(¯·..·-Patrones Cíclicos-·..·´¯)

La historia de Beyblade como los personajes son propiedad de Takao Aoki

Ok, vuelvo a esto de los fic, espero les guste owo

(¯·..·-Nyu Oz Leonhart-·..·´¯)

Era un día de verano en Moscú, la temperatura oscilaba en los 22 grados centígrados. Los niños de la abadía Voltaire jugaban en los jardines cubiertos de suave pasto verde, todos sonreían, en ninguno se notaba una sombra de dolor o preocupación. Todo había cambiado desde que estuvo allí, la sombra del pasado había dejado esas paredes pero se habían ido de su mente, algunas noches aún tenía pesadillas de sus días allí, cerraba los ojos y podía sentir la frialdad y humedad de las celdas, los golpes, las torturas, el abuso mental y físico… el peor era el mental ese no se curaba con el paso del tiempo. Pero cosas peores habían ocurrido dentro de esas instalaciones, cosas que la mayoría que estuvo allí desconocía, cosas como muertes, experimentos, fracasos y una sola victoria para los científicos y el viejo Valkov.

- Señor Hiwatari es hora —llama el chofer a través del intercomunicador de la limusina.

- Lo sé —responde y mira por última vez el que fuera su hogar por muchos años. Presiona un botón y la ventana polarizada se eleva y deja atrás sus recuerdos para concentrarse en los negocios del día, que no eran otros que el funeral de su abuelo.

Su muerte le tomó por sorpresa, un día estaba sano, vivo y al otro muerto en su cama, no era que le doliera su pérdida o que fuera a extrañarlo, solo fue irónico la manera en que se fue, el bastardo había dejado ese mundo de una manera pacífica, sin pagar por ninguna de sus fechorías, y había sido culpable de muchas, quizá no de propia mano pero si era su mente la que maquilaba las peores atrocidades para que soldados como Valkov se ensuciaran las manos. Kai se preguntó si Valkov lo echaría de menos, quizá hubiera deseado ir al funeral. Había rumores de que ellos eran amantes cuando jóvenes, aunque seguro eso cambio cuando Valkov lo cambió por modelos más jóvenes. Supuso que se quedaría con la duda ya que el viejo estaba encerrado de por vida en una de las cárceles más seguras de Rusia.

Descartando a Valkov, había enviado la notificación de su defunción así como los datos de su entierro. En poco había recibido mensajes de sus amigos y conocidos. Su ex novio Rei Kon le daba el pésame, pero no podía asistir al entierro porque estaba demasiado ocupado haciéndose cargo de asuntos muy importantes en su aldea. Takao había enviado un mensaje con muchos emoticones de pésame pero tampoco podía asistir porque estaba de gira con las nuevas estrellas del Beyblade. Max por alguna razón no había visto su mensaje o quizá no había querido leerlo. Sergei e Ian habían mandado un arreglo enorme de flores para el funeral pero se excusaban de faltar al entierro y no los culpaba. Por último había recibido un mensaje de Bryan donde decía que él y Yuriy no podrían asistir, no había ninguna condolencia de su parte.

Sería una ceremonia poco concurrida, así que era mejor acabar con todo aquello. La limusina se aparcó en el camino de piedra de un elegante cementerio. Arriba en la colina se notaba el féretro negro y brillante a la luz del día, el que no brillaba era el sacerdote a un lado que parecía conmocionado por la falta de dolientes. Kai bajó del auto avanzó hacia el padre, era claro que nadie iría, las sillas estaban vacías, todas excepto una. En la última fila había un joven, un pelirrojo de impecable traje negro. Había cambiado desde la última vez que lo vio, su cabello de fuego ya no iba hacia arriba, caía elegante sobre sus blancas mejillas haciendo que refulgiesen sus ojos azules. Era más alto, atractivo y misterioso.

