Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a la gran Rumiko Takahashi. Yo sólo los utilizo para escribir estas historias. Nada con fines de lucro.

Dedicatoria: Esta va para ti MicAgatha, eres una de mis mejores amigas, te estaré apoyando siempre, lo sabes. Te quiero muchísimo y gracias por todo, en las buenas y en las malas. Ah, y otra cosa, no sé cómo, pero cuando estemos grandes ¡tienes qué venir a mi país, o yo al tuyo! Lo que sea, pero siempre te apoyaré, y sonríe con esa sonrisa sexy que tienes(?), ya me extendí, espero y te guste.


Contigo
Por Lollipoop

Te sostendré por siempre, estaré ahí para ti a pesar de todo.


Drabble.

La sangre entre sus garras le decía lo que había pasado, se limitaba sólo a pensar que era un infeliz, ¿cómo asesinar a tantos humanos de un tirón?

Mierda.

Su puño, había tomado un color rosado, de las tantas veces que lo había impactado contra la roca, sus ojos dorados estaban oscurecidos, de la rabia, impotencia.

Levemente recordaba la cara de piedad de todos esos hombres que había asesinado, rogándole, pidiéndole misericordia, ¿pero y él? Se había sumido en su parte demoniaca, dejando que ésta tomara el control de su cuerpo y mente.

Tampoco olvidaría la cara de sus amigos, con el miedo en sus ojos… en especial Kagome. ¿Qué si a ella también la hubiera lastimado? Jamás se lo perdonaría, sería el pecado más grande de su vida… morir en sus manos, como Kikyō.

¡No!

—¿Inuyasha? —escuchó la dulce voz de Kagome detrás de él. No quiso girarse, no quería que lo viera.

—Vete —gruñó apretando los puños.

Pero ella se negó, escuchó el sonido de sus pasos acercándose más, trató de alejarse, pero Kagome le agarró la manga del haori.

—Nos preocupas, no hiciste nada malo, no fue tu culpa.

Eso le enojó más, y como casi nunca, le gritó.

—¡¿Cómo mierda quieres que esté? ¡Maté a más de veinte humanos! Sea lo que sea eran vidas… lárgate —dio un estirón, quitando la mano de la chica.

El olor a agua salina le llegó a las fosas nasales, la había hecho llorar, pero ni siquiera esto lo calmó, se sentía una escoria.

—No, me quedo aquí. ¿Somos amigos no? Siempre estaremos aquí contigo —dijo dulcemente, mostrando una sonrisa conciliadora—. No te cierres por favor, sabes que me importas, a los demás también, así que… déjame ayudarte.

Con mucho cuidado, se volvió a acercar a él, que se había parado para irse, Kagome lo imitó, pero sin pedirle permiso, se coló por debajo de sus brazos, abrazándole por los costados, se sentía tan bien, tan cálido estar así con Inuyasha.

—¿Kagome? —preguntó sonrojado—. ¿Qué…?

—Shh, estoy aquí contigo.

Y él, tímidamente le devolvió el abrazo, reposando su barbilla sobre la cabeza de ella. Kagome cerró los ojos para disfrutar más. Trataba de decirle, todo estará bien, porque quizás Inuyasha era la persona que amaba, pero también era su amigo, alguien importante para ella, no quería que se sintiera solo jamás.

Se quedaron por un rato ahí, tratando de entenderse mutuamente.


Hola.

Mic, la idea de escribir algo fue de la otra lora, pero yo, como buena copiona, dije: ''voy a escribir también'', y ahí quedó.

Sí, quiero decir, una cosa es el amor que Kagome siente por Inuyasha, pero también son amigos, y pues, se apoyan, ella siempre la apoya, y viceversa.

Un beso, espero y les guste.

Lollipoop.