Corazones de Cristal
Advertencias: La historia que a continuación presento puede presentar escenas y temas no aptos para menores. Lea bajo su propio criterio.
Ni los personajes ni Tokio Mew Mew me pertenecen.
Bien, antes de iniciar con la historia me gustaría primero que nada aclarar unas cuantas cosas sobre la trama de esta. Hace tiempo me encontraba trabajando como edecán en una sala de conferencias, fue ahí donde escuche a una joven y hermosa mujer hablar sobre su desafortunada vida. Su historia se quedó grabada dentro de mi mente dándome vueltas una y otra vez hasta que por fin decidí escribirla en forma de Fanfic. Aclaro, la historia que aquí presento está basada o inspirada en cierta forma en la vida de aquella mujer, mas no es expresamente su vida. En "Corazones de cristal" Ichigo tendrá que sufrir la misma desgracia que cambio la vida y el destino de aquella mujer, el problema es el mimo, el camino y las personas son distintas, el final solo depende de ellas… de cada una de aquellas mujeres que un día también fueron víctimas de este abominable delito.
"Corazones de Cristal" es un tributo a la mujer, a su valentía y sobre todo al gran amor que poseen.
PREFACIO
El auto avanzaba a gran velocidad en medio de la oscuridad, ambos observábamos las luces del camino en completo silencio, ignorándonos, evitando las miradas, molestos con el otro, pero más que nada, con nosotros mismos. Esa noche habíamos discutido por cosas tan simples y tontas que no valían en lo absoluto la pena, y ahora que lo pienso, si aquel día no hubiésemos discutido, nada de esto hubiese pasado, mi futuro no se habría precipitado de esta forma y todos seguramente tendríamos una vida más tranquila, más segura, más planeada y sobre todo, menos dolorosa... Pero... si aquel día Aoyama y yo no hubiésemos discutido y si después yo no hubiese soportado todo esto... hoy yo no tendría la dicha de conocerte...
Por eso... no me arrepiento de nada...
1 Capitulo Un ángel
El auto se detuvo en seco, me aferre de lo que pude y cerré los ojos, realmente estaba asustada y molesta. Estaba cansada de su actitud arrogante, fría y burlona. Me miro con esos ojos inexpresivos, y yo, temiendo que el auto volviese a arrancar, me quite rápidamente el cinturón y salí del auto.
-Dime Ichigo ¿qué es lo que deseas he?
-¡Ya te lo dije Aoyama, que pares de una vez! Es suficiente, no quiero volver a discutir contigo. Me voy a casa.
-Sube al auto, te dije que yo te llevaría.
-¿Y seguir discutiendo? No gracias, no queda muy lejos mi casa solo caminare un poco y me servirá para reflexionar.
-Como gustes. No te pienso rogar. Nos vemos Ichigo y piensa en lo que te dije. Si realmente me amas...
-Si te amo, lo sabes, pero me desespera tu actitud. Hasta mañana. Ten cuidado...
Aoyama arrancó el auto y pronto lo perdí de vista en la oscuridad, entonces la soledad y el silencio me inundo y comencé a caminar por las calles desiertas de la cuidad. Sabía bien que mi casa no estaba tan cerca como le había dicho a Aoyama, ambos lo sabíamos, mi casa estaba casi a 3 kilómetros pero que importaba eso, Aoyama no estaba, no había quien me gritase, quien me hiriera y eso era lo importante.
Eran la 1 de la madrugada, el camino a casa era largo y sinceramente estaba muy cansada. Caminaba no por que quisiera llegar a casa, sino porque no encontraba otra cosa mejor que hace, caminaba por inercia, como si estuviese muerta, y cuando me di cuenta, mis pies me habían llevado a un lugar desconocido para mí. Intente regresar sobre mis pasos pero al dar vuelta en una esquina el temor me inundo dejándome paralizada.
Frente a mí, a no más de 10 metros, cuatro hombres se encontraban intentando abrir un auto, dos de ellos me miraron y sonriéndose maliciosa y lujuriosamente se codearon con los otros dos quienes dejaron inmediatamente el auto y comenzaron a avanzar hacia mí.
Me inundo el miedo y comencé a alejarme de ahí, primero lentamente aparentando valentía y rogando que así se olvidasen de mi, pero luego, al voltear y descubrir que venían ya muy cerca de mí, eche a correr.
