TENTEN:
Noto que mi corazón… no sé, no va.
Que las miradas se caen y que muere el mar.
Tu y yo tenemos que hablar
Porque…
Ya se está acabando el aire entre nosotros…
— ¡Quita esa maldita canción! —Gritó mi marido desde la bañera.
En otras circunstancias un tanto más comunes hubiera subido el volumen y me hubiera metido a la bañera con él, cantando a todo pulmón, mientras Neji hacia ademan de querer ahogarme para después preguntarme si ponía la canción en dedicación a él. Yo lo negaría y argumentaría que la única razón del porque la escucho es porque Temari ha estado escuchando todo el día Hombres G desde su oficina (algo que desde hace un mes se ha vuelto demasiado habitual en ella) y esa en específico me quedó en la cabeza.
Sin embargo, lo que en realidad hice es hacerle caso y apagué la pequeña computadora.
Desde hacía algunos meses las cosas entre los dos ya no funcionaban bien. Él tomaba misiones cada vez más largas, llegaba tarde a casa. Los días que tenía de descanso se la pasaban en la mansión Hyuga haciendo quien sabe que cosas. Ya no quería acostarse conmigo, siempre poniendo algún estúpido pretexto, y en pocas palabras, estábamos llegando al final.
Mis ojos se llenaban de lágrimas cada vez que imaginaba nuestro matrimonio terminado con una firma de papeles en la oficina de Naruto. Me limpié los ojos al escuchar a Neji saliendo de la bañera. Él odiaba que llorara, lo estresaba.
Salí rumbo a la cocina y empecé a lavar los platos de la cena. Odiaba lavar, el jabón de trastos hacia que mis manos se despellejaran, pero también me tranquilizaba mucho. Me daba tiempo de enfriar mi cabeza antes de hacer algún tipo de tontería.
¡Y vaya que últimamente estaba a punto de hacer tonterías! El trabajo cada día era más pesado y aburrido. Había accedido a trabajar en el departamento de embajadas de Konoha para poder estar más tiempo con Temari ahora que esta se iba a casar. La paga era bastante buena y el ambiente acogedor.
Sin embargo no podía evitar aburrirme colosalmente al llevar puro papeleo y estar encerrada 8 horas en esas cuatro grises paredes. Había tratado de convencer a Naruto de que me diera alguna misión, pero el rubio Hokage solo me daba cosas sencillas, fáciles y básicas, argumentando que me necesitaba más en oficinas que en campo, ahora que la paz reinaba.
Yo necesitaba acción. Salir a correr por los bosques, lanzar kunais, invocar shurikens, golpear y ser golpeada. No quedarme en un escritorio redactando cartas a las demás aldeas.
—Admítelo, Tenten. Nuestros tiempos ya pasaron. Ahora solo nos queda parir a la futura generación de guerreros. —me decía Temari con tristeza, cada vez que la iba a visitar a su oficina argumentando mi aburrimiento.
Eso era algo que no me pasaba por la mente.
Desde un principio los niños nunca me habían gustado. Pequeños seres de moco que lo único que saben hacer es llorar y cagar y comerse la vida de sus madres. En definitiva la idea de parir a la nueva generación de ninjas no me convencía, y menos en ese momento, en donde parecía que mi matrimonio de apenas un año se iba a la mierda.
¿Cuándo empezaron a cambiar las cosas entre nosotros? Cuando a Neji lo promovieron como líder general de las fuerzas ANBU. Un trabajo que venía deseando desde hacía mucho tiempo y que por fin tenía.
El puesto conllevaba muchas nuevas responsabilidades, y yo siempre había esto dispuesta a ceder y ayudar a mi esposo en todo. Pero Neji estaba abusando. Ya no venía a comer, prefería comer cerca del cuartel; salía muy tarde, a pesar de que su salida era a las 8 de la noche; todos los días lo veía un ratito en las mañanas y un ratito en las noches. Los domingos que ambos descansábamos, él salía a los terrenos del clan Hyuga diciendo que a pesar de todo, seguía siendo líder del bouke y no podía dejar esa responsabilidad.
En un principio me compensaba con sexo, pero ahora hasta eso se había acabado. Y no había dia en que no me sintiera sola y a punto de llorar.
De verdad extrañaba a mi Neji, ese que llegaba y se acurrucaba a mi lado y, sin importar la hora que fuera, ni lo cansado que estuviera, me hacia el amor. Ese que aunque nunca fue cariñoso ni dado a las palabras, siempre buscaba el momento para hacerme sentir amada.
Me reproche mentalmente cuando un sollozo salió de mi garganta llamando la atención de mi marido que estaba sentado en el pequeño comedor.
— ¿Y ahora porque lloras? —Me reprochó con una voz cargada de molestia.
