Hola Vengo a traerles una nueva historia, les explicaré un poco.
Esta historia se sitúa a mediados de los años cuarenta, de cuando los estadounidenses llegaron a Japón para someterlos, pero no recordaba si había sido en la Guerra del Pacífico o en la Segunda Guerra Mundial, y como no encontré nada en internet, decidí dejarlo en los años cuarenta, que es el intermedio de las dos.
Otra cosa, no es ErenFem, a pesar de la narración, es sólo que Rivaille aún no lo sabe, por eso lo menciono como mujer.
Bueno, ya se las dejo, espero la disfruten ^^
Disclaimer: SnK y todos sus personajes no me pertenecen, son obra de su respectivo autor.
Advertencias: Riren, AU, Lemon, violencia, MPREG.
๑۞๑,¸¸,ø¤º°`°๑۩ Capítulo 1 ۩๑ ,¸¸,ø¤º°`°๑۞๑
Kioto, Japón, a mediados de los años cuarenta, cuando la tropas estadounidenses invadieron el país, quitandoles los cargos de nobleza, propiedades y haciéndolos sus sirvientes.
En esa región había un Bar/restaurante para los nobles, en el cual trabajaba una hermosa jovencita de 15 años, ella tocaba el koto y era la hija del dueño del local, tenía una larga cabellera castaña y unos hermosos ojos verdes con destellos turquesas, esas eran sus características más notorias.
Muchos nobles, tanto hombres como mujeres, iban todas las noches a escucharla tocar, encantaba al público con su habilidad de producir hermosas melodías con sus delicados dedos. En muchas ocasiones era acompañada por su hermana, Mikasa, que tocaba el shamisen, y su amigo de la infancia, Armin, que tocaba el shukihachi.
- Eren, prepárate, ya casi es hora de abrir.
- Si padre - dijo la castaña y subió al escenario para practicar un poco.
Ella llevaba un kimono de varias capas, la primera era de un color verde aqua, que combinaba perfecto con sus ojos, la segunda era color naranja y la exterior era roja, con hermosos estampados de flores en las que predominaban las sakura, de tamaños diferentes. Sobre el kimono llevaba un ancho obi color verde aqua.
Su cabello lo tenía recogido en una coleta alta, amarrada con un moño rojo y en la parte superior izquierda de su cabeza tenía un broche en forma de sakura del cual colgaban muchos delicados cordones en color verde.
Faltaban quince minutos para abrir las puertas a los clientes cuando se escucharon tres fuertes golpes en la puerta, que demandaban abrirla rápidamente. Pero Eren estaba tan concentrada que no lo escuchó.
El dueño, Grisha, corrió hacia la puerta para abrirla de par en par. Cuando lo hizo sus ojos se abrieron asombrados, al ver que frente a él se encontraban cuatro soldados con uniformes norteamericanos, el soldado al frente era un tipo bajito y delgado pero fuerte, de cabellos color azabache, y ¡sus ojos!, oh dios, sus ojos grises mostraban una gélida mirada que le puso los vellos de punta al padre de Eren.
Los otros hombres eran más altos, con diferentes tonalidades de castaños, uno castaño rojizo, castaño claro y castaño oscuro, éste último tenía el cabello casi rapa.
- ¿Grisha Jaegar? - dijo el pelinegro.
- ¿S-si? - respondió nervioso.
- Soy el Sargento Rivaille, tenemos órdenes de confiscar este establecimiento - dijo mientras entraba al bar a inspeccionar.
- ¿Qué? Pero... ¿Por qué?
- Si quiere sobrevivir, será mejor que haga caso a la orden.
El soldado a pesar de tener baja estatura, era muy imponente en su porte y en la forma fría y calculadora con la que te observaba. Se adentró al establecimiento y pudo ver a más gente trabajando ahí, una mujer mayor de cabello castaño salía de la cocina junto con una joven de cabello negro, y en el área de las mesas, se encontraba un joven, delgado y de baja estatura, con cabellos rubios. Y entonces alcanzó a escuchar una hermosa melodía que provenía del fondo del bar, el azabache caminó más hacia adentro, pudo ver un pequeño escenario y sobre éste se encontraba una hermosa joven.
