Oficialmente es 27 de diciembre, así que debo decir ¡Felicidades Okumura Rin & Yukio! ... Y aprovechando —aunque fuera de tema—¡Felicidades Kagamine Rin & Len!

No hay mejor forma de celebrar un cumpleaños que con un fic :D así que a celebrar 8D

Claro, cabe aclarar que haré un fic sencillo, sin mucha complicación y fácil de seguir... o eso espero. Pero con cariño :D

Es el primer fanfic de Ao no exorcist y de RinxYukio que hago (porque sí, debo admitirlo ¡me encanta esa pareja!), así que no estoy segura qué tan bien o mal vaya a estar; sin contar que tengo un buen tiempo sin escribir. Ya estoy oxidada(?)

Pero ¡bah! no importa. Me divierto escribiendo y espero que ustedes se diviertan leyendo. Sin más, los dejo leer.

Advierto.

Puede contener OoC. Contiene Incesto. Implicación RinxYukio (Yaoi —hombrexhombre—)

Ni Ao no Exorcist ni sus personajes me pertenecen —lamentablemente—.


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Tips

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Lo prometido es deuda.

Por lo tanto, él tenía una deuda con su gemelo y como buen cumplidor que era se dirigió a la tienda a realizar lo que había prometido.

Los exámenes parciales habían terminado hace poco y, como siempre, sus calificaciones habían resultado ser muy satisfactorias. Claro, que el hecho de que Okumura Yukio obtuviera calificaciones excelentes no era sorprendente; en lo absoluto. Lo que resultó impresionante fue que Okumura Rin hubiese obtenido calificaciones muy favorables durante el período.

Hubiese sido bueno decir que el chico, motivado por seguir el ejemplo de su hermano gemelo, se puso a estudiar para obtener resultados tan buenos como él. Hubiese sido ideal mencionar que el muchacho reflexionó sobre su futuro y lo importante que el estudio resultaba en éste, para así agarrar los libros y ponerse a estudiar para conseguir calificaciones tan buenas.

Pero Rin no funcionaba de esa manera. Y Yukio lo sabía.

Para que Okumura Rin alcanzara tan gratificantes calificaciones tuvo que haber un incentivo de por medio. Un incentivo que fue propuesto por su gemelo.

"Si tus notas figuran entre las más altas de este período, prometo que te compraré todos y cada uno de los ingredientes de ese postre que quieres hacer. No importa lo costosos que sean. Te los conseguiré todos. ¿Es un trato, Nii-san?"

Aún recordaba esas palabras. Tal vez debió haber prometido algo más sencillo y menos caro, pero en ese momento no se detuvo a pensar en lo que decía y en las consecuencias que eso le traería; no es que no creyera que su hermano mayor fuera capaz de obtener buenas notas, por el contrario, él sabía que Rin, con un poco de esfuerzo, podría destacar en su clase. Es sólo que no se detuvo a pensar en que su gemelo lo tomaría tan en serio y de verdad se esforzaría por lograr una calificación alta.

Ahora su cartera pagaría las dolorosas y costosas consecuencias.

Pero que nadie dijera que Okumura Yukio no era un cumplidor.

—Siguiente —se escuchó pronunciar a la señorita que atendía la caja.

El chico de lentes avanzó unos cuantos pasos, empujando por la cinta la gran variedad de ingredientes que había recolectado.

Justo ahora, el sonido que provocaba la caja registradora en cuanto el código de barras de cada producto pasaba por ella, le resultaba estresante.

—Muy bien señor, el total a pagar es de… —bien. Adiós a sus ahorros.

Con pesar hundió una mano en su bolsillo para sacar su cartera y agarrar el dinero suficiente para pagarle a la joven.

La chica realizó varios procedimientos con la máquina que a él, en verdad, no le interesaron en lo absoluto. Pero después de un tiempo prolongado y unas cuantas murmuraciones de la chica se dio cuenta de que algo no iba del todo bien.

—Ah… Yo… Qué vergüenza… Lo lamento mucho, señor —empezó excusándose la muchacha con cierto nerviosismo—. De verdad, me siento muy apenada, pero no cuento con el dinero suficiente como para proporcionarle su cambio.

—¿Eh? —Fue lo único que pudo exclamar ante tal situación.

—Pero si gusta, puedo darle artículos equivalentes al dinero que iba a recibir, ¿qué le parece? —Le propuso con entusiasmo.

No tenia ganas ni de reclamar, poner peros o negarse. Así que sólo asintió con la cabeza haciendo un simple movimiento.

—Muy bien —habló la chica con alivio—. Veamos… ¿Qué le parece…—sus ojos se movieron a su alrededor, tratando de hallar productos que cubrieran el dinero que le debía de ser entregado al chico— una paleta helada y… una revista de moda?

—¿Revista de moda? —Cuestionó mientras observaba dicho objeto.

