Hola chicas lindas, aqui está el primer capítulo de mi historia "Seguir el destino" Es una historia que imaginé y me pareció mu linda y la escribí para compartirla con ustedes. Como mi otra historia "Un amor sin dolor" está llegando a su fin porque es una adaptación empecé a subir esta. Espero que lo disfruten y que me digan que les pareció.

Acepto de todo: Sugerencias, reclamos, tomatazos, besos, abrazos, etc...

Ahora les dejo leer...

Besos y abrazos

Daniela Andley


Capítulo 1

Una noticia

Daniela Andley

Otoño... En el cielo había Sol, se sentía un clima fresco y las hojas de los árboles caían, viejas y muertas, esperando a reencarnar otra vez. El invierno llegaría pronto. El color cobrizo de las hojas que caían de los árboles era hermoso y el viento se llevaba consigo algunas de aquellas hojas, dejando ver un paisaje hermoso, obra única de Dios.

Candy se despertó, abriendo los ojos lentamente, estiró sus brazos y se levantó con una sonrisa en el rostro. Se asomó en el balcón y pudo ver el jardín. Observó maravillada la belleza natural que se presentaba ante sus ojos y le dio gracias a Dios por un día nuevo, sonrió porque llegaría la navidad pronto y no podía esperar más. Estaban en noviembre y empezaba a hacer más frio, miró alrededor y vio un inviento que Stear le regaló; una muñeca igual a ella y uno de los inventos que no han explotado. Recordaba todos los momentos vividos al lado de sus primos, que bien se la pasaba con ellos. Siempre estaban juntos. De su mejor amiga Annie, que se hablaban por cartas y ella a veces se quedaba a dormir en la mansión Andley o viceversa. De su tía abuela que parecía tenerle aprecio, gracias a que sus clases de modales mejoraron notablemente, enorgulleciendo enormemente a la patriarca de los Andley, aunque no dejaba de ser una chiquilla traviesa, sencilla y humilde y mucho menos había perdido su carácter y su candidez que la hacía ella, la hacía ser única. Y su Anthony, ese año habían compartido muchísimo tiempo juntos, se escapaban, por lo menos, una vez por semana al pueblo a comer helados.

- Vas a hacerme engordar- dijo un día Candy, ya que siempre Anthony era el que le compra su helado.

- No me daré cuenta porque estaré igual que tú- bromeó Anthony y los dos rieron.

Era tan fácil divertirse al estar con él. Le gustaba cuando los dos miraban el atardecer sentados en la rama del "su árbol" como lo llamaba Anthony, ya que, siempre subían era a ese roble y pasaban horas charlando ahí arriba, hasta que se ganaban una buena reprimenda de parte de la tía abuela. También le encantaba lo caballeroso que era con ella; cuando le abría la puerta, cuando le cedía el puesto, cuando el mismo le servía el té.

Todavía recordaba ese día en que Anthony cayó del caballo, fueron los peores días de su vida y gracias a Dios se salvó. Había sufrido mucho por eso y recordaba como la culpaban a ella, menos Archie y Stear. Desechó esos malos recuerdos para no llorar.

No sabía a ciencia cierta si estaba enamorada de Anthony, o si era un cariño fraternal queriéndolo como un hermano. Ella tampoco sabía a ciencia cierta si a Anthony le gustaba.

Una sonrisa se dibujó en su rostro al recordar la noche anterior, que estaban acostados viendo las estrellas en el jardín, ese mismo día habían hecho un picnic y se quedaron hasta la noche hablando.

-Sabes Candy- Empezó Anthony- las estrellas son personas que fallecieron y van al cielo a alumbrar a la tierra. Algún día quisiera yo alumbrar las penumbras de este mundo- dijo Anthony mirando el cielo iluminado por esas titilantes lucecitas y dando una franca sonrisa a Candy.

-Ahí debe estar tu mamá Anthony, viéndote y cuidándote desde arriba, debió ser una mujer muy buena, dulce y…- calló porque vio que Anthony puso una cara de nostalgia al recordar a su madre- lo siento Anthony, no quería ponerte triste, yo solo…- pero Anthony no la dejo continuar.

-No Candy, tranquila, no estoy triste, solo recuerdo los días felices que pase junto a ella- dijo Anthony sonriéndole

-La extrañas mucho ¿verdad?- dijo Candy después de un rato.

-Como no te imaginas- dijo Anthony dando un suspiro.

-Yo nunca tuve una mamá o un papá, a excepción de mis dos madres que me aman mucho, pero siempre soñé que yo fuera su único centro de atención. Aunque con ustedes ya no podría ser mejor- dijo Candy regalándole de esas sonrisas que solo ella sabía dar.

