Matt llegó a su casa, se tiró al sofá y rompió a llorar. ¿Cómo podía ser su hermano tan capullo?
*Flash Back*
Matt estaba ultimando los detalles de la cena de Acción de Gracias. Vamos, estaba leyendo el libro de cocina para empezar a cocinar el pavo que estaba aún envuelto en el plástico con el que le había comprado.
Llamaron a la puerta y fue a abrir sin dejar de mirar el libro de cocina, al final, como siempre acabaría pidiéndole a su padre que se acercara a su casa y lo hiciera él.
Se quedó perplejo al ver a la policía allí plantada.
- ¿Matthew Hardy? - preguntó uno de los agentes
- Eh... Soy yo. - respondió inseguro - ¿Algún problema? - dijo
El policía más alto sacó un papel de una de las carpetas que llevaba.
- Tenemos una orden de registro para su casa. - dijo dándole el papel que indicaba eso
- ¿Pero...? ¿Por qué? - preguntó Matt sin entender, la experiencia le había dejado claro que no se podía hacer el chulo
- Sospechamos de que pueda tener drogas escondidas en la casa.
Matt suspiró, se fue a la cocina y se sentó en una silla.
- Registren cuanto quieran. - les dijo
El escondió la cabeza en su regazo. Solo había una razón para aquello: su hermano.
Tras casi dos horas y media en las que Matt lo único que hizo fue llamar a su padre. Pasando tres kilos de avisar a su hermano ya que estaba en la tienda de tatuajes.
- ¿De quién es esto? - le preguntó el policía señalando a una bolsa que contenía casi un kilo de pastillas diferentes contra el dolor
Matt suspiró.
- No. - mintió Matt
- ¿Seguro? - le preguntó de nuevo el policía
- No sé de quién es.
- ¿Quienes viven aquí?
- Mi hermano y yo. - dijo Matt suspirando, echaba de menos a Beth que había sido inteligente y había abandonado a su hermano
- ¿Y su hermano? - quiso saber mientras llamaba por el móvil a la central.
- En la tienda de tatuajes. Tiene que estar por llegar. - dijo Matt mientras rebuscaba su cartera para darle el carnet de conducir al policía para que comprobara que no estaba fichado.
En ese momento entró Jeff.
- Matt, ¿hiciste ya la comida? - preguntó
Matt miró a su hermano y señaló a los policías.
Lo siguiente que pasó eran casi fotogramas. Jeff dio su carnet de conducir no explicó porque tenía tantas pastillas y al estar fichado fue detenido y llevado a comisaría.
*Fin del Flash Back*
Una vez allí Matt se había negado a pagar la fianza así que su hermano estaría en el calabozo hasta que fuera el juicio. Eso le había dolido más que nada. Sí no fuera la segunda vez que le pasaba eso y si quizás no hubiera guardado las cosas en su casa quizás hubiera sacado los diez mil dólares de su cuenta y hubieran cenado en familia como todos los años. Ni su padre había ido a comisaría haberle, como él hasta ese instante estaba harto de Jeff.
Este por su parte estaba relajado sentado en el calabozo. Imaginó que su hermano se arrepentiría y volvería con el dinero. Siempre era así y a pesar de que lamentaba haberle fallado de nuevo Matt siempre volvía, él era su hermano pequeño así que casi siempre estaba protegido.
Los días fueron pasando en el calabozo, alimentándose de las lentejas resecas que le daban y Matt no venía.
- ¿Puedo hacer una llamada? - preguntó a uno de los policías
- Pero no llames a tu hermano. Ya te dijo que no va a venir. - le dijo el policía esposándolo para sacarlo de la celda.
- Cállese. - gruñó Jeff
Cuando llegó al teléfono lo descolgó y fue a marcar el número de Matt. Pero no lo hizo. Pensó que seguramente seguiría resentido y que no le contestaría el teléfono así que pasó. Marcó otro número que también se sabía de memoria.
- Paul Levesque, ¿sí? - dijo la voz del que era Triple H en el ring
- Paul, hola. Soy Jeff, tengo un problema. - se sinceró, había llamado directamente al despacho de Vince Mcmahon en la empresa y le daba igual a quien encontrarse al otro lado del teléfono.
- ¿Jeff? - preguntó Paul sin entender - ¿Qué te ha pasado?
- Me han detenido. El juicio es dentro de dos meses y si no quiero estar en el calabozo hasta entonces necesito pagar una fianza de 10000 dólares. - dijo del tirón
- Ajá... ¿Y...? - preguntó Paul sin entender, Jeff ya no trabaja allí así que no entendía porque le llamabas. - Llama a tu hermano.
