Hola! Aquí Namba64
¡Ojala les guste este nuevo Fic.
La pareja me encanta pero quería verla unos años mayores. Al diferencia de "el peso de una promesa" Este es mi primer fic con Lemmon Yaoi, así que espero le den paciencia y cariño.
Los personajes de este fic no me pertenecen, por el contrario, son de Tadatoshi Fuijimaki.
A leer!
Nuevamente aquel extraño presentimiento que lo alarmaba a niveles extremos. Levantó la mirada para posarla en la persona que dormía a su lado y se dijo que era imposible, que nada malo tenía que pasar.
Aunque a veces, de hecho, esa alarma lo que hacía era avisarle de algo bueno.
-¿Bakagami?-murmuró el atractivo joven de cabello azul mientras abría un ojo y lo miraba con preocupación-¿Qué sucede?
-No es nada del otro mundo tonto, solo me desperté temprano- dijo sin dejar de mirarlo.
¿Por qué estaban durmiendo juntos? Ahh sí, Porque había llovido mucho el día anterior, y después de que fueran a comer, Kagami lo había invitado a ver películas.
Pero la verdadera pregunta era ¿Por qué estaba el ahora abogado durmiendo a su lado? Porque no pudo soportar verlo dormir en el sofá y sin importarle la sarta de jaleos y comentarios del otro, lo cargo hasta llevarlo a su cama, a dormir con él.
El peli azul se acurrucó más contra la almohada a su lado derecho y el pelirrojo se dio cuenta de que llovía, y de que hacía mucho frío. Sin importarle lo que pudiera pensar su ex sombra, o el sonrojo que ahora surcaba su rostro, acercó al más pequeño de los dos a su pecho y lo cubrió con una sábana más grande.
La cereza del pastel era ponerle sus grandes piernas encima del pequeño cuerpo.
-Kagami-kun…
-¿Qué?
-Nada.-Bien, que supiera después de seis años, que era imposible hacer que él diera su brazo a torcer respecto a él, le gustaba. Cerró los ojos un momento y aspiro el olor que emanaba el cabello del peli azul.
Era su olor favorito.
Su mano fue con naturalidad al cabello de él y empezó a acariciarlo. Los suaves resoplidos del cuerpo debajo de él le hacían darse cuenta de que había caído rendido nuevamente.
Él también cayó rendido.
Cuando despertó, los ojos brillantes de su mejor amigo lo miraban con insistencia.
-¿Qué?-le preguntó huraño. A él le gustaba dormir de esa manera con él, o de cualquiera.
-Estás más extraño de lo normal… ¿De verdad no quieres que vaya a visitar a Akashi?
-Sabes la respuesta- le contestó con voz grave cerrando los ojos y volteándose, dejando de lado a su compañero.
-Voy a volver en tres días…
-Vas a estar con él- le espetó como si fuera lo más obvio. Sus ojos lo acusaron con enojo y esto solo divirtió al oji celeste.
-¿Estás celoso Kagami-Kun?-le preguntó levantándose para mirarlo de frente. El rostro del trigueño se tiñó de rojo y Kuroko se preguntó cuándo podría ser capaz de declarársele. Sabía que su amigo al ser de un país tan libre como estados Unidos no pensaría mal de él, pero sí que podría rechazarlo y eso era algo que él no quería provocar.
-¡Claro que no!-Negó casi gritando. Dado el impulso del grito, decidió levantarse, no recordando cuando se había quitado la camisa.-Voy a preparar algo.
-Yo…
-Si, sé que quieres Panqueques y leche, sí, si- completó su amigo enrolando los ojos. Después de tantas noches compartidas, y tantos desayunos preparados le parecía imposible no saber lo que él querría un sábado, que era muy diferente a lo que querría un lunes.
-Kagami…
-¿Qué?-preguntó volteando, estaba pasando el umbral de la puerta. A los veintitrés años su cuerpo había madurado: No solo había crecido unos centímetros más, sino que también se había hecho más fuerte.
-¿Qué tienes tatuado allí?
Y el que él señalara su culo lo excitó tanto que ponerse rojo fue poco. Le contestó a medias algo improvisado y salió caminando-corriendo a la cocina.
Debían prohibirle al ex sombra de su amigo despertar tan follable.
En cambio, el ex- sombra solo sonrío por la respuesta tan divertida de su amigo. Escuchó como nombraba a Alex así que eso solo significaba que tenía que preguntarle a ella. Pero tenía que afrontar esa charla tan incómoda sobre cómo iban las cosas con Kagami.
Solo tenían que mirarlo en boxers cuando despertaba para ver lo que sentía por él.
Un sonido lo distrajo de sus pensamientos.
Habló con Akashi, quién le estaba preguntando si podía ir por él esa tarde. Le contesto que estaba bien, que solo tendría que recoger sus cosas en su apartamento y que después podría ir por él allá.