-Candy eres muy buena a pesar de todo lo que has pasado, esas dos señoras que te cuidaron debieron ser muy buenas.

-Sí, la verdad son muy buenas Anthony, algún día iremos los dos y te las presentaré, seguro no te preguntarán quien eres porque ya sabrán quien eres tu del chico al cual siempre les hablo en mis cartas- dijo esto y se puso roja.

Anthony río y le dijo: Tu Candy me haces feliz, no sé qué haría sin ti.- dijo Anthony mirándola a los ojos.

-Anthony- dijo Candy mientras se sonrojaba más de lo que estaba.-Yo también moriría sino estás a mi lado, iría a buscarte aun así te hubieras ido a otra galaxia.

Anthony la miró sorprendido, esa chica, tan franca y sincera, tan hermosa por dentro y por fuera, tan dulce y fuerte a la vez, no estaba seguro que sentía por Candy, pero si sabía que le gustaba- Te quiero Candy y mucho- dijo Anthony mientras tomaba su mano entre la suya y la entrelazaba.

-Y yo a ti Anthony- dijo mientras le sonreía, sabiendo que se refería a su amor de primos.

Después de un rato de estar así, Anthony habló:

-Candy deberíamos regresar, hace ya mucho frío y no quiero que te resfríes.

-Tienes razón Ant, volvamos a casa.

Y así los dos se fueron sonriéndose mutuamente, felices por ese día tan especial, y esa noche maravillosa que los dos pasaron juntos.

Unos toques en la puerta la sacaron de sus pensamientos.

-Candy, ¿Ya despertaste?- Era Dorothy que llevaba el desayuno para Candy

-Si Dorothy pasa- Le sonrío cuando entró y se puso aún más contenta cuando vio que le había traído su desayuno favorito hot cakes con miel de maple y un vaso de jugo de naranja.

-¿Cómo amaneciste hoy? La señora Elroy quiere conversar contigo cuando termines de desayunar- dijo Dorothy poniendo el desayuno en la mesa.

-¡Oh, no! ¿Ahora que hice?- dijo Candy llevándose sus dos manos a su cara y con una expresión de miedo.

-Tranquila Candy, no creo que sea nada malo, hoy la señora Elroy está de muy buen humor- Dijo Dorothy al ver la cara de Candy.

-¿No sabes porque quiere hablar conmigo Dorothy?- Preguntó Candy.

-No, solo me dijo que al terminar tu desayuno te alistaras y bajaras, aunque también me ha dicho que le informe al joven Anthony que quiere hablar con él también.- Dijo Dorothy recordando.

-¿Yo y Anthony?-¿Será que se dio cuenta de nuestras escapadas?

-Si, vengo en unos minutos Candy, le iré a decir al joven Anthony.- Dijo Dorothy y salió.

-¿Y qué le voy a decir cuando nos rete de hacer eso? seguro que ya no pensara que soy una señorita y seré un disgusto para ella.- dijo Candy preocupada. Se le había quitado el hambre de los nervios, por lo que solo se tomó el jugo de naranja y se fue a bañar. Se puso un vestido azul cielo de mangas largas y un corte de princesa un poco más arriba de los talones. Se puso unas zapatillas y adornó su cabello con una cinta.

-Es la hora.-Dijo Candy y soltó un suspiro, mientras tomaba la perilla de la puerta y la abría rápidamente, salió con pasos rápidos y en ese mismo momento salió Anthony, vestido formalmente. Anthony al notar su presencia la saludó.

-Buen día Candy, que linda te ves.- Dijo Anthony mientras le regalaba una tierna sonrisa.

-Hola Anthony, gracias.- dijo mientras instintivamente se sonrojaba.

-¿También te llamó la tía abuela?- dijo Anthony mientras se acercaba a ella.

-Sí, pero tengo miedo de que haya descubierto que nos escapamos a comer helado.

-No lo creo, Dorothy me dijo que estaba de buen humor.

-A mí también me lo dijo, pero aun así tengo un poco de miedo.

-¿Te parece si vamos juntos?

-Si.- Dijo Candy mientras tomaba el brazo que Anthony le daba.


Miraba por la ventana mientras recordaba, quien diría que esa chiquilla que había llegado a la mansión fuera realmente de su familia, adoptada por su propia familia y aún sin saberlo. Todo lo que pensaba se desvaneció de la mente de Emilia Elroy después de la charla con George en la mañana.

FLASH BACK

Leía cómodamente en su sillón de terciopelo rojo, hasta que unos toques en la puerta la hicieron desviar los ojos de su lectura.

