Cuando se dieron cuenta del culpable de la presencia de los demonios de Edom fue demasiado tarde. Sus caras de asombro al ver el mítico ser salir de detrás de las sombras y acercarse a Jonathan fueron casi una mueca de horror. Aún así, todos estuvieron demasiado ocupados como para percatarse de que la cara de Magnus era la mas modificada de todas por el miedo. Lilith les habló, sonriendo cual madre a su bebé, y ellos intentaron acercar a ella, atacarla, pero todo fue inútil. No fue hasta más tarde cuando comprendieron el verdadero motivo de Lilith al revelarles su presencia, la razón de que se hubiese hecho visible en aquel preciso momento.
Todos pensaban que Jace y Clary estaban en peligro, que ellos serían el objetivo de Jonathan, pero Lilith llevaba demasiados años esperando la ocasión y no iba a dejar que nada se interpusiese entre ella y la promesa que le hizo a Asmodeus todas esas décadas atrás. No fue hasta después de una más que desnivelada batalla, cuando el portal se abrió y Lilith les mandó a todos con un simple golpe de mano al fondo de la cueva, cuando entendieron. La otra mano de Lilith agarraba las manos de Magnus, atándolas con magia e impidiéndole defenderse. Fue entonces cuando Alec se dio cuenta de que se habían equivocado. Lilith no iba detrás de su parabatai y Clary, sino del brujo. Alec trató de levantarse, de coger su arco, el cual se había caído a pocos metros de él, y disparar a Lilith, tratando de liberar a su novio, pero no pudo, pues demonios empezaron a salir de las sombras y sintió el golpe que Jonathan le había proporcionado a Jace, cegándole de dolor por un momento. No pudo evitar ver como Magnus era empujado al abismo, sus ojos dorados fijos en él, siendo lo último que Alec viese antes de que le envolviese las llamas.
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Alec se despertó con los ojos de Magnus aún en su mente. Respiró un par de veces y se reccostó en la cama, pasándose la mano por el pelo y notando el sudor. No le hizo falta encender la luz de la mesilla para buscar su móvil y ver la hora, pues los rayos del sol apenas entraban por la ventana de su habitación. Había dormido más de lo que se había propuesto pero no por ello se sentía más descansado. Se dirigió a la ducha y dejó el agua correr y respiró, dejando que esa sensación de vacío e impotencia le llenase como cada mañana, dejando que su cuerpo procesase el dolor que sentía y dejando que se fuese cuando cerró la ducha. No podía sentir, debía tener la cabeza fría y sus emociones controladas si pensaba recuperar a Magnus. Al fin y al cabo era un cazador de sombras con una misión. Quizás la más importante de su vida.
Dejó su cuarto y se dirigió a Operaciones, controlando la actividad y las misiones del día. Una vez todo estuvo bajo control y había asignado las misiones diarias se dirigió a su despacho y cerró la puerta. Marcó el numero de Imogen y esperó a que ésta contestase.
'¿Algún problema?'
'No.' Respondió Alec con su voz de negocios. 'Seguimos a la búsqueda de Jonathan y controlando la actividad demoníaca.'
'Bien. Entonces, ¿cuál es el motivo de su llamada, señor Lightwood?'
'Me gustaría solicitar unos días libres. Jace e Isabelle estarían al cargo hasta mi vuelta,'
¿Motivo?
'Personal.' A Alec no le hizo falta añadir más, ni tampoco tenía intención.
La noticia del secuestro de Magnus no había tardado en expandirse por el Mundo de las Sombras. Aunque solo había sido hacía tres días, había sido lo suficientemente importante la desaparición del Gran Brujo de Brooklyn como para que la comunidad de brujos empezase a plantearse un nuevo representante. Alec se había negado a entrar en dichas conversaciones o contestar con otra cosa que no fuese "Magnus volverá".
