01

(Infection)

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Como siempre él solía salir bastante temprano de su hogar para llegar con una perfecta puntualidad al instituto -algo poco común normal en un chico de su edad-. Aquella soleada mañana perfecta a primera impresión seria su primer día como estudiante de cuarto año, motivo por el cual su sagrada madre no había dejado de tararear mientras le había estado preparando el desayuno. Su hermano mayor no había dejado de sonreír con cierta burla al verle en la penosa situación de como su padre le daba un largo sermón de cómo debía comportarse. Por un momento se sintió un niño y no como el adolescente de dieciséis años que era.

— Ya me voy. Adiós.

Una mirada tranquila de su padre -quien leía el periódico- y una dulce sonrisa de su madre fue lo que recibió como despedida, su hermano mayor probablemente se estuviese alistando para la universidad. Como de costumbre desde que había comenzado la secundaria un autobús pasaba por una estación cercana a su casa, tan puntual como el. El pensaba sentarse en el fondo para leer un libro con tranquilidad, sin embrago su camino se baso en soportar como un chico rubio gritoneaba en compañía de uno con peinado raro y cejas pobladas. Ambos eran bastante raritos y el necesito de toda su paciencia para no arrojarlos por la ventana, por lo que agradeció no tener personajes como aquellos en su clase. Les conocía, sabía sus nombres pero sin embargo nunca les había tratado mas allá de un 'Hola'. Fue un verdadero alivio el finalmente llegar al instituto, incluso cuando habían demasiados alumnos caminando por el patio.

No se molesto en desviarse de su camino incluso cuando el discurso que daban todos los años en el comienzo de clases estaba por comenzar. Para él la mejor opción era esperar en la soledad de su aula de clases hasta que todos se dignasen a dar comienzo de la jornada escolar de forma correcta, puesto para el aquello no era más que una pérdida de tiempo. Con un asiento perfectamente ubicado casi al fondo junto a una de las ventanas observaba absorto los pétalos de cerezo que caían lentamente, algunos incluso volaban bastante cerca de la ventana casi burlándose de él. Frunció ligeramente su entrecejo ante el recuerdo de él y una chica con el cabello de un singular color, el mismo que el de los dichosos pétalos.

— Sasuke ¿Qué haces aquí? — Aquella delicada voz femenina lejos de sonar tranquila estaba llena de reproche. Observo de reojo a la atractiva rubia que mantenía ambas manos en su cadera mientras fruncía ligeramente sus labios en una mueca bastante graciosa. De no ser por sus recuerdos perturbándolo en ese momento él en otra oportunidad abría bromeado con la chica alegando que con esa actitud de madre gruñona se quedaría completamente sola. Suspiro.

— Ino — Murmuro su nombre en forma de saludo para nuevamente regresar su mirada a la ventana. Conocía a la chica de ojos celestes desde que era un niño y aunque esta era como un rayito de claridad en su siempre tranquila vida en ese momento prefería pasar de todo.

— ¿Como que "Ino"?— La rubia le observo indignada ante la poca importancia que le estaba poniendo a su presencia. Apretó sus labios y se cruzo de brazos intentando parecer un poco más amenazante. Sasuke rió entre dientes al ver esta acción de reojo, ella con la apariencia de una muñeca estaba lejos de parecer amenazante. — Deberías estar en la bienvenida. ¡Ve!

Sasuke froto la zona golpeada de su cabeza y observo por sobre su hombro como la rubia se retiraba del aula dejándole nuevamente solo. Suspiro pesadamente mientras se levantaba para así abrir la ventana permitiendo que una refrescante brisa impactase contra su rostro y moviese su cabello, dejándole soltar un suspiro involuntario. Posiblemente el solo abría estado apreciando absorto los arboles de cerezo hasta que todos sus compañeros llegasen e iniciase la clase, no obstante algo llamo su atención. La entrada del instituto había sido cerrada hace algunos minutos en cuanto llego la hora límite, sin embargo incluso cuando todos deberían estar dentro había un chico uniformado caminando de forma anormal por el patio.

