-- ¿A dónde vamos? – Preguntaba el pequeño a la mujer que le sostenía la mano.

-- Ya verás. – Se limitó a contestar.

Ambos caminaban por un pasto tan verde como el suéter del niño, que combinado con su cabello rubio lo hacía resaltar.

Tardaron al menos cinco minutos para llegar a su destino: una lapida color blanco con un solo nombre en ella.

La mujer entonces depositó las cinco rosas rojas color rojo que llevaba en su mano izquierda, una por cada año desde que él estaba ausente. Se arrodilló frente a la tumba y comenzó a llorar.

--¿Por qué lloras mami? –Se cuestionó preocupado Scorpius, se arrodilló junto a ella y la abrazó. -- ¿estás triste?

-- Si cariño.

-- ¿Quién esta aquí? Esta no es la tumba del abuelo.

-- Aquí esta tu padre. – Dijo finalmente Hermione. Abrazando a su hijo fuertemente mientras intentaba contener el llanto.

Seis años después ella regresaría a esa tumba como cada mes, pero ahora con una noticia que sabía le habría alegrado mucho a él si aún estuviera vivo.

-- Ayer fue el primer día de Scorpius en Hogwarts. – Le informó Hermione entre lágrimas. – Quedó en Slytherin, supongo que es igual a su padre… estoy realmente feliz de que así sea, al menos tengo una parte de ti aquí conmigo. – Limpió sus mejillas húmedas. Pero ya no podía mas, todo ese llanto acumulado en años se hizo presente.

De sus ojos brotaron lágrimas del mas profundo dolor que haba sentido en la vida.

– Prometiste que regresarías a salvo. – le reclamaba a la lapida. – Dijiste que cuando la guerra terminara estaríamos juntos… no tenías porque regresar con tus padres, si no lo hubieras echo estarías conmigo. – Mas lágrimas salían de sus ojos, ante el recuerdo de su en ese entonces recién esposo Draco, siendo asesinado en un descuido por su tía Bellatrix.

– Te extraño tanto. – Le susurró. Después de un rato de reclamos, declaraciones y sollozos Hermione se levanto y se fue a casa, no sin antes poner las once rosas rojas sobre la tumba, en donde estaba escrito Draco Lucius Malfoy 5 de Junio de 1980 – 24 de Mayo de 1998

-- Te amo Draco. Siempre lo haré. – Se despidió finalmente.