Los personajes de Naruto no me pertenecen son de Masashi Kishimoto.

En nombre de la paz

Caminaba lentamente sin prestar demasiada atención. Su cabello azulado (al igual que el de su madre) largo hasta la cintura, estaba adornado con una simple pero gran rosa de papel carmesí que, a pese a lo llamativa, no lograba ocultar el tormento de esos enormes ojos grises. La herencia de su padre, la que tanto odiaba y que debía llevar consigo cada día.

Se preguntaba cerca de la paz, esa simple y estúpida utopía, tan lejana e inalcanzable como el amor. Habían discutido horas acerca de esto… Pero él no lo entendió y ahora estaba muerto. ¿De qué le había servido luchar por la paz sin importar la manera ni el precio?

La obligaron a presenciar, aunque sin intervenir, cada sacrificio efectuado por ese grupo en su nombre. Jamás los olvidaría, sobre todo al tercero, el más joven, el único que tuvo amigos que fueron por él, pero que a pesar del esfuerzo no pudieron hacer nada, porque lo que encontraron fueron cruentas batallas que decidieron enfrentar a pesar de saberlo muerto. Tenía su edad y parecía importante, pero eso no bastó. El altar succionó su esencia al igual que la de los demás. Dejándolo caer brutalmente sin una sola gota de vida en su ser.

Sacudió su cabeza. Intentó deshacerse de la nítida imagen del muchacho que la perseguía desde hace tiempo. Tenía otras cosas en que pensar. La paradoja de iniciar una guerra para lograr la tan anhelada paz comenzaría pronto. Nadie escaparía de ella. ¿De qué lado estar?... Tropezó cayendo en sus brazos. Ni siquiera lo miró. Solo intento recuperar el equilibrio que torpemente había perdido.

-Trata de tener más cuidado la próxima vez. –Le dijeron aún sosteniéndola.

Levanto la mirada encontrándose con ese pálido rostro que tan bien conocía. Recordaba ese cabello tan rojo como el fuego y esos ojos aguamar que en ese momento la veían fijamente. Era él. Hasta vestía de la misma manera que aquella vez.

-¡Por favor, perdóname! ¡No pude evitarlo! Gritó entre lágrimas abrazándolo de la nada.

-No es para tanto. –Replicó el joven extrañado, sin entender lo que sucedía. -¿Estás bien?

-Sí, gracias. Pero debo irme ya.

Continuó su camino con una placentera sensación de tranquilidad. Si la paz se parecía a eso quizá valía la pena luchar por ella. Y saber de qué lado… Acababa de dejar de ser un problema.


*Este es mi primer "mini oneshot". Espero que se entienda. Mil disculpas a los que están siguiendo "sentimientos encontrados" pero estaba pensando cómo seguirlo cuando se me ocurrió este. Ojala les guste.

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