- CAPITULO 1 -
Desde hace cinco años no he visto a mi padre, desde hace cinco años nuestra relación padre-hija se fue al caño. No siempre tuve una buena relación con mi papá, no después de que las cosas con mi mamá se pusieran color de hormiga. Desde que se fue juré que no volvería a verlo más, por lo que nos hizo, porque eso fue, nos abandonó. Pero ahora estoy aquí, haciendo una maleta para pasar las vacaciones de verano en su casa. Con su nueva familia, su nueva esposa y sus nuevos hijos. Creo que por fin recordó que tiene una hija en la ciudad y ahora quiere pasar tiempo de caridad con ella.
Pero esto no lo hago por que tenga la más mínima intención de pasar el tiempo con él. Simplemente lo hago por mi mamá. Fue ella la de la idea de que intentara establecer una buena relación con él. Tami es la mujer más maravillosa que he conocido y aunque no sea mi madre biológica la quiero como una. Mi madre verdadera murió cuando yo apenas era una bebe y mi papá se casó con Tami y ella me crio como si fuera su propia hija. Para ella es muy importante que tenga una buena relación con mi padre, simplemente para Tami todo lo que tenga que ver con la familia es importante.
-¿Ya empacaste todo? – mi mamá se asoma por la puerta. Mira con impaciencia su reloj de muñeca – Enserio Akane, si no te das prisa perderás tu vuelo y no pagare tu pasaje de nuevo.
Pongo los ojos en blanco y suelto una risita. Recuerdo que hace días habíamos comprado un boleto para el 15 de este mes, solo que lamentablemente me quede dormida y perdí mi vuelo y mamá tuvo que comprar otro.
Porque papá simplemente no quiso comprar otro boleto porque su hija era una irresponsable.
-Entonces me quedaré en casa – digo con la más inocente sonrisa. Mi madre pone los ojos en blanco –Esta bien, mira, ya termine. Podemos irnos ahora para volver más rápido.
-No digas eso, es tu padre – se cruza de brazos y se apoya en la puerta.
-Sí, un padre que nos abandonó y que escasas veces llama a preguntar por su hija. Lo único que se dé él es que paga mis estudios – cierro la maleta con algo de fuerza y salgo de la habitación arrastrándola con mala gana.
-Lo se hija, pero no debes guardarle rencor. Y por favor prométeme que te vas a comportar – me sigue hasta las escaleras y me frena el paso –Nada de comentarios sobre que es un mal padre, sabemos que lo es, pero no debes de recalcárselo todo el tiempo.
Su mirada es severa, sabe perfectamente que no voy hacer lo que ella dice. Porque sencillamente siempre digo lo que pienso, asi no le guste a alguien.
-Está bien, tratare de llevar las cosas con calma – suelto un suspiro y bajamos las escaleras –aún no se cómo me convenciste de hacer este viaje ¿Acaso te quieres deshacer de mí? – la miro acusatoriamente, ella suelta una carcajada y me abraza por los hombros.
-No digas eso, si hubiera querido deshacerme de ti hubiera inventado otra cosa o te hubiera mandado a vivir con tu padre, cosa que no le deseo a nadie. Ya es mucho castigo enviarte con el, pero Dios sabe que es lo correcto.
De camino al aeropuerto charlamos sobre las cosas que no puedo hacer legalmente, como ingerir alcohol, ir a lugares que son prohibidos para los menores de edad, tampoco tomar el tren sola, mi madre no para de hablar sobre lo bueno y lo malo de estar en Nerima. Sé que no es un lugar muy grande pero tampoco es muy pequeño. Mi padre vive en una villa muy acomodada económicamente. Se que tiene un buen empleo y creo recordar que en una de sus escasas y cortas llamadas había mencionado que su esposa es una de las mejores abogadas de la ciudad. También me había dicho que ella tiene dos hijos no recuerdo sus nombres ni sus edades, pero creo que son menores que yo. Convivir con mi padre y su nueva familia va a ser un martirio. Espero que estas ocho semanas pasen volando
Alcance a tomar mi vuelo, por suerte y no lo perdí porque llegamos tarde. Mamá no se le da muy bien el conducir y nos demoramos buscando un lugar para estacionar y accidentalmente chocó un poco con otro vehículo y estuvo discutiendo con un tipo. Después de que nos despedimos casi llorando por fin tome mi vuelo. No son muchas horas pero las voy aprovechar escuchando música.