El primer día se lo había pasado devastado, buscando formas de traerlo de vuelta, de rescatarlo. Por desgracia Alec no tenía el privilegio de poderse preocupar solo de Magnus. Tenía un Instituto que controlar y defender, en especial ahora que los Edomi había reaparecido y atacaban con toda su fuerza, sabiendo que sus defensas mágicas no aguantaría mucho. Alec, después de unos minutos en los que le había costado aceptar la realidad de que no podía ir tras Magnus y rescatarlo así com así, había acordado con Catarina en que la bruja investigaría la forma de abrir el portal y se lo haría saber cuando estuviese lista. Alec sabía que la llamada no podía tardar mucho más, era cuestión de horas. La actividad había bajado en esos dos días, el Instituto estaba más o menos bajo control y Alec no pensaba malgastar otro minuto más. Los demás había aceptado que Magnus se había ido, pues nadie volvía de Edom, y nadie, nadie, iba y volvía, como pensaba hacer Alec. Pero Alec estaba acostumbrado a hacer cosas que técnicamente no se podía hacer, y esta ocasión no iba a ser diferente.
'Señor Lightwood. Entiendo que esté afectado por los recientes acontecimientos, pero no es momento para tomarse unas vacaciones.'
"Estar afectado" no empezaba ni a abarcar el infierno que Alec estaba viviendo. En otro momento al joven le hubiese gustado recordar a Imogen que los "recientes acontecimientos" era el secuestro y casi segura sentencia de muerte de su novio, pero eso no ayudaba a su misión.
'Está en mi contrato el poder solicitar vacaciones si me veo sometido a mucha presión y pienso que un tiempo de descanso ayudará al funcionamiento del Instituto y a mis funciones.' La voz de Alec impasible, no dejando pasar ni la más mínima emoción.
Imagen suspiró y Alec pudo notar como empezaba a perder la paciencia al otro lado del teléfono.
'Además, Jace estaría al mando.' Alec sabía que Jace al mando sería un desastre, pero también conocía el punto débil de la Inquisidora.
'Tómese dos días para descansar.' Dijo finalmente. 'Quiero hablar con usted al tercero por la tarde después de que haya acabado su turno.'
'Gracias.' Dijo Alec y colgó el teléfono. Mandó la petición y esperó a ver como era aceptada en el servidor por Imogen antes de levantarse y dirigirse a la sala de armas.
De camino sonó su teléfono y lo cogió, viendo que era Catarina.
'¿Tienes la forma?'
'Sí.' El tono de la bruja cansado, las horas de sueño perdidas empezaban a notarse. 'Puedo abrir el portal, pero una vez pases no podré traerte de vuelta. No he encontrado una forma de que puedas regresar.'
'¿Pero lo puedes abrir?' Pues eso era todo lo que Alec quería en ese momento, aunque una forma de dejar Edom también iba a necesitar tarde o temprano.
'Alec, no puedes ir sin saber cómo vas a regresar. Magnus…'
'Magnus podría abrir el portal desde el otro lado, ¿no?'
'Técnicamente si, siguiendo el pentagrama. Pero Alec, si encuentras a Magnus y está… Dudo que tenga la energía para abrirlo.'
'Le daré la mía.' Dijo sin dudar, sus pasos cada vez más seguros, un plan tomando forma en su mente.
'Alec…'
'Prepáralo todo. Estaré ahí en una hora.' Y colgó, pues no necesitaba otra charla de la amiga de Magnus advirtiéndole del peligro. No era tonto, sabía que iba a una misión suicida, sabía que las posibilidades de volver eran ínfimas, pero también sabía que las palabras que le había dicho a Magnus semanas atrás era ciertas. No podía vivir sin él.
'¡Alec!'
La voz de su hermana le hizo parar. Isabelle no tardó en llegar a él y mirarle con esos ojos de pena y preocupación que Alec tanto odiaba. Magnus no estaba muerto, por mucho que todos hubiesen decidido pensar que así era.
'Izzy, necesito que llames a Jace. Tengo que hablar con los dos.'
'¿Qué sucede?'
'Ir a la sala de armas.' Dijo y continuó caminando.
'¡Alec!' Gritó de nuevo Isabelle, pero Alec no paró.
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'Alec, ¿qué sucede?' Dijo Jace.
'Me voy a ir un par de días.' Dijo Alec cogiendo la funda de su espada y atándosela a la pierna. 'Necesito que os quedéis al mando del Instituto hasta mi vuelta.'
'¿Qué?' Preguntaron ambos con cara de asombro.
'Imogen sabe que estaré ausente dos días y ha aceptado en dejar al mando a Jace. Con suerte volveré para el tercer día.'
Jace no sabía que estaba sucediendo, pero desde hacía tres días no sabía que sucedía con Alec en general. Su vínculo era un torrente de emociones en un momento y frío como el hielo al siguiente.