Kai sonrió levemente y al pasar a su lado sus ojos se encontraron, fuego y hielo. Kai siempre pensó eso de que eran incompatibles pero no podrían existir sin el otro. No se dijeron absolutamente nada, pero no necesitaban hacerlo, habían aprendido a comunicarse con el silencio y su presencia era lo único que necesitaba en ese momento. Kai tomo asiento en primera fila y pidió al padre iniciar la ceremonia aun cuando el insistió en esperar a mas feligreses.

No fue una ceremonia larga ni emotiva, la tarde empezó a opacarse, quizá lloviera en pocas horas así que se levantó cuando la maquina echaba la tierra sobre el ataúd y llamo a Yuriy para que fueran al auto.

- ¿No vas a esperar que terminen? —pregunta al estar juntos al pie del automóvil.

- No, ellos saben que hacer y tengo el estómago vacío.

- Siempre creía que él viejo significaba algo para ti.

- Vine a su funeral ¿o no?

- …—levantó los hombros, no iba a inmiscuirse donde no le importaba— así que ahora eres el heredero de toda su fortuna, deberías irte de aquí.

- ¿Cómo lo hicieron Bryan y tú?

- Si, justo así. Olvida todo lo que hay aquí.

- No puedo, hay un orfanato que atender.

- Sergei e Ian se hacen cargo de eso —responde tajante— tu solo deberás firmar los cheques y enviarlos.

- Sí, ellos hacen un gran trabajo. Me sorprende que hayan enviado flores.

- Bueno… tu abuelo pagaba sus salarios. No son unos ingratos.

- ¿Y tú? Creí que no vendrías.

- Bryan dijo eso —dice mirando por la ventanilla, después se concentró en Kai— y Bryan no habla ni piensa por mí, aunque así lo quisiera.

Yuriy Ivanov, en su juventud había sido novio del heredero Hiwatari, eran afines, se entendían y competían en todo aquello que no. Kai siempre pensó que pasarían el resto de sus días juntos pero no había sido así, ni siquiera recordaba porque habían terminado, si él lo había dejado o era Yuriy quien lo había terminado, imaginaba que eso pasaba con los amores de la infancia. No pensó mucho en el taheño porque en cuanto dejaron de participar en los torneos de Beyblade había desaparecido de Rusia, mucho antes que Bryan. Hubo muchos rumores de su amigos, de cómo vivía, de lo que hacía, de con quien se frecuentaba, hasta que se enteró que había sentado cabeza con el idiota de Kuznetzov, si sus cálculos no le fallaban, llevaban ya cinco años viviendo juntos. Nunca le importó, él vivía en su mansión junto a su amante Rei Kon, ahora que terminaron se preguntaba cómo era que Yuriy y Bryan seguían juntos, todos sus conocidos le daban 1 año de vida a su compromiso, él solo 6 meses.

- Aunque se enfadará de lo lindo —Yuriy sonrió— así que espero que valga la pena que haya venido hasta acá si voy a soportar la clásica ley del hielo de días o hasta semanas.

- ¿Quieres que me eche a llorar para que me consueles? —Kai también sonríe aunque solo de lado.

- Eso podría ser, le diré que estabas hecho un manojo de nervios y lágrimas.

- Como si te fuera a creer, es idiota pero no un ingenuo. Mejor dime cuando te marchas.

- Mañana, quiero pasar a saludar a Ian y Sergei antes de irme, ya sabes, aprovechar el viaje.

- Sabes que eres bienvenido en mi casa cuando quieras.

Sus ojos se encuentran, Kai sabe que está formulando una pregunta, la curiosidad se le nota en los llameantes ojos de color azul celeste. Esta por escupir la pregunta.

- ¿Dónde está tu mascota? Kon.

Yuriy nunca había gustado mucho de Rei, quizá por sus caracteres tan diferentes Yuriy frío y orgulloso y por otro lado Rei carismático y amigable. Pero Kai suponía que disgusto de su amigo era porque Rei y Bryan habían compartido historia, no cualquier historia, una intensa. Pero no iba a indagar si su suposición era real.