-¡Y no fumes hierba! – grita a todo pulmón.
Tapo mi rostro con la mano mientras arrastro mi maleta. A veces a mi madre se le da bien avergonzarme delante de mucha gente. Le hago un gesto con la mano y me voy.
..
Arrastro mi maleta por la cinta transportadora, no me he quitado los audífonos desde que subí al avión. Varias personas pasan a mi lado buscando con la mirada tal vez algún familiar o algún amigo con el que quieran pasar las vacaciones, todos se ven tan emocionados. Algunos están serios y van deprisa, motivos de trabajo tal vez. En cambio yo, estoy tratando de demorar lo más posible ya que cuando vea a papá tendré que hablar con él y eso sería algo incómodo, es decir, no tengo muchos temas de conversación para tratar con él.
-¡Akane! – escucho mi nombre e inmediatamente reconozco la voz de mi padre. Siento como una corriente recorre mi espina. Llego la hora.
Respiro hondo y busco con la mirada la dirección de la voz. Mi padre está alzando su mano llamando mi atención. Fuerzo una sonrisa simpática y me dirijo hacia el. No ha cambiado mucho en cinco años. Solo su cabello tiene algunas canas y se dejó crecer la barba.
Su mirada es seria, no tiene arrugas en sus ojos, no las arrugas que forman cuando sonríen porque están felices de ver a alguien. Y mucho más si ese alguien se trata de su propia hija. Se lo ve tan incómodo como yo y notablemente nuestras sonrisas son falsas.
-Hola – no me acerco abrazarlo, nunca nos dimos esas muestras de afecto.
-¿Cómo estuvo tu vuelo? – el también parece incomodo como yo.
-Bien – asiento lentamente. Mira hacia todos lados como si buscara una ayuda divina sobre cómo tratar a su hija de dieciséis -¿Cómo estás tú?
-¿Yo? Pues bien. Veo que te cortaste el cabello, me gustaba más largo – automáticamente paso mis dedos por mi cabello.
Lo corte desde que él se fue, ya que decía que le gustaba mi cabello largo porque me parecía mucho a mamá, lo corté para no darle el gusto.
-Me gusta más corto – me encojo de hombros.
Asiente con la cabeza y suelta un suspiro.
-Bien, vamos para que descanses en casa. Nodoka está ansiosa por conocerte y preparo una cena especial – toma mi maleta sin preguntar y camina hacia la salida.
Así que se llama Nodoka. Cuando papá se casó no tuvo el detalle de invitarme a su boda, es normal que no invite a su ex esposa ya que sería raro ¿Pero que no me haya invitado a mí? ¿Por qué no me dijo "hija quieres lanzar las flores en mi boda"? me hubiera negado, pero la intensión en lo importante. Eso es algo que nunca entenderé de él. Seguramente quiere más a sus hijastros que a mí.
El auto de papa es una belleza, él tiene un buen empleo y veo que le está yendo muy bien. No me abre la puerta del auto así que subo. El trayecto hacia la nueva casa donde me voy a quedar por las vacaciones es un poco largo, donde vive es alejado de la ciudad. Mientras el guarda silencio y de vez en cuando haciéndome preguntas cortas sobre cómo voy en la escuela, como esta mi mamá, si me estoy portando bien yo aprovecho para mandarle un mensaje a Yuka, mi mejor amiga. Estuvimos muy triste porque tuve que venir y teníamos planes para las vacaciones.
-Me tienes que contar absolutamente todo ¿de acuerdo? – fue lo último que dijo cuándo colgamos.
Le envió un rápido mensaje mientras mi papá sigue hablando.
Estoy con mi papá, esto supera lo incómodo.
Segundos después ella responde.
Me lo imagino con su cara larga diciéndote que te has portado mal como siempre. Aguanta amiga, y si no lo soportas yo iré a rescatarte.
-¿Escuchaste lo que te dije? – pregunta en un tono más alto mi papá cuando se da cuenta de que no le estoy prestando atención.
-No, ¿Qué dijiste?
Su boca forma una línea severa, noto como aprieta las manos en el volante. Se perfectamente cómo sacarlo de quicio a mi papá.
-Quiero que te lleves bien con tus hermanos y con Nodoka.
