La oscuridad la envolvía, aquel manto negro cada vez le apetecía más. Su mente era un rio desbordado, las ideas parloteaban por su cabeza causándole una jaqueca horrible. Abrió su boca con intención de liberar un monosílabo pero su garganta se encontraba tan reseca que apenas podía articular uno que otro extraño sonido. Trato de abrir sus ojos más de nada le sirvió y todo por culpa de aquel aparato que absorbía su chakra cada vez que intentaba activar su línea sucesoria. Maldijo internamente a aquel hombre que la tenía aprisionada contra su voluntad. Si no fuera por las malditas cadenas de chakra ella no se encontraría en ese lugar encerrada como un vil ladrón. Movió sus manos pero era inútil las esposas apretaban fuertemente sus muñecas provocando que lanzara un gemido de dolor. Intento lo mismo con sus piernas obteniendo el mismo resultado. Las cadenas le mantenían sus brazos en el aire arriba de su cabeza mientras que sus pies tocaban el frio suelo separados cada uno por unos cuantos centímetros. Esbozo una sonrisa débil mientras su mente maquinaba unas mil maneras de como torturar a aquel sujeto. Sin duda lo haría pagar por todo el dolor que sufría su cuerpo y por los años en lo que esa celda era su único lugar. En el pasado ella no podría imaginar que algún día esto le sucediera. Fue una de sus subordinados junto con aquel chico que pronto sería un contenedor. Soltó una risa sarcástica al comprender la situación. Aquel chico que escapo de la aldea junto con ella en busca de poder ahora solo pasaría a ser un cuerpo vacío.
Detuvo sus pensares al escuchar como unos pasos resonaban por el pasillo. Seguramente era el maldito de Kabuto haciendo la llamada "guardia", como odiaba a ese sujeto después de todo era culpa de él que ella se encontrara encadenada como un animal indomable. No se sorprendió cuando los pasos cesaron en su puerta y escuchaba el crujir de la puerta al abrir. Rodo sus ojos al saber que situación se discutiría en esos momentos. Los pasos se renovaron ahora hacia su persona y aunque fue imperceptible pudo notar que esos pasos eran un poco diferentes a los de Kabuto más cuidadosos y silenciosos pero aun así audibles a sus oídos. De pronto a su mente cruzo la idea de que el muy maldito intentara confundirla, eso la hizo fruncir el ceño.
-¿Qué quieres ahora, Kabuto? - soltó la Hyuga ácidamente hacia la persona que se encontraba frente a ella. Su garganta se rasgó más su orgullo se tragó aquel gemido que casi brota de sus labios. Un silencio se formó desesperando a la Hyuga -si vienes con esa absurda propuesta es mejor que te largues, no pienso aceptar - advirtió mientras movía sus manos hacia adelante lastimándose en el proceso.
Los pasos de aquel sujeto prosiguieron provocando que se agitara en su lugar y una gota de sudor recorriera su sien. Los pasos dejaron de resonar y ella curiosa ladeo la cabeza sin comprender nada. De pronto un olor llego a sus fosas nasales desconcertándola, ese olor era muy diferente al del cuatro ojos. Este desprendía un olor tan varonil y cautivante mientras que el de Kabuto era mezclado con fármacos. Frunció el ceño al tiempo que arrugaba la nariz. ¿Quién demonios es entonces?
-¿Quién eres? - articulo mordaz. Su garganta volvió a rasgarse. Cerró sus ojos reprimiendo aquel gemido que amenazaba con salir pero lo contuvo, no sabía quién estaba frente de ella por lo que no mostraría ninguna debilidad. Sintió como la persona que estaba frente a ella se movía de su lugar acercándose más -¿Qué quieres? - pregunto desconfiada al no recibir la respuesta de su pregunta anterior.
- liberarte - los ojos de la Hyuga se abrieron desmesuradamente gracias a la sorpresa que la inundo. Esa voz, llevaba tiempo sin escuchar esa profunda e intimidante voz.
-¿Sasuke? ¿Qué haces aquí? - inquirió la chica con sorpresa. Trato de moverse pero su cuerpo se resentía del dolor.
-ya lo dije, vine a liberarte - su tono de voz fue totalmente desinteresado. Avanzo dos pasos quedando a solos centímetros de la chica. La Hyuga se estremeció en su lugar sintiendo de golpe el aliento del Uchiha.
