Frozen ES de Disney. Solo hago esto para mi diversión y su entretenimiento.
El Reino de Westfly era un lugar verdaderamente hermoso, con innumerables recursos naturales para la obtención de aquellas materias primas que impulsaban su economía. En él, vivía un príncipe llamado Matthew, mejor conocido como "Matt". El joven tenía pelo rubio, ojos de un color verde intenso, rostro de rasgos finos y un cuerpo por el cual muchas suspiraban; era indudablemente guapo. Matt era el heredero inminente al trono y, al igual que su padre, era egoísta, pretencioso y deseaba poder y reconocimiento. No había nada más importante en el mundo que el mismo. A sus 23 años, no estaba casado; vivía de mujer en mujer y lo más cercano a una relación seria, era la que tenia con la princesa Sarah, del vecino Reino de Wonderclan. La princesa de verdad estaba enamorada de él, pero para el joven príncipe, ella era una más del montón, a la cual buscaba si estaba aburrido.
─ Príncipe Mathews ─ escuchó como uno de los asistente de su padre tocaban a la puerta de su habitación ─Su padre quiere verlo.
─Enseguida voy ─ dijo con algo de fastidio. Cada vez que sus padres lo llamaban, siempre era para recriminarle algo. Sin mucho entusiasmo, se dirigió hacia el despacho que él conocía muy bien. Allí encontró a su madre, Sandy, una hermosa mujer en sus 40 y tantos años, de pelo rubio y ojos marrones, y a su padre, Maurice, diez años mayor que la Reina, de pelo negro y ojos verdes, esperando por él ─Aquí estoy, ¿Qué quieren? ─dijo de manera irrespetuosa.
─Ignoraré esa irritante actitud tuya porque quiero hacerte una propuesta ─ dijo Maurice sin inmutarse realmente ─¿Has oído hablar de Arendelle? ─el rubio asintió─ ¿No te gustaría ser el Rey de aquel reino?
─ ¿De qué hablas, Maurice? ─preguntó Sandy sorprendida. No apoyaba las conductas de su esposo e hijo. Ella era todo lo contrario a ellos; era buena, calmada y respetaba la moral lo mas que podía.
─Te escucho…
─ Arendelle ha resurgido de una manera muy positiva desde que la nueva Reina tomó posesión. Según los rumores, la princesa ya tiene pretendiente, pero la Reina…no…
─Creo que ya sé que sugieres…─dijo el rubio sonriendo de manera malévola, al igual que su padre.
─Esperen, ustedes no están pensando…
─Mathew irá a Arendelle y enamorará a la Reina. Eventualmente se casará y se convertirá en Rey.
─!¿Casarse por ambición?! ─exclamó la Reina horrorizada. Se acercó a su hijo ─ ¡No puedes vivir con alguien a quien no amas solo por interés! ¡Eso está mal!
─Tampoco me alegra la palabra casamiento, madre, pero…─la sonrisa que ocupó el rostro de su hijo envió escalofríos a través del cuerpo de la mandataria ─ hay que hacer sacrificios.
─ ¡¿Y la chica no importa?!
─La trataré bien…por lo menos hasta la noche de bodas ─ dijo de manera picara. La Reina no podía creer lo que escuchaba. Sabía que su hijo no era la persona más bondadosa del mundo, pero nunca pensó que sería semejante monstruo.
─Cuando lo logres, Arendelle y Westfly se unirán y seremos invencibles, hijo mío…
─ ¡¿Acaso están locos?! ─gritó la Reina─ ¡Por Dios, recapaciten! No pueden ir y jugar con los sentimientos de la joven así, eso no está bien.
─ ¡¿Y crees que me importa hacer lo correcto?! ─explotó Maurice ─ ¡Soy Rey y lo único que me importa es conseguir lo que quiero! ─Sandy dio un paso atrás indignada. Sin decir una palabra más, salió furiosa del despacho, sintiéndose impotente al no poder hacer nada.
─Bueno…─comenzó a decir Matt ─ ¿Cómo lo haremos? ─ dijo sin importarle que segundos antes su madre hubiera salido colérica de la habitación.
