1. Soy una idiota

Los rayos de sol de un nuevo día se posaron sobre sus ojos. Con algo de pereza, decidió abrirlos. Las sabanas la cubrían gran parte de su cuerpo y esto dificultaba el poder moverse como quisiese. Decidió sentarse en la cama y estirar todo lo que pudo sus brazos mientras expulsaba un gran bostezo. Se levantó y observó por el gran ventanal todo Tokio a sus pies.

Allí estaba ella, la Glotona del Distrito 20, uno de los ghouls más peligrosos de todo el pacífico Distrito 20. Se relamió los labios pensando ya en qué próxima presa pondría sus colmillos encima cuando algo la llamó la atención…

― ¿Pero qué…? ―preguntó confusa mientras examinaba los desgarrones de la cortina.

No recordaba haber hecho reformas a su piso… Y menos con su kagune.

Un airecillo entró por una de las ventanas, poniéndola la piel de gallina, e instintivamente, fue a meterse las manos en los bolsillos de su sudadera, con la que siempre dormía… Pero allí no había ni sudadera ni nada que se pareciese. Solo tenía por encima puesta una camisa que la quedaba bastante grande y que desprendía un aroma a rosas que tumbaría a cualquier ghoul con buen olfato a la primera.

― ¿Cuándo me he puesto yo esto?

Sus pensamientos pararon en seco. Sabía que, si se giraba y miraba la cama, hallaría su respuesta… Y así fue. En ella estaba tumbado el ser más egocéntrico y pijo (opinión de la propia Rize) que ha habido en la tierra: el Gourmet del Distrito 20, Shuu Tsukiyama.

― No, no, no… No puede estar pasando… ―palideció Kamishiro al instante intuyendo lo que podría haber ocurrido.

Con sumo cuidado, se acercó al ghoul y levantó las sábanas que le cubrían. Volvió a taparle inmediatamente mientras pensaba en mudarse no solo de distrito, sino también de ciudad, país y continente.

Good morning ―dijo Tsukiyama tras despertarse y estirarse todo lo que pudo―. Matsumae, ¿y mi café?

― ¡Ni que good morning, ni que Matsumae, ni que leches! ―le gritó Rize al borde de la histeria―. ¡Ya estás tardando en explicar que está ocurriendo aquí!

Tsukiyama por fin abrió los ojos, encontrándose a Rize con su camisa favorita puesta y todo el piso de la susodicha destruido, obra de varios kagunes, seguramente.

― ¡Dame mi camisa inmediatamente, pig! ―la gritó mientras saltaba de la cama y se la intentaba arrancar a la fuerza.

― ¡¿Y tú solo te preocupas por la camisa?! ¡Si es que nunca cambiarás! ―le gritó Rize mientras intentaba que no se la quitase para no quedarse como Dios la trajo al mundo―. ¡Y ponte algo, por favor!

Tsukiyama observó que estaba completamente en cueros y, con una velocidad increíble, se puso la sábana como si fuese un habitante de la antigua Grecia.

― A ver, a ver… Aquí está ocurriendo algo muy raro… ―intentó tranquilizarse el Gourmet mientras se sentaba en la cama.

― ¡No me digas! No es muy común encontrarte desnuda con otro hombre desnudo al lado en la cama. Tengo una teoría, pero espero que no sea la correcta.

― Yo, la verdad, es que no me acuerdo de nada… Solo de algún grito tuyo ―contestó despreocupado.

― No puede ser… ―fue lo único que pudo decir antes de correr al baño a echar todo el banquete que tuvo ayer a la hora de comer cuando un hombre fue a mirarle el gas en su apartamento.

Tsukiyama no perdió la oportunidad de picar a Rize, algo que le encantaba.

― Se dice que las náuseas son síntomas de embarazo.

― ¡Lo que tengo son náuseas al verte aquí! ¡Y como vuelvas a decir algo más, te juro que los únicos gritos que se oirán serán los tuyos!

― ¡Uy, mademoiselle, me ofende usted con esas palabras! ―fingió sorpresa mientras se llevaba su mano al pecho.

Rize volvió otra vez a la habitación.

― Que quede claro: ¡Tú y yo somos como el aceite y el agua!

― Uno encima del otro…

Rize le metió tal patada en la cara que, si no llega a estar cerrada la ventana, las "palomas" le habrían recogido hecho picadillo en la acera.

― ¡No ha habido nada entre nosotros dos, ¿lo entiendes?! ¡Nunca hubo nada y nunca lo habrá! ¡Y ahora, iré a ver a Uta para que me diga que se supone que me puso su amiguita en el vino! ¡Cuando vuelva, quiero ver mi apartamento como nuevo y ni rastro de tu existencia de por medio! ¡¿Entiendes?!

― Dejemos una cosa clara… A mí tampoco me agrada la escena de tú y yo…

― ¡Qué no hubo nada!

― Pero fue una buena noche, ¿no? ¿Sabes que el orgasmo de un cerdo dura 30 minutos?

― ¡LAAARGOO!

Rize le echó a patadas de su apartamento con la sábana puesta y su ropa hecha un rebujo entre sus manos.

― ¿Y la sábana?

― ¡Quédatela!

Y le cerró la puerta en las narices.

― Ay… Mujeres… ―suspiró el Gourmet mientras bajaba las escaleras ante la atenta mirada de los vecinos de enfrente.

No se veía todos los días a un antiguo griego bajar por sus escaleras como si nada.

En el apartamento, Rize intentaba ordenar sus pensamientos mientras buscaba su ropa entre los destrozos de la habitación. Podría decirle a su padre que el egocéntrico ese la había secuestrado y caso resuelto… Pero, ¿cómo reaccionaría el señor Orca? Tendría que cambiarse de bloque de edificios ante el destrozo que haría.

Entró en el baño para cambiarse y darse una ducha para aclararse las ideas. Se dio cuenta de que aún llevaba la camisa de Tsukiyama tras mirarse al espejo. Observó lo largas que son las mangas y las olió.

― Soy una idiota…

Y rompió a llorar.

Próximo capítulo: ―Solo voy a acompañarte―


HOLA :) ESTA ES UNA HISTORIA QUE TENÍA MEDIO EMPEZADA DE HACE TIEMPO Y POR FIN ME HE DECIDIDO A SUBIRLA. CADA SEMANA SUBIRÉ UN CAPÍTULO, ASÍ QUE NO HABRÁ HIATUS COMO MUCHAS DE MIS HISTORIAS :D

SÉ QUE RIZE Y TSUKIYAMA SE LLEVAN A MATAR, PERO ME ENCANTA LA IDEA DE VERLOS COMO PAREJA :)

POR FAVOR, COMENTAD PARA VER SI SIGO SUBIÉNDOLA :) TODO COMENTARIO ES Y SERÁ BIEN RECIBIDO :D