-Pase- dijo gravemente.

-Lady Elroy, tiene una visita.- Dijo la mucama abriendo la puerta.

-Dígale que pase.- dijo haciéndole una señal de que saliera

-Buenos días mi Lady.- Dijo George.

-Buenos días George ¿Qué se te ofrece?- Dijo mientras se levantaba y le tendía su mano en forma de saludo.

George beso el dorso de su mano y prosiguió.- Mi Ladi he venido porque tengo noticias de lo que sospechaba usted, sobre la señorita Candice.

-¿Qué información? Dímelo todo.-Dijo Elroy irradiando curiosidad.

-Al parecer el mismo día que Pauna murió a causa del bebé le habían dicho que el bebé tampoco soportó el parto ¿no es verdad?

-Absolutamente.- Dijo Elroy mientras su mente la llevaba a esos días negros por los que tuvo que pasar después de la muerte de su querida Pauna.

-Pues, no es verdad.- Dijo George mientras veía la cara de desconcierto de Elroy.- Fue secuestrado.- Dijo este esperando la reacción de Elroy.

-¡Oh, Dios mío!¿ Y dónde está?¿Está muerto?¿O vivió? Respóndeme George.- Dijo Elroy angustiada.

-No se angustie mi Lady,el bebé fue secuestrado y no murió.

-Oh Dios mío, explícate George.- Dijo Elroy mas angustiada aún y confundida.

-Al parecer el mismo día de la muerte de Pauna, alguien robó al bebé en su canastilla y antes de que la señora Pauna muriera le había hecho a la niña, una muñeca que contenía por dentro un corazón y el nombre de está del embarazo.

-¿Y dónde está el bebé George? Preguntó Elroy, sentía que el corazón se le saldría de lo rápido que latía.

-¿ A dónde la llevaron?- Preguntó Elroy después de sentarse en su mueble, estaba atónita a todo lo que escuchaba y sentía que se desmayaría.

-La persona que robó a la pequeña al parecer la llevó a un orfanato cerca del río Michigan, un orfanato con el nombre del Hogar de Pony.

-El mismo donde creció Candice.- dijo en un murmullo Elroy, pensando en las posibilidades que tenía ella de ser la hija de Pauna, se parecía mucho a ella, hasta en su carácter. Pero no lo creía posible, solo serían coincidencias, decía hace unos meses. Hasta ese momento no se había dado la posibilidad de meditarlo.

Dejó con la bebé la muñeca que le hizo su madre, fui hasta ese lugar y pregunté por las misma muñeca que había llevado con la niña, la señora se desconcertó con eso y me dijo que se la habían encontrado junto a una niña, hace 14 años, pero que la niña ya había sido dada en adopción. Abrí la muñeca y saque el collar de la pequeña con el nombre de Amellinda, al parecer ahí la buena señora me creyó lo que decía y me conto todo sobre esa pequeña, pero al parecer no fue bautizada con ese nombre en aquel lugar, sino con el de Candy.

-¿CANDY?-Dijo la señora Elroy sintiéndose desfallecer y abriendo los ojos como platos.

-Si mi Lady, Candy es la hija perdida de Pauna y Marcus, hermana de Anthtony y su sobrina. – Dijo George alfín.

-N..n..no..es..p..po..sii..sii..ble.- dijo Elroy poniéndose pálida y mirando hacia el infinito. Candy, esa chiquilla era la hija de Pauna, su sobrina, por más que no quisiera aceptarlo. Aunque en verdad sentía felicidad, tal vez en otro momento se hubiera desmayado, pero le había cogido aprecio a esa niña.

.¿Y cómo supiste eso George?- Pregunto Elroy susurrando, todavía no podía dar crédito a lo que escuchó.

-Busque a la criada que había estado en el parto, me contó casi toda la información que le estoy dando mi Lady, menos en donde dejaron a la pequeña. La pobre señora estuvo buscándola y sintió un gran alivio al saber que yo había buscado en orfanatos cercanos aquí. Es todo lo que sé mi lady y lo mejor será hablarlo con Candy ahora mismo.

-Estoy de acuerdo contigo George, muchas gracias. De verdad George, gracias. Te daré una recompensa grande.- Dijo Elroy sumamente agradecida.

-Muchas gracias mi Lady con su permiso me retiro.- dijo George mientras le hacia una venia.