- Huyo, la correa no estaba bien sujeta. Fue hace cuatro meses.

- Así son los gatos —bufó receloso.

El camino a casa se volvió relativamente corto con la compañía. Tan solo bajar los sirvientes les condujeron al comedor donde los esperaba un festín de sopas, diferentes cortes de carnes, ensaladas y postres al por mayor.

- ¿Esperabas un ejército?

- Imagine que al menos vendrían los socios del abuelo y sus familias.

- Sé que era tu abuelo pero era una mierda de persona — suelta sin más

Así era el taheño, con la lengua bien afilada.

- Estuve aquí en varias ocasiones —esas palabras llaman de inmediato la atención de Kai— para la diversión, ya sabes.

- Tú y mi…

- Eso paso hace mucho tiempo, es cosa del pasado. Ya no me afecta.

Pero comen en silencio rodeado de servidumbre que les cambia los platos, les rellenan las copas de vino, acercan las tazas de café así como los platones con pastelillos.

- No puedo más —Yuriy deja su servilleta sobre la mesa y corren a retirarle lo platos.

- Vayamos arriba —agradece con un gesto a la gente a su servicio y lleva a su invitado arriba, a su habitación.

- Tomaré una ducha antes.

Se encaminó al baño, conocía la habitación de Kai y al parecer más cosas de la mansión, Kai no quiso pensar en ello, se sentó en la amplia cama y miro una revista, sus hojas mostraban al pelirrojo en uno de sus recientes trabajos de modelaje, había cambiado mucho desde que lo había visto, ahora estaba maduro y mucho más hermoso que antes. Entendía porque Bryan no quería dejarlo solo un segundo.

- Hey Kai, dame algo de ropa.

- Siempre tan mandón.

Kai arroja la revista y lo encara, el pelirrojo estaba desnudo frente a él, secándose el cabello goteante. Por los dioses, era aún mucho más perfecto en la realidad, la piel de fina porcelana, los marcados músculos, el abdomen plano, las piernas largas, delgadas pero fuertes y lo que colgaba entre sus piernas. Kai tragó duro y se preguntó cómo Bryan desperdiciaba algo así. Tuvo que contenerse para no arrodillarse y lamerle la pecadora agua que se atrevía a rozar su cuerpo.

- No traje nada, Bryan podía sospechar y encerrarme en el sótano.

Vuelve a la realidad y se desliza con torpeza hasta el armario donde sacó ropas de dormir limpias.

- ¿Y como te escapaste?

- Le dije que iba por pryaniki a la pastelería.

- ¿Y como vas a contentarlo cuando vea que sus pryanikis nunca llegaron a la mesa? ¿Lo esperaras cuando vuelvas desnudo en la cama y esposado a la cómoda?

Kai esperaba algo con detalles sucios para satisfacer su morbo, pero obtuvo una limpia y contagiosa carcajada por parte del pelirrojo.

- Eso hubiera funcionado años atrás, ahora somos más —tomo la ropa y se vistió— somos una pareja más madura y comprometida. El sexo ya no es todo en nuestra vida. Además quien dice que esos pastelillos nunca van a llegar, llegaran, directo de Rusia.

- Quien diría que Bryan se volvería tan perfecto.

- Bryan no está ni cerca de ser perfecto. Pero es perfecto para mi

Se tumba en la cama de Kai y busca algo en el televisor. Por su parte Hiwatari entra al baño con los sentimientos encontrados, primero feliz por ver a su amigo con esa alegría, nunca había visto ese gesto en él, parecía en paz y enamorado. En segundo plano estaba furioso por que fuera Bryan el imbécil Kuznetzov quien le provocara tal felicidad. Se bañó con agua fría sacando la envidia de su mente, debía estar satisfecho por Yuriy y su estable relación. No era culpa de ellos que Kon le abandonara. Termino con la cabeza fría así como todo el cuerpo, se puso algo de ropa antes de salir.

