Capítulo 1. Escúchame con los ojos

¡Feliz cumpleaños, Yuki-2310! : P


Todos los personajes son de Masashi Kishimoto-sama

Especialmente hecho… ¡Para celebrar el Día del SasuNaru!

¡Feliz 23 de Octubre!


Advertencias:

La propuesta de esta celebración fue hecha por Celen Marinaiden C.M.

OcC.

AU.

Yaoi (SasuNaru).

One-shot (Posiblemente...).

Algunas groserías.

La siempre presente falta de ortografía.

El lector podría morir de aburrimiento.

Letras en Italica: Diálogo que es capaz de escuchar Sasuke.

Letras en Negrita: Diálogo en lenguaje de señas.


Notaba como la gente caminaba a su alrededor, pero poco le importó. No sabía quién era esa gente, ninguno de ellos podía afectar su vida, sin importar lo cerca que pasaran de él.

Hacía algo de frío, pero la chaqueta de mezclilla la llevaba abierta, dejando ver la blanca camiseta de algodón que vestía debajo. Sus pantalones negros contrastaban completamente contra ese color, mientras que sus zapatillas deportivas rojas, que le daban algo de color al conjunto, se desplazaban sobre el asfalto con más elegancia que la que habrían tenido unos zapatos de vestir. Era día de escuela, pero el instituto al que acudía no requería uniforme, incluso iba bastante tarde, pero el muchacho ya vería como evitar el castigo.

Golpeó sin querer a alguien mientras doblaba una esquina, haciendo que el chico se tambaleara, pero no se molesto en girar para disculparse. No era su problema… tampoco es que fuera importante… no es que lo lamentara… Observó que el rubio se sujetaba de un poste de luz para no caer al suelo, mientras sus ojos azules lo miraban con vergüenza por su distracción. Pero esa vergüenza se convirtió en furia al notar como el otro muchacho seguía su camino como si nada hubiera pasado.

- ¡Oye tú! ¡Fíjate por dónde vas, dattebayo! –gritó el rubio provocando que la gente a su alrededor le mirara con reprobación.

Sin embargo, tras ver al pelinegro limitándose a dar otro paso, alejándose de él, sin cambiar ni un ápice su velocidad, estiró su brazo y colocó una mano sobre el hombro del chico, obligándolo a girarse.

Sasuke se sorprendió cuando sintió que alguien lo tocaba. Mientras le daban la vuelta para colocarlo de frente esperó ver a su hermano, o incluso pensó que el idiota de Sai le había seguido de nuevo. El moreno abrió los ojos asombrado al darse cuenta de que quién lo sujetaba por ambos hombros era el chico desconocido con el que había chocado hacía apenas unos segundos. Por inercia, dirigió su vista hacia sus labios, observando cómo se curvaban, se fruncían y se estiraban.

- ¿¡Acaso estas sordo, dattebayo!? –percibió que le decía el rubio.

Llevaba unos pantalones azules y una camiseta blanca escolar con los primeros botones desabrochados. Una mochila anaranjada, bastante llamativa, le colgaba en la espalda. Sasuke reconoció de inmediato el bordado en la manga izquierda de la camiseta: una pequeña hoja estilizada. Hace siglos que él mismo había usado ese uniforme.

- Estoy sordo, dobe –contestó Sasuke sin ninguna emoción en su voz.

Por un momento el ojiazul pareció perder todo su aplomo, apartando de golpe sus manos, como si se las hubiera quemado, mientras su cara se ponía completamente roja por la vergüenza. El moreno no se sorprendió de su reacción, demasiado acostumbrado a que el resto del mundo lo tratará como un fenómeno en cuanto sabían de su condición. Lo que sí que le sorprendió fueron las palabras del rubio.

- ¡Pero no estás ciego, baka! –gritó el chico agitando su puño delante de su cara-. ¡Escúchame con los ojos, teme!

No supo porque, pero las palabras de ese idiota desconocido le calaron hondo.

No, no era ciego.

Tampoco era un desvalido.

Solo era sordo.

Una persona totalmente independiente, capaz de valerse por sí mismo mejor que otras personas con sus cinco sentidos.

Y era un tarado desconocido con el que había chocado en mitad la calle quien venía a recordárselo.

- ¿Cómo voy a escucharte con los ojos si te tengo de espaldas, usuratonkachi? –le alegó Sasuke colocando un mano en su cintura y alzando su cara con prepotencia.

