Luego del incidente de Callaghan, ya todo estaba tranquilo en San Fransokyo. Aún para la gente esos seis grandes héroes que detuvieron a ese horrible hombre Kabuki, seguían para todos siendo un misterio. Excepto para Tadashi, que seguía vivo y sigue orgulloso tanto de Baymax como de su hermanito prodigio.
Las clases se retomaron luego de los problemas. Honey seguía siendo la misma emocionada para la química y cada día se le veía un poco manchada de cualquier químico que estaba intentando crear algún nuevo invento que podría paralizar a cualquier ser vivo con unas de sus increíbles bolas química y claro, en secreto trabajaba su bolso que era su mini-laboratorio para siempre mejorarlo. Gogo, siendo ruda y ágil seguía con sus inventos de velocidad y adrenalina y por fin, pudo terminar esa bicicleta de suspensión electromagnética.
Wasabi con su toque de ordenado quisquilloso estaba mejorando y avanzando en sus proyectos de plasmas. Y bueno, Fred...seguía utilizando su ropa interior de reverso y doblada como un origami.
¡Bien! Todos estaban perfectos. Tadashi debido al incendio quedó algo lastimado de su pierna porque le había caído un escombro encima rompiéndosela y ahora utilizaba muletas, pero eso sería pronto que las dejara hasta conseguir una prótesis que su hermano Hiro se disponía cada noche a tratar de que fuera perfecta para su mayor héroe. Baymax cuidaba de Tadashi en casa de la tía Cass junto con ésta para que no se lastimara, aunque para el hermano mayor de los Hamada ya estaba cansado de recibir tantas atenciones y no poner en práctica algunas ideas para nuevo proyecto de robótica, no lo dejaban ni siquiera levantarse sin armar un escándalo la tía Cass.
Los grandes héroes estaban en el café de la universidad tomando un descanso. Todos compartían sus grandes avances, hasta que Fred notó algo raro.
—Oigan, oigan. ¿Esa no es la hija de Callaghan? —Decía mirando Abigail caminando con una ropa como si fuera alguna gerente—.
—Tienes razón, pero ¿qué hace acá? Pensé que seguía en rehabilitación —Gogo respondió mientras masticaba goma de mascar color azul. Infla el chicle para adentrarlo en su boca y romperlo como cual globo—.
—Salió de rehabilitación hace ya unos 6 meses. También el departamento de robótica de la universidad la aceptó para reemplazar el puesto de su padre —Honey Lemon habló mostrando en su tableta la información que salía en unos de los portales de noticias—.
Hiro al ver pasar Abigail tan cerca de su mesa, alzó su mano para llamar su atención para saludarla con una sonrisa algo nerviosa, pensando que tal vez lo recordaba por haber salvado su vida en aquel portal donde Baymax la encontró en un profundo sueño. Pero, ella al verlo, sólo le mostró su sonrisa muy simpática.
—Al parecer no nos recuerda —Pensó el pequeño Hamada que lanzó un suspiro de alivio. Sus amigos la miraban caminar hacia unas escaleras que iban a un ascensor y vieron que se dirigía hacia el último piso—.
Esto hizo que la curiosidad de Hiro se activara como un resorte.
—Oigan, hablando de todo. ¿Qué hay en el último piso? Cuando tuve mi recorrido por el campus ni lo mencionaron y es obvio que hay algo allá —Preguntó Hiro con una sonrisa Todos pararon de comer, excepto Fred que seguía devorando su sándiwch de atún—.
—Hiro, escucha con atención. Nadie toca ese piso sin una contraseña o alguna tarjeta de acceso, así que, no empieces a curiosear. Muchos estudiantes haciendo lo mismo, han sido sancionados y de verdad, creo que ya nadie quiere eso con una feria tan cerca —le respondió Wasabi mientras retomaba su comida que era un almuerzo al estilo japonés, claro no podía faltar ese excesivo orden de colores con respecto a su sushi junto con el arroz—.
—Así que...—La mirada del pequeño pelinegro fue hacia el último piso que sus paredes al parecer eran de cristal, pero lo suficientemente lejos para no ver nada. Al menos con los ojos común de un humano—quisiera saber…
Se escucha las campanas llamando a todos los estudiantes hacia sus clases interrumpiendo a Hiro de lo que iba a decir. Todos tomaron sus cosas abandonado la cafetería, allí era donde el grupo se separaba para cada clase. Hiro tomaba su laptop junto con esa pequeña libreta donde tenía dibujos de Baymax para mejorar cada día su funcionamiento como ayudante médico personal. Ya con la cafetería vacía, bueno no con tantos estudiantes, lo que parecía ser un chico casi de la misma estatura del más pequeño, con una sudadera de capitán américa con pantalones negro y convers azules. Escabulléndose con lo que parecía ser una simple patineta bajo su brazo.
