Bueno, de esto no sabía si hacer un fic aparte o hacer un One-shot. Finalmente decidí hacer una historia nueva. No sé en qué espacio situarla, pero supongo que 7 años después... Quizás veréis a Lucy de una manera muy... bueno, ya veréis, pero en serio, ¡mis intenciones no son del todo malas ni la insulto!
Cana estaba haciendo un experimento. Emborrachar cada día a una persona cerca de Lucy. ¿Y por qué? Porque para ella era divertido y sus cartas le daban unos resultados interesantes.
Lunes
Natsu y Lucy estaban en la barra. Él convenciéndole de que al día siguiente hicieran una misión juntos. Cana sonrió maliciosamente y en la bebida de Natsu le echó un "chorrito" (llámemosle media botella) de alcohol.
Cuando Natsu fue a beber, notó algo raro, pero no le dio importancia y continuó bebiendo del vaso. Al acabárselo se notaba muy raro y Lucy se dio cuenta de lo que pasaba.
- Vamos, Natsu, no sé que has bebido pero vamos...
- A tu casa... se está más cómodo.
Lucy suspiró. Quizás por un día podría hacer una excepción. Pesaba mucho y no quería cargarlo hasta su casa.
Entraron y lo dejó sobre la cama.
- ¿Y ahora qué hago? ¿Duermo en el suelo...? Jo... no me apetece... - pensó con lagrimitas.
Pero en ese momento Natsu la cogió del brazo y la metió dentro de la cama, junto a él.
- Quédate conmigo...
- Natsu... - se sonrojó.
Estaba claro que decía eso porque estaba borracho pero...¡Qué narices hacía quitándole la ropa! ¡Era un degenerado!
- ¡Aaaaaaaaaah, su mano, su mano e-está recorriéndome!
Pero la cuestión es que se dejaba porque lo hacía de una manera tan delicada y tan... provocativa que no podía dejarlo correr.
Natsu empezó a lamerle las tetas. ¡Cómo le gustaban los pechos de Lucy! Eran grandes, blanditos y... ¡los estaba tocando! Se estaba encendiendo pero de otra manera.
- N-Natsu, no... déjalo...
- No quiero, Lucy. Me encanta tu cuerpo. Adoro verte salir de la ducha con una toalla o si puedo mirarte en las aguas termales.
¡Hala, qué sincero! Lucy se estaba sonrojando de sobremanera, pero no sabía si enfadarse o gemir de placer, ya que los dedos de Natsu hacía tiempo que habían alcanzado su clítoris. Enseguida metió un dedo sorprendiendo a Lucy.
- Quiero hacértelo, Lucy... estoy muy encendido...
¡Vaya que si lo notaba ella! P-pero, pero... Sí, Natsu le atraía mucho, era guapo, de su edad (supuestamente o al menos de apariencia) y estaba cuadrado, pero no lo amaba y no sabía si acostarse con él era lo correcto. ¿Y si después se arrepentían?
Pero mientras pensaba en todas esas cosas, Natsu ya no tenía ni el chaleco ni los pantalones y ella se encontraba desnuda delante de él. ¿Desde cuando era tan rápido quitándose la ropa? Si hubiera sido Gray, lo hubiera entendido...
- ¡Aaaah!
Ya empezaba a no poder pensar del placer... entonces la notó, sí, Natsu le había metido todo su miembro, sin pensárselo. Era grande y caliente, oh, sí, qué gustazo. Ya pensaría luego.
Él estaba siendo su primer hombre y, a pesar de habérsela metido sin su consentimiento, no le estaba haciendo daño. Había entrado perfectamente. Y se movía como si lo hubieran hecho ya varias veces.
Natsu la estuvo gozando lo máximo que su cuerpo aguantó. Lucy debía admitir que aunque fuera a veces un cabeza de chorlito, le había hecho el amor muy bien y ella lo había disfrutado.
Al día siguiente, Natsu se despertó el primero. Era como los gallos; con los primeros rallitos de luz. Su cabeza le dolía. Se notaba raro. Bajó la mirada y se vio desnudo en la cama de Lucy.
- ¡Wah, qué hago así!
Dirigió su mirada hacia al lado y ahí estaba Lucy, sin ropa tampoco.
- ¡Ay, madre, qué he hecho! - dijo Natsu con la cara pálida. - ¡Me he tirado a Lucy! ¡Me va a matar! Más vale que me pire de aquí antes de que despierte.
Y así lo hizo.
Cuando Lucy despertó, se sintió algo apenada. Llegó a la conclusió de que Natsu se había acostado con ella sólo para liberar su cuerpo y sus tensiones.
- No le tengo que dar más importancia. Seguro que hoy me salta con una gran sonrisa como si nada. Y yo también le sonreiré. Ya está. Total, está bien pasar buenos ratos con los amigos... aunque nunca me imaginé de esta manera.
Se arregló y se fue al gremio.
Natsu no sabía cómo mirarla y, a medida que la rubia se acercaba a él, éste empezaba a entrar en pánico. Realmente lo que le había dicho la noche anterior era verdad y esos deseos que dejó aflorar los llevaba reprimiendo mucho tiempo. Pero se sorprendió cuando la maga le dedicó un saludo con una sonrisa. En seguida, el pelirosa se destensó y le sonrió con su típica sonrisa.
- ¿Hacemos una misión, Natsu?
- ¡Sí!
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Comentarios de la autora:
Tranquilos... no acaba aquí. Tengo toooda la semana, hihihihi.