—Por nada —Le conteste en el mismo tono. Me había cansado de fingir que no me molestaba su actitud.
Neji azotó las manos en la mesa y se dirigió a mí. Me tomó del brazo y me hiso girar hacia él.
—Odio que cuando te pregunto lo mismo tú me contestes con un nada.
—Y yo odio que me trates como basura.
— ¡No te trato como basura! ¿Es porque te dije que quitaras la canción? Sabes que no me gusta.
—Y tú sabes que no eres nadie para darme órdenes y si tanto te molesta mi música, entonces ponte tapones en las orejas, o mejor, vete a la mansión, que es donde últimamente te gusta estar más.
—Antes voy a desayunar —Me dijo con sarna y se fue a sentar a la mesa esperando a que le sirviera.
Sentí como la sangre me subía a la cabeza y en un arranque de furia le avente el agua con jabón con el que lavaba los platos.
—Buen provecho, mi amor —Le dije y me fui a encerrar al cuarto.
Cerré la puerta con llave y me metí debajo de la cama a llorar como una niña pequeña. Neji gritó un improperio, escuche como tomaba sus llaves y salía de la casa dando un portazo.
Mientras yo me quedaba sola otra vez. Pensando en lo que acababa de suceder y en lo que faltaba por verse, ahogada en un mar de llanto.
NEJI:
Salí furioso de la casa rumbo a los campos de entrenamiento.
No estaba molesto con Tenten, estaba molesto conmigo por permitir que las cosas entre los dos tomaran este rumbo. Yo sabía que ella se hacía de la vista gorda con mi alejamiento de ella, pero no significara que lo fuera a hacer siempre. Todo tiene un límite, incluso mi bella y tranquila esposa.
Llegue al campo que hacía años ocupaba con Tenten y en donde precisamente le había pedido matrimonio y estrellé mi puño con en el primer árbol que encontré. La sangre empezó a emanar de mis nudillos y las lágrimas de mis ojos.
Odiaba comportarme así con ella, pero lo que estaba haciendo era un mal necesario. Al menos hasta que pudiera arreglar mi situación con el clan. Limpié mi rostro y salí rumbo a la mansión.
Caminar por Konoha una mañana de domingo no era nada agradable cuando tratabas de evitar el contacto humano. Por el camino se encontró con Sai e Ino que esperaban a su primer hijo. La rubia había subido descomunalmente de peso y su esposo, brutalmente honesto como siempre, se lo hacía saber pidiéndole que no comiera más.
Kiba, paseaba a los perros del clan Inozuka, que eran más de 30. Sasuke y Sakura paseaban con su pequeña hija en brazos, mientras Lee correteaba a sus discípulos.
No sabía en qué preciso momento, todos tuvimos que crecer. Dejar de ser los 11 de Konoha para convertirnos en una bola de adultos, la mayoría casados y con hijos. Ya no éramos los jóvenes valerosos y temibles, mucho menos el futuro de los ninjas, ahora solo éramos aldeanos más, aldeanos menos.
Corrí con toda mi fuerza rumbo al clan. No me apetecía seguir viendo el idóneo estilo de vida post guerra que La Hoja me ofrecía.
En cuanto llegue a la mansión entré en la que antiguamente era mi habitación y me cambié la camisa mojada, cortesía de mi esposa, y vendé mi aún sangrante mano. Tenía toda la intención de dirigirme al comedor a buscar algo de alimento para calmar mi estómago que ya me empezaba a arder debido a la inanición. Sin embargo la puerta sonó y se abrió para mostrarme a mi tío.
—Neji —dijo con su voz solemne como siempre — ¿Otra vez vienes solo?
Hiashi me había pedido desde hacía poco más de un mes que trajera a Tenten conmigo a las reuniones de Bouke y Souke, pero a como iban las cosas entre los dos, no me había atrevido a sugerírselo siquiera.
—Tenten no se ha sentido bien últimamente. —Dije, y era verdad. Gracias a mí.
— ¿Es que pronto tendremos el anunció de que un segundo Hyuga viene en camino?
La idea de un vástago me erizó la piel y me provocó ganas de llorar. Sin embargó me reprimí y pregunté lo obvio:
— ¿Segundo?
—Hinata está embarazada. De hecho es por eso que la reunión de hoy, se cancela. —Dijo con una sonrisa que luego se convirtió en mueca. —Sin embargo, he venido hoy a decirte que en cuanto el primer heredero de Hinata y el Hokage nazca, ella tomara el lugar como cabeza del clan. Es hora de que tú y Tenten se muden aquí. Prepararemos una habitación especial para ustedes, después de todo, eres el líder del bouke.
Genial, lo que le faltaba. Ahora, ¿Cómo le explicaría a Tenten que tendríamos que vivir aquí?
