El Artista de Glasgow

By Karin

(Habla el pintor…)

Aseverar que mi vida es maravillosa y que todo pinta como el color de la rosa todos los días de mi existencia… Es como decir que, nunca he tenido necesidad de nada, ni hasta de la mas mínima relación sociológica básica. Es como confirmar, que es algo verdadero, fundado en los preceptos de los más altos niveles de credibilidad y constancia…

¡Es algo… simplemente absurdo!

Con mi Sweet & Coffe (doble americano sin azúcar), mis pinceles que van desde triple cero hasta el treinta y dos… creo que tengo parte de mi vida llena… Recalco… una parte de ella, por que en el día mi lienzo me eleva mentalmente a los placeres sentidos en la noche… me lleva a plasmar sabores tan solo sentidos en instantes y me hace rememorar epítetos impronunciables.

(Habla el artista)

Cuando el crepúsculo avanza, mis horas se detienen y congelan mis escrúpulos, me siento el comandante de los elementos sutiles de la seducción, sin inhibiciones, ni limitantes… un vestido negro, floreado, azulado o puramente claro me incita a sacar al artista, al delineador, al escultor de cuerpos, al complaciente de momentos indescifrables… enorme, duro y turbulento… al catador de fluidos de varios sabores y calores… suaves o espesos, claros u oscuros…

Un momento….un solo momento de debilidad, uno de duda es suficiente… para crear obras maestras no solo cada noche, cada madrugada… uno basta para plasmar en mi lienzo en la mañana… las pieles saboreadas hasta el amanecer…

"Solo una oportunidad para demostrarte lo que soy y que me aceptes sin pesares, déjame fluir en tu cuerpo y sé parte de mi energía, vuelve a mi morada y reencarna conmigo mi dulce flor. Te acepto como eres y acéptame como soy"

El Artista de Glasgow


Presentación

La verdadera maldición Hindú

El Dios Hindú Vishnú Púrusha Majápurusha, (Dios omnipenetrante, varón y gran disfrutador) no puede ser parte de su propia energía o creatividad. Vishnú se había casado con la diosa Lakshmí Shri (Diosa de la belleza, fertilidad y la buena suerte); por lo tanto, él necesitaba que su consorte esté siempre con él, sin ser tocada por nadie más. Por esta razón la diosa tiene que acompañar a Vishnú en todas sus encarnaciones.

La diosa Sárasvati Vinidra (Diosa del aprendizaje y las artes que no duerme) también quería ser esposa de Vishnú. Iracunda por su rechazo, maldijo con todo su poder a la piadosa Lakshmí, que se tuvo que convertir en la planta tulasí y fue condenada a vivir en la Tierra para siempre. Vishnú no tenía poder para cambiar la maldición de la diosa Sárasvati, pero pudo modificar la maldición: Lakshmí se tendría que quedar en la Tierra mientras el río Gandakí fluyera desde su cuerpo. Mientras tanto, él reencarnaría diez veces en busca de su amada y permanecería en la Tierra en la forma de una piedra la shalágram shilá, esperando para llevarla a su morada.

El rio correría y llevaría a la piedra por varias orillas buscando a su planta escondida y él tendría que buscar y pasar de cada flor y de cada orilla hasta que su tulasí lo reconozca.


Prologo

India, Enero del 1911

Acuérdate de mi, cuando no tengas nada más que recordar, cuando en la noche no tengas más caricias que las miradas de la oscuridad. Dejemos de soledad, de cariño loco al desenfrenar que el mundo entero se derrumbara. Cuando tú y yo volvamos a empezar.

— ¡Vaya! ¿estas seguro que eso dice George?

— Si Señor William o bueno eso fue lo que dijo el mercader sobre su significado.

