No debo publicar, debo actualizar... Debo actualizar otras cosas... Waaa! a quién engaño? He pasado cinco segundos simplemente... [Mi hermana ha sido taann buena de cederme la pc un ratito...]

He aquí algo que ronda en mi mente hace un tiempo. No es noticia que yo publique de esta pareja. Ahora, el fic es dedicado a Richy Escorpy, quién me ha leído la mente... ok, no. Pero se lo dedico a él porque fue la persona quién mediante unos pequeños mensajes, me dio inspiración para escribir esto. [A decir verdad, creí que no lo iba a poder escribir porque ando depre últimamente...]

Bueno, pero el punto importante es que... que es como una secuela -con muuuchos capítulos- de dos pequeñas historias que escribí sobre esta misma pareja [Su consuelo/ Mi consuelo].

Creo que para entender este fic es casi forzoso que lean una, al menos, de las historias mencionadas anteriormente. [Oh si, sé que soy molestoza!] Bueno, pero si no leen los otros no hay problema... tal vez sea algo confuso pero creo que no tanto...

Fudo: ya me perdí...

Yo tambien... como sea, espero que les guste mucho, no sé cuando pueda poner la conti, espero que me manden por lo menos un review, es tonto que explote tanto una historia pero igual lo hago porque me gusta la pareja... jejeje, nada más... Anda Akio-baka, el disclaimer...

Fudo: inazuma eleven no le pertenece a esta loca (por suerte y gracias a dios) y ella solo usa los personajes sin fines de lucro... si le pagaran algo por hacerlo ni siquiera tardaría tanto en escribir...

Por cierto, Nanami es una OC, es la hermana de Endo, tiene 23... bueno, nadita más...


– Buenos días, mi vida – dijo una muchacha de pelo azulado, algo dormida pero con una gran sonrisa.

Buenos son a tu lado… – le respondió como saludo un castaño abrazando a su… ¿novia? Tal vez…

La chica se dio la media vuelta y le dio un corto beso al mayor.

– Haruna… Te tengo una sorpresa… me acaba de llamar mi abogado… en una semana ya no tendré nada que ver con Natsumi, solo un mal recuerdo… – el dijo el mayor al oído de la menor.

Haruna puso una hermosa sonrisa al escuchar esas simples palabras. Abrazó fuertemente al mayor, casi volviéndolo a acostar en la cama. Definitivamente estaba feliz.

– Eso es demasiado bueno Mamoru… – susurró Haruna con algunas lágrimas de felicidad en los ojos.

Mamoru simplemente volvió a besarla.

.

.

.

– Ja, hasta que apareces… – "saludó" una pelirroja, sentada en la cocina de su casa. No parecía muy… feliz que digamos.

– ¿Eh? Ah sí, claro, como digas… – la ignoró olímpicamente Mamoru caminando hacía su cuarto. No tenía ganas de soportar a su "esposa".

Llegó a su cuarto y no sabía qué hacer, tenía dos opciones: o empezar a guardar todas sus cosas e irse de esa casa; o podía simplemente bajar a la cocina con las maletas de Natsumi y pedirle que se largara. Su celular comenzó a sonar. Vio que no era otro que Kidou.

– Hola, Endo… ¿Vas a venir? Estamos entrenando…

– No, voy a llegar justo al estadio para la hora del partido, ¿no hay problema?

– Ah, ok… pero más te vale no llegar tarde ¿Bien? Dile a Natsumi que te suelte unos minutos…

– Idiota, nos vemos en el estadio mejor…

Mamoru cortó la llamada con una risa, sabía que Kidou lo molestaba a propósito. Decidió empezar a armar su valija, había decidido ir a un departamento alquilado y la luego del divorcio quitarle la casa, que obviamente no era de Natsumi, si no de Endo. Tampoco quería molestar a Haruna en su casa. Lo mejor era alquilar algo por el momento.

– Mamoru… me gustaría que habláramos… – dijo Natsumi recargada en el marco de la puerta.

– Natsumi debo ir a Raimon, no me molestes ahora, por favor… – respondió Endo sin siquiera mirarla, mientras continuaba guardando sus cosas.

La pelirroja se acercó hasta la espalda de su esposo y lo abrazó fuertemente. Comenzó a besarle el cuello de forma sensual. Endo quiso separarse, pero Natsumi no se dejaba y tomaba más fuerte la espalda del mayor.

– Suéltame… – determinó Endo empujándola levemente.