Leyó nuevamente los labios del contrario, percatándose que sus palabras no habían hecho más que aumentar el enojo del rubio.

- ¡Viste perfectamente cuando me caí, dattebayo! –contestó el ojiazul golpeándole el pecho con un dedo-. ¡Al menos podrías disculparte, teme!

- No te caíste, dobe –dijo el moreno torciendo el gesto-. Alcanzaste a sujetarte de aquel poste.

- ¡Serás creído! –chilló el rubio señalándolo con enojo-. ¿¡Te diste cuenta que me golpeaste y no dijiste nada!

El chico de verdad le estaba montando un espectáculo en la calle, a juzgar por la multitud que el pelinegro alcanzaba a ver de reojo. No se atrevía a apartar sus ojos negros de los labios del rubio para no perderse nada de la conversación, que se estaba tornando tan interesante.

- No seas tan nena, usuratonkachi. ¿Acaso te rompiste una uña? –se burló el mayor colocando sus manos en el bolsillo de su pantalón.

El chico contuvo la respiración a causa de las palabras del otro, mientras su cara se iba tornando morada debido a la falta de aire. Sasuke esperó algo ansioso la contestación del rubio, que esta vez seguramente vendría acompañada de varias groserías dedicadas especialmente a su persona.

El pelinegro torció el gesto cuando el ojiazul se llevó una mano al bolsillo de su pantalón y de él saco un pequeño celular negro. Por lo visto lo estaban llamando. No quería hacerlo, pero para Sasuke fue inevitable el "leer" su conversación.

- ¿Qué pasó? ¡Ya sé que voy tarde, Kiba! ¡Dile a Iruka-sensei que no tardare en llegar! Tuve un pequeño problema en la calle con un cabronazo… ¡No intentó seducirme, con un demonio! ¡Deja de decir esas cosas, dattebayo! ¡¿Cómo voy a saber si esta guapo? ¡Yo no me fijo en esas cosas, dattebayo! ¡Piérdete, Kiba! ¡Oye tú!

Sasuke se sorprendió cuando el chico lo tomó del cuello de la camiseta y lo jaló cerca de sí. Tan concentrado había estado leyendo sus labios, observando los exagerados gestos que hacia mientras hablaba por el aparato en su oreja, que no se dio cuenta cuando lo llamo a él. Sasuke podía notar que el rubio era un verdadero remolino, incapaz de quedarse quieto ni un minuto, a pesar de que apenas hacía media hora que lo conocía.

- ¡Si no tuviera tanta prisa ten por seguro que te partiría la cara, teme! –gritó el ojiazul mirándolo con fiereza.

Acto seguido se dio la vuelta y salió corriendo hacia la calle, esquivando peligrosamente los coches.

Sasuke se quedó con la boca abierta, la vista perdida en el lugar por donde había desaparecido el alborotado muchacho. Sujetó con más fuerza la mochila colgada de su hombro, mientras comenzaba a caminar, mientras sus labios comenzaron a curvarse en una vaga sonrisa.

˜S&N˜*E*S*C*U*C*H*A*M*E*C*O*N*L*O*S*O*J*O*S*˜S&N˜

Se recargó sobre la puerta, cerrándola al mismo tiempo detrás de sí. Aún no podía quitar esa estúpida sonrisa de su cara, y para su desgracia todo mundo en la escuela lo había notado.

El moreno se dio cuenta que su hermano bajaba las escaleras, apareciendo en su campo de visión.

- ¿Por qué has tardado tanto, ototo? –preguntó Itachi moviendo sus manos delante de él.

El menor no logró contener un bufido de fastidio, que al otro pelinegro le llegó en un volumen demasiado alto. Sasuke odiaba que lo trataran como un niño, sobretodo Itachi. Entendía que su hermano se sintiera culpable pero ya habían pasado años y era tiempo que él mismo se perdonara, como ya lo había hecho Sasuke.

- Salí a dar una vuelta después de la escuela –contestó el muchacho en el mismo lenguaje-. Necesitaba pensar…

El mayor alzó una ceja con cierta preocupación. Su hermano menor nunca fue muy sociable, pero desde que había perdido el oído pasaba demasiado tiempo solo. Si ahora le daba por comenzar a pasar todo el día fuera, iba a tomar cartas en el asunto. Sasuke intentó subir hacia su habitación pero Itachi tenía otros planes.

