¡Hola! Aquí vengo con una nueva Historia: Nevinny en 2 caps (o al menos yo espero que el siguiente sea el final) xD!
Espero que lo disfruten, hecho con cariño, siempre contra el tiempo y sin fines de lucro, muminSarita presenta:
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"El último Invierno"
Una Historia de Neville & Ginny.
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El invierno parecía ser más crudo de lo que había sido en años; justo esa noche y justo en esa hora. Estaba cayendo una tormenta, probablemente la peor de la estación, no había dejado de nevar en toda la noche y el viento rugía ferozmente contra la cabaña.
Dentro estaba apenas tibio, Neville respiraba pesadamente con la sensación de que la magia de su cuerpo se estaba drenando con cada aliento que exhalaba, le había costado un esfuerzo considerable el encender fuego en la chimenea y no estaba seguro de que su magia fuera a ser suficiente para mantenerlo vivo durante lo que quedaba de la noche.
A su lado, Ginny permanecía inconsciente, sus respiraciones estaban tornándose profundas y cada vez más lentas y su piel y labios se habían puesto azules.
-Venga, Ginny... - Neville se arrastró un poco más cerca de ella y le busco el pulso en el cuello, estaba alarmantemente lento.
La Orden había sido emboscada hacía unas horas mientras trasladaban a un grupo de nacidos de muggles a un sitio seguro. La mayoría de los prisioneros, liberados de los niveles más profundos del ministerio de magia, se hallaban en malas condiciones; ni siquiera tenía sentido darles una varita, no hubieran podido ni sostenerla. Había traidores en la escolta, Neville había tardado demasiado en descubrirlo y en medio del bosque, habían tenido que iniciar su defensa.
Ginny había enviado su patronus en cuanto había tenido la oportunidad, pero la orden aun libraba el final de una cruenta batalla en el ministerio, solo habían llegado a apoyarlos un par de magos. Y la situación se había salido de control.
De los diez nacidos de muggles que escoltaban, cuatro perdieron la vida antes del anochecer, tres de los escoltas leales que los acompañaban desaparecieron, no supieron si entre la tormenta que comenzó o entre la batalla.
Neville y Ginny habían logrado poner a salvo al resto de los refugiados, o eso creían, porque los mortífagos habían logrado seguirlos en varias ocasiones y debían evitar rebelar cualquier ubicación de la orden en medida de lo posible.
Finalmente, habían aparecido cerca de aquella cabaña, con un último mortífago todavía prendido del abrigo de Ginny. Habían logrado deshacerse de él a duras penas, los dos estaban heridos y cansados y habían consumido un montón de magia tan solo en aparecerse todas esas veces.
La tranquilidad duró poquísimo. Neville tuvo que enfrentarse unos momentos después al colapso de Ginny a su lado, quién sabe si víctima de alguna maldición o simplemente agotada; sentía sus piernas estaban entumidas por el frío y le costó horrores llegar a ella, la altura que la nieve tenía en esa parte, tampoco era de gran ayuda.
Aguantando el dolor y reuniendo toda su fuerza, Neville fue capaz de llevarla a la cabaña y murmurar los hechizos de protección sobre esta. No sabía si funcionarían, probablemente su magia no los sostendría mucho, pero los había colocado.
-Venga... -volvió a susurrar cerca de Ginny. Y todo se volvió negro a su alrededor.
-O-O-
Hacía días que Ginny se daba cuenta.
Llevaba tantos años cerca de Neville que ya sus rutinas eran familiares para ambos. Despertar antes del amanecer para encender la radio y buscar comunicaciones, llamadas de auxilio o mensajes cifrados de los frentes en Francia y Bulgaria, trasmitir los mensajes urgentes y clasificar lo que consideraban secundario, tomar el desayuno, recibir la misión del día y en caso de que no tuvieran una particular, ir al patio y entrenar junto a los demás, sobrevivir para ver un sol más… Y así, cada día de los últimos dos años.
Y entonces Harry, Ron y Hermione habían vuelto al cuartel y anunciado que estaban muy cerca de completar la misión que Dumbledore les había dado.
Harry se había acercado a Ginny esa noche y le había comunicado su añoranza por ella, no podía llevarla con él para el final, pero definitivamente la había estado extrañando y se mantenía firme en su intención de protegerla a toda costa. Se fueron antes del amanecer siguiente.
Y todo cambió.