-Ellos no son mis hermanos – acento en la palabra hermanos –Son mis hermanastros y si, tranquilo, me portaré bien.
La ciudad no esta tan mal, pero obviamente no se compara en nada con el centro de Tokio. Aquí parece que todo es más tranquilo, pasamos por un parque y ya estoy ansiosa de salir y conocer el lugar. La gente está tranquila, caminando de lo más relajado en cambio de donde yo vengo todos parecen tener prisa y estar de mal humor. El aire es fresco y hace que mi cabello dance con el, he visto varias tiendas donde tengo pensado gastar la tarjeta de crédito de papá, cuando le diga que quiero comprar cosas que necesito. No es que me guste comprar, solo que lo hago por fastidiarlo. Entramos en una villa, el portero saluda con un gesto a mi papá, él le devuelve el gesto y entra. Valla, a él si le sonríe. Hay muchas casas, incluso hay departamentos, edificios grandes y algo rústicos. Las casas son grandes y al parecer lujosas. Veo personas paseando a sus perros –de raza debo decir- y muchos niños correteando por las calles. No pasan muchos carros por este lugar. Mi padre me indica que la casa de la derecha en toda la esquina es de él. Es enorme, es de color blanco y la entrada hay muchas plantas dándole un toque hogareño que no va para nada con la personalidad de mi padre, seguramente lo hiso su esposa.
Hay dos autos fuera de la casa, vaya, además tienen tres autos. Miro de reojo a mi papa y parece sonreír, creo que está contento de que llegó a casa y va a poder ver a su esposa e hijos.
-Bien, llegamos – suelta un respiro antes de bajar del auto -¿Estas lista para conocer a la familia?
-Muero de ansias – digo de la forma más sarcástica posible.
Mi papá saca mi maleta del auto y nos dirigimos hacia la casa. Pasamos por la entrada y me fijo en cada detalle, hay un camino donde el suelo es de mármol que lleva hasta la puerta de la casa, las plantas están tan bien cuidadas que los colores realzan, es muy bello. Veo una espada de juguete y una pelota de básquet, dirijo mi mirada a la casa, es más grande a medida que te acercas. La puerta es enorme y de aquí puedo sentir el olor de la cena. Parece que la esposa de mi papá se está esforzando por quedar bien.
-Ya llegamos – anuncia mi padre.
Escucho el golpeteo de unos tacones, de la habitación de la derecha sale una mujer de cabello castaño y ojos azules. Nos sonríe al instante en vernos. Lleva un mandil de cocina y me fijo en que debajo del mandil lleva un traje de trabajo, es muy formal. Ella arregla su cabello rápidamente y se nos acerca con los brazos abiertos.
-¡Que emoción que ya llegaran! – Me abraza y me toma por sorpresa porque no sé cómo reaccionar –Por fin te conozco Akane, no sabes la alegría que me da conocerte al fin ¿Cómo estuvo el viaje?
Me separo de ella con un poco de dificultad y tratando de no notarme nerviosa.
-Estuvo bien, estoy algo cansada – miento, pero lo único que quiero es ir a mi habitación y encerrarme.
-La cena ya está lista, puedes comer algo y subir a descansar - me gusta la sonrisa de Nodoka, por lo menos no tiene la actitud seca de papá como imagine –te presentaré a los chicos.
-en un segundo regreso – dice mi papa apoyando su mano en mi hombro y sale de la habitación.
-¡Ranko! ¡Ranma! – Grita hacia las escaleras –te van a caer bien – dice guiñándome el ojo.
En el instante que Nodoka alzo la voz se escucharon unas pisadas que bajaban a toda velocidad. Alcanzo a ver a una pequeña pelirroja, mirándola bien calculo que tiene unos diez años, la misma edad que tenia cuando papá se fue. Frena enseguida al verme y ahora camina más civilizada.
-Ranko, ella es Akane, la hija de Soun – nos presenta. Ambos me sonríen y se acercan.
-Hola- murmura Ranko.
-Ranko es un poco tímida- me explica con una sonrisa nerviosa.
-No se preocupe está bien – Ranko sonríe aún más tímida.
-Qué raro, Ranma no ha bajado aun – dice con las cejas fruncidas mientras mira hacia las escaleras.
-El se fue, me dijo que no dijera nada – Ranko guarda silencio un rato mientras reacción al ver que metio la pata – ups – se tapa la boca con las manos.