Le sorprendió que preguntará en dónde estaba, pero más el silencio cuando le respondió. Después de acordar todo, fue a ducharse, olvidando por completo cerrar la puerta.
-Eh, Kuroko me voy a duchar, te dejo el desayuno- escuchó de lejos, y antes de poder decirle a él que estaba ocupado el baño, escuchó la puerta abrirse y el deslizamiento de los boxers.
Cuando se abrió la cortina, el peli azul pudo comprobar que en efecto alguna relación con el peli rojo dolería.
-AHHHHHHHHHHHHHHHH-Fue lo que escuchó antes de que se volviera a cerrar la cortina- ¿POR QUÉ MIERDA NO CERRASTE LA PUERTA?
-Se me olvidó- contesto con inocencia, terminando de echarse shampú.
-Voy a terminar violándolo si sigue así- se decía el tigre en voz baja, intentando calmar su respiración y la fuerte erección que ahora se quejaba en el aire libre.
-¿Dijiste algo?-Preguntó el otro intentando correr nuevamente la cortina. Una mano grande lo detuvo, tomando su mano al instante.
Si Kuroko llegaba a ver lo que él producía, estaba seguro de que se iba a asustar y aun no era el momento de declarársele.
-Me...Yo…Espero, sí- decía intentando hilar una conversación. Decidió recoger sus bóxers e irse por la puerta.
Respirando agitadamente, se dijo que tenía que calmarse. Según Alex, era posible que Kuroko fuera del otro equipo, así que solo tenía que hacer las cosas de manera…lenta para él.
-¿How do you know that he is from the other side?-Le preguntó esa vez mientras mercaba. Kuroko estaba al frente probando lo que las mujeres mayores le insistían en dar.
-Cause he never has a girlfriend, he likes to stay with you and…¡you know! I can feel it-Le respondía ella con su voz carismática y divertida.
Después de aquella conversación, hace al menos dos años, el ahora economista había decidido que ya que quería que Kuroko fuera suyo por el resto de su vida, tenía que ser suave en su conquista.
Se puso una toalla alrededor de su cintura y se dedicó a observar el NY Times, su padre lo había llamado la noche anterior para decir que publicarían un artículo de su graduación, la cual había sido la semana pasada, como un futuro éxito para las empresas Taiga.
Su padre había pensado siempre el nombre de su hijo, por lo que ponerle a la empresa ese nombre también lo entusiasmaba.
-Kagami- le llamó esa voz suave desde el umbral del cuarto de baño. Ya se había cambiado y su cabello aun seguía húmedo.
Las ideas que eso le daba.
-Kagami-llama otra vez al notar que el mayor se ha quedado mirando a la nada.
-¿Hmm?
-Puedes entrar- le dice y se mueve del umbral para que lo entienda. Cuando este se para, no puede evitar que su mirada se centre en los marcados abdominales de su ex luz.
Taiga caminó con fuerza hasta llegar al baño, y ahí se dio cuenta el peli azul, que todo el tiempo lo había estado mirando a él.
Se sonroja al darse cuenta de que quizá miro con demasiada hambre a su mejor amigo. Por ese tipo de pensamientos, no se dio cuenta de que su amigo respondía con intensidad a su mirada, pero entró rápido al baño.
Su pene necesitaba atención inmediata y esperó a que Kuroko se fuera. Cuando pareció escuchar pisadas, entro en la ducha y puso su mano encima de su miembro. Lentamente subió y bajó por su, para que negarlo, grande miembro, recordando sólo a alguien.
No se sorprendía de la excitación que llevaba sintiendo por meses. Desde que supo que le gustaba Kuroko de una manera diferente, se dio cuenta que necesitaba tiempo para asimilarlo. Pues bien, unos años después buscaba compañía masculina sin que su amigo lo conociera, porque no quería que él se alejara de su lado por tacharlo de extraño, después de todo, la mayoría de los japoneses que conocía tenían una mente bastante cerrada.
Pero hace poco menos que cinco meses, terminó con su amante de turno porque aunque el sexo le encantaba, su excitación y emoción había cambiado, y sólo lograba pensar en Kuroko cuando follaba con sus amantes, justo como en ese momento.
Recordando como lo había visto el fin de semana pasado, cuando se había puesto una chaqueta negra y unos jeans algo rotos para una fiesta. Definitivamente era un maldito pervertido por haberse enamorado justamente de su mejor amigo, pero no le importaba.
Su pene estaba completamente erecto y sentía ya la excitación correr por su cuerpo. Intentaba callar los sonidos que le provocaba aquel acto, pero no podía del todo. Normalmente intentaría que las cosas fueran lentas, pero ver a su amigo recién despierto siempre despertaba algo salvaje en él.