—Hablaré con Tenten ahora mismo.
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TENTEN:
Doblé mi ropa con cuidado y rapidez. Era cierto que cuando Neji se marchaba a las reuniones del clan tardaba bastante tiempo, pero no quería topármelo ni por casualidad. Saqué la enorme maleta gris del armario y empecé a guardar mi ropa.
Ya había tenido suficiente de Neji, estaba cansada de las discusiones, de los problemas y de los gritos. Nuestra casa, nuestra amada casa se había convertido en un campo de guerra, y yo ya no me sentía cómoda allí.
Mientras silenciosas lágrimas caían por mis mejillas, poco a poco fui empacando todo aquello que podía reclamar como mío. Zapatos, cremas de belleza, ropa, alguno que otro libro, las armas. Por el momento era suficiente, ya que el divorcio estuviera firmado nos pondríamos de acuerdo de cómo se repartirían las cosas que habíamos adquirido juntos.
En ese momento la puerta sonó con el conocido sonido de las llaves. Y sentí el cuerpo congelarse.
Neji había llegado.
Limpie mi cara y aclaré mi garganta antes de ponerme de pie y salir a la sala.
Ahí estaba él. Mi atractivo esposo, de pie ante la foto de nuestra boda. Con una camisa diferente a la que traía antes de salir, y la mirada perdida en la pareja de la imagen, tan parecidos y tan diferentes a los nosotros de ese preciso momento. Parecía envidiarlos, yo misma lo hacía. Tan encantadores, tan guapos, tan felices. Ojalá supieran en lo que el matrimonio nos iba a convertir.
—Neji —dije en un susurro, que al parecer él no había escuchado.
—Neji —repetí, esta vez más claro y alto.
El aludido giró su rostro a mí, y por una fracción de segundo pude ver una enorme tristeza en su placido semblante; la misma tristeza que yo veía cada vez que observaba mi reflejo.
—Tenten —Dijo él, recuperando el mismo talante frio con el que últimamente se dirigía a mí —Empaca tus cosas, hoy mismo nos mudamos a la mansión.
Un repentino dolor emergió de mi estómago, tan fuerte que tuve que salir al baño a vomitar. Por suerte teníamos uno en la planta baja, que si no, hubiera tenido problemas para limpiar después. Neji, que parecía alarmado pero que seguía en la sala, sin intervenir, me miraba por la puerta entre abierta y volví a llorar.
Jalé la pequeña palanca del váter y tomé un cepillo de dientes que siempre dejaba en ese baño, y empecé a lavarme los dientes. Mi marido en la misma posición donde lo había dejado. Antes de regresar con él, me asomé por el espejo. Las lágrimas habían dejado mi rostro hinchado y rojo, como si lo que llorara fuera acido. Mi cabello revuelto, mi nariz gorda y colorada. Dejé de llorar y me lave la cara. Volví a Neji.
— ¿Estas bien? —preguntó después de un largo silencio
—No voy a ir a ningún lado contigo ya, Neji. —Dije, armándome de valor para hacer lo que tuve que haber hecho desde el primer momento en que las cosas se habían salido de control —Quiero el divorcio.
A todos los que se toman la molestia de leer mis historias:
Hola!
Como se habrán dado cuanta últimamente he estado activa, actualizando y publicando nuevas historias. Sin embargo he notado algo que me ha entristecido mucho. Casi nadie deja comentarios, para bien o para mal en mis historias.
Últimamente, he sentido un enorme vacío existencial al escribir historias fanfics, porque siento que estoy muy vieja para esto ya (22 años) he sentido el repentino furor de cerrar mi cuenta y olvidarme de una vez por todas de la página, sin embargo, no quiero ser una de tantas personas que dejan historias incompletas decepcionando a sus lectores. Sin embargo, mis lectores me desilusionan a mí no comentando nada.
Sé que tal vez no soy la mejor escritora de la página (Ni cerca de serlo), pero me esfuerzo mucho, de verdad, para poder entretenerles un rato. Así que les pido que entiendan mi tristeza al saber el poco apoyo que siento de su parte.
Es por eso que tomé la decisión de hacer lo siguiente:
Durante lo que reste del mes de febrero, voy a actualizar TODAS mis historias incompletas, que, incluyendo esta son 9. Si durante las actualizaciones, dichas historias no vuelven a tener el mismo índice de reviews que tenían en un principio, las eliminaré.
No quiero que lo vean como una amenaza, solo les pido que me ayuden motivándome a no dejar esta hermosa página donde he conocido a tanta gente especial, y donde he crecido tanto como lectora, como escritora. Por favor.
Esperando no decepcionar a nadie, me despido, deseando que me comprendan
Vi…
