Bella estaba sentada entre las flores azules y amarillas que adornaban nuestro prado secreto, su pequeña mano izquierda acariciaba los feos círculos morados que estaban en su brazo derecho. Según mi mejor amiga, de tan solo 6 añitos, se había caído de las escaleras pero yo ya era un niño grande de 7 años y sabia que no era cierto, su papi se había enojado porque ayer había llegado tarde por mi culpa, habíamos estado jugando a las escondidas y se nos había hecho tarde para la comida.
-Lo siento, Bellita- me disculpe mientras sentía como lagrimas se agolpaban en mis ojos verdes, me las limpie rápidamente con las manos mientras fruncía mi ceño, un hombre nunca llora…
O al menos eso había dicho el hombre musculoso que estaba en la película que había visto ayer con mi hermano mayor Emmett y mi papi Carlisle.
Ella levanto sus grandes ojos marrones hacia mí con una sonrisa que me hiso sonreír a mi también, Bella era una niña muy bonita, no entendía como su papa podía tratarla así. Tenía un largo cabello color castaño, a veces su mami le ponía bonitos adornos en el cabello, casi todos eran de color azul porque era el color favorito de mi amiga, sus ojos eran grandes círculos cafés adornados con sus largas pestañas, su nariz era chiquita y a veces la molestaba diciéndole que tenia nariz de conejo, pero la verdad era que me gustaba que su nariz fuera chiquita, no como la de nuestra compañera Jessica que parecía zanahoria, la piel de mi amiga era demasiado pálida pero aunque pasara días enteros bajo el sol nunca se pondría morenita, su mami decía que era algo de su herencia genética, la verdad no sé qué es eso, por parte de los Dywer, la familia de la mami de Bella.
-No te preocupes, Eddie- torcí la boca al escuchar el apodo que mi hermano Emmett me había puesto hace una semana y que odiaba porque parecía de niño chiquito y yo ya era grande- no fue tu culpa, yo me escondí en un lugar muy difícil y no me encontraste a tiempo- me dijo con algo de felicidad por haberme ganado, pero la verdad era que todo el tiempo supe donde estaba pero siempre le ganaba así que la deje ganar solo esta vez, era por eso que me sentía culpable por lo que le había pasado a Bella.
Le sonreí y ella también me dedico una sonrisa que mostraba el hueco que tenia porque su diente se había caído, cuando se le cayó estábamos jugando al caballero y a la princesa, ella se había puesto a llorar porque pensó que ya nunca iba a poder comer las ricas galletitas que mi mami cocinaba, pero después yo le había explicado que otro dientito iba a aparecer y que si dejaba el diente viejo en su cama el ratón de los dientes le dejaría dinero, contenta me había dicho que haría eso mismo en la noche y me había dado un abrazo, ese dia había sido una de los mejores…
-¡Bella!- exclame con alegría cuando recordé que tenía un regalo para ella- te…te compre algo- le dije mientras sentía el tonto rubor subiendo a mi cara- bueno…mi mami me dio el dinero pero yo lo elegí- confesé con una sonrisa tímida mientras sacaba el collar que había visto en la joyería a la que mi mami iba a comprarse aretes y todas esas cosas, cuando lo vi, la cara de mi amiga había aparecido en mi mente y le dije a mi mami que lo comprara para ella.
-¡Oh es muy bonito!-chillo con alegría cuando se lo di, según me había dicho mi mami era de oro, tenía un corazón con las iniciales E&B grabadas en el, era como un símbolo de nuestra amistad- Muchas gracias Edward- me dijo con lagrimas en los ojos pero con una sonrisa que borro la preocupación en mi, al principio pensé que lloraba porque en verdad no le había gustado pero entonces recordé que una vez ella me había dicho que a veces lloraba porque estaba feliz y la sonrisa que tenia me confirmaba que era por eso.
-De nada, Bellita- le dije mientras la abrazaba- eres mi mejor amiga por siempre….te…te quiero- le dije tímidamente durante nuestro abrazo, me separe de ella y pude ver como una enorme sonrisa estaba en su rostro.
-También eres mi mejor amigo por siempre y para siempre, caballero Edward- me respondió haciendo que sintiera cosas extrañas en mi estomago- También te...qui...quiero- agrego mientras sus mejillas se coloreaban de rojo haciéndola ver más bonita de lo que ya era, aunque ella pensara que eso la veía hacer como un tomate, yo pensaba que era un tomatito adorable.
