Me convertí en un acosador
Caminaba, caminaba y seguía caminando en círculos, con los nervios en punta, pensando como conseguir una mina de oro y diamantes o algo parecido. Ese era el actual Aomine Daiki, una persona cuyos objetivos en la vida los conseguía por si solo. Algunas pocas veces escuchaba a consejos de Momoi, su amiga de infancia, pero tampoco se dejaba controlar por caprichos de ella, la mantenía al margen. Había veces que se dejaban de hablar por varias semanas por peleas sin tanto sentido y es que son muy distintos. Lo único que tal vez llegarían a tener en común es el basquet, o que se dejan llevar por las emociones, para todo lo demás eran agua-aceite.
Momoi por una semana no se cruzó con Aomine. Ya en la próxima, mas desocupada, se acercó al techo para visitarlo un momento. Hablaba con el como lo suele hacerlo a menudo, después de todo es su amiga de años, solo que al momento de decirle lo mas duro no encontró las palabras apropiadas. Era una estupidez, aún así se arrinconaba interiormente.
Dijo que no se encargaría de darle mas dinero o ir a comprar revistas de mai-chan por el. Un golpe bajo para Aomine. No quiso dar tantas explicaciones, solo recalcó estar ahorrando dinero para ``cosas importantes´´ .
Ella compraba eso mas que nada para tenerlo bajo control o como una forma amenazante para que asista a las practicas con sus compañeros. Y que maldad tenia con el negro porque Satsuki hacia distintos tipos de amenazas relacionadas con revistas. La mas conocida era acercar un fósforo encendido a la revista. En definitiva, la mejor manera de mantener bajo control el tema del basquet.
Sin ya nada mas por decir, se retiró dejando de vuelta a su amigo en silencio y confundido con lo último que dijo.
Los días pasaban igual y Aomine seguía lo de costumbre, vaguear en el techo de la preparatoria, comer, concentrar energía en el basquet y hablar con Momoi. Solo una pequeña diferencia molesta: Ya no mas de su tesoro preciado.
Cada semana salía una nueva, Aomine llevaba dos semanas sin tener revistas y veía a mai-chan por todos lados. Y no solo con esta señorita, también había otras que le apasionaban. Es un amante pervertido de las tetas.
Aomine estaba en un estado de abstinencia y si razonaba, los padres le daban el dinero suficiente para comprar lo que mas desee. Es el quien no se atreve a invertirlo en eso.
Desde niño le enseñaron que el dinero ``solo se utiliza para lo principal´´ y ya de mas grande el continuaba respetando eso. Estimaba mucho a sus padres y además ¿Qué dirían si se enteran que en vez de comprar el almuerzo en el colegio o pagar alguna cuenta utilizaba el dinero para revistas xxx? De solo pensarlo Aomine sentía incomodidad.
Parece de los chicos que le importa poco lo de su alrededor, sin embargo existía cierto respeto y otras cosas guardadas bien en el fondo total de su interior...
Daba vueltas en el techo, como si fuera de esos suicidas dudando en matarse.
- Tsk...Esto esta pasando por culpa de esa tonta Satsuki, si tan solo me explicara que le pica. Pero no, tiene que ``ahorrar´´ y seguro es para algo mas estúpido que mis queridas y valiosas chicas de revistas. - Se quejaba Aomine entre dientes pensando que hacer en una situación como esta.
A la salida, yendo por un sendero transitado de estudiantes, seguía igual de inquieto pensando de donde extraer dinero. Tenía que conseguir trabajo si o si aunque le de flojera, otra opción no quedaba. Algo de medio tiempo que no rompa con sus horarios de la preparatoria.
No tenía caso, tenía que pedir ayuda.
*mmm... Murasakibara gasta su dinero en dulces pero seguramente no trabaja, es un vago incluso mas que yo. Akashi puede comprarme la mansión playboy si el quisiera usar su amabilidad absoluta pero es un malvado mezquino y no pienso acudir a el. Tetsu con Kagami gastan todo en el maji burger. No entiendo como no se cansan de Hamburguesas y batidos de vainilla, tampoco trabajan. Midorima tiene esos objetos de la suerte y no parece tener empleo. Entonces el único que tiene una ayuda para mi es... Kise. * - Se detuvo a sentarse en una banca, sacando su celular del bolsillo.