-¿Qué quieres de mí? - pregunto rápidamente mientras se reprimía de mostrar un sonrojo en sus mejillas. Endureció su gesto mostrándose seria - Tu no haces nada sin tener una razón -al escuchar eso una sonrisa satisfactoria se formó en el rostro del Uchiha.
El Uchiha dirigió su mano al mango de la espada. En solo dos segundos se escuchó el chocar de dos metales. La Hyuga cayo de sentón en el suelo mientras se masajeaba las muñecas de sus manos.
-Hinata, conviértete en mis ojos- soltó el Uchiha mirando fríamente a la chica. La peliazul abrió sus ojos desmesuradamente al tiempo que un recuerdo se reproducía en su mente.
"Miro al azabache preocupada. ¿Por qué la salvo? ¿Por qué se interpuso entre ella y el enemigo? A paso lento, tanteando el terreno, se acercó al uchiha. Abrió su boca para hablar pero nada salía de ella así que opto por cerrarla.
Sasuke volteo hacia ella con sus ojos cerrados, sus cejas se contraían en una mueca de dolor. Culpa, se alojó en el cuerpo de la chica peliazul. Y todo por su soberbia, si solo hubiera previsto el ataque del enemigo y dejara de tener tanta confianza, el uchiha en estos momentos no estuviera ciego por tres horas. Instantáneamente sin saber porque abrazo al azabache pidiéndole disculpas en su oído. Sasuke no tolerando mucho las muestras de afecto la separo de él y se alejó a una distancia que él consideraba suficiente.
-conviértete en mis ojos, Hyuga- dijo el uchiha, con sus ojos abiertos, mirando a la peliazul. Ella asintió sabiendo que el deduciría lo que respondería"
-¿Qué quieres, en realidad, de mí?- formulo otra vez la chica.
-no me gusta repetir y lo sabes- miro directamente a la Hyuga.
-supongo que me lo dirás en su tiempo ¿No? - murmuro la peliazul. Se dispuso a levantarse pero las cadenas en sus pies provoco que su equilibrio se quebrantara chocando otra vez con el duro suelo. Maldijo en voz alta lanzando un bufido. Sus oídos detectaron el sonido del metal otra vez y sus piernas fueron liberadas.
-Hinata, tu eres la primera - señalo el Uchiha indiferente. Se volteo, apenas dios dos pasos cuando la voz de ella le ordeno que se detuviera. Frunció el ceño mientras giraba medio cuerpo hacia la chica, que ahora se encontraba levantada. Ella miro a su alrededor y detuvo su vista hacia donde estaba el. Sus pies se movían temblorosos advirtiéndole que podría derrumbarse. A pesar del dolor que sentía en su cuerpo siguió avanzando. Se detuvo y rápidamente tomo la mano del Uchiha. Coloco la palma arriba mientras la rasgaba con una pequeña navaja. El Uchiha la miro sorprendido tomo su chokuto dispuesto a lastimar a la chica pero ella contrario a lo que pensaba paso sus dedos por la sangre. Retiro su mano y la dirigió a los extremos del aparato que suprimía su Byakugan. El aparato cayó al suelo al tiempo que la Hyuga lanzaba un suspiro de alivio.
-ahora sí, vámonos - hablo calmada mientras abría los ojos lentamente. Esbozo una sonrisa satisfactoria al Uchiha, quien frunció el ceño. Dio unos cuatros pasos y sus pies se resintieron del dolor. Inconscientemente su cara hizo una mueca de dolor.
-ten- por inercia atrapo lo que el pelinegro había lanzando. Abrió su mano observando confundida la píldora -rápido - apuro el Uchiha frunciendo el ceño.
Hinata sin pensarlo demasiado se llevó la píldora a la boca. Sintió su chakra recorren su cuerpo sorprendiéndola por un momento. Levanto su vista mirando directamente los ojos de Sasuke esperando su próxima orden. Sasuke no dijo nada, dio media vuelta y continuó su caminata siendo seguido por una curiosa Hinata.
Después de caminar por unos minutos por los pasillos de la guarida de Orochimaru. Sasuke se detuvo frente a una puerta negra de metal. La abrió rápidamente y se adentró en ella. La peliazul lo pensó dos veces si seguirlo o no. Suspiro agotada. Le debía un favor a ese Uchiha y ella no era de aquellas personas que se daban media vuelta y desaparecerían como si nada. Se lo regresaría como fuera.
Se adentró a ese cuarto oscuro iluminado débilmente por las luces de las capsulas de energía hidroeléctrica.
