- ¿Sabes, Issei? Nunca podré agradecerte que me salvaras de mí misma, cada día estoy más contenta de haberte conocido.
Issei despertó con estas palabras que Rías susurró a su oído, lentamente abrió los ojos y lo primero que vio fue...
- ¿Pechos?
Por más que los veía siempre le provocaban la misma sensación de excitación y sorpresa. Rías se encontraba en su cama, desnuda, y acariciándole.
- ¿Buchou, qué haces aquí?
- Te vi dormido y me apeteció unirme.
- ¿Y por qué estás desnuda?
- No consigo dormir si estoy vestida - esto lo dijo con total naturalidad, pero a Issei le pareció tremendamente sexy e hizo que se sonrojara. Rías apretó la cabeza de Issei contra sus pechos.
Era extraño que Asia no apareciera de repente para evitar que estuvieran a solas, o Akeno para tratar de robarle por un momento Issei a Rías.
- ¿Dónde están las demás?
- Oh, Issei, ¿Qué importa eso? - Su cara cambió de expresión y su aura indicaba que esa pregunta le había hecho enfadar.
- No, Buchou..
Rías se vistió y cruzó la puerta de la habitación. Issei la siguió, pero justo al cruzar la puerta se encontró a Akeno.
- Ara ara, Issei. ¿Qué tal está tu brazo?
- Ah, hola Akeno, bien, por ahora no me da problemas, gracias por preocuparte.
- Es una lástima que todavía no tenga que succionar tu energía, me gustan mucho nuestros encuentros. - Al decir ésto acarició la mano de Issei.
- Lo siento Akeno, tengo un poco de prisa.
Pero antes de que pudiera soltar su mano, Akeno le dio un beso en el dedo índice y lo lamió con su lengua. Esto dejo a Issei paralizado y no pudo soltarse, la cara de satisfacción que ponía Akeno mientras metía sus dedos en la boca y los acariciaba con la lengua, resultaba irresistible.
Una presencia que no habían notado apareció a su espalda.
- Akeno, ¿no crées que te estás excediendo?
- Ara ara, Buchou, sólo estaba satisfaciendo a nuestro querido Issei.
- Estaba esperando a Issei y has hecho que se retrasara. - Rías dejó ver su aura enfadada a modo de amenaza.
- De todos modos ya me iba, nos vemos en otro momento, Issei.
Akeno se alejó por el pasillo y quedaron solos Issei y Rías.