- ¿Si? ¿Aominecchi? -
- Kise, que bueno, has contestado. -
- ¡Aominecchi! Estoy sorprendido. Estas llamándome ¿Verdad? No me digas que paso algo malo. - preguntaba sin todavía creer con quien hablaba.
- Claro que no, solo necesito preguntarte algo. -
- Dime. -
- Tu que trabajas modelando ¿No puedes hacer un lugarcito para mi? -
- ¿Quieres una cita Aominecchi? Eh... lo siento, justo en este momento no puedo darte lugar porque estoy entrando a una sesión. ¿Qué otro día tienes libre asi nos vemos? -
- ¡No idiota! Pregunto si no hay trabajo disponible para mi en ese lugar. -
- Ah...- suspiró - No lo se, debo charlarlo con los jefes de aquí ¿Qué te parece si pasas y vemos que hacer? -
- Okey, ya nos vemos entonces. - cortó rápido.
Tomó el primer transporte dirigiéndose hasta donde Kise estaba. Sentía en una parte alivio porque tal vez encontró fin a su problema y por otra estaba la frustración de la dependencia hacia otro, que justamente era el mas idiota, Kise Ryota.
Cuando llegó, Kise a gritos eufóricos lo llamaba a cierta dirección. El rubio se encontraba en una especie de camarín, sentado mientras se peinaba.
- Que alegría verte Aominecchi - Decía mientras seguía pasándose el peine por su cabello - Sabes... me gusta prepararme por mi mismo, no me agrada tanto que otros vengan a vestirme o maquillarme, se torna tedioso. - Tomó la mano de Aomine y la llevó hasta su cabello - ¿No es suave? -
Aomine se limitó a responder esa pregunta. Cuando tocó el cabello de Kise inmediatamente notó que si era muy suave y que estaba bien cuidado. Cosa rara para el que lleva el pelo medio revuelto y nunca se peina.
No quiso darle un cumplido y quito su mano cambiando el tema de conversación.
-Kise ¿Has preguntado por trabajo para mi? -
-Ya he hablado con un superior pero me dijo que primero quería verte. -
- ¿Y donde lo encuentro? -
- Tienes que esperar hasta que finalice la sesión. Seguramente estará ocupado con la escenografía y otras cosas. -
- Esta bien, esperaré a que termine - Contestó mientras salía del camarín a sentarse en algún lado mas alejado y evitar estorbar.
Observaba con atención los movimientos que la gente trabajadora de allí hacia. Las selecciones de ropa, el lugar donde se toman las fotos, las camaras con sus respectivos camarógrafos y otra gente que tomaban notas en silencio.
Ya cuando estaba todo listo, ahi recién salían los modelos. Kise no se encontraba aún, primero estaban otros compañeros delante que para el gusto de Aomine, les daba sueño verlos. ``Tremenda estupidez que cualquiera puede hacer´´ decía por dentro o al menos eso es lo que creía hasta cierto momento en el que cambio de opinión ni percatandose del por que.
Cuando Kise se presentó con esa enorme sonrisa reluciente, Aomine se despertó y el aburrimiento de alguna forma desapareció. Por supuesto, no es lo mismo ver a una fila de desconocidos y luego a un viejo compañero.
Se acercó un poco mas con las manos en los bolsillos delanteros sin quitarlos de allí, mirando con mas interés al rubio sin perder un solo movimiento las poses que hacía. Hasta le daba la impresión que la cámara junto al camarógrafo estaban enamorados de Kise, sacando una, otra y otra fotografía sin detenerse. Tenía una chispa enorme para hacer su trabajo, y lo estaba contemplando tanto como si fuera la mismísima mai-chan quien estaba frente a el.
No iba a negarlo, tenía talento para modelar además de ser un chico simpático y lindo.
Un lagro rato pasó y la sesión finalizó. Kise corrió con esa sonrisa de siempre hasta lastimosamente tropezarse con unos cables chocando su cabeza con el hombro izquierdo de Aomine.
-Perdoname Aominecchi, de verdad. - agachó su cabeza mirando al piso dolorido por el golpe.
- ¡Já! Te pasa por idiota! ¿Pero eso no se te quita no? - se burló Aomine sacando la lengua.