El Sargento quedó cautivado tanto por la belleza de esa chica como del hermoso sonido que creaba con sus manos. Se acercó un poco más y pudo ver su rostro, tenia una delicada piel un poco tostada, con una fina nariz y unos suaves y delicados labios. Su rostro estaba sereno, totalmente concentrada y parecía que el tocar le daba paz. Pero la chica lo vio y se detuvo al instante, y al ver que el hombre portaba un uniforme militar extranjero, su expresión cambió por una de miedo.
- Señor, por favor, - Grisha lo siguió hasta donde se había detenido - debe haber una forma en la que podamos arreglarnos, haré lo que sea, le daré lo que quiera.
El pelinegro se tardó en responder.
- Seguro - dijo y sus soldados lo miraron confundidos -. ¿Hay algún lugar en el que podamos hablar a solas?
- ¿E-en serio? - preguntó incrédulo - p-por supuesto, sígame, por aquí - dijo mientras lo dirigía a su oficina personal.
Estuvieron en ese cuarto por mas de veinte minutos, y al salir, el azabache le habló a dos de sus soldados.
- ¿Auruo? ¿Erd?
- ¿Sí Sargento? - dijeron los mencionados al unísono.
- Tomen a ésa chica y sáquenla de aquí, llévenla hasta mi residencia - dijo apuntando a Eren.
- ¿Sargento? - inquirieron los soldados.
- ¿Tengo que repetirlo? - dijo con una fría y aguda mirada.
- No, Sargento - dijo el de cabello castaño rojizo y ambos soldados se acercaron a la chica.
- ¿Q-qué están haciendo? - dijo la ojiverde mientras retrocedía - ¡No me toquen!
- Mis disculpas señorita.
Ambos soldados la tomaron de un brazo cada uno y la arrastraron a la salida del Bar con el pelinegro detrás de ellos.
- ¡Esperen! ¿Qué están haciendo? - preguntó la madre de Eren.
- Pregúntele a su esposo, señora - dijo fríamente el sargento y continuó su camino.
- ¿Grisha? - se giró para ver a su marido, pero éste no pudo levantar la vista del suelo.
- ¡Padre! ¡¿Qué es lo que está pasando?! ¡¿Padre?! - preguntaba a gritos la ojiverde.
La madre, la hermana y el amigo de la castaña quisieron detenerlos, pero el tercer soldado bajo el mando del sargento se interpuso en su camino.
Los soldados Auruo y Erd subieron a Eren a un carruaje y le amarraron las manos y los pies por orden de su sargento. Bajaron y después subió el pelinegro al carruaje y dio la orden para que se dirigieran a su residencia, otra propiedad "confiscada" claro.
- ¿A dónde me lleva? - preguntó la menor.
- A mi casa, obviamente.
- ¿Por qué me lleva a su casa?
- Porque ahora me perteneces - dijo mirándola fijamente y la castaña se tensó.
- ¿Qué dijo? ¿Cómo que le pertenezco?
- Tu padre hizo un trato conmigo, tú a cambio de dejar su asqueroso Bar en paz.
Los ojos de Eren se abrieron de par en par y pequeñas lágrimas se empezaron a acumular en ellos.
- No es verdad - dijo con un nudo en la garganta.
- Lo es, por eso no movió ni un dedo para impedirlo.
- No... no es cierto ¡usted está mintiendo! - dijo y se abalanzó contra el azabache.
Como el sargento no se esperaba aquello, tardó un poco en reaccionar. La morena logró alcanzar un poco el rostro de ese hombre y le dejó un leve rasguño debajo de su ojo izquierdo. El ojigris se levantó furioso de su lugar, empujó a la chica al asiento de enfrente y le dio una fuerte bofetada. La menor se llevó sus manos amarradas al área dañada y dejó correr gruesas lágrimas.
- Será mejor que lo comprendas rápido, ahora eres mía, te guste o no - dijo gélidamente y se sentó en su lugar, mientras la ojiverde lo veía con unos ojos llenos de miedo y se dejaba llevar por el llanto y el dolor de su mejilla, pero sobretodo, el dolor por el abandono de su padre.
Se detuvieron frente a una casa tradicional japonesa rodeada por una gran barda blanca con tejas azules, Rivaille se levantó, le quitó las cuerdas de los tobillos y tomó a Eren del brazo para que bajara también, entraron por las gruesas puertas rojas y dentro de la barda, vieron una gran casa, debía de tener al menos diez habitaciones, a parte de la cocina, el aseo y el baño.
