Hola a todas!

Si, se que no tengo perdon de nadie... pero en verdad esto me vino a la mente y no pude dejar de desarrollarlo... lo siento si tengo mis otros fics abandonados... no tengo inspiración para ellos por el momento... pero prometo ponerme a pensarle para que me salga algo muy bueno... lo juro.

La verdad es que me encanta Severus Snape, y cómo dejar de escribir sobre las serpientes mayores?, sinceramente es una falta de respeto, no les parece?...anyway, espero sepan comprenderme... y aguantarme...

Saludos a mis amigas... a todas las quiero... y las extraño mucho... ya saben quienes son...

Disclaimer: nada en el universo Potteriano me pertenece... todo es de JK... solamente algunos personajes son de mi entera propiedad...

Vivan los Sly!

Enjoy!

¿Nervios antes de la boda?

Una hermosa mujer vestida de novia se acerca al balcón, contemplando lo que dentro de poco, será la ceremonia de su boda, una boda tan esperada como comentada en el mundo mágico.

No es que ella sea una celebridad, pero la persona con la que se casa no es precisamente la más querida por nadie, basta con decir que muchas fueron las personas que le dijeron que estaba en un error, y otras tantas, las que le retiraron hasta la palabra, al saber con quien pensaba compartir su vida.

Mientras suspira y trata de deshacer el nudo que se ha formado en su estómago, los recuerdos llegan como torrente hacia su cabeza y las lágrimas amenazan con salir a raudales.

Flash Back-

Cuando Allison Valerius llego a Hogwarts, no se impresionó por su imponente estructura, ni por la incómoda profundidad de su lago negro, ni aún por la presencia del enorme calamar que habitaba en él.

Tampoco se impresionó cuando entró al Gran Comedor acompañada de cientos de niños de primero, listos y reunidos en filas para la selección de las casas.

Ni mucho menos cuando una vieja profesora la miró de arriba hacia abajo por entre sus gafas, inspeccionándola con un gesto enjuto y serio.

Ella no era impresionable.

No.

A sus trece años, ella ya había estado anteriormente en otra escuela de magia (el Instituto Salem de Magia y Hechicería, en EUA, para ser exactos) y la enorme construcción que era su antigua escuela no le pedía nada a Hogwarts.

Pero cuando fue llamada por la misma profesora (Mcgonagall esta segura que era su apellido) y caminó frente a la mesa de los profesores para tomar asiento en el pequeño banco frente a todas las mesas repletas de alumnos que esperaban para saber en qué casa sería puesta, sus ojos se cruzaron con unas orbes oscuras llenas de aburrimiento que sin embargo al observarla, brillaron intensamente.

Sin saber cómo, llegó hasta el banquillo, donde le fue colocado un feo y viejo sombrero sobre sus rizos oscuros, mientras en su mente una voz ajena balbuceaba cosas diferentes.

"Umm, si… pequeña Valerius, no serías una Hufflepuff, pues no eres muy tolerante con tu entorno, pero tu mente es un río de sabiduría, quedarías perfecta en Ravenclaw… oh,oh, pero veo que tu corazón es valiente y aventurero, podrías ser una Gryffindor…"

El sombrero se vio entonces interrumpido por los pensamientos de la pequeña:

"¿Quién es él?" dijo la niña.

"El profesor Severus Snape, querida pequeña… ahora si me disculpas…"

"¿Pertenece a alguna casa?" vuelve a interrumpir la niña.

Si el sombrero pudiese rodar los ojos, lo haría, pues la insistencia de la niña se vuelve un poco molesta.

"Es el Jefe de la Casa de Slytherin" contesta nuevamente el sombrero.

Pero antes de que éste siga con su perorata mental, la niña vuelve a interrumpirle.

"Quiero ir a Slytherin"

El sombrero ve sus pensamientos, es astuta y sagaz, tozuda como ninguna, sabe que no se rendirá hasta que la mande a la casa que ella quiere.