— ¿Qué está pasando aquí? — La autoritaria voz de la directora abría sido suficiente para que aquel estudiante saliese corriendo despavorido, sin embargo este solo giro su rostro en su dirección y el pelinegro abrió de mas sus ojos al lograr visualizar algo de sangre en su cuello. — ¿Estas herido?

— Directora, yo me encargo — Bastante confiado el hombre se había adelantado observando con una expresión dura al estudiante que lentamente avanzaba hacia ellos. La directora mantenía una expresión preocupada pensando que la lesión era más grave de lo que parecía ante la forma en que el chico caminaba. — Oye mocoso, debes ir a la enfermería — Sin embargo no esperaba que el chico se abalanzara sobre el mordiendo su cuello y desgarrando su piel en el proceso. En cuanto la sangre comenzó a salpicar y caer la directora soltó un gran grito y corrió con dirección al edificio no quedándose a ver el espectáculo de cómo el hombre era devorado.

— Joder… — Sin ser capaz de creer lo que sus ojos habían visto el pelinegro ignoro como los alumnos comenzaba a ingresar al aula y a empujones logro salir. Corría por los pasillos sintiendo como sudaba frio, y aunque odiase admitirlo sus manos estaban temblando por la escena que no era capaz de olvidar. Con brusquedad abrió la puerta de otra aula en donde estaban por dar inicio a las clases y sin importar los reclamos de la profesora avanzo hasta una chica de corto cabello rosa y le sujeto de la muñeca haciéndole levantar de su asiento. — Tenemos que irnos. Ahora.

— ¿Qué demonios te sucede Sasuke-kun? — La joven le observo con un pequeño ápice de molestia ante esa orden tan repentina. Sin embargo tras notar la expresión seria del chico y lo fría que se encontraba su mano su entrecejo se relajo poco a poco. Conocía al chico lo suficiente como para saber que rara vez era perturbado por algo. — ¿Por qué deberíamos irnos?

— ¿Uchiha-san, que sucede?

El pelinegro observo al chico de cabellera gris que les observaba con una expresión tranquila. Soltó un bufido y les indico que le siguiesen fuera del aula aun ignorando lo histérica que se encontraba la profesora que seguramente ya les había amenazado con la directora. Una vez afuera observo a la causante de sus pensamientos revueltos y al novio de esta. — Afuera asesinaron a alguien ¿Tengo que decir más?

La pelirosa acallo un grito con sus manos aterrorizada. Ella conocía al azabache y sabía que era incapaz de mentir en algo como eso, por lo que angustiada se aferro al saco de su novio quien había sacado su teléfono y observaba con seriedad al Uchiha. No fue hasta después de un minuto que este aparto el aparato de su oreja y tras pulsar un par de botones. — No creo que tengamos ayuda de la policía.

En estos momentos nuestras redes y líneas de servicio se encuentran congestionadas, por favor intente más tarde.

Al escuchar eso el azabache suspiro y avanzo hasta el pequeño armario donde solían guardar la indumentaria de deporte. Mientras hurgaba en este saco un bate de béisbol y un palo de hockey el cual le extendió a la chica esperando que no fuese necesario que lo usara. Finalmente su mida de desvió al chico y alzo una ceja observándole con expectación.

— No, no necesito nada de eso. Estoy seguro de que sabremos arreglárnosla.

— Hmp, bien — Sasuke revoleo sus ojos recordando que el chico era todo un pacifista que creía a todas las personas buenas. No opinaba demasiado al respecto, quizás esa era la razón porque la chica se había fijado en él y se había apartado de su lado poco a poco hasta el punto de llegar a como estaba su relación actualmente; que era básicamente nada. — Entonces suerte — Se limito a decir mientras caminaba hacia las escaleras qué daban a la azotea.

