Una pelirrosa de cabello rizado estaba sentada en lo que parecía ser una especie de cuarto común con paredes grises y deprimentes, con una ventana con vista a la ciudad pero solo había una pequeña mesa de noche y varios platos Maruchan. La escena se puso más oscura cuando la joven Eliza Leagan tenía una cadena que tenía adjunta a su cuello que estaba colocado en un marco de una cama aparte de sus tobillos que tenían grilletes.
A simple vista parecía que la heredera de la prestigiosa familia de Chicago hubiese cometido un delito grave conllevando a pagar su castigo por ello pero no era lo que parecía. A la distancia unos ojos verdes brillantes como la esmeralda observaban la pobre figura de la prisionera que portaba una camiseta negra de manga larga y una playera corta del mismo color que tenían manchas de mugre y sudor como si la pobre muchacha no se hubiese bañado en días ni siquiera haber comido por lo que su apariencia era deplorable.
Los malvados ojos verdes brillaban con intensidad mientras una sonrisa enferma y desquiciada daban a entender que ese individuo al ver a la pelirrosa no le producía ni asco ni repudio ni algún calificativo denigrante…Pareciera que entre más famélica era su esclava, más le despertaba un mórbido y asqueroso placer digno de un enfermo mental.
POV ELIZA
Mirando hacia atrás sus ojos verdes estaban un poco diferentes esa noche. No importaba como se veía sus pecas que se dibujaban en su nariz resaltaban de su cara aparte de sus horribles ojos verdes y su cabello rubio raro. Pareciera raro pero de pronto ella me invitó a tomar Sake ya que había regresado de Japón debido a los negocios de la familia Ardley.
Cuando me encontré con ella en el bar con esa exasperación, si esa sensación de que te emocionas al estar ebrio o cuando estás con tus amigos pasándola genial, me pregunté a mí misma "¿Esto de nuevo?...Reunirme con la chica que alguna vez fue más que mi peor enemiga una gran pesadilla y más raro cuando después de la muerte del tío William, ella se volvió de la nada una especie de amiga.
Cada vez que la veía siempre la odiaba y me causaba envidia pero ahora sólo somos como simples amigas, ya saben peleamos y hacemos tonterías juntas, ahora no están ni Anthony ni Terry como causas, ahora son simples cosas como videojuegos, gustos, modas o a veces pagar la cuenta aunque me extraña que ella actuara como una fiestera y más cuando me invitó a un reconocido bar gay de la ciudad.
Supongo que algunos rumores sean ciertos ya que supuestamente esa pecosa de pelo frondoso se volvió lesbiana y posiblemente comenzaba a salir con cualquier mujer y como de esperarse ella se acostaba con todas e incluso Patty cayó en sus garras… Pareciera que ser una marimacho le daba muchos beneficios aunque no entendía el porqué de su invitación y eso que nunca he sentido ni experimentado con otras mujeres ni siquiera el romance.
Pero algo en esa noche había algo extraño en ella ni siquiera en tantos años que la conozco no he notado algo extraño en su comportamiento. Ella era terriblemente cortés y ofreciéndome alcohol continuamente desde tequila y whisky hasta aguardiente y sake. Pensé que podría estar tratando de hacerme pagar su cuenta, bueno a veces ella paga la mía o viceversa aunque ella siempre es la que invita y pongo el menú.
No dejaba su actitud de chica alegre y feliz como siempre la caracteriza, su forma de tratarme era amable, así que bajé la guardia mientras comenzaba a amiguearme con ella que como siempre alardear sus encantos y hasta le dijo un piropo a una mesera aunque su mirada enfocaba hacia su trasero. Mientras tanto yo con la guardia baja comencé a beber un trago, luego dos y así sucesivamente.
Como siempre la rubia me ofrecía cada copa o trago y no podía negarme. A veces tomaba de a un sorbo o a veces como se bebe normalmente mientras sonreía y decía cualquier idiotez que decía de mi boca… A partir de ahí, no recuerdo nada en absoluto.
DIA 1
La heredera Leagan comenzó a abrir lentamente sus ojos castaños mientras sentía como unas pequeñas gotas caían sobre su rostro. La joven pensaba que era la lluvia o posiblemente un sueño raro aunque de pronto se escucharon una especie de pequeños crujidos de una cadena. Más gotas caían sobre su rostro mientras la pobre recuperaba la visión para percatarse que algo metálico y grueso apretaba su cuello.
De pronto sentía que sus piernas estaban alzadas y sus empujes hacia su cadera, en medio de las sacudidas y sonidos metálicos la pobre pelirrosa miró desconcertada una especie de cuarto gris con una ventana con vista a la ciudad apuntando al cielo, una mesa de noche y un televisor viejo. La Leagan de pronto sintió una sombra que le abría sus piernas e incluso empujaba lo que parecía su pelvis contra la suya mientras la cadera movía de manera y súbita.