Al entrar dentro de los pasillos de la universidad, donde podría mezclarse con los estudiantes que ahora salían de clases y caminaban a diferentes laboratorios o algunos llevaban carritos llenos de piezas de algún robot que iban armar o a mejorar. Da igual, se podía camuflar y eso era lo que buscaba para escaparse rápidamente de allí. Con lo mejor que pudo, tomó su patineta para poder deslizarse sobre ella con las manos dentro de los bolsillos de la sudadera. Como si nada, no pasaba nada; llegó hasta las escaleras donde había subido anteriormente para pasar hacia un ascensor, pero en este caso usaría otra cosa tan pública como eso.
El misterioso de la sudadera cerca de una planta estilo palmera que cubría o escondía una entrada secreta, bueno no tan secreta, era el bajante de la basura de los pisos de arriba, pero lo que nadie sabía que era un conducto lo bastante ancho y grande para ella y su patineta.
—Si me pagaran cada vez que hiciera esto...no, no hay tanto dinero en el mundo —Entrando al ducto de basura y lanza su patineta que se mantiene suspendida. De un salto se sube a ella y pisando un pedal esta sube con una velocidad increíble—.
Así es, este chico sabía bien de lo que hacía y no era la primera vez.
Claro no pudo esquivar un plato de espaguetti con albóndigas, pero bueno, el punto era llegar. Estar en el último piso salía al pasillo que era totalmente blanco que parecía ser que se iluminaba con cualquier pequeña luz que entraba por las paredes de cristal. Sacude su capucha de aquella pasta y se acerca a lo que parecía dos grandísimas puertas de forma ovaladas con los bordes de metal teñidos de dorados y la puerta como tal era de vidrio, pero parecía delicado aunque podía soportar hasta una bola de demolición.
Todo era un silencio sepulcral. El misterioso de la sudadera de capitán américa saca del bolsillo de su pantalón lo que sería un destornillador ordinario y corriente. Pero, el apretar el mango y la punta de la herramienta salen algunos cables que se adueñan de la caja electrónica que era la responsable de abrir aquellas delicadas puertas del último piso; aquellos cables lanzan una mínima descarga eléctrica dejando abrir sus puertas, aunque primero salió del piso un micrófono y una pantalla que decía identificarse.
—Ananda Higurashi —Imitó la voz de lo que sería de una chica ya mayor. Tocó la pantalla copiando los datos. Eso fue suficiente para engañar aquella segunda seguridad dejándole el paso libre adentrándose al legendario último piso—.
Al entrar, se quita la capucha ese ser misterioso dejando libre una abundante y rubia cabellera. Un leve suspiro salió de los labios carmín de la chica, sí, era una bonita, muy bonita chica. Al entrar mira el grandísimo laboratorio donde había personas desde jóvenes hasta mayores de edad estudiando, tomando nota, con una herramienta en la mano o algunos explicando algunos planos a otras personas. Como había robots de aquí para allá.
Ella sube a lo que es una plataforma circular que comenzaba a flotar y llevarla hasta un laboratorio que simplemente estaba un poco más arriba. Se baja para caminar hacia el laboratorio abriendo la puerta como si fuera su casa.
—Vamos, deja de fastidiarme Claus —Se escucha una voz femenina que venía del lado derecho. Alli la encontró—.
—Buenas tardes, hermanita.
—¿Uh? —Una chica de cabellos azabaches y ojos avellanas volteaba a verla. Su cxabello estaba sujetado con una cola alta de caballo, y una bonita sonrisa cansina adornaba su joven rostro—.
—¿Qué? ¿No puedo venir a fastidiarte? —Preguntó un poco sarcástica la menor de la habitación mirando que a su hermana un pequeño robot cuadrado y con una escobilla comenzaba a limpiarle las piernas por estar llena de grasa.
Fastidiada ya, la pelinegra le da una patada con su pie deslizándolo hacia una pequeña montaña de desperdicios de piezas de polietileno.
—Hola, Sakura —Le sonrió a la pequeña rubia acercándose a ella—si te dijera que no, ¿me creerías? Te dicho ya varias veces que no puedes entrar aquí. Es un lugar PROHIBIDO —A lo último tomó lo que era un megáfono gritándole a su hermana y desordena su cabello por la fuerza del grito—.