Entraron por la puerta principal, se quitaron sus zapatos y los dejaron en el genkan. Ahí el mayor le quitó las cuerdas de sus muñecas. Entraron a la sala de estar y encontraron a una linda chica con cabello rubio y ojos azules, ella llevaba un vestido azul al estilo occidental y al ver al sargento habló en inglés.
- Oh, qué bueno que ya llegó señor Rivaille, la comida ya está lista - dijo y después vio que el azabache había llegado con una chica - oh, ¿quién es ella?.
- Ella se quedará aquí a partir de ahora - le respondió hablando inglés - tú te encargarás de sus necesidades, por favor.
- Claro - dijo y después usó el japonés para dirigirse a la castaña - hola, mi nombre es petra, ¿cómo te llamas?
- E-eren.
- Hola Eren, ¿tienes hambre?
La castaña negó con la cabeza.
- Llévala a una de las habitaciones - ordenó el azabache.
- Claro - respondió y después le habló a la chica - ven, vamos.
La rubia le extendió una mano, ella la tomó algo temblorosa y pudo sentir como la otra chica le pasaba un brazo por la espalda.
Llegaron a una de las habitaciones, Petra sacó un futon del armario y lo extendió sobre el suelo.
- Ven siéntate.
La morena lo hizo y una vez sentada se llevó sus manos al rostro y comenzó a sollozar.
- ¿Q-qué te sucede?
- E-es sólo que... no quiero estar aquí.
- ¿Por qué no?
- Tengo miedo.
- ¿Miedo? ¿A qué?
- Al hombre con el que llegué.
- ¿A Rivaille? ¿Por qué?
La morena procedió a contarle lo ocurrido en el Bar de su familia y en el carruaje.
- ¿En serio hizo eso?
La chica asintió.
- Ese definitivamente no es el Rivaille que conozco, debe haber una razón para que lo haya hecho.
Pero la chica seguía repitiéndose que lo había hecho porque ese tipo era un patán sin corazón.
- Bueno, ¿de verdad no quieres comer algo?
La castaña negó con la cabeza.
- Bueno, intenta descansar.
La rubia salió de la habitación y ella se recostó sobre el futon, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y empezó a sollozar. Giró su cabeza hacia abajo y dejó que las lágrimas salieran.
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- ¿Señor Rivaille? - preguntó la ojiazul.
- ¿Si?
- ¿Podría preguntarle cuál es la razón para traer a esa chica?
El azabache no respondió, parecía estar buscando la respuesta.
- No lo sé - dijo al fin - no sé por qué actué así.
La rubia pareció darse cuenta de los sentimientos del mayor y sonrió un poco.
- Si quiere acercarse a ella, el mejor modo es ser gentil.
- ¿Por qué me dices eso?
- ¿No quiere ser cercano a ella?
- Tch - fue lo único que podía decir - tráeme la cena.
La rubia sonrió un poco.
- Sí señor.
Después de la cena, el pelinegro no se decidía si ir o no a la habitación del moreno, esa noche estaban los dos solos en la casa, había algunos guardias en la barda haciendo sus rondas y los sirvientes estaban en el edificio del servicio, así que prácticamente estaban solos en la gran casa.
Después de pensarlo un poco se levantó y se dirigió a la habitación de la castaña y sin anunciarse la abrió. Estaba recostada sobre un futon con la mirada perdida, pero cuando vio entrar al azabache se sentó y su expresión cambió a una de miedo.
Rivaille al ver esto se sintió mal, pero no lo demostraría, así que cambió su semblante por uno de fastidio, cerró la puerta detrás de él y se acercó a la morena con una mirada llena de deseo.
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¿Qué les pareció? Se aceptan criticas constructivas y sugerencias :D
Este Fic también lo actualizaré los sábados junto con mi otro fic, el de Segunda Oportunidad y espero que les guste.
Espero que me den un lindo y sensual review para saber sus opiniones ;)
Bueno los dejo, nos leemos luego!
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*: (=' :') :* .¸¸. Hana
•.. (,(")(")¤°.¸¸.•´¯`» Usagi