— ¿A dónde vas Sasuke? ¿No se supone qué deberíamos ir a la salida?

Sin embargo no fue necesario que el azabache respondiera pues el característico sonido de los altavoces seguidos de la agitad voz de la directora se escucho por todo el instituto. El anuncio conseguía que los nervios de todos aumentaran, y Sasuke que sabía de esto retrocedió lo mas que pudo una vez la mujer comenzó a gritas de forma desgarradora. Los gritos solo siguieron unos segundos más hasta que la transmisión de corto de forma súbita. El silencio absoluto reino en el lugar por poco tiempo antes de que las puertas de las aulas se abrieran con brusquedad y todos los desesperados alumnos corrieron hacia la salida empujándose entre ellos.

— Eres libre de ir también.

La pelirosa abrió su boca para protestar, sin embargo su mano fue sujetada por la de su novio quien le dedico una pequeña sonrisa que le trasmitía apoyo. No estaban en la mejor de las circunstancias y todo parecía demasiado irreal, no obstante no podían dar marcha atrás porque eso supondría su fin. No sabían a lo que se estaban enfrentando y eso era lo que más les asustaba. — Vamos Sakura, yo te protegeré.

La chica le dirigió una última mirada antes de girarse y seguir a su novio. El azabache se mantuvo quieto observando cómo se perdían por el pasillo y suspiro para ponerse en marcha con dirección a la azotea. Probablemente si corriese llegaría más rápido, pero se detuvo al ver a la directora caminar de manera extraña. Esto le desconcertó ¿no había muerto? ellos la escucharon claramente minutos atrás. Guardo silencio intentando comprender, pues incluso si esta parecía mirar en su dirección parecía que aun no le había notado. Escucho un fuerte ruido y retrocedió al ver una chica correr desesperada hacia la mujer.

— ¡Directora! ¿Qué está pasando? ¡En el patio se están matando unos a otros! — Mientras la chica lloraba el pelinegro abrió sus ojos como platos, incrédulo al saber que ya habían muchas más personas en aquel estado tan raro. Tras ver a la mujer comenzaba a tener una idea más clara de lo que ocurría, solo necesitaba algo para confirmar su teoría y entonces quizás podría pensar en una manera de mantenerse a salvo. — ¿Directora? — preguntó temerosa al ver como esta se acerca peligrosamente a ella, y cuando quiso retroceder solo atino a gritar desesperada al momento en qué quien había sido la directora se abalanzaba sobre ella y la mordió en el hombro, arrancándole un buen trozo de piel en el proceso logrando así qué se viera parte de sus tejidos y huesos. Poco a poco la chica se desangraba y era comida viva, todo ante la mirada horrorizada del chico quien no se había movido del lugar en que estaba.

Esto no es normal ¿Acaso ella está...? Incluso cuando no le parecía lógica la conclusión a la que estaba llegando no había otra explicación a lo que estaba ocurriendo en el instituto. Con pasos lentos y silenciosos se movió hasta subir el primer escalón que daba a la azotea. Se mantuvo quieto en ese lugar observando con cierta impresión lo que estaba sucediendo. Sin embargo la espera de unos cuantos minutos valió la pena en cuanto la chica que había sido atacada se levanto torpemente. Están muertas. Concluyo alarmado el azabache. Quiso correr pero parecía como si sus pies estuviesen pegados al suelo mientras miraba como ambas féminas caminaban por el área como si el no estuviese allí, cosa que de cierta manera lo aliviaba y desconcertaba.

— ¡No, Tarou! — Se escucho un grito con una voz muy conocida para el azabache, quien ensancho los ojos sorprendido y horrorizado, el grito hizo que ambas femeninas en el pasillo voltearan hacia esa dirección y se encaminaran a la misma. Sabiendo que seguramente eso ocurriría con todas las criaturas que estuviesen lo suficientemente cerca como para escuchar el grito no dudo en correr en su ayuda.