Ananda se acerca a una pared bajando una pizarra y tomaba un marcador.
—Repite después de mí. PRO-HI-BI-DO —Sakura la rubia, remiraba los ojos suspirando con fastidio y degradado—.
—No tengo 5 años.
—Pues, parece. Dale gracias al cielo y a Abigail que eres tan escurridiza como el agua y entras en cualquier parte.
—Lo siento, pero es aburrido estar en casa esperando a ver si esta noche llegarás a casa. Es todo —finalizó Sakura y tira su patineta al aire. Esta cae en su mano del tamaño de un dije de collar. Se había transformado—.
Suspiró la hermana mayor tomándose la parte lumbar de su espalda. No había remedio, Sakura era tan genio como ella, asi que dejó el drama para irse a otra parte del su propio y gigante laboratorio. Aunque Claus la seguía para poder limpiar su pierna que tenía grasa.
—Al menos dime que alguien no te vió —Volteo a ver a su hermanita que estaba en su computadora que no despegaba su mirada azul de la pantalla—.
—Nadie, allá abajo parecen los zombies. Al menos los robots corren de aquí para allá —Respondió Sakura tecleando abriendo varios portales investigando—.
Ananda abandonó la conversación para irse a trabajar en su mesa que era de vidrio bastante grueso y de patas de acero teñidas de color azul cielo que contrastaba con las paredes blancas del lugar. Había algunos planos encima de un modelo que estaba dibujando, más con unos juegos de geometría y al lado estaba una pantalla que así podía mover, dibujar y crear al mismo tiempo. Sakura estaba por su lado investigando a escondida alguna carrera en un portal secreto en la Internet; su hermana como toda hermana mayor odiaba que fuera a esas cosas, pero no importa, ella nunca estaba en casa y así que no podía detenerla.
La pequeña Higurashi tenía los mismo problemas que Hiro al principio, no le gustaba entrar a la universidad. Lo consideraba una pérdida de tiempo y además estaba contenta con ser una científica independiente. Ananda ya se le habían agotado las ideas de persuadir a su hermana y hacerle ver que era realmente genial estudiar aquí, pero eso significaría una pelea más y hasta con palabras hirientes por parte de la rubia. De por si, ya era pesado con cargar la universidad encima, la presión por salir de su laboratorio y aquellos rumores de que ella era alguna mutante con inteligencia de otro planeta.
Se escucha la puerta la puerta deslizarse hacia arriba dejando pasar a Abigail. Era la segunda visita que recibía de ella.
—¿Ya lo pensaste? —Preguntó la mujer con una sonrisa simpática que le brindaba a todos—.
—¿En serio creíste que lo pensaría? —Ananda ni siquiera se molestó en girar la cabeza para encararla. Estaba ocupada con sus proyectos para el final de año que presentaría en una convención en otro país. Pasaba su mano dibujando en la pantalla de creaciones—.
—Vamos, Ananda. Sé que mi padre te colocó aquí porque se lo pediste hace mucho tiempo. Porque querías un tiempo a solas, pero ya van más de cinco años en eso, ¿no crees que es hasta un poco infantil no salir? —Suspiró la castaña hija de Callaghan—.
Sakura al escuchar la conversación se acerca un poco oculta por un robot desactivado. Lo había creado su hermana hace poco, pero se le había roto a la cámara impidiendo a la máquina pudiera ver donde pasaba, así que la desactivó. Miraba nuevamente a su hermana junto con Abigail que de nuevo la estaba alentando a salir de su "cueva" y dar clases al departamento de química o al menos de mecánica, pero era inútil. Nunca lo supo el por qué, y n podía sentir esa enorme curiosas de gato que le encendía.
—Al menos, ¿puedes ir a la feria? —Abigail lanzó aquello como su última carta—.
—¿Feria? ¿Cuál feria? —La mira la pelinegra que recibió de parte de su colega un papel colorido de una feria que se haría en la universidad. Cuando leyó...—"En honor a Ananda Higurashi"...
—¡Si! Todos los departamentos estuvieron de acuerdo en esto. A pesar de que te encierres como un ratón por miedo a los gatos, has hecho que toda la universidad avance de manera increíble.
—¿En mi honor? Sólo quieren saber si soy aquella anciana. Según muchos no podrían soportar la impresión que soy tan igual como ellos.
—Por favor, Ananda. Piénsalo. Será muy divertido, hay muchísimos inventos nuevos allá abajo, te encantarán.
—Abi —Le dijo con tono de ternura Ananda con ese seudónimo—Gracias, pero diles que no. Lo siento.
