No lo había olvidado, creía que si, que todo aquello que sentía por él, había desaparecido, pero estaba muy equivocado. Todavía estaba enamorado, completamente colgado por él y no podía dejarlo allí, sin intentar salvarle de lo que él mismo se había hecho.

Gabriel se levantó del sofá. Su padre lo había dejado sólo hacía ya un buen rato y todavía tardaría en volver. Había tenido tiempo para pensar en todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor y a él mismo. De repente sus padres, no habían sido más que sus padres adoptivos, era un Petrelli, igual que Peter y Nathan. Pero lo que no sabía, era donde le dejaba eso. Si hacía caso a su madre, incluso a su propio instinto, tenía que marcharse de allí y ayudar a sus hermanos. Al fin y al cabo ya lo había hecho al evitar que Peter muriera en la caída. Pero su padre le había dicho que Ángela había intentado matarle siempre muy pequeño y que por eso lo habían dado en adopción.

Estaba tan confundido, que las dos versiones sonaban bastante convincentes, proviniendo de personas a las que apenas conocía todavía. Pero había alguien más, alguien con quien no había contado encontrarse al llegar allí, alguien a quien, muy a su pesar, había preferido olvidar para no hacerse más daño a si mismo, por saber que el otro hombre no sentía lo mismo por él.

Pero allí estaba Mohinder Suresh. Por mucho que le había costado, había tenido que neutralizarlo para salvar a Peter de lo que el profesor había intentado hacerle. Mohinder había cambiado, era muy diferente al profesor que había conocido en un primer momento, el inocente y bondadoso científico al que había estado a punto de matar, pero no lo había hecho por sentirse demasiado atraído por él.

"Tengo que ayudarle, se que puedo hacerlo." Un momento antes de lanzarse contra él había visto en sus ojos, el mismo hambre que él estaba conteniendo por hacerse con nuevos poderes. Por algún extraño motivo, el profesor se estaba transformando en algo que ansiaba tener más poderes, mayores conocimientos y por lo que estaba dispuesto a matar. "Se lo que siente y no debo permitir que arruine su vida como lo he hecho yo."

Salió de la gran oficina convencido al cien por cien de lo que iba hacer y de que nadie iba a poder pararle. Gracias al potente sentido el oído con el que contaba, pudo dar rápidamente con Mohinder, podría reconocer su voz entre un millón. Estaba en uno de los laboratorios y parecía bastante alterado con las personas con las que estaba hablando.

"Necesito algún sujeto para mi experimento, no puedo seguir fiándome de las teorías y de las pruebas que hemos hecho en el ordenador."

"Profesor Suresh, Peter Petrelli era nuestra mejor baza para hacer esto, tenemos que encontrar a alguien que cumpla los mismos requisitos genéticos que él y no es nada fácil, por lo que sabemos es una persona entre un millón."

"Pues encontrar a alguien, no tengo mucho tiempo que perder." El silencio se hizo en la habitación, pero un momento después Gabriel volvió a escuchar a Mohinder, sorprendiéndose de escucharlo gritar de esa forma. "¡He dicho que os vayáis, desapareced de mi vista y traerme lo que os he pedido!"

Definitivamente, Gabriel acababa de convencerse que algo sumamente extraño le estaba ocurriendo a Mohinder, estaba cambiando, hacia algo, que ni siquiera a él mismo le gustaba lo más mínimo.

Cuando la puerta se comenzó a abrir desapareció dando la vuelta a una esquina y esperó a que los dos científicos que estaban con el profesor, salieran mientras iban cuchicheando algo que a Gabriel no le interesaba lo más mínimo. Al convencerse que Mohinder ya estaba sólo y comprobando que nadie se percatara de su presencia allí, Gabriel entró en el laboratorio.

Mohinder estaba de espaldas a la puerta, trabajando frente a uno de los ordenadores que poblaban la sala, tan concentrado en su investigación, que no escuchó el leve ruido de la puerta al cerrarse.

Gabriel dio un par de pasos hacia él, hasta que el profesor se dio la vuelta, en busca de algo que estaba en la otra mesa. Se sobresaltó al verlo allí, pero se quedó paralizado, igual de aterrado que había estado las otras veces que lo había encontrado, en su apartamento.

"¿Qué haces aquí, has venido a matarme otra vez?" Mohinder se levantó lentamente, intentando aparentar una tranquilidad que no existía en su interior. "Si vas a hacerlo, no te voy a poner las cosas nada fáciles esta vez."

"No he venido a matarte Mohinder, esta vez quiero ayudarte." Mohinder se echó a reír con sorna, nunca hubiera esperado a Sylar decir una cosa como aquella, no viniendo de alguien que había tratado de matarle demasiadas veces para su gusto ya. "No tienes porque creerme, pero lo digo totalmente en serio, quiero ayudarte porque se por lo que estás pasando." Gabriel dio un paso más hacia él, pero el profesor retrocedió en respuesta.