— ¡Sakura! — El tenía como ventaja que aquellas cosas parecían ser bastante lentas a comparación de una persona normal. Una vez llego al lugar de donde provenía el grito contuvo involuntariamente su respiración al ver a Sakura manteniendo alejados a dos de ellos con el palo de hockey que le había dado mientras que Tarou intentando quitarse con golpes a uno qué lo mordía y mantenía sujeto de la pierna. — ¡Sakura, apártate! — Decidió se dirigió hacia la chica y golpeó con todas sus fuerzas a cada uno en el rostro con el bate, partiendo sus cráneos y mandíbula. No se inmuto incluso cuando termino manchando de sangre a la petrificada chica en el proceso. La pelirosa al verse a salvo apretó contra si el palo de hockey y miro con ojos llorosos al pelinegro antes de desviar su mirada.

— ¡Tarou! — Grito corriendo hacia el mencionado que intentaba con todas su fuerzas no gritar ante el dolor que estaba sintiendo por la salvaje y firme mordida en su pierna. — ¡Sasuke-kun, por favor ayuda a Tarou! — Suplico al borde del llanto. El azabache solo asintió y golpeo con fuerza en el hombro a la criatura la cual soltó con brusquedad al chico y finalmente procedió a dar otro golpe en la cabeza del Zombie partiendo la misma y manchado un poco de sangre su ropa. Incluso cuando era grotesco no tenía tiempo para alterarse por lo que había hecho. Salvar sus vidas era mucho más importante ene se momento.

Debes apuntar a la cabeza — Soltó sin más mientras miraba cómo la directora y la castaña llegaban por fin a escena. Chasqueo su lengua frustrado y sin chistar golpeo con gran fuerza la cabeza de ambas. Sakura en su lugar dio pequeños brincos al escuchar el sonido de los cráneos quebrándose y sus pesados cuerpos impactar contra el suelo. — Vamos a la azotea — Ordeno mientras seguía su camino seguido de ambos chicos -el peligris caminando con ayuda de la pelirosa-.

— Sasuke-kun, gracias — Murmuro quedito la chica, pero aun así el chico pudo escucharlo provocando que una minúscula sonrisa se formara en sus labios, sonrisa qué la chica no vio por ir detrás de el.

— No fue nada...


Ino siempre había sido alguien muy carismática e inteligente que sabia ganarse el respeto y admiración de la mayoría de las personas. Sin embargo incluso con todos sus conocimientos aun no podía comprender del todo que estaba ocurriendo o siquiera como había comenzado. Aun así intentaba mantener la calma para pensar correctamente y no terminar como otras personas que presas del pánico se empujaron a sí mismos a sus muertes. Observando desde una distancia segur como esas cosas caminaban por los pasillos se tenso al sentir el bote de basura a su lado moverse.

— Vamos Ino, tú puedes — Incluso si no tenía demasiadas ganas de averiguar que había dentro si le dejaba sonar solo conseguiría ser descubierta y eso le llevaría a ser perseguida por tres de esas cosas aproximadamente -la cantidad de los que había por ese pasillo-. Tras tomar una respiración profunda levanto la tapa del contenedor lista para encestar un golpe y correr de ser necesario. Sin embargo los latidos de su corazón se calmaron al descubrir que se trataba del rubio Uzumaki.

— ¿Uh? Ino-san — El rubio suspiro aliviado de saber que no se trataba de otra de esas cosas mientras le dedicaba una amplia sonrisa. Con algo de dificultad intento salir del contenedor de basura y termino por caer de cara al suelo. La rubia revoleo los ojos ante lo torpe que podía ser el chico. — Es bueno que este bien — El verdaderamente parecía sincero mientras le miraba, sin embargo Yamanaka solo le hizo un gesto para que guardase silencio y le siguiese. Naruto se tomo unos segundos para observarla y finalmente seguirla de cerca un poco más relajado que antes al no encontrarse solo. — ¡Tengo hambre! — Soltó dé forma exagerada ganándose un zape, cortesía de Ino.