—Pero...—Recibió la subida de mano en su rostro. Significaba que es todo, que la dejara trabajar—.
Sin más, la hija de Callaghan se va derrotada. Todo esto pasó a los ojos de la traviesa rubiecita que se acercaba a su hermana que estaba creando unos cascos para los astronautas que se lo había pedido el gobierno.
—Así que...—Comenzó hablar Sakura—Una feria ¿no? Wow, se nota que eres alguien importante para hacerte una en tu honor. Ni siquiera estás muerta.
—No me importa —Respondió fríamente trabajando—.
—Mmm, ¿te molesta que me quede con el folleto?
—No, quédatelo. Sería bueno que te presentaras, tal vez así ganes alguna inscripción.
—Si, si, claro. Ya me voy, te veo luego, hermanita —Sakura se marcha del laboratorio y sólo recibió como despedida un saludo de su hermana agitando su mano—.
Por otro lado, en la Tierra de los Nerds. Wasabi miraba el panfleto grande que estaba pegado en la pared de allí, estaba que no podía respirar de la emoción. Honey Lemon, preocupada se acerca a él, pero este sólo señala el panfleto y comienza a gritar la latina abrazando al moreno que comienzan a saltar bastante animados.
Tanto escándalo llamó la atención de Gogo y Fred, al leer el póster se dieron cuenta del legendario nombre de "Ananda Higurashi".
—Oigan, ¿pero qué les pasa? —Pregunta Gogo masticando su chicle como siempre—.
—¡POR DIOS, MIREN! —Honey tomó el póster de la pared señalando escandalosamente entre grititos el nombre de la joven científica que nadie sabía su origen y ni siquiera su edad—.
—¿Ananda? ¡Wow! Es la chica que es como un extraterrestre. He escuchado que es un fantasma nada más y que la inventaron para darles aliento aquellos estudiantes. Aunque yo digo más que es un fantasma mutante con inteligencia fuera del planeta ¡COMO UN SUPERHÉROE!
—Honey Lemon y yo somos fans de ella. Aunque no hemos visto ninguna foto de ella en las convenciones, creo que lo prohíbe. Al parecer su identidad es muy secreta. Pero sus inventos son de lujos, inventó aquella prótesis de brazos que con células madres de la persona a quien amputaron —Contaba Wasabi ya un poco más calmado—Dios, si va a la feria tendré que ahora trabajar en algo que valga más la pena que mis láser de plasma.
Hiro entraba junto con Tadashi, este venía atrás con Baymax.
—Hola chicos —Saludó Tadashi sintiéndose como en casa al sentir ese aire de ciencia en su laboratorio—.
—¡Tadashi, amigo! ¿Qué tal todo? —Sonríe el hombre vestido de lagarto tomándole el brazo agitándolo saludándolo. Gracias al cielo que ya estaba recuperado—.
—Bien, gracias a Baymax y sus cuidados más la intensa tía Cass, he mejorado —Sonríe el pelinegro mayor de los Hamada—.
—Tadashi ya está presentando mejorías de sus quemaduras de tercer grado —Se escuchó hablar a Baymax con ese tono tan neutral y tierno—.
—Nos alegra que ya hayas llegado, pronto podrás estar con nosotros—Gogo le habló alentándolo—.
—¿Y qué les pasa a esos dos? —Hiro señala a Honey a Wasabi hablar intensos leyendo un panfleto que estaban sus manos—.
—Ah, es que Ananda Higurashi vendrá por primera vez luego de muchos años a una feria que hicieron en su nombre —Le respondió Fred con una linterna debajo de su barbilla como contando historias de terror—.
—¿Por qué la linterna? —Preguntó Hiro confundido—.
—¿No sabes? ¡Ananda es una mutante! Pero, eso es genial. Adoro a los mutantes, son como superhéroes.
Los hermanos Hamada encogieron sus hombros por la respuesta de Fred. El mayor se acercó hacia aquellos dos emocionados por la feria y piensa un poco.
—Seria bueno participar, presentaré a Baymax. Ni siquiera Callaghan lo vió el día que viniste por primera vez, Hiro. Así que sería algo nuevo —Dijo mirando a Baymax—.
—Tadashi, ¿estás seguro? Aún andas en muletillas por...bueno —Suspiró Hiro al recordar el accidente y la pierna rota de su hermano. Aún no terminaba la prótesis para él—.
—No te preocupes, estoy bien. Baymax lo presentaré y él me cuidará a mí al mismo tiempo. ¿No es asi, amigo? —Sonríe Tadashi observando a Baymax—.