Elroy no respondió, se había quedado atónita al escuchar eso. Tendría que hablarlo muy seriamente con Candy…Y también con Anthony…Tendría que hacer de Candy una dama de sociedad perfecta y que supiera elegir esposo, aunque fuera lo más difícil que haya hecho, lo lograría. Por un lado estaba feliz de que Candy fuera su sobrina y por otra algo angustiada, porque no sabía que iba a decir delante de la sociedad. Este asunto era uno, o el más complicado que había tratado jamás en su vida y los Andley podían caer muy bajo, pero tenía una idea en mente, aunque le doliera mandar a sus sobrinos al exterior, tenía que hacerlo, sobre todo por Candy. Los mandaría al prestigioso colegio San Pablo, en Londres, donde ella había pasado su niñez y se había convertido en una de las damas de sociedad más altivas de todo Estados Unidos.

FIN FLASHBACK

Unos toques en la puerta la hicieron sobresaltarse, respiro hondo, cerró los ojos y boto el aire de sus pulmones como si así se fueran todos sus problemas de una vez. Tenía que hacerlo, no podía callarlo.

-Adelante.- Dijo sumamente nerviosa, con las manos sudándole y temblándole las piernas.

-Buenos días tía abuela, Dorothy dijo que nos ha llamado.- Se escuchó la voz fuerte y decidida de Anthony.

-Buenos días tía abuela.- Dijo la voz baja y tímida de Candy, sumamente nerviosa por lo que la tía les diría.

-Buenos días mis niños, tengo que darles una noticia y esto te incumbe sobre todo a ti Candice.- Dijo la tía abuela con un ligero temblor en la voz.

-¿A… a mí?- pregunto Candy en un susurro

-¿Es…es algo malo tía?-Preguntó Anthony temiendo de su respuesta.

-No, no es nada malo, eso creo.- Dijo esto último en un murmullo.- Siéntense.- Dijo Elroy mientras ella se sentaba en su sillón.

-Lo que voy a decirles mis niños cambiara muy drásticamente nuestras vidas. En especial la tuya Candice.- Dijo Elroy con sus manos entrelazadas.

-¿Por qué, que…que pasó con Candy?- Preguntó Anthony temiendo que quisieran deshacer la adopción de Candy. El no dejaría que lo hicieran y si eso pasara, él se iría con ella, cueste lo que cueste.

-Es…esta mañana vino George. Yo… hace algunos meses atrás le había pedido que investigara más sobre la muerte de Pauna y su bebé.- Dijo Elroy tratando de encontrar las palabras correctas.

-¿Qué bebé?- Preguntaron Candy y Anthony, muy confundidos.

Cuando murió Pauna, no fue una enfermedad la que la mató, sino su bebé, Anthony tu tení…tienes un hermano y George investigó mucho y pudo conseguir información.

-¿Esto que tiene que ver con Candy?- Preguntó Anthony, molesto y dolido, porque no habían querido decirle la verdad.

-Mucho Anthony, pero espera a que les explique. Tu madre y tu padre, Marcus, procrearon a un hijo. El mismo día del nacimiento del bebé alguien lo robó, no sabemos porque esa maldad, pero asi fue.

-¿Y cómo saben que está vivo?- Preguntó Anthony, confundido.

-Ella, Pauna le hizo una muñeca.- Candy pensó un poco, A ella la encontraron con una muñeca también, será que…- Adentro de esta tenía un collar con un broche de corazón que decía el nombre de esta. De tu hermana- Interrumpió sus pensamientos La tia Elroy.

-George alfín encontró a alguien que podía brindarle mucha información, una criada que estuvo en el parto y le dijo todo. Lo único que no le pudo decir fue quien se la llevó y donde la dejaron. George investigó en los orfanatos y encontró el lugar de la niña…La llevó al hogar de Pony.-Al escuchar esto Candy y Anthony se miraron mutuamente, pensando en lo que Elroy podía decir.

-El hogar de Pony, George fue para allá y encontró tu muñeca Candy, la abrió y ahí estaba. Tu eres una verdadera Andley, Amellinda Brown Andley es tu verdadero nombre.- Dijo esta tratando de aguantar las lágrimas.

-¿Qué?- Preguntó Candy antes de caer desmayada.

-¡Candy!- Exclamó Anthony.

-¡Dorothy, ven aquí!- La llamó Elroy rápido.

-¿Si señora?- Dijo esta al ver las caras de preocupación de Anthony y Elroy y al ver a Candy desmayada sobre el regazo de Anthony fue en busca de algodón y alcohol. Después a un tiempo record volvió y le puso el algodón a Candy en la nariz.

Candy lentamente reaccionó, viendo todo a su alrededor, con las miradas preocupadas de los que se encontraban en la habitación.

-¡Candy!- Exclamó Dorothy.

-¿Qué pasó?- Preguntó confundida Candy y la tormenta de recuerdos de hace unos minutos vinieron a su mente.