Nodoka suelta un suspiro largo.
-Le dije claramente que no saliera, se suponía que hoy era una noche importante.
-¿De nuevo se escapó el mocoso? – mi papá entra a la habitación con una manzana a medio comer.
Abro los ojos con sorpresa al ver como mi padre se refiera al hijo de su esposa ¿Acaso no es falta de respeto?
-Se fue con Shamppo – comenta Ranko desde el pie de las escaleras –Dijo que tenía una cita.
-Seguro y regresa ebrio como siempre – papá suelta un sonoro "JA"
Le mando una mirada asesina, por hablar así de un hijo que no es suyo. Miro a Nodoka esperando una reacción y ella solo niega con la cabeza sin prestarle atención a mi papá.
-Bien, entonces cenaremos sin Ranma – de pronto vuelve a sonreír y su amargura desaparece. Me siento más incómoda aun –Ranko, ¿por qué no llevas a Akane a su habitación? Ponte cómoda Akane, y baja para cenar.
Papá no dice nada y vuelve a desaparecer de la habitación. Ranko me sonríe y me hace una seña para que la siga. Sonrió por última vez a Nodoka y esta me devuelve la sonrisa pero con algo de tristeza, al parecer su hijo es un pequeño desastre.
La curiosidad me invade a medida que subimos hasta mi habitación. Asi que decido aclarar las dudas un poco y conocer a la nueva familia.
-Y dime Ranko, ¿Qué edad tienes? – ella voltea y me mira por encima de su hombro. Su cabello rojizo es precioso.
-Tengo once, recién los cumple el mes pasado.
-Hum… y ¿tu hermano? – trato de llegar suave al tema de su rebelde hermano.
-Él tiene dieciséis, cumplirá diecisiete en un mes – así que es mayor que yo por un año.
-¿Y siempre sale? Veo que a tu mamá le preocupa un poco.
Ranko se detiene en una puerta y me sonríe.
-Esta es tu habitación, ponte cómoda para tu mala suerte el cuarto de Ranma está a lado del tuyo y el suele poner música muy alta – suelta una risita y siento que se burla de mi mala suerte.
-Qué lindo… - comento incomoda.
Abre la puerta y entra antes que mí. Arrastro mi maleta con algo de pereza, suelto un silbido. Esta habitación es mucho más grande de la que tengo en mi casa en Tokio, tiene una ventana que asoma a un balcón, hay helechos colgando de él. La cama está en el centro y hay una tele y un pequeño sofá pegado a la pared. Me gusta mucho el color de la habitación es como un marrón oscuro, hay una cómoda y lo que más me gusta es que tiene su propio baño.
-El baño no sirve por cierto – dice Ranko cuando me ve que estoy mirando hacia el baño.
Mi sonrisa se borra de inmediato.
-¿Dónde me bañaré?
-Frente a tu cuarto está el baño, puedes usarlo.
-Bien, entonces lo usaré después de cenar – suelto un suspiro, me hubiera gustado mucho tener mi propio baño. No siempre tienes un baño en tu habitación.
-Dejaré que te cambies – Ranko se detiene en la puerta y me mira – Por cierto, respondiendo a tu otra pregunta. Ranma siempre hace lo que quiere, no creo que te caiga bien, es algo odioso pero por lo menos a mí me trata bien.
Dicho esto sale de la habitación.
Bien, pues tengo una hermanastra que es linda y simpática, pero también tengo un hermanastro que por lo visto es un grosero y nos vamos a llevar mal. Pero, aun no lo conozco, tal vez cuando lo conozca no sea tan malo.
Tiro la maleta a la cama y mi bolso también. Quede en hablar con mama y Yuka apenas llegara así que me dispongo a ello.
-No sé por qué vine, no sé porque me dejé convencer de ti – suspiro. Estoy acostada en la cama hablando con mi madre.
-Es tu padre hija – dice por enésima vez.
-Pero yo prefiero estar contigo, allá, tal vez en este momento estuviera en el cine con Yuka. Pero ¿Sabes qué? No, no estoy allá porque estoy en una habitación gigantesca, deseando no bajar para comer con mi padre y sintiéndome extraña y sola y todo porque tú me obligaste a venir.