— ¡Idiota! Esas cosas reaccionan al ruido — Le reclamó en un tono bajo, pero lo suficientemente audible para que el rubio la escuchara. Al instante el chico pasó sus dedos por sus labios como si estuviese cerrando una cremallera con la muda promesa de que ya no haría más ruido a partir de ese momento. Ino suspiro resignada mientras le miraba de reojo. — ¿Cómo es que no has sido atrapado? — Murmuro para sí misma de forma cansina e incrédula.

— ¿A dónde vamos Ino-san? — Susurro observando con nerviosismo hacia todas las direcciones como si se tratase de un ventilador. L aludida resoplo y le observo por sobre su hombro con su entrecejo ligeramente fruncido. Finalmente alzo su mano y punto a una puerta que estaba a unos cuantos pasos de distancia de ellos.

— Al taller. Podemos encontrar algo útil — Al menos eso tenia planeado pues allí estaban en su mayoría los materiales de carpintería, artes plásticas y demás. Por otro lado también podían pasar en búsqueda de sus bolsos. Naruto le observo con admiración ante su buena idea y esta simplemente rodó sus ojos intentando no mostrase orgullosa por cómo le miraba. No era momento para eso, quizás en otro momento podría dejarse alagar. Una vez avanzaron lo suficiente Ino comprobó que la puerta estaba semi-abierta por lo que aprovecho tal cosa para deslizarla un poco y evitar hacer ruido. — Cierra la puerta — El contrario asintió y con cuidado cerró la puerta observando por el cristal hacia afuera. — Bien ¿Qué podemos utilizar para defendernos? — Se cuestiono revisando los estantes y gavetas del salón.

— Bueno, aquí no hay armas. Pero creo que con esto me alcanza para una — Susurro para sí mismo el rubio mientras tomaba algunas tablas de madera y una pistola de clavos. De pronto su mirada se ilumino y sonrio de forma sospechosa mientras caminaba hacia una de las mesas del taller. Ino desde donde estaba parada solo le miraba como el loco que ante sus ojos parecía.

— ¿Estás loco? — Ino alzo una ceja, sin embargo ambo se sobresaltaron a escucha un fuerte grito a la lejanía. La rubia estaba segura de que había sido escuchado por muchas criaturas y que las mismas seguramente se dirigirían en aquella dirección. — Provino de la enfermería — Dijo mientras miraba al contrario seria.

— Deberíamos ir a ver.

— Sí hay alguien vivo allí no creo qué dure demasiado, el sonido los atrae — Se limito a contestar Yamanaka mientras seguía revisando los estantes ignorando la mirada preocupada del chico que parecía suplicar. Al no ver alguna reacción por parte de la rubia Naruto suspiro.

— Bien, pero yo iré — Soltó Uzumaki sorprendiendo a la rubia. Sobre todo porque al girarse observo anonadada como cargaba una arma improvisada. El chico parecía ser alguien muy tonto, pero sin embargo le había armado una culata de madera a la pistola de clavos.


— ¡Sensei! — Asustada la joven que portaba un bata de enfermería observaba desde una esquina de la habitación como los que hasta hace unos minutos eran unos pacientes ahora devoraban a la enfermera de la escuela. El grito de esta había conseguido atraer algunos cuantos y estos con lentitud se acercaban a ella. Apegándose todo lo que pudo a la pared llevo su mano con lentitud al bolsillo dé la bata y actuó sin pensar.

Por todo el lugar se escucho un fuerte estruendo retumbar. Aquella cosa solo retrocedido unos cuantos pasos más no cayo y con el ruido otros cuatro comenzaron a acercarse. Hinata se encontraba impactada mientras en sus temblorosas manos sostenía un calibre 25 de bolsillo. Incapaz de gesticular palabra relamió sus labios y firmo el agarre en el arma observando la herida en el pecho de aquella cosa.