"Pues si eso quieres, pequeña niña, eso obtendrás, aunque pienso que estarías mejor en Gryffindor o Ravenclaw" dice el sombrero, mientras que segundos después grita para asombro de todos los presentes, quienes ya se preguntaban el porque de la demora en su decisión.

-¡Slytherin!-

Una lluvia de aplausos se deja escuchar desde la mesa de las serpientes, mientras la niña baja del banquillo y con un elegante movimiento, hace una reverencia y agradece al sombrero por su elección.

Un instante, un cruce de miradas y ella se dice que esta loca, pues sigue viendo en las orbes oscuras el brillo de la curiosidad bailar intensamente.

Baja la mirada pues siente como si él pudiera ver a través de sus pensamientos, y no es que este pensando nada malo, solamente que la forma cómo él la mira la deja sin aliento.

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Es el baile de navidad del Torneo de los Tres Magos, ella quisiera asistir pero es muy pequeña, "solamente jóvenes mayores de catorce años pueden asistir" dijo la vieja profesora.

Nunca como ese día le ha pesado más tener solamente trece, mientras ve con envidia desde su sala común cómo algunos de sus compañeros mas grandes esperan por sus parejas, todos engalanados, luciendo sus vestidos y túnicas elegantemente para la ocasión.

No le llama la atención la autonombrada Princesa de Slytherin, Pansy Parkinson, si, se ve hermosa, pero no es nada del otro mundo, ni ella ni sus amigas, Daphne Greengrass y Millicent Bulstrode, aunque debe admitir que ahora que Millicent esta creciendo se ha vuelto más hermosa, pues su cuerpo esta dejando de ser rellenito para adquirir algunas curvas.

Jamás va a admitir que se ha quedado casi con la boca abierta al contemplar como el trío de plata de cuarto grado, es decir, Zabinni, Nott y Malfoy, se acercan a sus parejas para salir rumbo al baile.

Ni que un repentino calor se extiende por sus extremidades cuando, de improviso, Zabinni la observa y con una sonrisa, le guiña un ojo.

En ese momento siente lo que es tener literalmente la piel ardiendo, pues se ha sonrojado hasta la raíz del cabello, aunque no es que le guste Zabinni, no, lo que pasa es que la vergüenza de estar en medio de su sala común con su pijama morado de ositos le ha podido mucho. Si, eso debe ser.

Después de un tiempo, cuando todos han salido, sigilosamente cruza la entrada de su sala común, envuelta en una capa de invisibilidad, regalo de su primo Demetrius, o Demy como ella le llama, aunque a él no le guste para nada.

Cuando él se la obsequió, pensó que era el objeto más inútil del mundo, pues ¿quien necesitaría una capa para que no lo notaran?, y aún más, ¿cuándo podría utilizarla?

Se detiene abruptamente en un pasillo, cuando siente a sus espaldas unos silenciosos pasos, se da la vuelta y es entonces cuando ve a Luna, su rubia amiga de Ravenclaw, quien a saltos va dando vueltas por el pasillo, jugando en su mundo de siempre…

Nadie sabe porque la chica nueva de Slytherin y la rara de Ravenclaw son amigas, y francamente a ella no le interesa ir dando explicaciones, son amigas porque sí, porque ella fue la primera niña que le habló en su primera clase cuando nadie más lo hacía, y lo agradece.

Escucha otros pasos más pesados, y un maullido lastimero que le avisa que es el conserje, ese squib tan desagradable que siempre busca castigar a todos por todo.

Camina con prisa hacia Luna, mientras la sujeta de la mano y de un tirón la introduce dentro de la capa, evitando asi que el squib la vea.

Luna se ha quedado muy quieta, seguramente la reconoció en el acto, pues cuando la voltea a ver solamente esta mirándola fijamente, con esos enormes ojos azules que gritan secretos maravillosos y cosas que no existen.

El squib y su gata desaparecieron por el corredor, es entonces cuando se decide a hablar:

-Luna, ¿Qué demonios haces a estas horas fuera de tu sala común?- le reprocha.

-Estaba buscando Nargles-contesta la rubia, mirándola como si fuera lo más obvio del mundo- además de que quería ver el baile de cerca, me gusta mucho bailar…- dice perdiéndose nuevamente en sus pensamientos.

