Capítulo 1: Encuentro

-Hija, ¿aún sigues enojada con nosotros?- preguntó mi madre.

-No, mamá ya no. Sé que papá ya acabó su trabajo en ese país así que sólo estamos volviendo a nuestro país natal ¿no?-dije desganada y sintiendo una leve tristeza al recordar a los amigos que había hecho ahí, ya que sabía que no los volvería a ver, y que comunicarme con ellos sería muy complicado.

-Sakura, se que este cambio de academia será un poco duro pero ya verás que te acostumbraras-dijo sonrientemente, como si eso me haría sentir mejor.

-Si claro la academia- ahora me sentía un poco más enojada... ¿qué pasaría si no conseguía amigos? ¿Tal vez ni siquiera podría tener un novio? A lo que me refiero es que ¿Quién se fijaría en una chica de pelo rosa? Esto era desastroso...

-Ya sabes tienes que ir con tu uniforme y solo los días de entrenamiento iras con deportivo. Tu papá te llevara mañana y…

-¡Mamá no tengo 5 años!...puedo ir yo sola. –La interrumpí bruscamente, realmente pretender como si no pasara nada no era lo mío- Mejor dicho quiero ir sola por lo menos ahora que...- me vi interrumpida por las palabras de mi padre que recién había llegado

-Amor, Sakura tiene razón...ahora ella tiene 15 años y es muy fuerte puede defenderse sola-dijo mi padre en un tono serio

-Papá yo no...

-No te preocupes, se que aún te molesta todo esto por eso ve sola a la academia hasta que se te pase tu enojo, ¿no es eso lo que ibas a decir?-dijo mi papa amablemente. Por alguna razón me hizo sentir mejor.

-Gracias papá...saben, creo que si realmente me quiero acostumbrar a este país tendré que dar todo de mi-dije sonriendo y entusiasmada

-¡Así se habla hija! Ahora ve alistando tus cosas no queremos que mañana llegues tarde o ¿sí? –esta vez mi padre usó un tono más alegre.

-Tu padre tiene razón ve alistar las cosas hija.

-Claro, enseguida- dije mientras me daba la vuelta y me dirigía a mi cuarto.

Tal vez este cambio no sería tan malo...tampoco es que extrañaría mucho esa ciudad en donde parecía que nunca pararía de llover y siempre estaba llena de niebla, en realidad ni siquiera tenía verdaderos amigos allí. Ellos solo me hablaban para que yo les prestase las tareas, y yo les dejaba utilizarme, debido a que no quería estar sola.

Me dirigí a la ventana de mi cuarto, esta aldea no estaba nada mal, era tranquila y con un clima agradable...

-Sí, ya está decidido...este año haré verdaderos amigos y tal vez consiga un novio-me ruboricé pensando en eso. ¿Qué clase de chicos habría en la academia?

Afuera se empezaba a oscurecer pero aún se veían las personas que pasaban por ahí, me puse a analizarlas uno por uno hasta que mi vista alcanzó a ver a dos jóvenes guapos. Uno era de cabello negro, alto, aunque parecía muy serio; mientras el otro que estaba a su lado era todo lo contrario, también era alto, pero era rubio y estaba muy sonriente. Definitivamente esa era la clase de chicos que quería de novio. Tal vez podría preguntarles algo cómo donde se encuentra la farmacia, o tal vez la academia, de forma casual y de ese modo podría saber sus nombres. Si, tenía que hacerlo, era mi única oportunidad.

Estaba muy feliz, tal vez si conocería a un buen amigo después de todo. Me dispuse a correr a toda velocidad para salir de mi cuarto y bajar por las escaleras, estaba feliz. La puerta de la casa estaba abierta.

-¡Genial! Podre salir más rápido y darles alcance.

Seguí corriendo, pero de pronto una chica paso por la puerta.

-¡Cuidado!

-¿Qué?

¡Demonios! Ya no me podía detener. Sólo sentí chocar mi cuerpo con el de ella y caer sobre su encima.

Levante un poco la cabeza y al ver su rostro me congelé. Ella era rubia, de tez blanca, su rostro en general era muy hermoso, sus pestañas eran largas y tenía ojos azules, yo me podría perder en esos ojos, y sus labios, sus labios se veían tan suaves...y deseables. Sentía ruborizarme... ¿pero en qué demonios estoy pensando? ¡Ella es una CHICA! Además había visto a dos chicos lindos, pero mi corazón no se había acelerado como ahora ¿Qué estaba pasando? Seguro era el cansancio de correr.

-L-Lo siento-dije mientras mi corazón aun latía fuertemente.

-Auch! Eso dolió-lo dijo sonriendo. Esa sonrisa era muy bonita, y su voz dulce.

-Yo l-lo siento, quise detenerme pero...

-No pasa nada - sonrió nuevamente, verla feliz me hacía sentir feliz por alguna extraña razón así que le devolví la sonrisa.

. Mmm disculpa pero... ¿Cuál es tu nombre?

-¿Q-Que?

-¿Cuál es tu nombre?- lo dijo sonriendo, otra vez sentía ruborizarme pero ¿Por qué?

-E-e-es S-S-Sakura...y ¿tu?- Y ahora ¿por qué estaba nerviosa?

-Antes de responder, mmm...Sakura ¿te puedes levantar de mí encima por favor?

¡Dios! Ahora que lo mencionaba no me había importado estar sobre su encima. ¿Qué me estaba pasando? ¿En qué mundo me encontraba como para no darme cuenta que estábamos en el piso y yo sobre ¡ella!?

-L-Lo siento- dije mientras me levantaba y empezaba a ruborizarme mucho más, ¿cómo no había hecho eso desde el principio? ¡Qué vergüenza!

-Ah no te preocupes-dijo despreocupadamente.

-En serio, l-lo siento

-Ya te dije, está bien

-Yo no pude detenerme, de veras lo siento- dije mirando al piso poniéndome cada vez más nerviosa.

-En serio todo está bien sólo me ensucie un poco...por cierto mi nombre es Ino, mucho gusto-me dijo siempre con esa sonrisa amigable. Ahora la podía ver mejor, realmente era hermosa, alta y delgada y si la veías mas detalladamente podrías decir que tenía un buen cuerpo ¿pero porque la estoy viendo de pies a cabeza? Sentí mi rostro más caliente aún.

-Sakura ¿me estas escuchando? ¿Por qué me estás viendo así?

¡Genial! ¿Era tan obvia? Esto no andaba bien, Ino se había dado cuenta de que la estaba viendo. Tengo que inventar una excusa rápido.

-Solo veía si realmente no tenías nada.

-Ya te lo dije estoy bien, bueno ya se me hizo tarde nos vemos-Se dio la vuelta y empezó a correr

Entre a mi casa y cerré la puerta detrás de mío.

-Sólo veía si realmente no tenías nada. ¡Genial Sakura! Ahora parecerá que te... ¿gusta?

Camine hacia mi cuarto. Una vez allí me eche en mi cama.

-Ino, que bonito nombre-dije sonriendo y volviéndome a acordar de ella.

Realmente ya no sabía lo que me pasaba, pero definitivamente este era una felicidad que no había sentido antes, después de todo tal vez este iba a ser un mejor cambio para mí; mañana sería un nuevo día y yo empezaría un nuevo año con el pie derecho.

Cerré los ojos, y poco a poco sentí dormirme.