- No quiere saber nada de mí. Por favor... Necesito que me saques de aquí... - pidió
Paul suspiró.
- ¿Es necesario que me persone? - preguntó
- Sí. Sino no se puede...
Paul bufó.
- Vale... Iré allí en el Jet de Vince...
- Te quiero Paul. - exclamó sonriente
- Si ya... Voy para allá. - murmuró
Estaba desganado. Sabía que su matrimonio no iba a ningún sitio pero que simplemente por el estatus en el que se encontraba junto a su mujer no le interesaría dejarla. Ni a ella tampoco le dejaba interesarle a él.
Llamó al piloto y en diez minutos ya estaba montado y a punto de despegar. En cosa de una hora llegó a Charlotte que era la ciudad que tenía aeropuerto y de allí fue en un coche alquilado al pueblo de Cameron.
- Llegó a la recepción de la comisaría y preguntó por el jefe que le dio la manera de dar la fianza. Una media hora después sacó a Jeff de la cárcel.
- Gracias tío. - dijo Jeff abrazándole
- De nada supongo... - dijo devolviéndole el abrazo
- Te prometo que te lo pagaré, te lo prometo.
- Cuando puedas... ¿Qué vas a hacer una vez libre? - preguntó
- Ir a casa, ¿qué si no? - preguntó
- ¿Con tu hermano? ¿Tú crees que le hará gracia verte?
Jeff suspiró, suponía que no.
- ¿Y dónde voy si no? - preguntó
- Vete a un hotel y llámale desde allí, pídele disculpas e intenta que te perdone. - le dijo Paul
- ¿Tú crees que lo hará? - preguntó Jeff alzando una ceja
- Yo siendo él no lo haría. O al menos no tan pronto y más cuando le has hecho tanta putadas... - le dijo suspirando
Jeff lo miró, le dolía lo que estaba diciendo pero era porque tenía razón.
La musiquilla de Rock Out sonó haciendo que el silencio que guardaban Paul y Jeff se rompiera. Paul cogió su móvil y se lo puso a la oreja. Estuvo hablando durante cinco minutos.
- De puta madre. - comentó en voz alta al colgar - La mujer de mi piloto se ha puesto de parto, ya tengo que coger un avión ordinario, que me da igual pero se que no hay vuelo porque en Charlotte está la huelga de los pilotos. - dijo Paul en un suspiro
- ¿Qué te tienes que quedar aquí? - preguntó Jeff mirándole con una ceja alzada
- Supongo. No me queda remedio. - le dijo Paul andando hacia la puerta - ¿Dónde hay un hotel aquí?
- Ey, que ahora que tú te tienes que quedar a lo mejor mi hermano no se enfada tanto.
- Jeff. Hazme caso. No te presentes en casa de tu hermano. Vamos. Buscaré una habitación de hotel si me dices donde está.
Jeff asintió y lo guió hasta el Hotel (Motel más bien ya que era muy cutre).
- ¿Puedo estar en la misma habitación que tú hasta que te vayas? - preguntó Jeff
Paul suspiró, ¿Jeff había sido siempre de carota?
- Está bien. - acabó aceptando
Pidió una habitación con dos camas. Tenía grabado en la mente lo que siempre le había dicho su madre y posteriormente Steph: De bueno pareces tonto. Paul entró y se tendió en la cama.
- ¿Lo llamo ahora? - preguntó Jeff nervioso
- ¿Tienes monedas para el teléfono? - preguntó Paul tendiéndose bocarriba mientras sacaba el móvil para llamar a su mujer
Jeff se quedó en silencio.
Paul suspiró y le dio su monedero donde tenía todo lo suelto.
- Que sea provechosa la charla. - le dijo - Yo voy a llamar a mi mujer. - dijo al final metiéndose en el baño para hacerlo
Jeff marcó el número de Matt y esperó a que le contestara.
- ¿Sí? - preguntó Matt al otro lado del teléfono, desde que había "abandonado" a su hermano se había dedicado a hacer todas las faenas de la casa y se había negado a hablar con otra persona que no fuera su padre.
- Matt, soy Jeff.
- No pienso sacarte de la cárcel Jeff. - zanjó Matt
- Ya estoy fuera. No te preocupes.
- No me preocupo. - dijo Matt - ¿A qué idiota has convencido? ¿A Shannon?
- A Paul.
- ¿Paul? ¿Qué Paul?
- El marido de Steph. Llamé a la empresa para que Vince me echara una mano pero me cogió él el teléfono así que él ha sido quien me ha sacado. - explicó
Matt se quedó sorprendido, eso no se lo esperaba así que estaba un poco a cuadros.