- ¡Tu eres el idiota que no se molesto en agarrarme o al menos correrse! - Respondió mas alterado frunciendo el entrecejo -
-Ya esta bien ¿Dónde esta tu superior? -
-Ahi esta acercándose, suerte. - le guiñó el ojo y se dirigió al camarín para cambiarse.
El superior lo miraba intimidante haciéndole preguntas como el por que quería trabajar en un lugar como este, entre otras sobre familia, alimentación,edad y un poco de todo.
-Bueno, por ahora tu trabajo va a ser limpiar el lugar y servir de comer a los jefes. Si te piden algo vas y se lo compras con lo que te den ¿De acuerdo? -
-Acepto. - Asintió un poco confuso
-A partir de mañana puedes comenzar. En la salida del edificio hay una cartelera con los horarios de las sesiones semanales. Recuerda traer completa la planilla para mañana - Le entregó un papel.
-Muchas gracias y hasta luego. - Se despidió del jefe y salió para ver los horarios.
-...Así que puedo venir los días necesarios por ser un estudiante...- Se detuvo a pensar. - Creo que con tres veces a la semana estará bien. De todas formas no afecta a mis horarios, genial.-
Por detrás lo detuvo Kise antes de que Aomine pueda irse.
- Aominecchi. Se pronuncia gracias, gra-cias. -
- hmm... bien. Gracias Kise. -
- ¿Y? ¿Te dieron lugar para modelar? -
- No. Solo voy a limpiar por ahora. -
- ¡¿Eeh?! Que extraño... - continuó hablando con la voz un poco mas baja. - Si Aominecchi lo tiene todo para ser modelo, es sensual. -
- ¿Qué has dicho Kise? No te oigo bien si hablas bajo. -
-Nada Aominecchi. - Sonrió rascándose la cabeza.
- ¿Vamos juntos hasta la estación? - Propuso Aomine repentinamente.
-Quisiera acompañarte pero ¿Vez a esas chicas que estan afuera? - apuntó disimuladamente.
-Si. ¿Qué tienen? -
- Seguro van a pedirme fotos con ellas, autógrafos o tal vez que me quede a hablar un rato con ellas... -
- Entonces me adelanto. Igual nos veremos algunos días seguro. -
- Bien, adiós entonces. - Se marchó el rubio hacia adentro del edificio.
Él, ya conforme con su trabajo, se volvía a casa haciendo lo anterior, encaminar hasta la estación.
Por detrás las chicas a las que Kise había apuntado hace un momento lo estaban siguiendo por detrás. Entonces este se da vuelta para ver que es lo que sucedía, que querían o que estaba pasando.
-Sentimos mucho si lo asustamos señor. - Dijo una niña muy bonita que venía entre todas las otras.
- ¿Qué necesitaban? -
-¿Usted es cercano a Kise Ryota? -
- Algo así. -
-Entonces es usted a quien estamos buscando. -
Ahí es cuando Aomine si tener un momento en paz ese día volvió a perderse un poco con el comentario de unas chicas que no tenía la menor idea de que era lo que querían.
-Mi nombre es Natsuki, un gusto conocerlo. Soy la encargada del club de fanáticas de Kise, nuestro amado rubio. La verdad es que al verlo tan cercano a Kise nos imaginamos que usted puede ayudarnos. -
- ¿Y en qué puedo ayudar? -
- Simple, solo queremos saber mas sobre Kise. Información para ser mas exacta. - Respondió Natsuki acomodandose el cabello hacia un costado.
- Lo siento, yo no doy información a cualquiera y además ¿Sobre Kise? Que tontería es esa. - Se dió la vuelta y siguió caminando.
-E-espere. Le daremos recompensa, entre todas podemos darle buena propina. -
Aomine se detuvo y quedó en silencio unos minutos planteandose varias cosas.
*Tsk... Estas niñas. No les daré información demasiado privada pero... lo de la propina no es mala idea. No es un trabajo dificil, además... Puedo engañarlas un tiempo, les diré la información principal, lo que yo mas se de el, aunque no sepa tanto, pero seguramente les hará feliz eso. Bien... -*
- De acuerdo - Les dijo Aomine decidido de acuerdo a su plan.
- Muchísimas gracias señor. - Le agradecía Natsuki por parte de todas.