Después de esa noche, Neville había estado callado, de alguna forma distante de ella a pesar de que seguían haciendo casi todos sus días juntos. Claro que Ginny se había dado cuenta: después de esa noche, Neville era más un guardaespaldas que un compañero para ella.
Y Ginny odió rápidamente la nueva situación, extrañaba la sensación de que tenía un amigo verdadero con el cual enfrentarse a la guerra.
Ella le había regalado una rima a Neville en pergamino en su último cumpleaños y le encantaba verla enmarcada sobre la cabecera de su amigo. Un regalo algo desesperado, acorde a los tiempos de escasez que corrían debido a la guerra y aun así, Neville lo atesoraba.
-Creo que tendré que quitarla- mencionó un día al notar la atenta mirada de Ginny puesta en el marco.
-¿Qué? ¿Por qué? - el rojo había acudido rápidamente a las mejillas de ella, - ya sé que no es la gran cosa, pero...
-No es por eso -Neville rehuyó la mirada.- Me sigue encantando, pero probablemente no fue adecuado ponerla ahí.
-¿Por qué? - Ginny insistió, aunque su voz bajo considerablemente de volumen.
-Escucha, Ginny, he estado actuando de forma desleal. Pero ya no lo haré, te lo prometo.
-Nevs, no entiendo ¿desleal?
-Me enamoré de ti, perdóname. Espero que Harry y tu puedan perdonarme.
Hacía días que Ginny había notado ese cambio de actitud en Neville, pero no había visto venir la razón.
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El dolor le hizo recuperar el sentido de golpe. Era increíble y parecía provenir de cada uno de sus huesos y multiplicarse en cada músculo. Hizo un gran esfuerzo para levantar un poco la cabeza y mirar a su alrededor: estaba tendida en medio de una habitación, frente a ella, la chimenea se mantenía apenas encendida, la llama en ella languidecía cada segundo, pero la habitación se mantenía tibia. A su lado, los cabellos rubios y rizados de Neville le trajeron algunos recuerdos de la noche anterior ¿si era la noche anterior? Ya no lo sabía, las ventanas del lugar estaban aseguradas.
Ginny estuvo a punto de dejarse caer de nuevo sobre la almohada hasta que se hizo consciente de que se trataba de una, que estaba cubierta por una manta y que su abrigo mojado colgaba de un rincón junto al de Neville.
-Gracias... -le dijo con la mejor voz que consiguió y se atrevió a extender una mano para apartarle el cabello del rostro. Descubrió que tenía fiebre. -¿Nevs?
Sus párpados se abrieron de forma abrupta hacia ella, se sentó inmediatamente en la cama y la miro con expresión de susto.
-No quería, Ginny, yo... Tenías hipotermia y... Solo quería salvarte.
Ginny llevaba solo la ropa interior, pero se fijó hasta ese momento. Sus ropas colgaban por ahí, empapadas, seguramente Neville no había querido desperdiciar energía en secarlas. Entendía. Trató de sonreír en medio del dolor que sentía.
-Ya. Está bien.
Se miraron durante unos segundos, ella al fin se dejó vencer por el dolor y se recostó y él lo hizo frente a ella.
-Todo el cuerpo me duele- informó ella tratando de que la voz no le saliera muy lastimosa. -Y tú tienes fiebre.
-No me siento mal -respondió él, aunque no logró ocultar el escalofrío que lo recorrió.
-¿Fue por mí?
-No- Neville se cubrió con la manta hasta la barbilla sin dejar de mirarla fijamente -. Mi magia está recuperándose, es normal que me de fiebre.
-¿Te ha pasado antes?
-No me había sucedido desde que cambié a esta varita. Cuando usaba la de mi padre, se consumía más magia en cada hechizo, supongo. ¿Tienes hambre?
-No en realidad. ¿Cuánto llevamos aquí?
-No estoy seguro, uno o dos días. Estuvimos algo inconscientes al principio-, trató de sonreír.
-Gracias, Nevs - Ginny se acercó a él y extendió sus brazos tratando de rodear su nuca. -Gracias a ti viviremos.
Neville se estremeció con su toque, no había logrado acercase suficiente para abrazarlo, pero la intención había sido clara.
-Discúlpame -no he logrado desaparecerme aun, ni siquiera avisar a tu familia.
-También entiendo.
Ginny cerró los ojos y antes de que se diera cuenta de otra cosa, estaba despertando otra vez.