De pronto, imágenes de lo que pudo haber pasado si hubiera dejado a Kuroko abrir la cortina llegaron a su mente. Él mordiendo su apetecible cuello, tocando su cuerpo con deleite, y luego zurrando su culo ante el rostro lleno de placer y sudor de Tetsuya estaban haciendo que sintiera el final. Pero verlo suplicarle por penetrarlo, empujándolo contra la pared del baño mientras lo mordía y entraba en él hicieron que finalmente estallara.
Con una sonrisa en su rostro, se dijo que su situación cambiaría muy pronto.
Sin embargo, uno de los jugadores estrella del instituto Seirin no sabía que la persona en quien pensaba se había quedado escuchando. Antes de irse a desayunar, Tetsuya escuchó un leve gemido que le causó curiosidad. ¿Se estaba masturbando? Contrario a lo que podían pensar, lo excitaba escucharlo masturbarse, y vaya que debía hacerlo con fuerza porque los gemidos se escuchaban como si estuvieran amortiguándose con algo.
Le causo curiosidad, y más excitación, saber en quién pensaba Taiga. Por lo que acercó más su rostro a la puerta del baño. Escuchó el deslizamiento de la mano del más grande y también no dejaba de escucharlo, sabía que iba a necesitar hacer eso mismo él también, así que decidió, contra su voluntad, hacerse para atrás y caminar a la cocina.
Aun sin dejar de pensar en lo que había presenciado hace poco, desayunó, dándose cuenta del delicioso panqueque que tenía en sus manos.
Media hora después, salió nuevamente el pelirrojo con una toalla alrededor de la cintura, vaya pudorosidad la del tigre.
Pero algo no estaba bien, la mirada furibunda del tigre no le gustaba.
-Llamó Akashi-informó el pelirrojo- Dice que viene para acá para llevarte a tu casa.
-Oh- contestó no sabiendo en realidad por qué eso le molestaba a su mejor amigo. Aun así, frunció el ceño al darse cuenta de que su voz no estaba siendo tomada en cuenta y tomó su celular para llamar al ex capitán.
-Si, soy yo Tetsuya.-Habla sin dejar de ver como el rostro de su mejor amiga se transforma, la rabia cambia sus facciones. – No, no quiero que vengas. –Y esa pequeña frase alivia al mayor, solo por unos segundos- Iré al apartamento después y allí me recogerás. Muy bien, adiós.-Los ojos rojos miraban al otro taladrandolo y este solo pudo soltar un suspiro.
-Akashi me pidió que viajara con él hoy, vino desde Inglaterra solo para llevarme de nuevo y no podía negarme.
-No, claro que no- repuso con sarcasmo el mayor con los brazos cruzados.
-¿Por qué estás enojado?
-No me dijiste que ibas a viajar hoy, apenas estaba asimilando la noticia ayer, y ahora resulta que te vas en la tarde- le reclamó, dándose cuenta de que sonaba como la típica esposa enojada. Pero no le importaba, escuchar de la boca del imbécil de Akashi que iba a tener tres días con Tetsuya lo ponía furioso.-No lo habíamos hablado bastante y…
-No tengo que pedirte permiso para salir-le contestó el otro también levantándose del comedor.
La rabia que intoxicaba el rostro del tigre ahora había llegado a su corazón, pero se aplacaba por las palabras del otro. Cerró los ojos al darse cuenta de lo vencido que estaba, y de lo patético que se sentía, y cuando los abrió, la marea de sentimientos era perfectamente visible.
Aquello sorprendió al oji azul y lo hizo repentinamente sentirse culpable.
-Tienes razón- su voz ya no sonaba igual- Es tu vida.-Y dicho esto se dejó de mirarlo y se volvió hacia su cuarto. En cuestión de minutos se cambio de ropa y salió nuevamente.
-Me voy a caminar, que te vaya bien en ese viaje- Dijo, pero luego se interrumpió y con voz sarcástica Añadió- A menos claro, que no pueda ni siquiera desearte suerte.
Sin decir nada más se marcho de su propio departamento, y Kuroko sabía que era por él.
El desayuno intacto de él estaba allí.
Después de un tiempo, en el que vio en cámara lenta la llegada de ellos al apartamento, las películas, la comida, después el momento en el que durmieron juntos y el despertar juntos, se dijo que le parecía surreal la situación que estaban viviendo.
Pocas veces Kagami se enojaba de verdad, como sabía sucedía esta vez, y siempre ocurría cuando era algo relacionado a él mismo. Decidió que aunque no quería, algo extraño le venía sucediendo a su amigo desde hace un tiempo, y aunque quería seguir siendo su amigo, su parte, su voz y su personalidad tenían que ser aceptadas.
Él tenía que aceptar a la generación milagrosa.
¿Para qué querrá ver Akashi a nuestro bebé?
¿Cuándo se le declarará el lindo Tigre?
La verdad no sé cuando actualizaré, pero intentaré hacerlo pronto.
¡Que la vida los trate bien! (nunca pasa del todo)