En medio de las embestidas se escuchaban jadeos y se empezaban a salir gotas de lo que parecía ser sudor. Una especie de respiración agitada era de una voz aguda como si fuera la de una mujer. La anatomía del ser era de una especie de sujeto de cabello rubio y frondoso posiblemente desordenado que cubría su cabello lo cual lo hacía macabro.
Pero su cuerpo era extraño, tenía los pechos algo inflados sin llegar a lo exagerado reluciendo unos pequeños y notables pezones rosa. Su cuerpo era tonificado aunque de un estilo bastante femenino y la cadera del hombre empujaba su intimidad…La pelirrosa quedaba boquiabierta y desconcertada ya que posiblemente el hombre sostenía relaciones sexuales, ¡La estaba penetrando!...Pero el dichoso ser no tenía un pene pero su órgano era la de una vagina algo abierta mostrando lo carmesí de su entrada.
La aterrada chica en cuestión miraba que estaba encadenada hacia un extremo de su cama mientras los empujones y los jadeos se oían sin ningún efecto en ese extraño cuarto. La ojicastaña miró de cerca al ver el rostro del individuo y en ese aspecto se creía un sueño pero una mala corazonada decía que era verdad. Unas pecas dibujaban sus mejillas y nariz pero en ésta se resaltaban como si tuviera una cicatriz. Unos ojos verdes relucientes, sus labios pintados con secador de frutas y una sonrisa se dibujaba mientras jadeaba y sudada como nunca.
La pelirrosa quedó boquiabierta y absorta como si esa persona la conocía y en efecto era conocida para ella, si desde la infancia en su mansión, los hermanos Cornwell, Anthony, el colegio San Pablo, Terry, vacaciones en Escocia, un establo, cuando regresó a América, el Hospital Santa Juana, enfermeras todas en blanco, Albert vestido de gala y cabello corto anunciando que era el patriarca y líder de los Ardley, la boda fallida de Neil e incluso la repentina muerte del patriarca a sus 25 años en un accidente aéreo en el sudeste asiático.
Y en todos recuerdos la similitud a resaltar era que había una rubia de pelo frondoso e inentendible en su peinado, pecas en la nariz, ojos verdes, vestida de enfermera o en su defecto un chaleco rojo. Sí, varias partes de la descripción de su acosador concordaban y hasta su anatomía era de una mujer de unos 22 o 24 años.
La acosadora levantó su cara parando su acción mientras se alcazaba un poco su enredadizo cabello para dejar ver su cara. Una sonrisa alegre se dibujaba en la secuestradora sobretodo sus pecas, una voz aguda de tonalidad dulce y con energía femenina se hizo escuchar. Eliza estaba al borde del shock con boca abierta y ojos dilatados…Como quisiera que fuese una pesadilla pero las condiciones raras en donde se encontraba más las cadenas en su cuello, tobillos y muñecas le hacían entender que esto era la cruda o por no decir que era la horrible realidad
-Oh Eliza… ¿La estás gozando?- Preguntó Candy mientras sonreía como nunca mientras lidiaba con su sudor, si, Candy estaba sosteniendo sexo con Eliza usando una conocida pose de sexo lésbico conocido vulgarmente como "Tijeras" pero los expertos lo llaman "Tribadismo".
La pelirrosa quedó aturdida mientras la joven pecosa se ponía una especie de bragas de cuero con una especie de pene notable de 30 cm pero de goma de color rojo. La captora introdujo el objeto dentro del interior de la Leagan la cual se preguntaba qué diablos pasó. La Ardley no dejaba sonreír mientras sus empujes eran leves sosteniendo las piernas de su víctima, su mano izquierda deslizaba las yemas de los dedos con tal de sentir la blanquecina y suave piel de cisne.
La rubia no dudó en apretar un glúteo de su víctima con la mano derecha mientras decía de forma baja, dando a voz profunda como un tono de seducirla
-En realidad planeaba hacer esto cuando despertaras pero, no podía hacerlo yo misma
La pobre Eliza de pronto sintió que entre más respiraba más su cuello se apretaba si por los empujes de Candy o por el grillete que decoraba su cuello, sus ojos se hacían atrás y de pronto la saliva salía de su boca junto a su sudoroso cuerpo y más cuando estaba desnuda.
La rubia comenzaba a lamer y besar los muslos de la Leagan a lo cual dirigió un puchero como si saboreara y le encantara el olor natural de la pelirrosa. Una mirada seductora aparte de un guiño fueron la reacción de la ahora lesbiana Candy
-Se siente bien estar dentro de ti
La pelirrosa en un estado entre ira y asco le iba a encestar un puño contundente con la derecha pero la pecosa como una especie de Bruce Lee detuvo el impacto usando la palma de su mano izquierda cosa que dejó más absorta a la Leagan. La rubia no dudó cerrar su mano con tal de apretar lo bastante fuerte el puño fallido y como se esperaba los huesos de la mano empezaron a crujir mientras la atacante ojiverde dibujaba una sonrisa calmada.