Mi mamá guarda silencio, sé que en este momento se siente mal por mí. Entonces me doy cuenta que estoy haciendo las cosas mal con ella. No me gusta que se ponga triste por mi culpa. Ella siempre hizo de todo por tratarme de la mejor manera, por educarme como su propia hija, le debo mucho. Cierro los ojos con fuerza.
-Lo siento, solo que… me siento extraña aquí, me siento extraña con papá y con su nueva familia –ahogo un suspiro – me siento tan desplazada.
-Lo sé Akane, pero, entiende que es tu padre es tu única familia y…
-¡Tú también eres mi familia! Eres mi mamá – la cortó.
-Pero no soy tu verdadera madre y lo sabes, yo te amo como mi hija pero quiero que tengas lazos con tu padre biológico. Lo único que te pido es que te lleves bien con el ¿Puedes hacer eso por mi?
Se me parte el corazón cada vez que Tami habla sobre que no es mi verdadera madre. Odio cuando se pone en ese plan.
-Mira, tengo que bajar a cenar, luego hablamos – se me hace un nudo en la garganta y cuelgo antes de ponerme a llorar.
Tomo un gran respiro y me siento en la cama grande que me dio mi papá. Trago en seco y hago lo posible por no llorar. Es difícil para mí en ocasiones tratar de convencer a Tami que es mi madre, ella siempre dice que hay que querer a mi padre por mucho que nos haya abandonado.
Sé que no recuerdo mucho a mi madre biológica, sé que en mi diario guardo una foto de ella de cuando era joven pero, prefiero guardarla y mirar a Tami. La mujer que siempre estuvo ahí para mí y siempre se sacrificó por sacarme adelante sin papá. Aunque él lo único que hacía era pagar mis estudios y mi madre se encargaba de mis necesidades básicas. Por eso también le guardo un poco de rencor a mi padre, ya que Tami tuvo que buscar dos trabajos para pagar la casa y los gastos de los servicios.
No sé cómo podré convivir mucho tiempo con mi padre después de todo lo que Tami y yo pasamos. Me levanto sin nada de entusiasmo para la cena. La casa es silenciosa y eso no me gusta. No me gusta estar en una casa tan grande, me siento aún más sola.
Caminando por el pasillo, veo las fotos familiares. Mi padre con su esposa el día de su boda, mi padre cargando a Ranko sobre sus hombros. Miro la foto fijamente y siento como mi corazón se encoje, a mi padre se lo ve tan feliz y a su hijastra también ¿Por qué nunca fue así conmigo? Tengo pocos recuerdos de mi padre siendo cariñoso conmigo. Siempre me pregunte el porqué, siempre fue distante conmigo. Creo que nunca lograré entenderlo.
Toco la foto despacio, y en el fondo de mi corazón desearía que esa pequeña que tiene en sus hombres hubiera sido yo.
Me alejo de la fotografía y sacudo mi cabeza evitando que salgan las amargas lágrimas. Ya he desperdiciado mi niñez llorando por causa de mi padre. No voy hacerlo ahora.
-¿Akane? – escucho la voz de Ranko. Ella está al pie de la escalera, se la ve un poco preocupada, como si no supiera si acercase o mantearse alejada.
-Ya estaba bajando a cenar – trato de sonreírle, pero, en este momento es imposible.
-Bien – ella busca algo con la mirada. Sé que no está buscando nada, solo se siente un poco incomoda –Akane, quiero decirte que… que es lindo tener a otra chica en la casa y quería saber… si quisieras ir conmigo al cine mañana.
Ranko me sonríe y me encanta. Es una persona muy linda, aunque sienta un poco de celos por tener el amor que mi padre no quiso darme, sé que no tiene la culpa.
-De acuerdo, así me muestras un poco la ciudad.
-Bien, mañana entonces – sonríe mostrando los dientes y baja corriendo.
Estamos sentados esperando la comida que Ranko y Nodoka están sirviendo. Me dejaron a solas con mi padre, según Nodoka para ponerme al día con él. Pero lo que ella no sabe es que dejándonos solos hacen que la convivencia sea más incómoda. Juego con el tenedor sin mirar a mi padre, aún estoy resentida por la foto.
-¿Cómo vas en la escuela? – mi papá aclara la garganta.
-Bien.
-¿Tienes buenas calificaciones? – lo miro de reojo y veo que esta algo inquieto.
