Disclaimer: nada relacionado con Ouat me pertenece

Este fic participa en el reto "La otra cara de la moneda" del foro "Bienvenidos a Storybrooke".

Nadie sabía cómo se sentía.

No, no lo sabían, nadie podía ni imaginárselo.

Nadie sabía lo que era crecer con una madre como la suya, que la ignoraba, maltrataba, rechazaba, que la odiaba. Con un padre incapaz de defenderla, poniendo siempre excusas.

Nadie sabía lo que era estar sola, ser "la hija de la bruja". Estar sola siempre por culpa de su condenada madre. Nadie sabía lo que era apartar a la gente por culpa de todo el daño que te habían causado desde bien pequeña.

No, nadie sabía lo que era hacerse a sí misma.

Así como nadie sabía lo que era perder a la única persona que te necesitaba para vivir. No, ella nunca fue necesaria, y para lo que era imprescindible, era algo malo. Ella nunca veía su lugar en el lado de la luz. Y nadie era capaz de entenderlo.

Absolutamente nadie.

Pero ella no la rechazó. No, ella la buscó, y fue por eso que perdió su único motivo para vivir. Por eso acabó así.

Su corazón se dividió en dos partes: una, la perdió por culpa de una estúpida niñita; la otra, a su vez, se había separado en dos partes, las cuales eran el odio y amor hacia esa mocosa egoísta.

Pero no, eso no era todo, para nada. Si ese fuera el final de esta historia, no sería la villana.

Una parte de ella estaba muerta, ¿por qué no matar la otra? Después de todo lo que había visto, oído y vivido, ya no era la misma.

Eso era, matar la otra parte, morir ella misma del todo.

Pero sin embargo, aún había una molesta vocecilla incrustada en su subconsciente. "Te quería a ti, te adoraba, te idolatraba, te amaba. Te necesitaba. Estaba sola y abandonada. No puedes ni imaginarte lo que era mi vida"

"Oh, pequeña Blanca, por supuesto que lo sé. Que tu familia, sangre de tu sangre, te deje de lado. Que tu nombre te impida tener una vida normal. Tener que ser perfecta, aunque sea lo último que hagas. Eres tú la que no sabe lo que es perder a la única cosa que te insta a seguir adelante"

Sí, claro que lo sabía. Era una experta en la materia.

Pero este, amigos, seguía sin ser el final infeliz de esta triste y amarga historia.

Aún había, desgraciadamente, más.

Porque al parecer, Emma tampoco comprendía. No, ella tampoco comprendía lo que fue para ella perder a su hijo.

Ese que la había dejado completamente sola, que la miraba con esa mezcla tan negativa... ese que la miraba como ella miró en su día a su madre. Ella, que creció con ese horrible torbellino destructivo, veía a su pequeño, la luz de sus ojos, experimentarlo.

Eso nadie lo veía. Ellos sólo veían a una bruja desquiciada y vengativa. Ellos sólo veían la parte mala.

Regina se prometió a sí misma ser una madre contraria a la suya, y, ¿lo consiguió?

Esa era la pregunta clave.

Pero ahora había más rechazos aún.

El de Robin.

Sí, otro más que añadir a la lista de personas que la eliminaban de su vida. Alguien más que la rechazaba sin ningún miramiento. Era de esperar. Era muy de esperar.

Se había ilusionado, pensando, que acabaría teniendo su yo del pasado de vuelta. Pero una vez más, estaba sola.

Rechazada

Pero eso nadie lo veía. Nadie veía las lágrimas nocturnas. Nadie veía el desprecio, odio, rabia, rencor, asco... hacia ella misma.

Ella sólo quería ser aceptada, sólo eso. Hacerlo bien, que alguien la quisiera. Sólo eso.

Pero ella siempre estaría sola.

"Quizás todos tenían razón" dijo antes de saltar al vacío.

Y sintió como la muerte la aceptaba. Este era su final feliz.