William Albert Andrew sostenía y acariciaba maravillado en su mano una caja hexagonal de no más de diez centímetros de tamaño hecha en su totalidad de oro y piedras preciosas; tan exquisito era su talle, que con diminutos trazos se dibujaba una forma humana de piel azul y cuatro brazos que descansaba sobre una flor de loto, era una antigua reliquia Hindú; que según el humilde vendedor de la plaza, era la morada del gran dios Visnú o como quien quiera que le haya dicho aquel pobre hombre. La examino con atención y abrió la pequeña manija que separaba en dos partes al hexágono. Sintió que un frio viento se dirigía directo a su rostro como una suave brisa que le refresco del incandescente calor.

Raro muy raro.

Hizo el esfuerzo por mantener los ojos abiertos cuando la leve luz de la joya lo cegó al mezclarse con los rayos de sol e intento ver el interior de la caja. Acostumbrado ya por el reflejo que resaltaban sus blondos rizos, aquel hombre de metro noventa y cuatro de estatura y ojos azules tan claros más que el mismo cielo, decidió que esa joya iba a ser suya.

Y déjame sentirte en mí, que yo quiero estar contigo allí, déjame encontrar por fin la paz; en tus manos, en tu boca, en tu soledad. Y déjame esconderme en ti y tú oculta tu mirada en mí, que la luna cuando entre por la ventana nos encuentre amándonos. Amándonos sin piedad.

La inscripción estaba dentro de la caja, bajo un símil de la figura que se encontraba en la tapa; pero esta vez una mujer descansaba sobre una de las rodillas de la forma humana de color azul.

— Bien George me la llevo, págale al hombre y vamos se nos hace tarde.

Ya en su hotel junto a su mano derecha y casi padre, se dispuso a recoger su equipaje, debía volver a su Escocia querida a enfrentar a su familia. La gira había concluido y todas sus pinturas habían sido vendidas y destacadas. Que maravilloso era ser él mismo sin el protocolo que su familia lo obligaba a usar. Suspiro; ahora debía volver a la realidad y asumir sus responsabilidades, él era el primogénito de los Andrew, acentuados en las tierras bajas de Glosgow, uno de los clanes mas antiguos y fuertes que habían sobrevivido a través de los años. En su capricho hablaba gaélico cuando quería confundir o evitar una pelea y usaba tartanes en todo evento social y ahora iba a usar el de color verde oliva con mezclas de rojo oscuro, ese el que usaba el jefe, el que lo distinguiría de todos. El del patriarca del clan.

Se sentó en el borde de su cama y tomo por ultima vez la reliquia antes de cerciorarse de colocarlo a buen recaudo en una de sus valijas, la destapo y reviso el trazo de esta, la acaricio y sintió el bajo relieve que no tenia la primera, era suave fino y lizo, parecía tallado en piedra, presiono aun mas y este se revelo mostrando su verdadera forma.

Era un anillo exquisito de oro con una piedra hexagonal en el centro, del tamaño exacto para la mano de un hombre, se lo coloco por todos los dedos de su mano derecha sin lograr ubicárselo, hizo lo propio con la mano izquierda y este se poso en su dedo corazón, fue el único lugar donde calzó. Levanto la mano a la luz y vio su reflejo, era precioso y elegante, perfecto para el patriarca del Clan.

Se levanto de la cama y guardo la caja hexagonal en su valija de mano, se acerco a la mesa de las bebidas y se tomo de un tajo el vaso de whisky que se había preparado al llegar, el sabor quemante le bajo por la garganta haciéndolo estremecer. Se mareo. Logro sostenerse del filo de la mesa pero no pudo hacerlo en su totalidad. Se desplomo contra el suelo frente a un asustado George que lo único que hizo fue correr a él y gritar:

— ¡Señor William!


Buen Domingo chicas... bueno como ven ya volvi... aca traigo una pequeña historia... bueno no se si es pequeña aun la sigo escribiiendo pero la traigo para que la disfrute... para los que querian a Albert en una faceta re erotica... aca lo traigo... espero les guste... espero sus comentarios y pos... comencemos ya les mando el primer capitulo... besos amigas se las extraña

KARIN