-Eso deberías de saberlo ya que eres tu quien paga mi escuela.
Mi papá pone los ojos en blanco y suspira.
-Es imposible hablar contigo, solo estoy tratando de saber cómo estas – su voz suena un poco fuerte.
Respiro tratando de calmarme.
-Estoy bien, y estoy bien en la escuela y tengo bunas calificaciones por si te interesa.
Mi padre no dice nada después de un momento.
-Bien. Me alegra mucho.
Lo miro de reojo de nuevo y veo que está sonriendo, pero sin mirarme.
-Miren que delicia preparé. Tu padre me dijo que las ostras fritas son tu comida favorita.
Parpadeo por unos segundos ¿Qué las ostras fritas son mi comida favorita? Tiene que haber un error. Al contrario. Odio los mariscos.
Lo miro a el y luego miro a Nodoka. Ella tiene una enorme sonrisa al igual que Ranko. Me pasa mi plato y siento como el olor del marisco me dan nauseas. Le lanzo una mirada asesina a mi padre, el me mira también pero en su mirada hay incomodidad, se muerde el labio y niega con la cabeza. Creo que quiere que finja que las ostras fritas si son mi comida favorita.
-¿Qué te parece, Akane? Con Ranko estuvimos buscando por todos lados las mejores ostras y mira, las pudimos conseguir.
Me da lástima por Nodoka, hizo con tanto esfuerzo la comida que más asco me da. Le sonrío y asiento con la cabeza.
-Se ve delicioso.
Creo que voy a vomitar.
Hago mi mayor esfuerzo por comer solo un poco.
-Deliciosa – la manera más fácil de pasarte la comida es tragando sin respirar y eso es lo que hago durante la cena.
En fin, me tome como cinco vasos de agua alegando que mi fascinación por los líquidos la herede de papá. Nodoka me pregunta que tal voy en la escuela y me habla sobre salir a pasear por el centro y conocer los alrededores. Mi padre casi no dice nada durante la cena y lo que es extraordinario ya que no tengo ganas de hablar con el por hacerme esto.
-Creo que ya voy a dormir – me levanto después de terminar y todos están de acuerdo con que me retire.
Ha sido un día largo. Un viaje largo, un incómodo momento con papá, ver sus fotos familiares y aguantar la cena de hoy. Creo que tuve suficiente por un día.
Subo a mi habitación y me recuesto un rato, tomo mi teléfono y trato de escribirle un mensaje a Yuka pero los parpados me pesan y me quedo dormida. No sé cuándo tiempo pasó pero cuando despierto todo está en absoluto silencio y las luces del corredor están apagadas. Me levanto y miro la hora. Son las doce de la noche. Tengo ganas de darme un baño antes de ponerme el pijama y descansar.
Abro la maleta y busco entre mis cosas el pijama de patitos que me regalo Yuka antes de irme, es un short y una blusita amarillas con un dibujo de patito. Tomo mis cosas de aseo personales y me dirijo al baño. Abro muy despacio la puerta y salgo sin hacer mucho ruido. No sé dónde estará el cuarto de papá creo que en el otro lado del corredor. Bueno, si es así, mucho mejor para mí.
Me miro en el espejo del baño y veo que tengo ojeras, sacudo mi cabello y hago un moño con él. No me lo lavare por hoy. Me quito la ropa y me meto a la regadera. También hay una bañera pero creo que sería mucho tiempo perdido esperando que se llene y luego meterme como por una hora. Así que decido lo más rápido.
Enjuago mi cuerpo una y otra vez disfrutando la cálida agua. Salgo de la ducha y seco mi cuerpo parte por parte. Levanto una pierna encima del lavabo y voy secándome poco a poco.
De pronto, hay un chico de pie delante de mí. Con una toalla encima de su hombro, la mano en la perilla y mirándome con los ojos muy abiertos. Sencillamente no puedo reaccionar, no puedo mover ni un musculo y siento que mi corazón se ha detenido. Lentamente el chico sale de la habitación cerrando la puerta de paso. En ese momento ciento como suelto el aire que estuve conteniendo no sé por cuánto tiempo. Mis piernas me tiemblan y el corazón me late con mucha rapidez. Agarro con fuerza la toalla contra mi pecho y no puedo pestañar.
Un maldito chico acaba de verme desnuda.
