le quité los bóxers que llevaba puestos y lo acaricié un poco, sabía que eso le encantaba y lo ponía peor.
- Esa es mi bella, ohhhhhhhhh
Y todo sucedió en menos de un minuto estábamos completamente desnudos, su cara tenía una enorme sonrisa que solo yo sabía porqué era.
Entro con fuerza en mí y me decía que era solo suya que le pertenecía y que nada ni nadie lo hacía más feliz…
Estar de esa manera con Jacob era como mi único distractor, no me snetía del todo completa ni llena pero me ayudaba a olvidar cosas que ya no debía recordar y a pasarla rico en cierto modo.