"No te acerques a mi. Tu no tienes ni la más ligera idea de lo que me ocurre. No soy un asesino no como tu."

"Después de lo que he visto que estabas a punto de hacerle a Peter no estaría tan seguro. ¿Sólo iba a ser tu conejillo de indias o también pensabas llevar a cabo su autopsia?" Un paso más y si alargaba el brazo, Gabriel podría tocar al profesor, que estaba vez se había quedado donde estaba, asimilando las palabras del otro hombre.

"No entiendes nada, ninguno de vosotros comprende por lo que estoy pasando, esta fórmula es una única oportunidad que tengo de volver a ser normal." Mohinder dio con su cuerpo con una mesa, ya no podía retroceder más, Sylar volvía a estar muy cerca de él y nuevamente no tenía donde esconderse, solo que ahora contaba con sus nuevas habilidades.

"Pero no tienes porque matar gente inocente en el camino. Se muy bien lo que me digo, puede que haya tardado demasiado tiempo en darme cuenta, pero gente como Peter me han abierto los ojos."

"Tal vez, en otras circunstancias te hubiera creído, pero me has mentido tantas veces, que nada de lo que me digas me hará confiar en tu palabra." Cuando Gabriel volvió a acercarse a él, Mohinder dio un amplio salto y se colocó detrás de él. El otro hombre ya se lo había esperado, no sabía de todo lo que el profesor era capaz ahora, pero su padre le había comentado un par de cosas que si que podía hacer.

Por ello, sin sorprenderse de la tremenda agilidad de Mohinder, Gabriel se dio la vuelta con rapidez y justo cuando el profesor iba a ir a por él, uso sus poderes para inmovilizarlo en el sitio.

Mohinder notó todo el cuerpo paralizado y comenzando a sentir el mismo miedo que Sylar siempre le provocaba, lo vio acercarse, tranquilamente, mirándolo a los ojos y sonriendo, pero a diferencia de los otros encuentros que habían tenido, no se trataba de una sonrisa de odio o poder como Mohinder había podido suponer, se trataba de una sonrisa tierna, que más se parecía a la de un buen amigo, que a la de un asesino que estuviera a punto de matarle.

"Sabía que venías a matarme para arrebatarme los poderes. No puedes mentirme Sylar, se quien eres, te conozco mejor que nadie en el mundo. Así que termina de una vez lo que vayas a hacer."

Sin embargo, Mohinder estaba equivocado, por muchos encuentros que había tenido con Gabriel, jamás se hubiera esperado aquello; por mucho que por su cabeza hubieran pasado sentimientos que estaban más allá de consideración, tratándose del hombre que había matado a su padre y que lo había intentado asesinar a el mismo.

Por eso, la reacción de Gabriel le cogió totalmente por sorpresa. Gabriel llegó hasta donde él estaba, lo abrazó con fuerza, como si estuviera pidiéndole perdón por todo el mal que le había causado, deslizó su mano por la mejilla del profesor y finalmente le besó. Muchas veces, Mohinder había pensado en lo que ese momento podía haber llegado a significar de ser real, pero nunca hubiera pensando que realmente podía ser real.

No podía separarse, aunque no estaba seguro de haberlo hecho si hubiera tenido la oportunidad. No se dio cuenta de cuando ocurrió exactamente, pero cuando Gabriel se separó de él, era libre de atacarle o salir corriendo si hubiera querido, pero no lo hizo, ahora que sus sentidos y cada una de sus emociones estaban desbocadas, fue él quien lo cogió con fuerza y volvió a besarle, con intensidad y pasión, como tantas veces había soñado y nunca se había atrevido a llevarlo a cabo.

"Siento tener que hacerlo así, pero es la única forma." Mohinder se separó de Gabriel sin saber de lo que estaba hablando el otro hombre, pero cuando quiso darse cuenta de la aguja que Gabriel le estaba clavando, ya era demasiado tarde.

El somnífero tardó unos segundos en hacer efecto, momentos más que suficientes para que el profesor retrocediera a trompicones e intentará apartarse de Gabriel. Este fue hacia él para evitar que cayera al suelo y se hiciera daño.

"No te acerques a mi maldito bastardo, me has… engañado… igual que siempre… no te..." Le costó pronunciar cada palabra, pero no pudo terminar la frase porque quedó inconsciente, sostenido por Gabriel.

"No te he engañado, sólo intento protegerte y ayudarte, ya te lo he dicho." Pero Mohinder ya no le estaba escuchando. Gabriel se lo quedó mirando un momento antes de cargar con él al hombro y salir de la habitación. "No tienes que confiar en mi, pero te prometo que te ayudaré a salir de esta." Dijo con rotundidad antes de salir del laboratorio dispuesto a salir de allí con el profesor.

