Disclaimer: El Universo de Star Wars y sus personajes no me pertenecen, actualmente todo pertenece a Disney. Yo simplemente utilizo a los personajes con fines de entretenimiento. La única información que se leerá aquí es la que se nos entregó en las películas y una que otra de investigación adicional.
N/A: Mi mente inició a correr con fuerza la noche anterior. Hoy tuve la oportunidad de escribirlo. Este es un nuevo reto para mí, y estoy emocionada. ¡Espero que les guste!
Al momento en que Padmé descendió de la nave, disparo contra el Conde Dooku, quién estaba huyendo, pronto desapareció de la vista de todos. No perdió más el tiempo y corrió hacía donde debían estar Obi-Wan y Anakin.
Observo al Maestro Yoda quién estaba parado al lado de los dos Jedi que estaban tendidos sobre el suelo, ella vio la expresión del Maestro. Y se preguntó qué era lo que estaba ocurriendo.
—¡Obi-Wan! —Gritó, esperando que él la escuchará, se levantará y le abriese los brazos para recibirla. Cayo de rodillas al lado de él y le puso sus manos sobre las mejillas. Obi-Wan no abrió los ojos cuando ella le llamo de nuevo, Anakin se retorció pero no despertó.
Sus manos se dirigieron a los hombros de él, lo sacudió con fuerza, pero no pasó nada, quedo de la misma manera. Su corazón inicio a palpitar con todas sus fuerzas, llevo una de sus manos al cuello de Obi-Wan en dónde no detecto nada, su oreja cayó sobre su pecho, inicio a chillar cuando la realidad la golpeo.
No estaba latiendo, no había respiración.
No, no quería pensar lo peor. No quería creerlo, tal vez solamente era un truco que los Jedi utilizaban, quizás estaba en un trance de curación por las heridas que tenía sobre el brazo, se llevó una mano a la boca cuando vio la herida en el abdomen.
"Es un truco, es un truco" Su mente le gritaba eso.
Sintió la mano del Maestro Yoda sobre su hombro, sus esperanzas murieron cuando él habló:
—Uno con la fuerza, Obi-Wan Kenobi es.
Dejo de ser la ex-reina de Naboo, dejo de ser la Senadora de Naboo, dejo de ser todo y simplemente se convirtió en Padmé. Una mujer simple con emociones al flote, quién no le importaba su actitud ante las personas conocidas. Las lágrimas que había estado conteniendo desde que fueron capturados se liberaron en ese momento, se deslizaban con fuerza sobre sus mejillas. Padmé seguía negando con fuerza las palabras del Maestro Yoda.
Algo dentro de ella le decía que no las creyera.
Sus manos volvieron al rostro de su esposo secreto, no tenía la apariencia de que estaba muerto, no. Tenía la apariencia del hombre que dormía a su lado cada noche que tenía libre. Recordaba ser una espectadora de él al verlo dormir.
Se recostó sobre su pecho. Mojando la ropa del Jedi caído.
El Maestro Yoda había despedido a los Clones por al menos un minuto, antes de que entrarán y se llevarán a Anakin, que necesitaba ser atendido en el brazo que había perdido.
Sintió otras manos sobre sus hombros, lucho y gritó porque no la alejaran de él. Araño los brazos que la estaban agarrando, observo como algunos clones se acercaron con una camilla, Padmé les gritó que le dejaran, que iba a despertar pronto. El maestro Yoda coloco una de sus garras sobre su frente y la mando a un trance de sueño.