– ¿Sabes? Se rumorea que Ishido está saliendo con una modelo… una tal Nanami… – dijo Natsumi arreglándose un poco el pelo. – Y eso no me gusta.

– Ponle una mano encima a mi hermana y me conocerás verdaderamente enojado. – dijo Endo, molesto de que Natsumi fuera capaz de meterse con su hermana.

– Oye, no me digas que piensas tan mal de mí ¿que hasta soy capaz de lastimar a mi cuñadita…? Por dios Mamoru, es una pena… – completó la pelirroja irónicamente sentándose en la cama – El problema es que no me gusta que Goenji me haya olvidado tan rápido…

– Déjalo, él tiene una vida y creo que prefiere no tenerte en ella. – completó Mamoru guardando un par de cosas más. – Aparte tú sigues casada conmigo, lamentablemente.

– A eso iba justamente… quiero que me ayudes a darle celos a Goenji. Aquí, entre nos, sabemos que Goenji todavía no me ha olvidado… Además… debe aprender a respetarme. – dijo Natsumi cruzándose de piernas.

– Natsumi, estás loca. Sea Ishido o Goenji, yo no te voy a seguir en ese estúpido juego. Él tiene una vida, y quiso compartirla con Nanami. ¡¿No puedes dejarlo ser feliz? – dijo Endo algo molesto por las idioteces que decía su esposa.

– No, porque Goenji es mío y no de tu hermanita…

– Repito, le haces algo a Nanami y estarás en graves problemas… – volvió a advertir Endo dejándole en claro a la pelirroja que no sería bueno meterse con Nanami. El mayor tomó su valija y se encaminó a la puerta.

– ¿Te vas a lo de Haruna…? – comentó maliciosamente la mujer.

– ¿Qué idioteces dices Natsumi? – trató de persuadir Endo.

– Cómo te lo debería explicar… Kidou es capaz de decir cualquier cosa luego de una noche de pasión… – sonrió aquella víbora convertida en mujer.

– Bien por ti… – sonrió Endo. No era de sorprenderse que Natsumi hubiera engatusado a Kidou para saber alguna que otra cosa sobre el entrenador de Raimon. Endo sabía perfectamente que tanto Goenji como Kidou habían estado enamorados de Natsumi en secundaria, por lo que no tenía porque impresionarse. Realmente, no tenía algo verdadero para reprocharle a su amigo. Natsumi no pudo creer que eso ni siquiera hiciera efecto en Endo. ¿Es que acaso le daba igual con quién se acostara su esposa? – Por cierto, hoy me llamó Hiroto. Mañana tienes que ir a Tokio a firmar un par de papeles, para la semana que viene ya se consumará el divorcio gracias a dios… – completó Mamoru con una sonrisa de victoria.

Natsumi abrió los ojos de par en par, en ningún momento pensó en que Hiroto podría convencer tan rápido al juez de dictar sentencia tan rápido. Si eso ocurría, Natsumi se vería en graves problemas.

– ¡Sería una lástima que echaran a Haruna y a Kidou de Raimon!

Hubo un silencio tétrico en toda la habitación, tan solo se escuchaban los ruidos de afuera. Esta vez, Natsumi era la de la sonrisa victoriosa.

– No vas a poder hacerlo, tu padre no te lo va a permitir…

– Endo, Raimon está bajo mi mando por ahora si no lo sabías… ¿Sabes que sería malo? Que el club de futbol no pueda jugar la final de Holy Road porque el consejo directivo cierre el club…

– Natsumi, deja en paz a esos chicos, no tienen nada que ver con nuestros problemas… – dijo Endo dándose la vuelta, con un enojo más que evidente.

– Mamoru, ahora mismo vas a llamar a Hiroto y decirle que detenga los trámites del divorcio. Porque tú no quieres ni que tu equipito de futbol pierda, ni que a Haruna le pasen cosas malas… Y sabes que yo cumplo lo que digo. – completó Natsumi seriamente, dándole el teléfono inalámbrico a Endo.

– No lo haré… – dijo Endo con odio en su mirada.

– Sí que lo harás, porque sabes perfectamente que yo le puedo hacer lo que se me antoje tanto a Haruna como a Nanami… lo vas a hacer si quieres que nadie la pase mal.

– Estás loca…

Mamoru tomó el teléfono y marcó el número de Hiroto de mala gana, lo último que quería era que Haruna la pasara mal…

.

.

.

El partido ya había terminado, luego de un gran problema con respecto a los equipos, Raimon logró salir victorioso. Pero eso no es lo verdaderamente importante para nosotros.