-Vaya, vaya… Aún puedes moverte bastante- Candy ahora empleó su mano izquierda para jalar la cadena conectada al grillete del cuello de su enemiga mortal, la pobre Leagan sentía como algo pesado estrujaba y arruinaba su respiración. Un sonido fuerte cayó sobre la cara de la ojicastaña mientras su rostro estaba de lado, Candy le había encestado un puñetazo con su derecha.
La Ardley de pronto sacó del bolsillo de su pantalón lo que parecía ser una pequeña jeringa con aguja y un contenido liquido transparente. La lesbiana demente miraba detenidamente el objeto acompañada de una sonrisa calmada pero con unas ansias de matar
-Deberías saberlo, ¿Ha hecho efecto la droga en tu cuerpo? – La rubia aprovechó cuando su víctima estaba recuperando la conciencia cuando le aplicó una inyección en su brazo izquierdo, la pelirrosa quedó en shock al sentir un punzor ardiente y su vista se estaba haciendo borrosa con estática como una falla en un televisor con cable
-Realmente no quería usar esto pero si te resistes demasiado accidentalmente podría hacerte daño- El contenido fue vaciado mientras la pobre Eliza caía en un estado parecido al de una agonía mientras calmada como si nada ocurriese o ni siquiera existiese limpiaba con un desinfectante sobre la zona inyectada
-No te preocupes, no es como si fuera una terrible droga peligrosa. Sólo es algo para evitar que puedas moverte aunque podría haber efectos secundarios- La rubia alzó el mentón de la pobre chica la cual yacía sin conocimiento aparte de unos ojos con pupilas en blanco.
La chica apuntó el rostro de su víctima hacia la suya comenzar con un beso simple para luego usar la lengua sintiendo como ambas esencias se mojaban de saliva. Terminado el beso la pecosa alzó un poco las piernas para introducir el miembro de su arnés en el interior de Eliza. Los empujes eran leves pero concisos para dar paso en ese estrecho y mojado camino.
Después se volvieron más violentos haciendo que la rubia jadeara y sudara como nunca lo hubiera hecho mientras la Leagan seguía inmóvil e inerte sin sentir nada producto de la droga que se le inyectó. Después de unos minutos de constantes empujones la rubia sacó su miembro mientras Eliza se corrió sobre las sábanas blancas.
La rubia finalmente tomó un reposo pero debía cerciorarse de que su objeto de pruebas pudiera estar con los signos vitales activos. Tomó a su amiga alzándola levemente de las axilas y tal como se esperaba el ritmo cardiaco y los puntos vitales estaban con su frecuencia. La pelirrosa se despertaba poco a poco mientras su visión se hizo borrosa aparte de que veía todo oscuro.
La rubia tocó con su mano la frente de su víctima la cual estaba empapada de sudor e inmóvil como si algo la apuñalara pero sin sentir nada aparte de que su temperatura era alta.
-Era de esperarse que no respondieras. Pero es lamentable ser la única que lo hace, quiero escuchar tu voz
La rubia decidió usar una crema entre sus dos dedos de la derecha para luego jugar dentro del trasero de la Leagan la cual seguía sin conocimiento pero comenzaba a sentir como su interior se mojaba. Después de unos breves minutos la rubia decidió acostar a la pelirrosa bocarriba sobre la cama y la arropó con una cobija no sin darle un ardiente beso de buenas noches.
Se dispuso a vestirse con su pantalón negro parecido al de un jean y una camiseta verde oscura con el kanji de Muerte. La joven viendo como su víctima dormía plácidamente dijo con esa voz dulce y enérgica que la caracterizaba
-Los efectos del medicamento desaparecerán mañana. Bien, me iré a casa pero volveré mañana
La rubia se había ido mientras miraba en su móvil la foto de una castaña de gafas y cabello corto, algo rellenita aunque dicen que las gorditas son buenas y duras en la cama. Patty era diferente ya que desde hace unos meses Candy comenzó una relación amorosa aunque también implicaba que la acompañara toda la vida…Y de hecho eran sentimientos puros con la castaña aparte de una promesa de honor que hizo con Stear antes de que él muriera en el Medio Oriente.
En cambio Eliza…La cosa era diferente, nada de romance o esas cosas. La Leagan debía pagar con creces aquellas veces que trató de humilarla, desprestigiarla y moslestarla y un sin de cosas aunque matarla no era opción viable. Para no ser algo fácil y aburrido optó por un cautiverio y sin contar su experiencia con chicas donde siempre era la activa de la relación.
Mientras tanto la pobre pelirrosa habría abierto los ojos mientras de la nada sus ojos castaños estaban apagados como si algo le clavara dentro y muy fuerte aparte de una mirada llena de horror y miedo…Candy quizás hubiese sido una entrometida, una buena para nada y una tonta pero…¿Una psicópata sádica y violadora?
La pobre no contaba que esto era apenas era el inicio de sus desgracias, sus propias acciones sobre Candy la llevaron a estar privada de la libertad y tratada como juguete y deleite de la persona por quién alguna vez sintió odio y desprecio.