—Si eso hace mejorar tu estado de ánimo, me parece perfecto —Respondió el gigantesco malvavisco—.
—Bueno, pero, tendrás que hacerle unas actualizaciones. Tengo las perfectas para Baymax, he estado trabajando en él y...—Hiro se calla al ver a Sakura con su identidad oculta tras esa sudadera encima de su patineta que se deslizaba sobre ella, como si nada—.
Ella voltea a verlo, pero simplemente sigue, aunque lo que no sabía que era el centro de atención debido a Claus. SE HABÍA ESCAPADO SIGUIENDO A LA MENOR DE LAS HIGURASHI.
Todos en el laboratorio sorprendidos miraban al pequeñín robot perseguir a Sakura. Honey Lemon y Wasabi no tardaron ni mitad de segundo en darse cuenta que era los primeros inventos de Ananda Higurashi.
—¡Por Dios! ¡Es CL.09! El robot escobilla de Ananda —Decía Wasabi emocionado y lo suficiente fuerte para que Sakura se congelara del susto—.
—¡CLAUS! —El robot se detiene por el grito de la rubia oculta bajo su capucha—¡Joder, mi hermana me matará! —Hiro se sorprende al ver que la patineta por debajo comienza a flotar y con una gran velocidad, Sakura toma entre sus manos a Claus para irse volando sorprendiendo a los estudiantes y claro a las cámaras de seguridad—.
—¡No, espera! —Gritó Honey Lemon llamando la atención de Claus y este de un salto se baja de sus manos para correr a la latina que tenía rastros de pintura en su bata de laboratorio—.
—¡Claus! —Llamó Sakura, pero era inútil. Ese idiota de robot no le hacía caso si no era su hermana mayor. Pero, un accidente pasó que al darse la vuelta con su patineta suspendida en el aire, no calculó bien la velocidad y se adentró al laboratorio para luego llevarse todo por delante y claro, caerse encima de varios inventos de los chicos—.
Sakura cae inconsciente sobre unas manos robóticas de ayuda. Claus estaba ocupado limpiando la bata de Honey y todo era un desastre. El último pensamiento de la chica de la patineta fue "mi hermana me matará".
Todos preocupados se acercaron al desastre, Tadashi estaba siendo protegido por Baymax gracias a la orden de Hiro. Miraron a la chica que se le había caído la capucha dejando ver que era una chica, Fred junto con Hiro la levantaron de allí sacudiéndola de vidrios rotos por los tubos de ensayo como matraces de Erlenmeyer.
—Creo que lo mejor es que la acostemos —Sugirió Gogo—.
—Baymax, escáneala —Ordenó Tadashi preocupado por el accidente—.
—Escaneo completo —Anunció el robot enfermero—Sufrió una pequeña continuación contusión en la parte temporal del cráneo. Mis escaneos indican que el desmayo es algo normal del golpe. No presenta tampoco hemorragias internas, sugiero vendar la lesión para evitar infecciones —De su brazo de globo sacaba un vendaje médico para curar a la pequeña Higurashi—.
—Perfecto, al parecer solo fue un mal golpe —Suspiró aliviado Tadashi aliviando a todos—.
—Que extraño.
—¿Qué cosa, Hiro?
—Ella parece de mi edad, pero jamás la vi antes en mis clases o alguna clase de los chicos —Respondió Hiro extrañado—.
—Sí, es verdad. Además, este pequeñín debería estar con su creadora en el último piso ¿no? —Wasabi tenía en sus manos al pequeño robot que tenía malhumor ya que no lo dejaban limpiar—.
—¿No será alguna ladrona?
—Eso lo averiguaremos cuando despierte. Por ahora, dejémosla descansar —Dijo Gogo mirando a Sakura inconsciente encima de un puff grande en forma de lagarto que tenía Fred para dormir—.
Todos se fueron, hasta Tadashi para ayudar arreglar todo.
Hiro le dió un último vistazo a la chica que compartía edad. Miró la patineta, intentó tomarla, pero esta de la nada se vuelve diminuta como un collar.
—Se encogió...al saber que la tomaría para guardarla —Susurró Hiro al ver la palma de su mano la misma patineta, pero en forma de dije—.
—Sí, está configurado con mi mente. Sabe cuando alguien la robará o la guardará. Es más sencillo de ese modo —Escuchó hablar detrás de él que la pequeña rubia de larga cabellera se levantaba—¿no me morí verdad?
—No lo creo —Respondió nervioso el pequeño pelinegro—.
Sakura rió un poco confundida para luego volver a caer dormida.
