Buenas a todos, aquí Suricatos2865 presentando un pequeño proyecto para inicio de año.
Lamento mucho mi ausencia, si es que alguien me veía; y con esto presento esto que ya llevaba algo en mente.
Es un mini-fic de 3 capítulos, se dedicara en los últimos capítulos de R1 en la historia de este.
Espero lo disfruten.
"Por Zero"
Por fin, los japoneses estaban dispuestos a lograrlo todo; por fin, la paz que todos debían darse estaba por comenzar. Euphemia Li Britania les convoco, una de las miradas más tiernas en todo el reino dictatorial, para una paz en donde ellos por fin tendrían derechos, era un deseo que nadie podría lograr sin los deseos celestiales de la joven princesa; aun si los ideales son totalmente diferentes debajo de las cortinas de humo.
El día de la ceremonia comenzó, las aves cantaban con ganas de ver un mundo lleno de igualdad, el cielo era todavía más azul que en otros días, seguramente la alegría le fue contagiada por pensantes humanos, llenos de creencias en un nuevo día. Las armas estaban apuntadas hacia la nada, creando una protección impenetrable a cualquiera que acercara su vista con mal gusto: no permitirían una escena inaudita en una reunión tan importante. Elevens, ahora en busca de un nuevo nombre, holeaban en los asientos de su perteneciente estadio, obteniendo hordas casi infinitas fuera de este recinto, todo era alegría en este gran palacio de la risa.
Euphemia levanto sus pequeñas piernas, elevando su espalda con gran seguridad, esperando, con pequeñas dudas, la aparición de un personaje espacial.
—¡Es Zero, apareció!
La nave, con su respetivo color obscuro con combinaciones de dorado, anaranjado y rojo dio su aparición como cualquier mago añoraría. Su capa ondeaba conjunto del viento, manteniendo su firmeza con cada uno de sus metros pasados hacia la princesa.
—¡Así que llego!
La euforia de la princesa marco un sinfín de dudas en los espectadores, solo los conscientes de su situación. Gawain, el robot perteneciente a esta importante persona, bajo distancia entre ella mientras esta agradecía su llegada con ternura.
Todo cambio al son de sus siguientes palabras, esperando tener un encuentro en privado con su anfitriona. La ceremonia se prolongó más de lo esperado, tomando sin lugar a dudas los reproches y paciencia de la mayoría de humanos en el lugar.
Un hombre, con prolongado cabello obscuro y un rostro claramente de origen japonés, dio sus leves disgustos contra estas acciones.
—Que está pasando…
Muchas personas le conocían como Akihiko Sei, con una clara edad mayor a los 20, tocaba con su tacón de su zapato desesperadamente por su falta de tiempo. De igual forma, pequeños choques de sus neuronas pensaron en que le diría a su jefe sobre su larga espera. Por alguna razón, el mismo no lograba capacitar por lo ocurrido. Pero, gracias a que dejo esto de lado, logro tener uno de los asientos principales y más cerca de toda la edificación, planeaba grabarlo desde primera fila por su gran orgullo, enviando todo hasta su familia que se mantenía en un lugar desconocido para él.
—¡A todos aquellos que se proclaman Japoneses, tengo un favor que pedirles —Euphemia volvió, con una pequeña pistola de color plata en su mano—. ¿Podrían morirse?
Se vio a Zero de reojo, pensando en todo lo que estaba escuchando y grabando con su móvil.
—¿Eh?... —El destrozo en su voz estaba claro, enmascarado de una confusión nada placentera.
—Eh… Espera que se suicidaran, ¿no lo harán?
—¿Qué estás diciendo… princesa? —dijo Akihiko, escupiendo una de sus últimas palabras en boca; desconcertado, angustiado.
Y, fuera de cualquier cordura y control sobre su cuerpo, aclamo.
—Entonces, ¿podrían los soldados acabar con ellos? ¡Es un genocidio!
—N-No… Esa no es usted, princesa, esto…
Eco de un disparo, nada más. Este hombre se encontraba justo detrás del hombre que recibió el disparo, directo en el corazón, lanzando su sangre al rostro perdido del ser. Fue así como los gritos empezaron, en expansión, a un punto de la locura.
Palabras se explicaron entre los que se encontraban sentados, impacientes por lo sucedido. Dalton, un gran general, intento hacer entrar en razón a su mayor. Recibiendo solo un disparo como respuesta. Nada obtuvo un sentido ni una razón con el paso de los segundos, largos y grandes segundos.
Las palabras de la princesa ya no llegaban a los oídos del hombre ni a los de nadie, con una pegatina de "Eleven" en su mente al menos. Recuperando su principal de medio de protección, el miedo, giro sus piernas y se dirigió, con gran potencia, a la entrada más cercana; su vida dependía de ello, Akihiko perdió todo en esto, todo gracias a la princesa. Nada sonó en sus oídos, pronto se llenaron de disparos sobre la piel de los que aspiraban una igualdad.
Se aventó sobre la entrada, cayendo de pecho y dañándose su liviano ser, enfurecido por sus acciones irracionales. Su sueño se derrumbó con las palabras de su mayor ídolo. Junto a la pared obscura, el hombre se deslizó hasta tocar el piso, escuchando con sus pocas energías los disparos en el recinto. Toco su cabeza en negación, negó, negó y volvió a negar. No quería creerlo, no podía creerlo, jamás…
Un soldado de Britania entro al lugar donde estaba derrumbado. Muchos de los antes llamados "japoneses" cargaron contra el lugar, y empezó la lluvia de sangre. Vacío el cargador sobre los nombrados, desplomando el líquido rojo sobre el lugar sin ningún remordimiento o duda; por lo menos 10 de ellos murieron en el intento, y los otros golpearon sin vergüenza al soldado desarmado, desmembrándolo con solo puños y nada más. Esto ya no era solo un genocidio japonés.
No tenía otra razón de seguir, ¿realmente siguió todos esto años a la princesa dulce solo para recibir esto? ¿Esto terminaría así? Viendo el cuerpo destrozado de el soldado, noto que todos los que consiguieron hacerlo, fueron eliminados o simplemente huyeron, dejando su cuerpo al aire libre de sus ojos, especializado en ver cada uno de sus detalles. Lo que importaba era el arma descargada, junto a cargadores completos listos para eliminar a sus enemigos, los guerreros de Britania.
No tenía idea de disparar, solo lo había visto en películas o como entrenamiento de su hermano, pero simplemente ya no le importaba: si se iba del mundo, se iría con una o dos cabezas de los demonios encarnados. Agarro el arma con firmeza, tras varios intentos logro poner el cargador en su respectivo lugar, cargo el arma, sostuvo el gatillo con sed de sangre.
—Después de todo, los humanos son así… —Camino, desconsiente de su destino, hacia la entrada de donde provenía—. Euphemia Li Britania, la sangre de mis hermanos esta derramada, eres un demonio que solo actúa de acuerdo a sus deseos… te maldigo, te detesto, te odio, te repudio, te… —Las palabras se siguieron escupiendo de su boca—. Creí en ti mierda, ¡creí en ti! Ahora… solo queda tu cabeza.
Las palabras simplemente salieron sin preguntar; se impulsó sin deseos de vida, y apunto el arma especialmente a donde Euphemia se encontraba hace ya unos minutos. No le importaba donde estaba, ni quien era, solo quería matar a alguien, a alguien con sangre de Britanina.
Como fina, quiero aclarar que serán capítulos cortos, única y solamente eso.
Cualquier error u otro aspecto, pueden informarme con todo respeto, yo aclarare y renovare el fic con todo lo dicho.
Gracias por leer.
