Capítulo IV: Después de haber sido expulsados por aquellos misteriosos personajes con armaduras doradas, los niños se dirigieron por otro sendero, cruzando las montañas e internándose en una región totalmente desconocida para ellos, no era montañoso, sino que era todo un valle verde (Al mejor estilo griego y también de Córdoba, papa :3) se dirigieron hacia esa zona y emprendieron una bajada muy complicada, llevando consigo el deseo de encontrar una ayuda en medio de todo ese caos que se había desatado en el crucero.

- ¿Creen que la Señorita Krabapel y el Director Skinner estén bien? Preguntó Allison.

- No lo sé, nos separamos, la última vez que los vi fue en el crucero cuando se desató la tormenta. Le respondió Lisa.

- Escuchen, he estado mirando el mapa y parece que hay un pequeño pueblo por estas regiones, a unos 5 kilómetros de aquí, yendo para el Norte. Les contó Todd con su hermano Rod con respecto al lugar donde podrían encontrar y refugiarse hasta ser rescatados.

Fueron avanzando por el camino sinuoso, donde finalmente llegaron al pueblo, el sitio parecía vacío, no habían muchas personas por las calles y ellos no sabían hablar griego, Rod y Todd no podían hacerlo porque tenían prohibido hablar con extraños en las calles.

- Miren, allí. Les dijo Lisa y se aproximaron a una mansión, donde allí, el Mayordomo, llamado Tatsumi, se dirigió hacia ellos.

- ¿Se encuentran perdidos, niños? Les preguntó el hombre.

- Sí, necesitamos saber cómo llegar a Atenas. Le pidió Lisa ayuda, el hombre de traje les abrió la entrada y pasaron al interior.

Tatsumi los llevó al interior de la mansión, donde allí les pidió que se quedaran en una de las salas, debían esperar a la persona que le dirigía.

- ¿Quién será? Preguntó Sherri, quien temía un poco de esta gente.

- No lo sé, pero espero que podamos llegar a la misión. Pidió Todd, nervioso de que estuvieran llegando tarde a la tarea que su padre les había encomendado.

- Sí no pueden, mejor expliquenle de lo que pasó. Gracias a Dios estamos vivos. Les dijo Bart un tanto molesto aún por lo de Jessica, con quien tenía sentada a su derecha.

- Es cierto, ahora será mejor de que esperemos y nos dirán cómo poder llegar a Atenas. Dijo Lisa en apoyo a su hermano y se quedaron sentados en los sillones en silencio, a la espera de la persona encargada de la mansión.

Fue así que esperaron, hasta que apareció una hermosa joven de largos cabellos violeta y ojos penetrantes, escoltada por un grupo de jóvenes desde las escaleras de la mansión, ingresó en la habitación donde se encontraban los niños y se les acercó.

- Bienvenidos, extranjeros, soy Saori Kido y les doy la bienvenida a la mansión de mi familia. Se presentó aquella joven, mientras que con los más finos modales, les daba la bienvenida a aquellos extranjeros.