No tenía nada en contra de la paleta helada, pues bien podía comérsela después con gran satisfacción; pero ver el título de la revista lo dejó con cierto aire de sorpresa.

"¿¡Te encanta, pero ni siquiera sabe que existes!? ¿Te gusta y no sabes cómo decírselo? ¿Quieres dar un paso hacia adelante, pero no quieres perder su amistad? ¡No te desesperes! ¡Te decimos exactamente qué hacer para que caiga a tus pies!… ¡Garantizado!"

Su expresión no pudo estar más confundida mientras su mirada se alternaba entre la revista y la cajera.

—¿Es en serio? —Fue lo único que se le ocurrió preguntar.

—Ah… Es que… Bueno… —el nerviosismo se hizo presente en la chica, más aun al enfrentarse a la mirada confundida de tan apuesto hombre— Yo… Es que… No es que fuera… a pensar… claro que usted no necesitaría…

—De acuerdo, démela —sentenció al final. Yukio se dio cuenta de lo nerviosa que la mujer se había tornado y decidió no aplicar más presión sobre ella.

—¿E-Está seguro? Si gusta puedo cambiar el prod…

—No, está bien. Déjelo así. Se la regalaré a alguien.

—Eh… Muy bien —pronunció al mismo tiempo que dejaba caer la revista y la paleta en una de las bolsas de compras del chico—. Muchas gracias por su preferencia; que tenga una hermosa tarde.

—Gracias —dijo por último, al tiempo de tomar las bolsas y retirarse.

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El camino a casa fue largo y caluroso lo cual sólo consiguió irritarlo. Lo único que deseaba en ese momento era llegar a su dormitorio, entregarle lo prometido a su hermano y echarse sobre el refrescante suelo con el ventilador a toda potencia.

Cuando por fin vio la puerta de entrada, exhaló victorioso.

—Estoy en casa —exclamó con alivio al entrar.

—¡Bienvenido de vuelta! ¿Compraste todo lo de la lista? —Fue el entusiasmado recibimiento que obtuvo de parte de su hermano quien apareció de inmediato para recibirlo.

Su expresión sonriente, y el vigoroso y animado movimiento de su cola demostraban su alegría.

—Sí. Compré todo. No falta nada. Y cada cosa es de la marca que me pediste; marcas muy caras, debo agregar —argumentó al tiempo que colocaba las bolsas sobre el suelo.

—¡Muchas gracias, Yukio! —Vitoreó contento al tiempo que alzaba los brazos para proporcionarle un abrazo a su gemelo.

—Sí, sí. No hay nada que agradecer. Te lo debía —mencionó mientras pasaba al lado de Rin, ignorando por completo el acto de afecto que éste planeaba hacer y pasando de largo a la habitación—. Ahora, si me necesitas, estaré en la habitación teniendo una íntima conversación con el ventilador —agregó mientras caminaba sin prisa por el pasillo, abanicándose con una mano y dejando su propia cola menearse lentamente y con libertad.

Rin quedó con ambos brazos al aire, la boca abierta y una mezcla de confusión y decepción en el rostro. Esta vez no esperaba que Yukio fuese a ignorarlo de manera tan monumental.

Suspiró con resignación bajando sus brazos en el acto.

—Bien, lo mejor será que empiece de una vez con la preparación —Habló consigo mismo, tratando de animarse—. Así que ¡manos a la obra!

Sostuvo sin ninguna dificultad todas las bolsas sobre el suelo y las transportó con suma agilidad y rapidez hasta la cocina. Posteriormente comenzó a sacar los ingredientes de uno a uno para verificarlos, hasta que encontró algo inusual que llamó por completo su atención.

—¿Eh? ¿Qué es esto?

Entre sus manos tenía una revista con una portada de color amarillo y enormes letras de colores llamativos hacían contraste a la misma.

—¿Una revista? —Se cuestionó a sí mismo. Tomó la revista con un poco de cuidado y comenzó a hojearla con interés— ¿Estos son… consejos sobre cómo enamorar?

Cerró la revista y nuevamente observó la portada. Una enorme palabra llamó su atención: ¡Garantizado!

Sus labios se curvaron en una prominente sonrisa y su mirada se iluminó. Sus ojos buscaron con cautela la puerta cerrada del cuarto del dormitorio en donde, seguramente, Yukio se encontraba interactuando animadamente con el ventilador.

Casualidad, descuido, suerte, destino o lo que fuera, a Rin no le importaba. Una oportunidad le había caído en las manos en forma de revista y no pensaba desaprovecharla.

Claro que no.

—¡Oh! ¡Y también hay una paleta helada!

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Y Eso. No se me ocurre algo más que decir, así que hasta aquí le corto.

lo agrego: Todo está subiendo de precio hoy en día y la economía está cada vez peor; afortunadamente dejar un comentario(review) sigue siendo gratis. Aprovéchalo 8D