La pelinegra la mira divertida, esa es su amiga Luna, y aunque todos le digan que esta loca, por ningún motivo quiere que cambie. Hace unos cálculos mentalmente y decide que no hace ningún daño a nadie si se pasan un momento por el Gran Comedor para ver un poco como va el baile.

Con sigilo, emprenden el camino hacia el baile, mientras siente cómo el corazón se le quiere salir por la boca, y rezando para que nadie se percate de su presencia.

Llegan a la puerta, la cual para esas horas ya esta abierta, y ven como los cientos de estudiantes que asistieron a la fiesta de mueven por la pista, algunos saliendo, otros entrando, los observan bailar y moverse al ritmo de la música.

Siente un poco de envidia pero es no le detiene, sabe que algún día ella estará asi también, detrás de ella Luna esta moviéndose de un lado para otro al ritmo de la música, la cual es tan contagiosa que sin darse cuenta, ella también ha estado moviendo los pies.

Ve a lo lejos a Zabinni con su pareja, moviéndose al compás de la música, algo en su vientre se contrae, mientras siente como le hierve la sangre y el sonrojo en sus mejillas se hace imposible.

No sabe porqué pero le gustaría lanzarle una maldición a esa rubia que ahora se ríe entre los brazos del moreno.

Llega el momento que ya no le importa si la ven y entonces, saliendo de la protección que le ofrece la capa, se desliza por el pasillo y sale corriendo hacia la seguridad de su sala común, dejando a su rubia amiga estupefacta y envuelta en la capa.

No ha corrido más de cuatro pasillos cuando, antes de llegar a la entrada de la sala común, una fría voz que arrastra las palabras la detiene.

-Pero ¿qué demonios esta haciendo afuera de su habitación a estas horas, señorita Valerius?-

Es él, lo reconoce, tantas veces de haberlo soñado por las noches le impiden olvidar el sonido de su voz, voltea a verlo y ahí esta, como siempre, envuelto en su aire de misterio y oscuridad que la hacen estremecerse de algo que no sabe aún que es, pero le gusta.

No es miedo, pues ella no le teme, es algo más, algo que le sube por la planta de los pies y la recorre por entera, hirviendo en su sangre, calentando su vientre y acelerando su corazón.

-Le hice una pregunta Valerius, ¿Qué hace afuera de su sala común a estas horas?-

Quiere responderle, por Merlín que si quiere, pero la lengua simplemente no le responde, únicamente se queda ahí observándolo extasiada.

Le parece como un sueño vuelto realidad, su cabello oscuro y brillante, el cual ella sabe que no es como todos dicen, debe ser sedoso y suave como una caricia, su piel cetrina, sus ojos oscuros que la miran con ese mismo brillo que la primera vez, su mueca despectiva duramente instalada en su rostro, su cuerpo enfundado en su eterna túnica negra…

Para estos momentos él piensa que a ella le pasa algo, pues lo mira embobada como si fuera un sueño -o una pesadilla diría él- aprovecha entonces para observarla, para intentar saciar la duda que lo corroe desde el primer día que la conoció, desde ese día en que sus ojos imposiblemente grises se clavaron en su persona, atravesando el muro de indiferencia que por tantos años había levantado a su alrededor.

La inocencia que ve en sus ojos lo hace sentirse inquieto, como si la plata en ellos le devolviera su verdadero ser, aquél que hace tantos años dejó atrás, el mismo día que el que era su señor asesinó a la única persona que le había importado en el mundo…

Siente cómo el aire empieza a faltarle, mientras con sus ojos oscuros recorre la extensión del rostro de la niña que tiene frente a sí, su cabello enmarañado, tan oscuro como la noche, sus ojos, orbes plateadas de inocencia que se abren anhelantes, su pequeña nariz, sus carnosos labios sonrosados, su piel pálida y perfecta…

Decide irse antes de cometer una tontería, pero nunca contó con que la magia, de la cual siempre se ha sentido orgulloso, le impediría moverse siquiera.