'Alec, dime que no vas a hacer lo que creo que vas a hacer.' Dijo Isabelle dándose cuenta de la situación. Alec la miró y fue toda la confirmación que necesitó. 'Es una locura, Alec. No puedes salvarlo.'
'¿Qué?' Jace empezó a comprender. '¿No iras detrás de Magnus? Alec, no puedes.'
Alec cogió la daga y se la metió en la funda que tenía en la pierna, tapándola con la bota.
'Si no vuelvo he dejado una nota explicando que vosotros no sabíais nada.' Iba a coger el carcaj cuando la mano de Jace le paró en seco.
'Alec, es un suicidio.' Los ojos de Jace fijos en los suyos y ambos notaron como su vínculo empezaba a vibrar como si una corriente eléctrica se hubiese encendido. 'Sé que es difícil, pero tienes que aceptar la realidad.' Jace trató de ser cuidadoso con sus siguientes palabras pues podía notar como Alec estaba a punto de explotar. 'Magnus no va a volver.'
Hubo unos segundos de silencio donde Jace pudo notar como esa corriente no hacía más que crecer hasta que se paró lo golpe. Alec respiró y cortó el vínculo, controlando sus emociones.
'Cuando tu has estado en peligro, en numerales ocasiones, Magnus ha arriesgado su vida por salvarte.' Sus palabras frías, tratando de contener la rabia que sentía. 'Cuando Valentine llamó a Raziel, él fue en tu búsqueda en lugar de huir. Eso era un suicidio para él. Entrar en el Instituto sabiendo que Valentine iba a activar la espada era un suicido para él.' Las palabras de Alec cada vez menos controladas, saliendo entre sus apretados dientes, tratando de no sacar todas esas ganas de gritar que llevaban en él desde que vio los ojos de Magnus por última vez. 'Tienes razón, Magnus no va a volver, no por su cuenta. Pero yo voy a traerlo de vuelta o voy a morir intentándolo, y no hay nada que puedas decirme que vaya a cambiar eso.'
Jace tuvo que dar un paso atrás por la intensidad de la situación. Nunca había visto a Alec así y sabía que tampoco nunca había sentido lo que había sentido desde su lado del vínculo. Alec quitó la mano de Jace y cogió su carcaj lleno de flechas.
'Izzy, te dejo al cargo del Instituto. Asegúrate de que todo esté bajo control. Confió en que harás lo mejor para nuestra gente.'
'Alec, voy contigo.' Dijo Isabelle, pues había comprendido que no había nada que pudiese impedir que su hermano fuese a Edom y no pensaba dejarlo solo.
'No. Debes quedarte y proteger el Instituto.'
'No pienso quedarme aquí mientras tu vas a tu muerte.' Había lágrimas en sus ojos y no podía contenerlas.
'Volveré.' Dijo Alec dejando el arco y acercándose a su hermana, su voz más suave. 'Voy a volver.'
'Eso no lo sabes.' Dijo Isabelle.
Alec la cogió la cara y la quitó las lágrimas. 'Te lo prometo.' Dijo él con una voz llena de cariño. 'Y nunca he roto una promesa.'
Isabelle asintió y sonrió ligeramente. 'Quiero ir contigo.'
'Te necesito aquí.' Dijo Alec. 'Nadie debe saber dónde estoy. ¿Puedes hacerlo? ¿Por mi?'
Isabelle quería gritar, quería hacerle ver que su lugar era a su lado, como siempre, pero no podía, pues Alec no solo le estaba pidiendo un favor, le estaba confiando lo que más valoraba fuera de su familia.
'Más te vale volver al tercer día o iré yo misma a Edom a traerle de las orejas.' Dijo ella intentando alegrar la situación.
Alec la abrazó y besó la cabeza.
'No puedes estar de acuerdo con esto.' Dijo Jace a Isabelle, ante su silencio se giró a su hermano. 'Es una locura Alec.'
Alec se separó de Izzy y miró a Jace. Había tanto que quería decirle, tantas cosas que se había callado todos esos años y en especial todos esos meses. Había mucho de lo que le gustaría hablar con su parabatai, con el que un día fue su mejor amigo, el que había pensado era su alma gemela. Pero no tenía el privilegio del tiempo a su favor, pues cada minuto que pasaba en la tierra era un minuto que Magnus pasaba en Edom.