Neville ya no estaba recostado a su lado, las protecciones en las ventanas habían sido retiradas y se veía nieve y cielo nocturno afuera. Un aroma a hierbas inundaba la habitación y Ginny se dio cuenta que el dolor había disminuido un poco.
-Poción revitalizante... -murmuró agradecida distinguiendo el aroma que había sido suficiente para mitigar sus molestias.
-Ojalá -Neville llevaba un vaso en la mano cuando se acercó a ella, hay algunos ingredientes aquí, pero no todos los necesarios, la he preparado yo y además he usado una olla en lugar de un caldero, así que nombrémosla solo "revi"-. Los dos sonrieron. -¿cena? -preguntó una vez que Ginny se bebió el líquido.
-¿Había comida también?
Neville se alzó de hombros. -Esta cabaña debe pertenecerle a un cazador, la ocupa por temporadas y deja conservas... No esperes mucho.
Él ya iba a darse la vuelta cuando Ginny lo atrapó de la cintura. -Gracias- le volvió a decir.
-Lamento no haber sido más fuerte - respondió él, notablemente apenado -y por no haber podido llevarte donde la orden desde el inicio. Pudiste morir y yo...
-Pero no, Neville. Estoy aquí y es gracias a ti.
-Pero tu familia no lo sabe, quién sabe lo que estarán pensando.
-Seguro saben que si estoy contigo, estoy bien.
-En la mañana probaremos lo del patronus, ¿de acuerdo? -turbado, Neville se alejó lentamente de ella hasta colocarse a un paso largo.
-Aún me duele todo, no sé si resultará.
-Pero sigue siendo mejor que tratar de desaparecer y quedarnos escindidos por ahí.
Ginny dirigió su mirada al techo de la cabaña y asintió desganada. -Está bien.
-O-O-
Después de la declaración de Neville, Ginny se había sentido tentada en más de una ocasión a sujetarlo por la barbilla y obligarlo a mirarla. Neville no había querido hablar mucho con ella después de eso, aunque estaba cerca, aunque la acompañara, hablaba muy poco y le esquivaba la mirada.
"Mírame, al menos mírame, por favor" Era ya un pensamiento recurrente cuando practicaba hechizos con los muñecos-mortífagos en el cuartel o cuando tenía tiempo de ayudar a su madre sirviendo la comida y le acercaba el plato a él.
El chico se mostraba todo lo impasible que podía. Y en efecto, había quitado el pergamino enmarcado de su cabecera. Había notado el rostro triste de Ginny con tal acto, había querido decirle que no era por ella, que amaba su rima forzada, su letra pequeña y redondita, que se sentía orgulloso de sí mismo al imaginarla componiendo palabras para él... Que estaba tan enamorado del regalo como de ella; pero no podía, no debía.
No debió nunca si quiera fijarse en ella, se lo repetía cada noche desde la aparición del trío: Ginny no iba a corresponderle jamás porque estaba enamorada de Harry Potter y Harry de ella, cuando él volviera, cuando todo estuviera arreglado en el mundo mágico, el héroe volvería por ella; Neville solo sería "Nevs, su amigo" y tendría que mirar en silencio a la chica que amaba, ser feliz con otro.
Mejor no hacerse más ilusiones, mejor hacer lo posible por enterrar aquel sentimiento absurdo cuanto antes.
-O-O-
Ginny no podía hacer mucho más que contemplar el exterior a través de la ventana cada vez que despertaba, a veces se trataba de cielos oscuros, llenos de estrellas y a veces de nuevas nevadas, no había demasiada luz de sol, pero agradecía estar caliente y cerca del fuego que se avivaba cada vez que lo miraba, signo de que Neville se recuperaba y podía ya mantenerlo sin problemas.
-¿Lista para pedir ayuda? -preguntó él en algún momento.
Ginny giró hacia la ventana, estaba nevando de nuevo y soplaba un viento tremendo, Neville había asegurado de nuevo las ventanas y ya no se veía más que madera sobre ellas.
-No.
Neville negó con la cabeza, con una expresión de incredulidad en el rostro. Las lágrimas acudieron a los ojos de Ginny antes de que pudiera articular alguna palabra.
-Aquí estas de nuevo conmigo -sollozó acercándose a él-, sé que te pongo en peligro, que se acaban las provisiones, pero en el cuartel, vas a volver a alejarte de mí.