Con terror observa hacia todos lados, mientras lentamente levanta la vista y como un cubo de agua helada, observa el motivo de su falta de movimiento.

-Pero ¿Qué demonios…?-

Y ahí esta, tan verde como si estuviera recién cortado, burlándose de él, él que solamente quería darle una lección a la pequeña delincuente, él que quería… ya no sabe ni que quería.

Ahora se encuentra en un predicamento, pues sabe que aunque lance miles de hechizos, que grite, chille y patalee, no podrá moverse a menos que bese a esa niña.

¡Besarla!

¡Por Merlín!

Si es apenas una niña…

Ni siquiera quería voltear a verla, sabía bien que tendría una cara de terror y asco, pero en esas circunstancias no había otra cosa que hacer, ya vería Dumbledore cuando saliera de esta...

Viejo chiflado…

"Es mi oportunidad"-pensó la pequeña, quien de asustada y asqueada no tenía nada, algo en su pecho vibraba con violencia haciéndola estremecer de felicidad, como si hubiera ganado el mejor de los premios, como si hubiera aprobado todos sus TIMO´s.

Sabía lo que venía, sabía que él era muchísimo mayor que ella y no le importaba, que no era bueno ni decente estar deseando que su profesor de pociones –y encima jefe de su casa- la tomara entre sus brazos y la besara hasta el cansancio.

Se observaron durante largo tiempo, los ojos de él trataban de escudriñar dentro de la mente de ella, pero solamente topaban con un muro blanco, él no sabía porque pero, o esa niña era excelente en oclumancia, o realmente el estaba perdiendo sus facultades.

La mente de él trabajaba a marchas forzadas, tenía que encontrar un plan para zafarse de eso, pero desgraciadamente no había ninguna otra opción, además que de un momento a otro la fiesta terminaría y los alumnos regresarían a sus habitaciones.

Así que armándose de valor, la tomó entre sus brazos y acercando lentamente su rostro al de ella, unió sus labios apenas en un roce que mandó miles de corrientes eléctricas por todo su cuerpo, haciendo erizar cada centímetro del mismo.

Mientras tanto, ella con los ojos fuertemente cerrados, se dejaba hacer, sintiendo como su corazón amenazaba con escapar de su pecho, latiendo como desquiciado, las piernas hechas un temblor constante, suerte que el la sujetaba, si no hubiera caído al suelo.

La intención de él al principio fue solamente rozar sus labios, pero cuando lo hizo, su cuerpo le pidió más.

Quería más, más de ella, más de sus labios, de su esencia, de su persona.

Así que con un movimiento suave la apretó contra su cuerpo y trató de abrir sus sonrosados labios con su lengua, mientras ella le daba espacio al entreabrir los suyos.

Introdujo su lengua en la pequeña cavidad, acariciando la pequeña lengua de la niña con la suya, degustando su sabor a caramelo de fresa, el cual lo instaba a profundizar el beso.

Al contacto con la lengua extraña, la niña gimió, sonido que a los oídos de él fue una mezcla de canto celestial y algo siniestro, pues en cuanto lo hizo, una mezcla de vergüenza y culpa se apoderaron de él, y con un movimiento brusco, rompió el contacto de sus labios y la apartó de sí.

-Esto… no debió haber pasado…-dijo él, tratando de aclarar su mente y acallar los latidos de su corazón, un corazón que pensaba había muerto hacía tantos años atrás-es un error… es un enorme error-

Ella no entendía como algo tan maravilloso podría ser un error, pero no podía ni hablar, solamente atinaba a observarlo fascinada, pues ese había sido su primer beso, y por Merlín que había sido tal como lo había imaginado.

Él solamente atino a observarla un momento más, sin decidirse a dar una disculpa o retirarse sin decir nada y olvidar el asunto, decantándose por la segunda opción, dejándola parada ahí, en medio del pasillo, debajo de un muérdago marchito…


Bien... espero perdonen mi falta de inspiración en mis otros fics... trataré de actualizar más seguido... lo prometo...

Gracias mil por leer...

Knox...