'Cuídate, Jace. Y cuida de nuestra familia.' Dijo abrazándolo con fuerza y separándose al poco tiempo. Cogió el arco y se encaminó a la puerta, dejando a sus hermanos detrás.
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Alec trató de no recordar la última vez que había abierto esas puertas, con Magnus agarrándolo de la cintura y besándolo en el cuello mientras bajaba sus barreras. Era extraño estar en el loft sin él, el espacio era el mismo pero extraño, como si no lo conociese. Alec no tardó en llegar a la parte de la casa dedicada a la magia de Magnus y vio a Catarina en el suelo acabando un laborioso pentagrama. La bruja no paró aunque Alec supo que había notado su presencia.
'Deberías prepararte. Te he dejado comida en la cocina.' Dijo Catarina mientras pintaba.
Alec se dio la vuelta y se fue a la cocina, viendo los víveres que la mujer le había dejado, no tardó en meterlos en la mochila que llevaba junto con unas cuantas botellas de agua. No era mucho, lo justo para sobrevivir dos días, pues más le retrasaría y la comida era más para Magnus que para él. Alec siempre podía activarse runas para sobrevivir pero no sabía si Magnus y él serían capaces de escapar de inmediato o tendrían que esconderse hasta que el brujo recuperarse su energía. Alec metió la última bolsa de carne seca y cerró la bolsa. No era el solomillo que tanto le gustaba a Magnus, pero tendría que valer.
Fue cuando estaba a punto de sacar sus flechas y dibujar runas en ellas cuando oyó la puerta. No tardó en ver a Jace a su lado, entrando en la cocina con ojos de extrema preocupación.
'No hay nada que vayas a decir que impida que vaya.' Dijo Alec mirando a Jace seriamente antes de coger otra flecha.
'Lo sé.' Jace dio un paso a delante, entrando en la cocina pero sin acercarse a la mesa donde estaba sentado. 'Por eso voy a ir contigo.'
Alec dejó la flecha en la mesa. 'No.' No había lugar para el diálogo en su voz.
'No puedes ir solo.' Jace dio otro paso, acercándose a Alec como el que se acerca a un animal acorralado.
'No puedes venir. Tu mismo lo has dicho, es un suicidio.' Alec se levantó, tratando de hacer ver a Jace que era una locura., pues pensaba arriesgar su vida si hacía falta, pero no la de Jace. 'No es tu problema, no tienes que…'
'No me ruegues que te deje, o que regrese cuando te estoy siguiendo. Porque a donde tu vayas, yo iré, y donde tu vivas yo viviré.' Jace recitó los versos que se sabía de memoria, parando a Alec, consiguiendo que su hermano le escuchase.
'Alec, no he sido un buen parabatai en los últimos meses, especialmente en las últimas semanas, hay… Hay muchas cosas de las que quiero hablar, de las que…' Jace respiró y reorganizó sus pensamientos, pues ahora no era el momento. 'Lo que quiero decir es que si tu vas, yo voy.'
'Jace, no tienes que hacerlo. No estas obligado a nada, no me debes nada.'
'Te equivocas, Alec. Te debo todo.' Jace quiso decir más, pero no sabía por donde empezar, cómo explicarle a Alec lo mucho que significaba para él y lo ciego que había estado al dar por sentado el amor incondicional de su parabatai. Había sido gracias a la muerte de Valentine cuando se había dado cuenta de lo mucho que su vínculo había cambiado, y no pensaba dejar que desapareciese poco a poco. Alec era una de las pocas personas por las que Jace lo daría todo, y si hacía falta ir al infierno lo haría.
'Ya está.' Dijo Catarina interrumpiendo la conversación. 'Alec, ¿estas seguro?'
Alec no dejó de mirar a Jace, viendo como este asentía, y Alec asintió.
'Estamos listos.'
Continuará…
Este fanfic lleva en mi cabeza meses, ¡meses!
Por fin he puesto toda la historia junta y creo que estoy lista para contarla. Antes de nada quiero dar las gracias a todos mis lectores, en especial a los que me dejáis comentarios que hacen que continue escribiendo.
Esto está situado después de 2x20. Quiero terminarlo antes de que saquen la nueva temporada. Hay parte del canon de los libros y gran parte es mi imaginación. Sé que algo así nunca va a suceder en la serie, por eso lo escribo. Decidme qué os parece.