Mire a mi alrededor buscando algo para jugar pero lo único que vi fueron flores y arboles, sonreí al recordar como habíamos descubierto este bonito lugar.
Bella y yo habíamos decidido jugar a la mancha, un juego en el que tenias que correr y no dejarte tocar por los otros niños que jugaban, como mi casa está en el bosque decidimos jugar en el, Bella salió corriendo mientras gritaba de alegría yo era el que tenía que atraparla así que corrí lo más rápido que pude hacia ella pero mi amiga era realmente rápida cuando lograba correr más de un metro sin tropezarse, casi siempre terminaba tropezando, cuando por fin pude atraparla nos dimos cuenta que no estábamos nada cerca de la casa pero estábamos en un lugar 'mágico' como había dicho Bella, un prado lleno de flores amarillas y azules era todo lo que mis ojos maravillados podían ver, había otras florecitas de colores eran más chicas pero igual de bonitas.
Desde ese dia mi mejor amiga y yo veníamos a este bonito lugar, habíamos decidido que no le diríamos a nadie sobre él, ni siquiera a mi hermano o la hermana de Bella, Alice, porque seguramente se encargarían de decírselo a todos los niños de la escuela y todos vendrían aquí y lo arruinarían por completo, era como nuestro de secreto de amistad y eso me gustaba, porque lo convertía en nuestro lugar. El prado de Edward y Bella.
-¿Edward?- me hablo Bellita con una sonrisa de lado que iluminaba su rostro- yo…ayer Alice me obligo a ver una película de esas que le gustan- me dijo mientras sus ojos bajaban a sus manos que jugaban con una flor azul como si fuera lo más interesante del lugar- y vi algo…que…quiero intentar- agrego mientras sus mejillas se volvían como dos tomates, sonreí para darle confianza y me dijera que cosa quería intentar, yo lo intentaría con ella- bueno…quisiera saber si…- cayó por un momento y despego su vista de sus manos para verme a los ojos- ¿tegustariabesarme?- pregunto rápidamente pero, con algo de esfuerzo, logre captar lo que mi mejor amiga había dicho…
¡Ella quería que nos besáramos!
La mire durante unos segundos que parecieron horas esperando a que me dijera que era una broma, de las que muy raramente me hacía, pero no dijo nada, tan solo me veía con sus adorables mejillas sonrojadas, fue entonces que mire sus labios y me pregunte ¿Por qué no? Es decir, es mi mejor amiga, Bellita es muy bonita y la persona a quien quiero más, siempre estamos juntos y nos divertimos demasiado…
Sin pensarlo uní mis labios sobre los de ella mientras sentía una sonrisa de ella, moví mis labios como había visto a mis papis hacerlo, aunque antes me daba asco ver como mis papis lo hacían, ahora me…gustaba besar, me alegre de darle mi primer beso a Bella y que ella me diera su primer beso a mí porque era algo que nunca se olvida, según mi hermana mayor Rosalie.
Nos separamos porque ya no podíamos respirar, cuando abrí los ojos, ni cuenta me di cuando los cerré, vi a Bella y ya no la vi como mi mejor amiga, tenía sus ojitos cerrados, las mejillas sonrojadas y sus labios estaban más rojitos que antes, sentí las mismas cositas en mi estomago que cuando me había dicho que me quería.
Mire sus manos y una idea se me cruzo por la mente, entrelace sus deditos con los míos y ella abrió los ojos con sorpresa y yo le sonreí torcidamente como una vez me había dicho que le gustaba y ella solo le atino a sonrojarse y agachar la cabeza con una sonrisa.
-Te quiero mucho mi Bellita- le dije con una sonrisa tímida porque por primera vez no la quería como a mi mejor amiga, la quiera como más que eso y era un sentimiento lindo…
-Yo también te quiero mucho Edward- me confesó haciéndome el hombre, o mejor dicho niño, más feliz del mundo ¡ella también me quiere! La abrace expresando lo mucho que la quería, no sé porque no pude darme cuenta de este sentimiento antes.
Tanto me gusta este sentimiento que siento por ella y al parecer ella por mí que me encargare de hacer que lo sintiéramos por el resto de nuestras vidas, es una promesa y la primera que en verdad tomare enserio, no como cuando prometí no comerme las galletas de chocolate que mi mami había hecho para Emmett cuando él estaba enfermo porque al final termine comiéndome las galletas.
Pero esta vez la cumpliría y para toda la vida.
¿FIN?
