Holiiiii~

Este es el fic del que les hablaba en mi perfil. Está dedicado a Grenouille .DeLarge, tienes un gran talento y gracias a ti me enamoré de esta pareja tan rara XD Iremos juntas al infierno :'D

DISCLAIMER: Gravity Falls no me pertenece, es de Alex Hirsch. (Creo que así se escribía...)

ADVERTENCIA: Incesto Tío-Sobrina, próximamente lemon, lenguaje vulgar.


Come little children.

~1~

—¿Pacífica?

La rubia de 15 años miró indecisa a los gemelos Pines.

—¿Estás bien? —Preguntó Mabel.

Era el cuarto verano que visitaban Gravity Falls y cada año los gemelos Pines se sorprendían más. Había comenzado a nacer nuevas especies. Nuevas criaturas hacían presencia en el pequeño pueblo. Los Pines, aficionados por la aventura y el misterio, estaban encantados. Muchas veces casi no llegaban a contarla por sus descuidos, pero eran un equipo. Siempre se cubrirían las espaldas.

Y hoy, parecía haber otro misterio.

—Son mis padres.

Dipper torció el gesto.

Desde que los gemelos se habían hecho amigos de la rubia, esta siempre le contaba de sus problemas familiares, sin mencionar que Preston no apreciaba mucho la compañía de Dipper y Mabel alrededor de su hija.

—¿Qué te hicieron ahora? —Exigió saber el pino, conteniendo su furia.

Mabel alzó las cejas y sonrió al ver esa faceta en su hermano. Vio de reojo a su amiga, quien también había formado una imperceptible sonrisa en sus labios.

—No sabía que te importaba tanto, Pines.

Él tosió, mirando hacia un lado.

—¿Y bien?

—No me han hecho nada —Se cruzó de brazos—. Ese es el problema —Murmuró.

Dipper y Mabel se miraron.

¿Qué?

—Creo que no comprendo...

—Mis padres se fueron de viaje para quitarse el estrés —Hizo comillas al rodar los ojos—. Se suponía que volvían la semana pasada. Pregunté y dijeron que habían llegado a Gravity Falls, pero nadie los ha visto.

—Así que... ¿Un nuevo misterio? ¿Para buscar a tus padres? —El castaño hizo una mueca, pero terminó por resoplar—. Bien, siguen siendo tus padres, ¿no? Comenzaremos en el bosque. Iré por mis cosas. Mabel —La castaña lo miró—, ¿puedes ir por Ford? Está en el laboratorio.

—Está bien, Dippy —Le regaló una sonrisa a ambos y se fue.


Mabel bajó por las escaleras en busca de su tío. Desgraciadamente, el ascensor se había descompuesto y Ford se había estado dedicando a repararlo los cuatro últimos días. La castaña sonrió. Tal vez echarle una mano no estaría mal.

—¿Tío Ford? ¿Estás aquí? —Preguntó al llegar al piso más subterráneo—. Dipper y yo necesitamos tu ayuda —Más silencio—. ¿Tío Ford?

Se llevó sus dedos a sus labios al visualizar a su tío durmiendo al lado del elevador. Supuso que se había cansado y se había echado una siesta.

Mabel se acercó con precaución hacia él. Debía despertarlo con tacto y amabilidad. Una vez lo había despertado de un grito y Stanford no reaccionó muy bien. Había cogido su arma y le había apuntado apenas había abierto los ojos.

Tembló ante el recuerdo.

Su tío hasta el día de hoy seguía disculpándose por eso, pero Mabel no tenía nada que perdonarle. Ford aparentaba mantenerse al margen en toda situación, pero su corazón era extremadamente frágil. Al igual que Stanley, careció de amor durante años, sin mencionar que se había traumatizado gracias a los horrores que había vivido los años que estuvo perdido en el portal.

Los veranos anteriores, había dormido con él algunas noches cuando tenía pesadillas. Recordaba muy bien cómo temblaba su cuerpo cuando la envolvía en sus brazos...

—¡Ah!

Estuvo tan sumida en sus recuerdos que había tropezado con una de las herramientas esparcidas en el sector; no logró agarrarse de nada y cayó encima de Ford, quitándole el aire.

—¡AH! ¡¿QUÉ?!

—¡Lo siento, tío Ford! —Exclamó Mabel al incorporarse un poco, mirando la asustada y confundida expresión de él—... Es que tropecé y... Perdón —Murmuró apenada.

Stanford suspiró de alivio. Por un segundo, creyó que ni lograría contarlo. Solo había sido un accidente de su sobrina.

—Está bien, Mabel —Acarició su cabello—. Tú misma lo dijiste, tropezaste. Fue un accidente.

Ella sonrió, agradecida.

—Um... ¿Podrías...?

Mabel parpadeó, sin comprender. De pronto, recordó que se encontraba encima de su tío. De seguro era muy pesada. Se incorporó, limpiando su falda y su suéter. Trataba de no mirar a Ford a la cara, se sentía extrañamente acalorada.

Se sintió un poco mejor al oírlo carraspear. Siempre hacía eso cuando estaba incómodo o nervioso.

Era tan tierno, pensó Mabel, sin poder evitar sonreír.

—¿Y bien? ¿Por qué estás aquí? ¿Pasó algo malo?

—Amm... ¿Más o menos?

Ford alzó una ceja. Mabel se rió.

—Los padres de Pacífica desaparecieron en el bosque hace muchos días. Yo creo que pueden ser los gnomos —Opinó al llevarse sus dedos a su mentón—. Pero no creo que quieran para eso a los Northwest. Están casados, ¿no? —Se cuestionó en voz alta, mirando atentamente a su tío.

—Mabel, los gnomos normalmente se inclinan por los niños al tener una estatura similar a la de ellos, no creo que sean los culpables de la desaparición de los padres de tu amiga.

—Mmmmmm... —Se acarició dramáticamente las sienes con el ceño fruncido, concentrada.

Stanford sonrió al ver esa adorable expresión en el rostro de su sobrina.

—Puede ser una nueva criatura.

La castaña alzó la vista y sus ojos brillaron con emoción.

—¿Tú crees? ¿Pero qué podría ser?

—Honestamente, no tengo idea. Pero ya sabremos lo que es —Se acercó a su abrigo y sacó su arma—. Saldremos a investigar esta noche.

—¡Qué bien! —Pegó un saltito—. ¡En busca de más aventuras!

Continuará...