- Vete a otro cuarto —dice Kai viendo como su cama ya estaba invadida por completo por revistas, almohadas desordenadas y una bolsa de papitas.

- No sabía que eras fan mío — muestra la revista donde salía en la paginas centrales— aunque esta no hace justicia a mi perfil.

- ¿Ves las fotografías pegadas en mis paredes? No soy fan tuyo

- Quizá las usas para hacerte una paja.

- ¡Eres un demente!, ahora lárgate de aquí. Hay un montón de habitaciones para que uses una.

- ¿No temes que el fantasma del viejo venga a asustarte? Mejor me quedo aquí.

- ¿Es que acaso quieres meterme mano mientras duermo?

- No habría mucho que tocar —nuevamente esa risa contagiosa.

- Idiota, duérmete de una vez.

Yuriy le da espalda al televisor entrando en la cobijas y se acomoda para dormir. Kai resopla entre dientes pero no hace nada más por echarlo. Recoge algo de sobre la cama y apaga el televisor para acostarse a su lado como en los viejos tiempos, todo igual que antaño. Sonrió levemente.

La mañana había sido ajetreada, Yuriy tenía el tiempo contado y antes quería pasar donde sus amigos de equipo. Eso significaba poner los pies nuevamente en la abadía a la que había jurado no volver, pero allí estaba Kai Hiwatari rodeado de niños que cantaban y le llevaban de la mano donde tío Sergei. La oficina que antes ocupaba Valkov ahora era el lugar de trabajo de Sergei; archiveros, un escritorio y fotografías en todos los muros de las exitosas adopciones hacían que el espacio fuera acogedor.

- Aquí están los pryanikis, Yura. Horneados esta mañana —informa Sergei sin querer indagar porque los necesitaba— Kai, lamentamos no haber asistido, como vez aquí hay trabajo de sobra.

- No tienes que disculparte.

- Uno de los niños descubrió un pasaje hacia los laboratorios hace unos días y hemos estado tratando de resolver ese asunto. No saben el lio que se hizo.

- Creí que habían clausurado todas esa zona —Yuriy se dejó recargar en el sillón.

- Lo hicimos pero han aparecido pasajes secretos de esos que adoraba Valkov.

- Deberían mudarse de abadía, esta tiene demasiados secretos.

- ¿Y a dónde quieres que nos mudemos Yura? No hay abadías vacías en espera a que nos mudemos.

- Tienes aquí a un tipo que se pudre en dinero, seguro puedes mudarlos Kai y deshacerte de este sitio. Si pudiera ya hubiera puesto un par de bombas aquí para desaparecerlo.

Sergei y Kai miraron al taheño pero este no hizo casa de sus mohines.

- Como si ustedes nunca lo hubieran pensado, hundir todo esto en piedra y polvo, sé que no fui el único en pasar un infierno aquí.

- No, pero el lugar no es lo que hacía el infierno, eran las personas —asegura Sergei.

- Díselo al niño que creyó haber encontrado el laboratorio de Frankenstein, seguro te tiene pesadillas —se defendió Yuriy— en todo caso debo irme, no debo perder el tren —se peinó los cabellos hacia atrás y una cortina de finas hebras volvieron a su sitio enmarcando sus facciones.

- Te perderás el tour.

- No necesito ninguno. Conozco cada sitio de este mugrerío…. De lo que era este mugrerío —corrige tras el ceño fruncido de Sergei— gracias por los panes.

Ambos se despiden, Kai insistió en acompañarlo al tren, no hubo muchas despedidas, solo un apretón de manos antes de que el pelirrojo se adentrara en el andén. Buscó un carro vació, pero antes de subir se giró a mirarlo y dijo algo antes de subir.

Kai no lo escuchó pero entendió perfectamente los movimientos de sus suaves labios. Decían: destruye la abadía.

(¯·..·-Nyu Oz Leonhart-·..·´¯)