Neville se llevó las manos a la cabeza, se restregó la cara, la miró con la más grande confusión en su rostro, repitió el gesto al menos tres veces y luego trató de sentarse un poco más lejos de ella.
-Tenemos que salir de aquí -dijo con un tono que recordaba al de alguien que sale del agua después de largo rato sin aire-, Ginny, te lo pido, intenta el patronus, sácanos de aquí...
Un par de lágrimas se escaparon de los ojos de la pelirroja.
-Lo siento- Ginny se secó el rostro con cierto enojo, no quería llorar, no quería rogar por la atención de Neville. Pero tampoco lo quería lejos de ella-. Yo... Lo siento. Lo haré.
Salió de la cama, llevaba prendas térmicas que solía usar debajo de la ropa en esa época del año, comenzó a buscar las botas y suéteres por la cabaña. Ya todo estaba seco. A pesar de lo triste y molesta que estaba, el hermoso potro plateado brotó de su varita sin demasiados problemas.
-Y ahora esperar...
-Y ahora esperar.
-Gracias por todo, Nevs.
El chico asintió, antes de que se diera cuenta, Ginny lo abrazaba fuertemente por la cintura, -gracias por todo- repitió.
Cada músculo de los brazos de Neville parecía dolerle cuando puso las manos entre los dos y la hizo retroceder.
-Ginny, te lo suplico... -susurró, su voz era otra vez la de alguien que se ahoga.
-¿Qué? ¿Qué hice? No entiendo...
-Te amo - Ginny se alejó el paso que las manos de Neville sugerían, sus ojos se encontraron. -Te amo. Y no está bien. No debo. Por favor no hagas esto. No estés cerca de mí... Te lo suplico, yo... Tengo que alejarme. Quiero alejarme. Estos días... No tienes idea de lo que han significado, pero no puedo, no puedo estar cerca de ti o yo...
-O tu qué.
Despacio, Ginny volvió a acercarse ese paso, tres pasos más pequeños le fueron necesarios.
-Tú... ¿Qué?
-Te lo pido...
Ginny se dejó caer en su pecho, él era mucho más alto. Volvió a rodearle la cintura y él respondió volviendo a hacer una palanca suave con las manos.
-Ginny...
Sus labios rozaron el cuello de él, era lo más que alcanzaba, aun parada de puntitas.
-Te lo pido...
-No. No. ¡Yo te lo pido! - Ginny había dejado de llorar, su voz sonaba determinada. -No te alejes de mí.
Eso era mucho más de lo que Neville se había juzgado capaz de resistir. Apretaba los dientes y seguía negando con la cabeza, pero los brazos ya le caían rendidos a los lados del cuerpo, a la espera de lo que decidiera hacer.
-Acabo de decirte que te amo... -le recordó agónico.
-Y yo acabo de decirte que no te alejes de mí.
-Debo hacerlo, Ginny -una de sus manos le levantó el rostro por la barbilla para que lo mirara -, Harry te ama también y espera a su regreso encont...
-¡Pero yo no!
Ginny se hizo atrás de pronto por su voluntad, como si repentinamente el suéter de Neville tuviera pinchos. ¿Qué era lo que acababa de decir?
-Yo no... -murmuro para sí misma ¿cuánto tiempo se suponía que debía esperarlo? ¿Y cuál era el acuerdo? ¿Acaso no habían terminado antes de que Harry se marchara? -Neville - su rostro reflejaba sorpresa cuando se volvió a él -yo... ¿Crees qué, acaso... Sin darme cuenta... Haya dejado de esperarlo?
A los dos les temblaron los labios la siguiente vez que sus ojos se encontraron. Era difícil saber quién estaba más aturdido y ninguno encontraba palabras.
Justo en ese momento, un patronus con forma de lechuza apareció "estamos en camino" le oyeron decir.
Pues bien, no quedaba más que esperar. Ginny se ciñó el abrigo, se puso sus guantes y fue a sentarse a la orilla de la cama, ¿qué más podía hacer? Neville fue incapaz de hacer otra cosa que mirarla, plantado en su sitio.
-Al volver al cuartel, Neville... Quédate conmigo -dijo desde su asiento Ginny, quién sabía sí como orden o como petición.
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Continuará...
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¡Hasta aquí! :D Espero que les haya gustado y que la situación les parezca factible ;) nos leemos pronto para el desenlace.
¡Feliz 2017!
:D Sary ;)