– Mamoru ¿Estás bien? Te he notado algo… distraído… – dijo Haruna mientras todos los chicos de Raimon disfrutaban su actual victoria.

– Si, no te preocupes bonita, está todo más que perfecto… – le respondió Endo con una sonrisa, acariciándole una mejilla.

– Mmm… está bien si tú lo dices… – se tranquilizó Haruna con una bonita sonrisa.

Endo se sintió mal por tener que mentirle, nada lo justificaba.

Haruna se quedó observando a Endo, por más excusas que pusiera, él tenía un comportamiento muy extraño ¿Qué había pasado? De seguro era algo que tenía que ver con Natsumi. Haruna sabía que esa chica no se rendiría fácilmente. Si no amaba a Endo ¿Para qué seguir con esa estupidez del matrimonio feliz? Pero a la vez Haruna podía tranquilizarse pensando en que dentro de una semana, Natsumi no sería más que un mal recuerdo, o eso creía ella.

Endo fue a hablar con Kidou, y Haruna recordó que tenía que llamar a Nanami para contarle como había salido el partido. Así que fue a los vestuarios para buscar su bolso en donde se encontraba su celular. Pero en medio del pasillo, se encontró con Goenji y Natsumi que discutían. Claro, la pelirroja había venido a ver el partido para -simplemente- molestar a su esposo. La peliazulina simplemente se escondió un poco, sabía que estaba mal, pero necesitaba saber qué es lo que pasaba con Natsumi.

– Esa zorra nunca se va a comparar a mí… ya te lo voy diciendo… – dijo Natsumi segura de sí misma.

– Aquí, la única zorra eres tú. Creo que tú fuiste la única que se acostó con medio Inazuma Japan… Y digo medio porque es lo que sé… – dijo Goenji dándose la vuelta.

– Ven aquí y terminemos de hablar. – y Natsumi tomó de la muñeca a Goenji, obligándolo a que se diera la vuelta.

– Yo no tengo nada de qué hablar contigo Natsumi, nosotros terminamos hace tiempo, cuando me di cuenta de que lo único que querías era jugar conmigo. ¿Por qué demonios no te das cuenta de que ya no te amo? – le recriminó Goenji, con una mirada que vacilaba entre la nostalgia y el odio. – Tú te metiste con Endo porque creíste que sería lo mejor para tu bolsillo y para tu imagen. Le hiciste creer que tenía un hijo… Un hijo que era mío y que luego perdiste a propósito y que ahora no podrás tener jamás…

– ¿Estás con Nanami porque ella es capaz de darte un hijo y yo ya no puedo…? – dijo Natsumi divertida.

– Estoy con Nanami porque la amo y se acabó… Antes de hablar de ella deberías ser un poquito mejor persona. Ya veo porque Endo nunca pudo enamorarse de ti: eres insoportable… – dijo Goenji con aun sonrisa – Amo a Nanami y a ti ya te olvidé.

Natsumi se acercó rápidamente al rubio y captó sus labios en un fogoso beso. Tomó las manos de él y las guió hasta su cintura. Y sin separar el beso, Natsumi terminó por rodear el cuello del mayor con sus brazos. Y así terminaron, abrazados y comiéndose la boca ferozmente.

Como si una señal del cielo le hubiera llegado a Goenji, esté se separó de Natsumi molesto y limpió sus labios con el dorso de su mano.

– ¿Cómo te puedo hacer entender que ya no te amo…? – dijo el rubio sin mirarla.

– De ninguna manera, creo que tendré que conformarme con Endo. – dijo maliciosamente Natsumi.

– Endo dentro de poco te dejará, y así va a poder ser feliz con otra persona que si lo merezca. – sonrió Goenji, feliz por su amigo…

– Eso lo dudo mucho. Según lo que sé, Endo mismo ha detenido el divorcio… puedes comprobarlo con Hiroto o Midorikawa si lo deseas.

Y la única espectadora de esa escena casi se muere al escuchar esa terrible noticia. Haruna atinó salir de ese lugar corriendo, a comprobar con Endo si era verdad eso de que no se iba a divorciar. Pasó por delante de Goenji y Natsumi. El primero se asombró del estado de su ex novia… pero Natsumi… Natsumi tan solo sonrió.

– Sabía que se pondría así… – susurró la pelirroja.


Les gustó? Se han dado cuenta de que he puesto a Natsumi como una perfecta arpía? No lo pude evitar... xP

Sayo!~~