- o -

Tras año y medio con el poder de regeneración de Claire, Peter había llegado a olvidar lo que una convalecencia significaba y por primera vez en mucho tiempo, sintió lo que el dolor de un par de costillas fracturadas significaba.

Había conseguido dormir casi toda la noche de un tirón gracias a las pastillas que su sobrina le había conseguido, pero al despertarse, el efecto ya se había pasado y dolor había vuelto, más fuerte incluso que antes.

Peter gimió, aunque trató de esconder el dolor, antes la atenta mirada de Claire. "¿De verdad que no quieres que te lleve a un hospital?" Peter sonrió al ver a la chica sentada en el borde de la cama, con la preocupación rebosando en sus ojos.

"No tengo un gran recuerdo de la última vez que acabé en uno. Me pasé dos semanas en coma. Prefiero estar en casa." Claire le rozó la mano con cariño, pero apartó la suya en seguida, ruborizándose visiblemente. "No tienes porque quedarte conmigo, tus padres te echarán de menos."

"Ya les he llamado y la le he dicho a mi padre lo que te pasado, le dicho que estoy cuidando de ti. Parece que la vocación de enfermero es una cuestión familiar." Peter se echó a reír, pero el pinchazo producido por sus costillas le obligó a dejar de hacerlo.

"Gracias Claire." La chica le sonrió con dulzura, con esa mirada tierna y encantadora que sería totalmente arrebatadora para cualquier hombre. Peter tardó unos segundos más de los necesarios en apartar sus ojos de la chica, momentos en los que las mirada de ambos se engancharon, como si se hubieran convertido en uno sólo.

Con una reacción demasiado brusca, Claire se levantó. "Supongo que querrás descansar." Dijo excesivamente nerviosa. "Será mejor que te deje sólo."

"No tienes porque hacerlo, me encanta tu compañía, me hace sentir mejor." De nuevo Claire se ruborizó y Peter sonrió complacido por darse cuenta que la chica sentía lo mismo que él, pese a que ninguno de los dos dijera nada. "En realidad, me gustaría que te quedaras y me contaras que ha sido de tu vida últimamente."

"¿De verdad lo quieres saber? Porque no ha sido nada del otro mundo, ya sabes la típica vida de animadora." Por mucho tiempo hubiera pasado desde la última vez que habían estado juntos, Claire no había aprendido todavía a mentirle y mucho menos cuando se ponía tan nerviosa como ahora.

"No te creo." Peter alargó la mano hasta alcanzar la de Claire. La chica se sentó de nuevo en la cama, aferrándose a la mano de Peter con fuerza.

"Es que no me atrevo a decírtelo, ni siquiera he sido capaz de asimilarlo todavía yo misma. Me da miedo decir lo que ha pasado y no saber lo que va a ser de mi a partir de ahora. Se que estoy cambiando, pero no se hacia que."

"Frena un momento. ¿Qué es lo que te ha pasado y que es eso de que estás cambiando?" Sin darse cuenta Peter tiró ligeramente de la mano de Claire y la chica se acercó a él, hasta que pudo acariciarle su cabello rubio.

"Podrías leerme el pensamiento y saberlo tu mismo."

"No me gusta entrar en la mente de otras personas, es tu intimidad Claire, no quiero penetrar en ti… en tu cabeza quiero decir." Claire sonrió divertida.

"Peter, yo quiero que lo sepas, eres quien más me ha ayudado desde que todo esto comenzó y te mereces saber lo que me ha pasado. Pero fue tan horrible, tan traumático, que no estoy segura de poder…" Peter puso un dedo sobre los labios de Claire y su sobrina dejó de hablar inmediatamente.

Los segundos durante los que Peter estuvo escuchando con atención todos los pensamientos que Claire había guardado en lo más profundo de su cabeza, fueron unos de los peores de su vida.

Escuchar la historia sobre el último ataque de Sylar, los descubrimientos sobre las formas de trabajar de su padre y el secuestro que había sufrido junto a Meredith y su madre, fue una liberación para Claire, pero un tormento para Peter, por no poder haber estado en todos esos horribles momentos al lado de su querida Claire.

"Lo siento tanto." Peter se incorporó con cuidado, aunque no le importaba mucho el dolor físico cuando el dolor emocional de Claire e incluso el suyo propio, eran tan grandes en ese momento.

Rodeó el pequeño cuerpo de la chica con sus brazos y ella, intentando no hacerle daño al responder, se dejó caer sobre él. Peter le acarició la mejilla y justo en ese preciso momento, Claire rompió a llorar desconsoladamente.

Hasta ese instante, no había tenido a nadie que realmente comprendiera lo que estaba sintiendo, nadie que pudiera abrazarle como lo estaba haciendo Peter, comprensivamente y con cariño, sin lástima, pero con total ternura. Peter se tumbó en la cama y se llevó el cuerpo de Claire detrás, que se tumbó a su lado, abrazándose al cuerpo de Peter mientras continuaba llorando.