Prólogo

No sé cómo empezar esta historia, la cual no tiene un buen principio, pero tampoco tiene un final dramático. Mi vida no ha sido un cuento de hadas, al menos mientras estuve en palacio, pero tampoco ha sido un infierno.

Lo curioso es que siempre he sido la favorita para subir al trono, pero mi hermana es mayor que yo, entonces… ¿Por qué no quieren mis padres que sea reina y gobierne? ¿Por qué he de ser yo la que lleve la carga de todo lo relativo al pueblo?

No lo entiendo, como tampoco entiendo que me prohíban usar mi espada, salir por la ciudad al no ser que me acompañe un guardia, estar de fiesta como mi hermana, salir a cabalgar como padre… solo me obligan a coser, estudiar, aprender modales y saber tomar decisiones difíciles.

Os voy a contar un poco mi vida. Nací un día de otoño a finales de octubre, soy morena, con los ojos azules, casi blancos, mido metro sesenta, y mi piel no es precisamente blanca a pesar de los esfuerzos de madre para que parezca de porcelana.

Padre y madre querían que yo hubiese sido un varón, lo cual quedo solo en el deseo. Mis padres no querían que Tanya subiera al trono, y hoy, catorce años más tarde, sigo sin entender por qué.

A pesar de todo, han intentado por todos los medios tener más hijos aparte de nosotras dos, pero las cosas no se dieron como ellos deseaban. Así que, solo nos tienen a nosotras.