- ¿Y por qué me llamas entonces Jeff? - le preguntó Matt
- Para pedirte perdón. Lo siento Matt. Lo siento mucho. - le dijo
- Demasiado tarde Jeff. - dijo Matt y colgó el teléfono
Jeff colgó furioso, el lo estaba intentando, se estaba arrastrando y su hermano no quería oírlo.
- Vuélvelo a intentar. - dijo Paul saliendo del baño mientras colgaba el móvil
- Paso de volver a intentarlo, ¿para que me cuelgue? - dijo sentándose en la cama
- ¿Crees que intentándolo solo una vez le vas a dar pena? ¿Después de lo que has hecho? - regañó Paul - ¿Por qué guardaste eso en su casa? Vale vives con él después de que tu casa se incendiara pero... Es tu hermano... A estado en cualquier momento donde la has cagado y se lo has pagado así...
- No me vayas a echar tú la bronca encima. - pidió Jeff
- Tengo razón. No son mis asuntos, pero creo que tengo razón. ¿Qué querías conseguir con tantas pastillas? - le preguntó Paul
- Olvídalo. No lo vas a entender y no tengo porque explicártelo.
- Si no me lo explicas no lo voy a entender y vale, no me interesa, pero te recuerdo que me ha costado un riñón sacarte del calabozo. Si quieres voy y retiro la fianza, te volverían a meter en prisión.
- ¿Tanto te interesa?
- No es que me interese o me deje de interesar. - dijo Paul suspirando - Voy a cenar. - dijo Paul yéndose hacia la puerta
Jeff se tendió en la cama tras haberse quitado la camiseta y se tapó los ojos con los brazos.
- ¿Quieres venir? - le preguntó Paul
- No tengo hambre. - dijo Jeff
Paul le miró por última vez antes de irse. Se sentía como un completo estúpido por muchos motivos. El primero era porque había pagado la fianza de Jeff con su propio dinero simplemente porque pensaba que era "lo correcto" a pesar de que a Jeff apenas le conocía... La segunda cosa por la que se sentía un estúpido es que su peor temor se había hecho realidad. Su mujer le estaba poniendo los cuernos.
No le extrañó. Si no lo estaba haciendo ya lo debería de hacer en un futuro eso era lo que siempre había pensado Paul desde hace unos meses. Hubiera preferido que su mujer se lo hubiera contado a haberlo descubierto al llamarla.
En cuanto llegara a casa supuso que habría una discusión y posteriormente el ¿ansiado? divorcio.
Fue a comer a una hamburguesería por allí cerca y pidió otra con un refresco para Jeff. La dejó sobre la mesita de noche que había al lado de Jeff. Se sentó en la cama de este y le miró.
- Oye. - dijo Paul poniéndole una mano en el pecho para despertarlo. Se sonrojó levemente, el pecho de Jeff era suave al tacto y estaba caliente. - Te he traído comida
- Gracias... - murmuró Jeff, se incorporó para que Paul aportara la cama con delicadeza - Oye... Lo siento, ¿eh? Por haberte tratado así después de que me hayas ayudado...
- Da igual. - dijo Paul suspirando, miró hacia la derecha
- Oye... ¿Estás bien? - preguntó Jeff mientras le pegaba un mordisco a la hamburguesa
- No.
- ¿Qué pasó?
- Cuando llegue Greenwich tendré que firmar los papeles del divorcio.
Jeff se quedó en silencio, mirándole. Se incorporó algo más y apoyó su mano en el hombro de Paul.
- Lo siento tío. - le dijo
- Yo no... - respondió Paul - Ya iba siendo hora... Mi matrimonio no funcionaba desde hace bastante. Ella está con otro y está feliz. No me importa. Solo estoy preocupado por la custodia de mis hijas.
- ¿Tan mal te va con Steph?
- A veces, te hartas de las cosas. - se sinceró Paul mirándole
Jeff no apartó la mirada de los ojos de Paul.
- Beth también me dejó hace un mes o dos. - le contó
- ¿Y eso? - le preguntó
- Supongo que como mi hermano. Explotó. - le dijo Jeff
Paul suspiró abrió la bolsa que tenía y sacó dos vasos de chupito y una botella de Jack Daniels.
- No son las mujeres las exigentes. Somos los hombres los idiotas. Lo que no saben apreciar las pequeñas cosas y estar a la altura de ellas. - murmuró Paul bebiendo del vaso
Jeff asintió y también bebió.
Estuvieron bebiendo hasta que entró bastante la noche y la botella se acabó.