─Zarparás en unas dos horas hacia Arendelle; serás uno de nuestros representantes allá. Por lo tanto, te quedaras en uno de las casas alrededor del Castillo y trabajaras todos los días con ella, con la excusa de revisar todos los Convenios que han existido entre Arendelle y nosotros, para actualizarlos; en ese tiempo…harás tu magia… y luego, nos desharemos de ella, ¿entendido?
─Entendido.
El Príncipe Matthew no perdió tiempo, hizo sus maletas y al poco tiempo, ya estaba en el barco que lo llevaría a su destino. No se despidió de su madre; seguramente aun estaba enojada y él no quería tener una discusión sin sentido sobre la mala persona que era porque, honestamente, no le importaba. Según sus cálculos, llegaría a Arendelle para el atardecer; no podía esperar llegar a su futuro Reino.
Elsa miraba como Kristoff y Anna tenían una pequeña cita en el jardín. En realidad, estaba sentada a varios metros de ellos, leyendo un libro, pero cada cierto tiempo podía notar los diferentes movimientos que la pareja hacia por el rabillo del ojo. Estaba muy feliz de que Anna haya encontrado el amor. Kristoff era un gran muchacho, perfecto para su hermanita y en verdad, se alegraba de verla tan feliz, pero a veces, sentía celos. Ella era muy tímida, gracias a sus años de encierro, por lo que, la simple idea de entablar una conversación con alguien fuera de sus círculo de amigos, la aterrorizaba. También, estaba el hecho de que tenía una agenda muy agitada: la mayor parte de su tiempo, la pasaba leyendo tratados, aprobando permisos, reuniones, diálogos…a penas tenía tiempo de descansar. Pero la razón mas importante, eran sus poderes. El invierno eterno fue hace apenas tres meses y dudaba que después de semejante espectáculo, alguien se arriesgara a quererla con todo y sus poderes. A esas alturas, ya estaba resignada: su destino era gobernar su Reino en la soledad.
─Reina Elsa ─ llamó Kai llegando a su lado─ Acaba de llegar el nuevo representante del Reino Westfly ─Elsa suspiró desganada; eran casi las 7 pm y aun tenía que seguir sus labores. Ojala y fuera un recibimiento rápido.
─Enseguida voy…
Arendelle era más que majestuoso, incluso más que su propio Reino. No vio signos de pobreza mientras caminó hacia el Castillo, a diferencia de Westfly donde casi la mitad de los habitantes vivían en condiciones deplorables. El Castillo se veía majestuoso, muy elegante y de excelente arquitectura; perfecto para él. Seguramente era aun más hermoso por dentro y…no se equivocó.
─ La Reina vendrá en unos momentos, ¿sería tan amable de decirme su nombre para introducirlo con la Reina?
─Soy el Príncipe Matthew de Westfly ─ dijo de manera educada.
─Muy bien, enseguida vuelvo Príncipe Matthew─ el príncipe miraba atónito el interior de Castillo. Hermosos cuadros, decoraciones finas…podría acostumbrarse a esto ─Aquí viene la Reina, príncipe ─ de inmediato, Matt se puso de rodillas y bajó la cabeza en forma de respeto. Él no era para nada respetuoso, pero por los momentos, debía actuar lo mas caballeroso posible ─ Le presento a la Reina Elsa de Arendelle─ escuchó unos pasos de zapatos altos y, solo ahí se permitió levantar la mirada. Esperaba que la Reina se quedara boquiabierta ante sus atributos, porque él sabía que era guapo, pero fue él, el que quedó sorprendido.
Una hermosa joven estaba frente a él. Su cabello rubio platinado se encontraba recogido en una trenza que caía sobre su hombro con algunos mechones desordenados. Vestía un vestido azul largo que enmarcaba perfectamente sus atributos y, luego caía con gracia hasta el suelo. Y su rostro….rasgos delicados, unos brillantes ojos azules que hipnotizaban y una pequeña sonrisa adornaba sus muy apetecibles labios…su piel blanca, su perfilada nariz… ¡Era hermosa!
─Mucho gusto en conocerlo, Príncipe Matthews ─ Matt volvió a la realidad al escuchar esa melodiosa voz.
─El placer es todo mío.
Eso andaba mal. Se suponía que ella se quedara asombrada por su físico… ¡no al revés! Pero no importaba, él nunca se había aminorado por una mujer y no lo haría ahora. Él vino por la Corona de Arendelle y eso…era lo que iba a hacer.