— ¿Qué? ¿Nada? — Susurro la chica aun en shock, más rápidamente recobro la compostura sabiendo que un descuido le costaría la vida. — Muy bien Hinata, cálmate y piensa. Los puntos vitales… — Incluso cuando lo decía no era tan fácil pues existían más de 300 puntos en el cuerpo. Sin embargo si lo reducía los puntos de mayor riesgo que podían inutilizar o crear la muerte esto lo reducía a 20 puntos en total. El segundo disparó fue directo al corazón ¿resultado? Nada. Una pequeña mueca de disgusto adorno el rostro dé la chica, sin embargo comenzaba a comprender de que se trataba todo si no colapsaban por eso. El tercer disparó fue directo al cráneo ¿resultado? — ¡Bingo! — Susurro la joven mientras miraba como él cuerpo caía inerte al suelo.

Sabiendo ahora cual era el punto vital que les afectaba siguió con los disparos en el cráneo a todos los que se acercaban. Sin embargo mientras más ruido creaban los disparos mas de ellos llegaban al lugar poniéndole cada vez más nerviosas. Sintió como su corazón casi se detenía cuando al jalar el gatillo este solo produjo un pequeño sonido que ella conocía bastante bien.

Se acabaron las balas. Alarmada por eso paso su mirada por todo el lugar buscando algo que pudiese resultarle útil. Sin embargo termino por fijar su atención en los estantes y seguidamente l percha que estaba cerca de la entada. — Si tan solo pudiera alcanzar mí bolso — Susurro frustrada pues allí tenía los cartuchos de repuesto de arma. Consciente de que no debía perder el tiempo pues cada segundo contaba siguió pensando en cualquier otra cosa que pudiese utilizar para defenderse. ¡No encuentro nada útil! Estoy en la enfermería ¿Qué hare? ¿Tirarles alcohol para qué se derritieran? Suspiro nuevamente y cerró los ojos esperando la peor de las muerte, más ninguna mordida ni ataques llegaron a ella.

— No deberías rendirte tan fácil — Ella que conocía aquella voz abrió sus ojos encontrándose con esos ojos tan característicos de su compañero de clases. El mantenía firmemente una espada de Kendo en sus manos la cual goteaba sangre. En el suelo estaban los cuerpos de aquellas cosas y solo hasta que se percato que no había ni uso solo en pie ella se permitió resbalar hasta caer arrodillada en el suelo.

— Gaara-san — Susurro la ojiperla mientras observaba como el pelirrojo se deshacía con facilidad de todos aquellos que comenzaban a llegar únicamente con su espada de madera. Lo recordaba, Gaara era de hecho uno de los mejores en Kendo y no había nadie que le superase en el manejo de una espada. — Gracias por salvarme — Dijo quedito mientras se levantaba y buscaba su bolso.

— Por nada — Le contesto el chico quien había logrado oírle a pesar del tono bajo que uso. El no perdió detalle de cómo la chica con rapidez llenaba una mochila con todo lo necesario para tratar una herida, u hacer una sutura. Inclusive se aseguro de tomar tanta medicina como pudiese y jeringas. — Bien, vamos — La joven solo asintió y le siguió mientras cambiaba el cartucho de su arma y de su bolso sacaba una calibre 38 la cual guardo en el otro bolsillo de su bata de enfermería.

Tengo que agradecerle a Neji-niisan por insistir en que me trajera estas armas. Ella dejo escapar un suspiro de alivio pues eso había salvado su vida. Su primo quien estaba en una escuela militar siempre había sido muy maniático en cuanto a la seguridad de ella y su hermana menor por lo que había insistido en que ella debía portar un arma para estar a salvo. A su hermana pequeña por otro lado le había proporcionado gas pimienta y una Taser pequeña –debido a que no tenía edad para portar armas-.