-Recibiste un fuerte impacto por lo que…

-Yo soy la hermana de Anthony.-Afirmó esta, interrumpiendo a la señora Elroy, mientras soltaba lágrimas y pensaba la suerte que tenía de haber sido adoptada por su familia.

-Candice, deberás descansar, hablaremos de esto más tarde.

-Candy asintió, mientras veía a Anthony pálido y tenso. Jamás había visto esa facción en él.

-Anthony, ¿Qué ocurre?- Pregunto Candy sacando a la realidad a Anthony.

-Nada, con su permiso tía abuela, Candy, Dorothy- Dijo mientras este se paraba y salía rápidamente.

Candy lo miraba confundida y se alegró de ser su hermana, de alfín haber conseguido a su familia.

-Candy no puede ser mi hermana, no, de todas las chicas de esta tierra me tuve que enamorar de mi propia hermana.- Se decía Anthony a si mismo mientras corría a su habitación y le ponía seguro a la puerta. Se deslizo hasta el suelo mientras cerraba los ojos y descansaba su cabeza en la puerta. Empezó a llorar, mientras sentía que ya nada valía en este mundo, no después de que la mismísima chica que lo había enamorado fuera su hermana.

Sus fuerzas se desvanecieron por completo, mientras hundía su cabeza en el centro de sus rodillas. Sentía como la tristeza lo abofeteaba tan duramente y como la desesperación se sentaba a su lado para abrazarlo y quedarse con él. No hallaba por ningún lado la paz que tanto deseaba en estos momentos.

Levanto su cabeza, se limpió sus lágrimas fuertemente y soltó un suspiro, ya nada se podía hacer, nada. Solo quedaba guardarse sus sentimientos muy profundamente en su corazón, para siempre. Y nunca volverlos a dejar salir a flote y mientras trataba de olvidar sus sentimientos por Candy sentía como poco a poco su corazón se marchitaba como las rosas al arrancarlas, y así se sintió, como una rosa que el destino había arrancado de su rosedal con mucha agresividad y se marchitaba rápidamente.


Después de un poco de descanso la señora Elroy fue al cuarto de Candy, al parecer el impacto lo había llevado Candy pero veía que la niña se sentía feliz. Tocó a su puerta y se escuchó un cansado Adelante, Elroy entró y se sentó en un sillón cerca de la cama de Candy.

-Candice ya que sabes que eres una verdadera Andley, sabes a lo que conlleva también ¿verdad?- Preguntó la matriarca mientras la miraba profundamente. Se sentía extraña al saber de Candy era su sobrina.

Candy se limitó a asentir con su cabeza, por un lado se sentía feliz, pero una parte de ella se sentía asustada, pensando en sus responsabilidades como una estirada señorita de sociedad, pero nunca llegaría a ser una más de esas, se lo había prometido mucho tiempo atrás.

-Tía abuela, me siento feliz y no sabe cuánto, de que usted sea mi verdadera tía abuela.- Dijo Candy esbozando una sonrisa sincera y mientras una lagrima salía a flote y está la limpiaba rápidamente

Esas palabras encogieron el frío corazón de la tía abuela, mientras sentía que Candy se adentraba en su corazón poco a poco, sacando su cariño por ella.

-Yo también me siento feliz de que seas mi sobrina, Candice.- Dijo está sonriéndole mientras sentía como unos pequeños brazos la rodeaban, se sorprendió al principio pero después le correspondió mientras soltaba una lágrima de felicidad. Después de acordó de los buenos modales de las grandes señoras de sociedad y se separó de su abrazo.

-Candice descansa y después baja para el almuerzo .- Dijo Elroy al momento que recuperaba su compostura.

-Si, tía me muero de ganas por saber cómo era mi madre, y mi padre. Dijo esta mientras esbozaba una sonrisa.

Elroy le sonrió tristemente, pensando en su querida Pauna y después de cerrar la habitación se dirigió a su cuarto a leer un poco.

Candy se sentía tan contenta de haber descubierto a su familia, mientras miraba el sol, se preguntaba por qué Anthony se había ido de ese modo y desde ese momento estuvo más que segura que lo que sentía por él era un amor de hermanos, aunque lo eran realmente. Él siempre estuvo ahí para defenderla de las maldades de Eliza y Neil, al acordarse de estos se preguntó qué cara pondrían al saberse verdaderos primos de esta. Y como si los hubiera llamado pudo ver por la ventana como un carruaje de los Leagan llegaba y de este se bajaban Eliza y Neil. Se estaba preparando para sus humillaciones y maldades pero eso no le quito la sonrisa de su rostro.


Continuará... Mañana... U hoy :D