- ¿Sobre qué? –lo interrogó el pelinegro mayor, cerrándole el paso a su hermano para evitar que huyera.

El chico torció un poco el cuello, girando su cara en una actitud prepotente, e Itachi se sorprendió al notar que una leve sonrisa aparecía en su cara. Hacía tanto que Sasuke no sonreía que casi había olvidado cómo se veía ese gesto en el rostro de su hermano.

- Quiero regresar a la escuela, aniki –soltó Sasuke sin más.

El Uchiha mayor se quedó de piedra. Se había esperado cualquier cosa, absolutamente cualquier cosa, menos esta. Pero si hasta hace apenas un mes Sasuke todavía era obligado a asistir a la escuela especial para sordomudos, ya que se rehusaba a regresar a su preparatoria y el muchacho a pesar de todo no debía descuidar su educación.

Y nuevamente lo había llamado aniki…

- ¿Qué escuela? –preguntó Itachi con la boca seca, a pesar de que ya sabía la respuesta. No tuvo fuerza para levantar las manos y hacerlo con lenguaje de señas, confiando en que Sasuke le leería los labios.

- A mí escuela, aniki –contestó el pelinegro en un susurró algo ronco-. Quiero regresar al Colegio Público Konoha.

El moreno menor soltó una carcajada baja al ver la cara de su hermano. De saber que su decisión lograría esa expresión en el rostro de Itachi, lo habría hecho antes solo para tener la satisfacción de haberla visto. Comenzó a avanzar escaleras arriba, mientras otra ligera carcajada escapaba de su boca. No supo si su hermano reaccionó y lo llamó, pero obviamente no lo escuchó.

Al llegar a su habitación, Sasuke arrojó su mochila sobre el escritorio y se acostó sobre la cama. Observó el techo azul de su habitación, mientras su mente viajaba hacia el chico con el que se había tapado esa mañana.

¡Escúchame con los ojos, teme!

En un primer momento esa frase se le había antojado idiota, y aún se lo parecía. Era irónico que ahora se le aplicara tan bien.

Su familia lo trataba como si fuera de cristal, sus amigos no podían verlo sin que la pena se les notara en los ojos, al igual que la nueva gente que lo conocía. Para el resto del mundo no podía dejar de ser el pobre chico prodigio que tuvo la desgracia de quedarse sordo. Pero para ese dobe… solo era el tipo maleducado que lo había golpeado en la calle. ¡Un comino si estaba sordo! ¡Incluso se había atrevido a amenazarlo, mirándolo directo a la cara para que leyera en sus labios la amenaza!

Por unos segundos, Sasuke había dejado de ser el pobre muchacho sordo para volver a ser simplemente Sasuke.

Y todo por ese usuratonkachi…

El usuratonkachi del que no sabía siquiera el nombre.

"¡Baka!" pensó el moreno golpeándose la frente.

Pero es que, ¿cómo demonios se lo preguntaba? "Oye, dobe. Dame tú número para que intentes partirme la cara más tarde, aunque no creo que lo consigas".

Sí, claro.

Seguramente, nunca volvería a ver a ese rubio. Pero ya había hecho suficiente por él, sin siquiera saberlo.


¡Hola! Zaludos desde algun lugar perdido del universo (No hagan caso... - _ -*) Pues aquí esta, prometi unirme a la celebracion de Celen y lo prometido es deuda. Este fic es mas o menos del mismo corte que Oportunidades, ya saben que las ideas origianles no son mi fuerte asi que trato de mejorar con el enfoque. Espero que lo hayan disfrutado, porque a mi a verdad si me gusto. Pasando a otros temas menos bonitos tengo algo que decirles, o anunciarles más bien, voy a tomarme un pequeño descanso del foro, porque quiero dedicarle toda mi atencion a la escuela, asi que no se asusten si no saben de mi en algun tiempo, no estoy tratando de dejar las historias inconclusas. Quiero regresar pasando noviembre que es cuando se calma la situacion :S, justo antes de mi cumple * _*, además el estres se ha estado notando en la calidad del texto (como bien me ha hecgo el favor de indicarmelo mi queridisimo beta -_-*... ¡NTC, kaybi! : P, solo estoy jugando).

Zaludos

Zaphyrla Fathum Zula

Bajo la luz de la luna llena

Que iluminaba en todo su esplendor las blancas calles de Ellora

Ella solo suspiraba

Recordando los ojos azules de aquel halcón

Que había escapado alzando las alas al viento