Con Sasuke y sus acompañantes la cosa no estaba color de rosa debido a que en la azotea también habían más de ellos por lo que él y Sakura intentaban llegar rápido a un lugar seguro, puesto Tarou no estaba en condición para pelear o defenderse ante la herida que tenía en su pierna.

— Tsk, es mejor que regresemos. No hay forma de subir con tantos de ellos.

— Tarou no está en condiciones para caminar tanto. Subamos y busquemos una manera de salir cuando este mejor — Propuso la chica mientras apretaba el agarre en la cintura de su novio provocando que el azabache rosa sus ojos mientras fruncía ligeramente su entrecejo.

— Bien, andando — Suspiro mientras se preparaba para correr. Tras alzar su bate hizo una seña corrieron con todas sus fuerzas, y en el trayecto se deshacía de algunos cuántos de ellos despejando lo suficiente el camino. Avanzaba a una velocidad moderada puesto la chica y el chico no podían moverse con total libertad; el por tener la pierna herida y ella por ayudarlo.

— Vamos Tarou, ya estamos por llegar — Le animo Sakura mientras apresuraba su andar aferrándose con mayor fuerza al contrario. El aludido le observo de reojo y sonrio levemente mientras intentaba seguirle el ritmo pues no quería ser una carga para ellos. — Sasuke-kun ¿Que pasara con Tarou? El fue mordido... — Pregunto preocupada la chica, mas lo ultimo lo dijo en un susurro dolido.

Ella debe estar al tanto de que quien es mordido es infectado. Uchiha podía notar el miedo en la chica tras hacer esa pregunta y el no tenía la sufriente valentía como para romperle el corazón la decirle la cruda realidad. Le observo de reojo y apresuro su paso al estar prácticamente con un pie sobre las escaleras. — Hay que pedir que una simple mordida no lo afecte — Respondió el chico mientras por fin llegaban a las escaleras.

— Je, soy más fuerte que eso Uchiha-san — Declaro el chico sonriendo con cierta pizca de arrogancia y gracia mientras subía unos cuantos escalones, sonrisa que se borro y fue remplazada por una mueca de intenso dolor. Sasuke frunció su entrecejo cuando el chico se inclino y escupió sangre.

— ¡Tarou!— Grito alarmada la chica. Al divisar más caminantes detrás de ellos apresuro su paso hasta llegar por fin al final de la escalera en donde estaba la sala de calderas y el tanque de agua. Además estaba la antena de la escuela justo allí. Está comenzando. Pensó con preocupación al ver a su novio escupir más sangre.

— Sakura llévalo atrás. Intentare cerrar el paso — Le grito Sasuke mientras buscaba unas cuantas cosas y las colocaba en la escalera haciendo una barricada improvisad. Al terminas se acerco a la chica quien miraba triste a su novio debido a que aspecto no era precisamente el mejor. — Ve y busca en aquella caseta una soga — Le ordena a la chica quien dudosa se levanto he hizo lo que le pidió.

— ¿Para que son Sasuke-kun? — Pregunto la chica mientras le entregaba la soga. Este no contesto y se acerco al peligris para pasar lentamente la soga a su alrededor y lo ato al barandal bajo la mirada desconcertada y furiosa de la chica que ciertamente no esperaba algo como eso por parte de Uchiha. — ¿¡Pero qué haces Sasuke-kun!? ¿No ves que está mal? ¡Y lo atas! ¿Que se te pasa por la cabeza? — Grito indignada la chica.

— Nuestra seguridad — Se limito a contestar en chico en un tono frió y con la mirada indiferente que hizo estremecer a la chica. Sakura sintió como su corazón dolía pues incluso si se habían distanciado y se tratabas como simples conocidos Sasuke jamas le había mirado de esa forma incluso si estaba enojado. — Ahora solo queda esperar — Finalizó mientras se alejaba del lugar.

— Pobre Uchiha-san — Dijo con burla y algo dé dificultad Tarou que no había perdido detalle de nada. Ante esto la chica lo miro confusa y con preocupación pues se estaba esforzando mucho.