Corrí lo más rápido que puede, he intentado escapar de aquellos hombres di vuelta en una esquina, estaba segura que al otro lado encontraría la calle principal, pero en vez de eso me encontré con un callejón sin salida, di vuelta para salir de allí, pero ya era tarde, dos de aquellos hombres se encontraban obstruyéndome el paso, pronto los otros dos llegaron también y comenzaron a acercarse a mi lentamente. Gruesas lágrimas rodaron por mis mejillas, deseaba gritar con todas mis fuerzas pero la garganta no cedía, deseaba escapar de ahí, que alguien llegase y me salvase, deseaba morir antes que estar en aquel lugar. Retrocedí lo mas que pude, y cuando mi espalda toco la pared del callejón supe que ya nada me salvaría...
….
Oscuridad, soledad, silencio... ¿ES ESTO LA MUERTE?
No, no lo es, aun estoy viva... ¿Por qué? ¿Por qué no morí?
Aun sentía sus manos sobre mí, su asqueroso aliento a alcohol y drogas...
Lagrimas de rabia e impotencia bañaron mi rostro, me aferre a mi misma y ahí en el suelo maldije mi suerte y a aquellos que me habían herido, llore de ira e impotencia al comprender que ya nada sería igual, ellos me habían violado y yo no podría hacer nada al respecto. Me habían usado, me habían herido, habían jugado con migo y luego me habían tirado en este lugar como si fuese basura, y realmente me sentía como eso, como vil desperdicio, sucia, indigna.
Observe a mí alrededor, solo oscuridad y basura. Ratas que corren a mí alrededor, oscuridad que me cubre y se funde en mi rabia y temor; soledad y silencio que callan el llanto de un alma corrompida en su inocencia... Qué más da si estoy viva o muerta, el dolor y esta repugnante sensación jamás desaparecerán.
Me senté en el suelo y arregle lo mejor que pude lo que quedaba de mi ropa, me puse de pie y comencé a caminar sin dirección alguna, solo deseaba desaparecer de ahí, alejarme de aquel lugar de suciedad y dolor.
Camine durante mucho tiempo sin dirección alguna, no sé cuánto tiempo fue, no tengo idea si fueron minutos u horas, pero cuando me di cuenta el sol estaba por salir y la ciudad entera regresaba a sus actividades diarias.
No podía hacer otra cosa más que llorar, aquel nudo en la garganta persistía, la sensación de que todos me observaban era insoportable y ese olor que me perseguía terminaría por enloquecerme, quería huir de allí. Comencé a caminar más rápido pero las lágrimas no me permitían ver el camino y termine por caer al suelo después de chocar contra un transeúnte. Me deshice en llanto.
Baje la vista, escondí el rostro en mis manos, no podía dejar que nadie me viese así, y sin embargo sentía la mirada de aquella persona sobre mí. Comencé a susurrar un "lo siento" atropellado e inentendible. Esperaba los gritos de enojo de aquella persona o en el mejor de los casos deseaba que simplemente me ignorase. Pero él alargo su mano sobre mi y con suma delicadeza aparto mis manos del rostro mientras que con la otra me alzaba de la barbilla, cerré los ojos y con brusquedad desvié el rostro, entonces, aquella voz pronunciando mi nombre, resonó entre el murmullo de la cuidad y los lamentos de mi corazón. Involuntariamente, como si todo mi cuerpo obedeciese a los deseos inpronunciados de aquella voz, levante el rostro, abrí los ojos y le mire fijamente.
Ahí estaba él. La persona menos indicada para verme en estas condiciones, la persona a la que nunca le hubiese pedido ayuda, el ser en el que jamás hubiese confiado, aquel ser que yo tanto llegué a detestar al considerarlo aun mas indigno que un demonio. Y sin embargo hoy él estaba aquí, frente a mí, parado en medio de la calle, con los primeros rayos de sol detrás de él y esos dorados ojos llenos de amabilidad y preocupación sobre mí, y más que nada, parecía un ángel.
Nuestros ojos chocaron y al instante comprendí que a su lado me encontraba a salvo, y sin embargo eche a llorar una vez más, alargué mi mano y me aferre fuertemente a su pantalón totalmente desesperada, avergonzada, temerosa a que él simplemente me abandonase. Quería pedirle disculpas, quería suplicarle que me ayudase, que no me dejase, y al mismo tiempo que me abandonase a mí y a mi asquerosa indignad, quería decirle una y mil cosas a la vez pero mis labios solo pudieron su nombre susurrar.
-"Kisshu..."
Así es, el delito del que hablaba en un inicio es este: la violación. Un problema cruel pero existente hoy y siempre. Espero que el capítulo de hoy no haya molestado a nadie y si lo ha hecho pido una disculpa. El siguiente capítulo lo subiré el sábado 20 de agosto así que por lo pronto comenten y digan que les pareció este primer capítulo.
n.n!
