Renuncia: Todo a Thomas Astruc.


Pulchritudo

(belleza)


Cuando la miró sintió la emoción trabada en la garganta. Se despeinó los cabellos fríos, nervioso, mientras el silencio llegaba sobre sus pies. El alba que cubría la ciudad le acariciaba los ojos y se sintió terriblemente conmovido, hasta que giró la mirada, nervioso, y se encontró con los ojos de ella mirándolo como nunca lo habían visto antes.

Sintió de repente un sabor dulzón en la boca seca, e ignoró aquella tristeza tierna que siempre nacía dentro de él, pues cada vez que la miraba encontraba una parte de él mismo que quizás había perdido hacía mucho tiempo. La inmensa necesidad de saber quién era ella bajo la máscara crecía, pero su belleza suave le conmovió al punto en que sintió su corazón latir por milésima vez.

El silencio era llenado por ambos, sin nada que decir, sentados sobre un tejado apartado del resto del paisaje de la ciudad. Era invierno crudo y sin embargo se sentían tibios. (Ella aún no quería susurrar que también le conmovían los ojos de él). De repente Ladybug entrelazó sus dedos con los de él y Chat pudo imaginarse la piel tibia de ella que se encontraba bajo su traje, y volvió a suspirar. Habían sido ya incontables las noches en que rompió con su sonrisa sólo para decirle a ella cuántas veces la ha soñado, queriéndola.

Le acarició la mano, demostrando por primera vez su timidez hacia ella, y fue entonces cuando Ladybug lo miró, profundamente, con su sonricilla leve, y mirarse mutuamente fue como un ósculo invisible.

Tomó su mano entre las suyas, negras. Sonriendo levemente, soltando una leve risilla pero aún con la calidez encerrada dentro de él, murmuró bajo la mirada de ella:

–Perdóneme, mi lady, pero no puedo evitar soñarla incluso cuando la tengo justo frente a mí.

Y calló. Le besó la punta de los dedos.

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