— ¿A que te refieres Tarou?

— El solo se preocupa por ti y lo juzgas — Dijo divertido y con obviedad, más la chica parpadeo ingenua aun sin entender a lo que se estaba refiriendo por lo que el peligris alzo una ceja intentando saber si Sakura estaba bromeando o hablaba en serio. — Debe doler que la chica que te gusta haga eso — Dijo ya fastidiado y mirando incrédulo a su novia porqué fuera tan inocente con respecto a eso.

— ¡¿Ehh?! — Sakura estando toda roja al punto de parecer un tomate comenzó a mover sus manos de un lado a otro con frenesí intentando negar aquello. Podía esperar cualquier cosa menos eso. — ¿Qué dices Tarou? Claro que no le gusto a Sasuke-kun — Le dijo desesperada y negando dé forma exagerada con su cabeza.

— jeee — El chico le miro divertido y unas melodiosas carcajadas salieron de sus labios haciendo que Sakura le mirara embobada, había pasado mucho tiempo desde que no veía a su novio sonreír así. — Te ves muy linda, es una lástima que esa reacción no la provoque yo — Suspiro mirándola con dulzura mientras le acariciaba la mejilla con los nudillos.

— D-deja de decir tonterías...

— Sakura ¿Sabes? Y-yo siempre te amare — Esas palabras provocaron un vacio en el pecho de la chic quien tomo su mano y la sujeto con fuerza al sentir sus ojos picar.

— Tarou, no me digas eso. Suena como una despedida y tú ¡tú no puedes morir!— Sin poder evitarlo las lagrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras se apegaba un poco mas a el, sin importar el miedo que comenzaba a surgir poco a poco en ella.

— Sakura, a-aléjate de aquí. R-recuerda mis palabras — Susurro el chico mientras escupía grandes cantidades de sangre y se retorcía del dolor. Para Haruno era simplemente una tortura verlo ene se estado, sin embargo tampoco quería apartarse incluso si sabia que Tarou no le gustaría que ella le recordara de esa forma. Lentamente la pelirosa retrocedió con su visión empañada por las lagrimas.

— ¡Tarou!

— ¿¡Sakura, que sucede!? — El azabache llego alarmado por el grito que había soltado la chica anteriormente, mas la escena que vio le hizo tragar duro. La pelirosa se encontraba de rodillas llorando desconsoladamente y unos metros lejos de ella estaba el chico quien aparentemente estaba muerto, mas los movimientos de sus manos le decían lo contrario. Una vez que eres mordido no hay vuelta atrás, es como si su mordida tuviera una infección. Pensó el chico mientras apretaba los puños y miraba fijo a la chica quien ahora miraba un punto fijo en la nada mientras las lagrimas no dejaban de salir de sus ojos al escuchar como su novio quien ahora era uno de ellos intentaba liberarse de las sogas.

— Sakura, debemos irnos de aquí — Le murmuro el pelinegro mientras apretaba su hombro en son de apoyo. — Necesitamos salir de aquí y buscar ayuda — Con un tono suave le extendió su mano. La chica solo le miro con ojos llorosos y acepto levantándose con ayuda del chico y dio una última mirada al que era su novio. Aun no podía creer como aquello había pasado, todo fue tan rápido que aun le costaba creer que era real. Pero ahora debían salir de aquel lugar y buscar ayuda cuanto antes.


Vamos, es una pequeña adaptación de un anime que estoy segur muchos conocen. En un comienzo estaba demasiado apegado al guion original del anime por lo que decidí editarlo con el fin de que tuviese pocas cosas iguales; de esta forma me muestro como alguien con ideas y no solo una persona que no sabe que escribir y que solo cambia los nombres. Quiero decir por adelantado que no tengo planeadas parejas fijas, así que jamas sabrán cuales serán hasta que llegue el final de la historia. Incluso yo no se con que parejas armar aun, prefiero que todo surja a medida que escribo.